La publicación recientemente del discurso de García Lorca en la inauguración de una biblioteca en un pueblo de Granada en 1931 [1], me lleva a hacer algún comentario sobre lo que decía el autor asesinado por los fascistas. García Lorca declara que los libros son tan importante o más que el pan. La frase de […]
La publicación recientemente del discurso de García Lorca en la inauguración de una biblioteca en un pueblo de Granada en 1931 [1], me lleva a hacer algún comentario sobre lo que decía el autor asesinado por los fascistas. García Lorca declara que los libros son tan importante o más que el pan. La frase de Lorca «si tuviese hambre pediría, en vez de un pan entero, medio pan y un libro», manifiesta la importancia de las dos cosas juntas, lo que sería un objetivo en sí mismo, con todas las salvedades, pero también enseña un lado de Lorca, el autor no pasó hambre, su condición de clase burguesa, de clase poseedora de los bienes que faltaban a la mayoría le salvó de ese sufrimiento. No niego la importancia de la lectura, aunque diría que según qué lectura, en 1931, tampoco la niego hoy, vuelvo a repetir, según qué lectura, y, salvando las distancias entre una sociedad y otra, medieval aquella, capitalista esta, en España la media de edad en las primeras décadas del siglo XX estaba en los 35 años. ¿A qué era debido?. Usted y yo lo sabemos, no hay excusas. Como he repetido la frase «según qué lectura», habría que preguntar qué lecturas eran y son importantes para salir de la ignorancia, porque hay muchas, la mayoría, que llevan a quien lee a caer en ella aún más profundamente. Los libros, de por si, no son tablas de salvación -un autor al que estaba entrevistando declaró «el arte es una forma de salvación», y yo me pregunté: «El arte?, ¿qué arte?, ¿de qué nos salva el arte etéreo? ¿o a quién salva lo vago y de qué? ¿es arte lo que no aporta nada a lo que ya hay, o es estética, es decoración? ¿a qué llamamos arte?»- creo que el pan, en primera instancia, salva más. Algunos libros ayudan a los trabajadores, pero la mayoría de los que tenemos a nuestro alcance se escriben, alguien los escribe, para airear y sostener las ideas conformistas, las que no avanzan sobre lo existente, las ideas que no son críticas, las que repiten, refuerzan, engalanan el poder de los explotadores.
Supongo que García Lorca quería hacer valer, ante las gentes del pueblo en que se inauguraba aquella biblioteca, la lectura como posibilidad. Recuerdo que Gorki, en «Mis universidades», libro magnífico, escribía que se aburría con la lectura de Stuart Mill, porque lo que Mill trataba de explicar era lo que Gorki había vivido y vivía, lo que conocía, lo que sabía, pues él era obrero; con esto quiero subrayar la importancia de la conciencia de clase, de la conciencia histórica y social que hayamos adquirido, para emplear con la lectura. Lorca fue un republicano, una persona preocupada por la situación del pueblo trabajador, pero no fue un republicano revolucionario, no confundamos.
Lorca, en su discurso, hace otra afirmación con la que no puedo estar más en desacuerdo, y esta tiene que ver con la elección del autor literario, pone a Dostoievski como ejemplo de escritor-lector represaliado, y como ejemplo de «revolucionario», «que hizo más por la revolución que el mismo Lenin». Y aquí esta el quid de la cuestión. Se ha dicho de Dostoievski que fue precursor de Kafka, pero más allá de la exposición de los análisis sicológicos ¿puede sostenerse tal cosa?. Dostoievski fue un moralista, y las ideas que propaga bajo sus argumentos muestran un preocupación humanista, pero ¿qué clase de humanismo? ¿un humanismo transformador?, para nada. ¿Dostoievski era precursor de Kafka? Kafka sí cuestionaba el sistema; más aun, Dostoievski ha sido considerado en Rusia como un autor irregular, parte de sus escritos son verdaderos folletines, escribió durante mucho tiempo novelones en los periódicos para ganarse la vida, algo digno pero que no hace trascender su obra, y mucho menos como la de Kafka; sobre esto volveré un poco más adelante. Por lo que respecta al término «revolucionario» y «que hizo más por la revolución que el mismo Lenin», solo se puede decir que Lorca no sabía de lo que hablaba, esas palabras cuestionan su mismo discurso y hasta su misma fama de persona de izquierdas hasta nuestros días, Lorca era un populista, y un republicano moderado. Un pequeño apunte de la vida y la actitud de Dostoievski ante la realidad que le tocó vivir: nació en una familia perteneciente a la nobleza, y en su juventud tuvo relación con un grupo de revolucionarios rusos que se fijaban en los socialistas utópicos y en las conquistas de la revolución francesa; debido a las infiltraciones policiales el grupo fue detenido y condenado a muerte, para, ante el mismo pelotón de fusilamiento, anunciárseles que se les conmutaba la pena por años de cárcel y trabajos forzados en Siberia. En prisión sí leyó, Lorca dice que pedía «libros, libros, libros», y los biógrafos indican que tan solo leyó y releyó la Biblia, la Biblia sí, y lo hizo con tanto entusiasmo que al ser puesto en libertad salió convertido en un cristiano que hoy llamaríamos fundamentalista; se hizo defensor a ultranza de la iglesia ortodoxa, tuvo a partir de entonces una gran amistad con el Rouco (capo de la iglesia católica ultra en Madrid)de Moscú, y defendió con el mismo ahínco el régimen zarista, monárquico. En sus obras -se ha reeditado hace muy poco «Diario de un escritor»- se ciñe a lo establecido y ante el lector presenta problemas para los que propone vivir dentro del orden, o, dice muchas veces que los obreros y los patronos tienen los mismos vicios, los mismos defectos, es la filosofía burguesa, muy extendida, de humanismo abstracto, es la niebla de que «todos» somos iguales, el discurso que distrae y da esquinazo a las causas. Dostoievski muestra la tensión interna en sus personajes y la injusticia que arranca del entorno, para estar llamando al control y a la sumisión al orden establecido. Los conflictos los conduce a la esperanza en Dios. Pero además, Dostoievski estaba contra la política que defendía la razón y la ciencia, era coherente con lo que he dicho en la línea o líneas anteriores, declaraba que la revolución creaba una confusión de valores, sostenía que el Estado moderno, que tomaba como fundamento la legalidad, era un imposible. Sobre la Comuna de París escribió en una carta a Nikolai Nikilaievitch Strakohv el 18 de mayo de 1871, que la Comuna de París es el modelo de lo que destruye la moralidad, que desintegra la política y la sociedad. Dostoievski no es un revolucionario como nos dice Lorca. ¿Pensar de ese modo le hace a uno revolucionario?.
Dostoievski se fue de Rusia, pero no se fue por estar contra el Zar, ya se ha dicho que salió de la cárcel defendiéndole, sino porque era un jugador empedernido y las deudas de juego ponían tras él a los que debía dinero, y en Rusia eso significaba penas muy graves. Cuando Lorca declara que fue más revolucionario, o que hizo más por la revolución rusa, «que el mismo Lenin», manifiesta una ignorancia absoluta de Dostoievski, de su obra y su actitud ante la sociedad y la lucha de clases de su tiempo, y un desconocimiento absoluto de Lenin. Dejando aparte anécdotas como las del juego y actitudes como la de su interés por aparecer en las fotografías con poses que le mostrasen como alguien especial, y otras un tanto escabrosas que pondrían al escritor ruso a caer de un burro, si antes he indicado que en Rusia se le ha tenido como un escritor importante pero con altibajos, por ser sobretodo autor de verdaderos culebrones, debíamos preguntarnos por qué los editores de por aquí, quieren que sea considerado un gran escritor; nos puede ayudar a entender esto un buen dato: ante los movimientos revolucionarios en Europa y como ejemplo contrario a ellos por su misticismo y su actitud favorable al sometimiento al poder reaccionario, lo introdujo en Francia el Conde Vogüé, con el que Dostoievski mantuvo amistad. Dostoievski murió en 1881, 36 años antes de la Revolución Rusa. García Lorca fue un escritor proveniente de la burguesía, gustoso de los conflictos sicológicos, y la indeterminación de los culpables provocadores de las causas de esos conflictos, populista en discursos como el comentado, moderado otras veces, sin duda con una gran capacidad creativa, que fue modificando su actitud ante la vida de las clases trabajadoras tras el triunfo de la República en 1931en el Estado español. García Lorca fue asesinado por los fascistas en 1936.
Nota:
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=133232&titular=medio-pan-y-un-libro-
Ramón Pedregal Casanova es autor de «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios.» Edita Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria. (asociacion.foroporlamemoria@
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