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George Habash: Abanderado de la esperanza

Fuentes: Al Jazeera.net

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El fundador del Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP) fue enterrado el lunes en Ammán, después de seis décadas de lucha inquebrantable. Albergó dos sueños: el fin del desposeimiento de su pueblo y la realización de la unidad árabe.

Murió sin ver la realización de ninguno de sus sueños. En sus últimos años, Habash, contempló con una profunda tristeza marcada en su calurosa persona, como Israel expandía, el movimiento palestino se escindía, Iraq caía bajo la ocupación de EE.UU. y el mundo árabe se dividía cada vez más.

Pero vivió y murió sin renunciar a su sueño o perder la fe en su pueblo.

«Su mensaje a los palestinos fue restaurar su unidad,» dijo Issam Al Taher, uno de sus principales ayudantes, que lo vio un día antes de su muerte.

«Unidad, unidad, unidad – fue su único mensaje,» dijo Al Taher.

Para millones de palestinos fueron no sólo las palabras de un líder político sino también un grito del alma de un hombre descrito como «la conciencia de la revolución palestina.»

Mientras obituarios en periódicos occidentales anunciaban la muerte de «un palestino radical que recurrió a tácticas terroristas,» para su pueblo Habash fue el irreductible abanderado de su sueño.

No se enteran de nada

Aquellos que simplemente le condenan como «terrorista» por orquestar el secuestro de aviones occidentales a comienzos de los años setenta, no se enteran de algo importante: Habash fue producto de la generación de la Nakba o catástrofe como los palestinos se refieren a la creación en 1948 del Estado de Israel.

Después de que su vida fuera despedazada por el violento desposeimiento de su patria, Habash se mostró determinado a batirse.

Inspirado por las luchas anticoloniales, Habash creía que su pueblo no debía ser olvidado. Desde su punto de vista y el de muchos de su generación, el mundo se mostraba insensible ante la suerte de un pueblo desposeído y privado de su dignidad, seguridad y futuro.

Como lo expresó repetidamente, había que despertar el mundo a los sufrimientos de los palestinos; había que inquietarlo. Los palestinos actuales podrán o no estar de acuerdo con sus tácticas, pero su generación recuerda que los palestinos no aparecían en las pantallas de radar del mundo hasta que la resistencia hizo que la escucharan en los años sesenta.

Perteneció a una generación influenciada por Franz Fannon, Mao Zedong, el general Vo Nguyen Giap y más tarde por Che Guevara. Desde sus puntos de vista, el colonialismo significaba violencia sistemática, institucional y la subyugación de los pueblos bajo su control.

La crónica de su vida refleja las vidas combinadas de muchos palestinos y árabes determinados a dejar atrás el control colonial del mundo árabe dirigiendo un movimiento por la unidad, la justicia y la independencia de la influencia y la dominación extranjeras.

Después de graduarse como doctor en medicina en la Universidad Americana de Beirut, Habash co-fundó el Movimiento Nacionalista Árabe en 1953 para dar una voz a un arrollador pan-arabismo que buscaba la unidad como garantía de independencia.

Apoyo al marxismo

A comienzos de los años sesenta, George Habash, que ya era pediatra en Ammán, conocido por tratar gratis a los pobres, apoyó el marxismo cuando se convenció de que la lucha nacional no debía ser separada de la lucha por la justicia social.

Pero, cuando fundó el Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP), un movimiento se resistencia que propugnaba la lucha armada, el popular médico se convirtió en un temido enemigo de Israel y de los gobiernos árabes.

Sus objetivos declarados de liberar Palestina y derribar a gobiernos árabes vistos como «lacayos del imperialismo» también estaban al centro tanto del movimiento pan-árabe como de partidos izquierdistas en la región.

El FPLP pudo crear vínculos con todos los movimientos izquierdistas del mundo, tanto políticos como armados, ya que se consideraba parte de una lucha global más amplia.

Pero Habash y sus compañeros no pasaron del activismo político a la lucha armada hasta la resonante derrota de los árabes por Israel en 1967.

Las acciones del FPLP, especialmente los secuestros de aviones comerciales, llevó al gobierno jordano a poner precio a su cabeza. El doctor compasivo se vio pronto en la lista de personas buscadas de muchos países árabes y occidentales.

El FPLP cambió gradualmente de táctica, abandonando finalmente los ataques contra países y objetivos occidentales, pero no renunció a la lucha armada contra Israel. Obtuvo más fuerza y popularidad después que la OLP fue obligada a irse del Líbano a Jordania en 1970.

Rebeldía con principios

En los años setenta y durante todos los ochenta, Habash surgió como el principal oponente político de Yasir Arafat, el líder de la OLP. Sin embargo, los dos hombres nunca rompieron sus vínculos y continuaron una compleja relación de camaradería y rivalidad hasta el fin. Durante esos años, Habash llegó a ser visto por muchos árabes como un símbolo de la rebeldía con principios.

Rechazó la idea de una solución de dos Estados – el establecimiento de un Estado palestino junto a Israel, que comenzaba a formar parte del discurso que propugnaban Arafat y otros grupos de la OLP.

La posición de Habash fue descrita en varios casos como «idealismo» puro. Pero la idea de negarse a renunciar al derecho del pueblo a Palestina histórica capturó la imaginación palestina y árabe.

Cuando hablaba Habash, la gente le escuchaba. No sólo hablaba con el corazón sino también ganó influencia a medida que el FPLP aumentaba su fuerza para desafiar al dominante movimiento Fatah dentro de la OLP.

Alto y bien parecido, Habash rezumaba un cierto carisma que desarmaba a sus detractores quienes admiraban su tesón pero criticaban lo que veían como rigidez. Un ataque que paralizó parcialmente la mitad de su cuerpo, cambió posteriormente su apariencia, pero no afectó su ardor por la causa.

Reunión con Habash

Ese fue el Habash que vi y encontré por primera vez en Túnez en 1983.

La OLP también fue expulsada de Beirut y la mayor parte de sus dirigentes se fueron a la capital de Túnez en el norte del Mediterráneo. Habash, por su parte, se fue a Damasco, Siria.

Ese día, la OLP realizó una reunión. La mayoría de los dirigentes habían llegado y luego hubo una conmoción y silencio. Habash entró lentamente, con muletas, estorbado y limitado por su discapacidad física.

La sala, repleta de combatientes endurecidos, se puso de pie mientras Arafat abrazaba a Habash y lo escoltaba a su asiento. Cuando llegó el momento para que hablara Habash, su suave voz llevó la advertencia de que no se debía permitir que la derrota militar en el Líbano se convirtiera en una derrota política.

La OLP, sintiéndose aislada después de la pérdida de su último santuario en el Líbano, meditaba sobre caminos para convertirse en una parte indispensable en lo que entonces se veía como un camino inevitable hacia negociaciones árabes con Israel.

El principal argumento de Arafat era que a menos que los palestinos se convirtieran en una parte en futuras negociaciones, las dos superpotencias prevalecientes, EE.UU. y la Unión Soviética, presionarían hacia un acuerdo histórico sin su representación o aceptación.

Muchos estuvieron de acuerdo con lo que era considerado como el realismo de Arafat. Habash, sin dudar de la dedicación de Arafat, se mostró escéptico. Su discurso, aunque entrecortado, fue contundente en su mensaje.

El precio de la inclusión

Sus palabras resonaron en la sala y más allá. La gente se puso de pie. Habash exteriorizó su sueño, pero la mayoría votó ese día por lo que veía como una nueva «era de pragmatismo» que requería una estrategia nueva.

Los dirigentes de la OLP, sin embargo, prometieron que la diplomacia no excluiría la lucha armada contra Israel.

Habash no aflojó. Siguió siendo una voz crítica y premonitoria, oponiéndose en su momento a los Acuerdos de Oslo de 1993 entre la OLP e Israel.

Cuando en 1988 el Consejo Nacional Palestino (CNP), el parlamento palestino en exilio, apoyó el establecimiento de un Estado palestino junto a Israel, Habash no se sumó a la celebración.

Un dirigente de la OLP, alborozado en esos días por lo que consideraba como un paso histórico hacia la independencia, me dijo después que el dolor que vio en los ojos de Habash reflejaba un dolor persistente en su propio corazón. El líder, que se convirtió en uno de los propugnadores más encarnizados del proceso de negociación de Oslo con Israel, provenía como el propio Habash de una familia expulsada de su hogar en Palestina en 1948.

Durante años vi y entrevisté a Habash en Argelia, Siria y Jordania. Dijo repetidamente que ningún dirigente palestino tiene el derecho de matar la esperanza de las generaciones futuras de realizar el sueño.

El acuerdo de Oslo y especialmente los eventos que le siguieron sólo sirvieron para reforzar la creencia de Habash en que los palestinos eran conducidos a la sumisión. Pero no era un hombre que encontrara satisfacción en «mostrar que tenía razón.» Veía con creciente tristeza como su pueblo iba a la busca de una paz ilusoria con Israel.

Angustiado

Se angustiaba tanto durante conversaciones sobre los eventos en Palestina y más recientemente en Iraq, que su esposa, y mejor amiga, Hilda, intervenía para detenerlas.

Cuando Israel sitió a Arafat en 2002 en su complejo de Ramala, Habash no abandonó a su rival. Cuando falleció Arafat, entre sospechas palestinas de que Israel puede haber estado involucrado, Habash lo lamentó profundamente.

Las pocas veces que pude verle durante los últimos tres años, nunca dejó de estudiar e informarse sobre cada detalle de la vida palestina. Su dolencia física profundizó el sentimiento de entrañable dolor que interiorizaba.

Los que estuvieron con él durante sus últimos días recuerdan lo perturbado que estaba por la desavenencia entre Fatah y Hamas. Se opuso a la estrategia de Mahmud Abbas, el actual presidente palestino, de acomodarse a las exigencias estadounidenses e israelíes, pero no apoyó la toma militar de Gaza por Hamas.

Su principal preocupación fue el daño causado a los palestinos por la querella interna más seria de su historia.

Habash, como dirigente político, seguramente será sometido al escrutinio de historiadores. Sus logros y fracasos serán juzgados benévola y severamente cuando generaciones de palestinos reevalúen su pasado.

Pero, mientras los palestinos dicen adiós a Habash, llamado afectuosamente Al Hakim (árabe para doctor y, alternativamente, sabio), siempre será recordado como un hombre que encarnaba las aspiraciones palestinas y árabes.

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El autor es un analista de Oriente Próximo de Al Jazeera.

Cronología: Una vida de resistencia

  • Nacido en Lydda, Palestina, el 1 de agosto de 1925, en una familia cristiana.

  • En 1944 se matriculó en la escuela de medicina de la Universidad Americana de Beirut.

  • En 1948, conmocionado por el plan de partición de 1947 de Naciones Unidas, volvió a Jaffa y comenzó un pequeño negocio.

  • Presenció la caída de localidades palestinas bajo control judío como voluntario en un centro de emergencia para ayudar a los heridos.

  • Volvió a Beirut para recomenzar sus estudios y se convirtió en un activista político y se sumó a un pequeño grupo de nacionalistas pan-árabes.

  • Se graduó en 1951 y llegó a ser profesor en la Universidad Americana, pero fue obligado a renunciar después de que llegaron a ser conocidas sus actividades políticas. Luego partió a Jordania y abrió un consultorio médico.

  • En 1953 co-fundó el Movimiento Nacionalista Árabe.

  • En 1964 se reunió e inició su amistad con el difunto presidente egipcio Jamal Abdul Nasser y propugnó la lucha armada.

  • El 11 de diciembre de 1967 fundó el Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP).

  • En 1968, un grupo dirigido por Nayef Hawatmeh se separó del FPLP y fundó el Frente Democrático por la Liberación de Palestina.

  • Se retira de la dirección del FPLP en 2000 por motivos de salud y se establece en Ammán, Jordania.

  • Muere el 26 de enero de 2008 en un hospital de Ammán a la edad de 82 años.

Argumentó que los palestinos no debieran implorar su aceptación por sus enemigos, que el exagerado afán de los palestinos de ser incluidos costaría un precio muy elevado en la forma de concesiones graduales de sus derechos nacionales.

http://english.aljazeera.net/NR/exeres/F01FE665-AE77-4873-8822-3672926E7497.htm