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Entrevista a Miguel Jordá sobre De la rebeldía al erotismo. Introducción a Baltasar Gracián (y II).

«Gracián se la jugó y llevó su vida y sus críticas muy al límite. Acabaron encerrándole y quitándole de la circulación.»

Fuentes: El Viejo Topo

  Miguel Jordá ha impartido durante 35 años clases de Lengua y Literatura Castellana en varios institutos de la provincia de Barcelona. Se doctoró en Filosofía con una tesis sobre Baltasar Gracián dirigida por el arabista gramsciano Andrés Martínez Lorca. ***   Estábamos en esto. Habla usted del estilo moral de Gracián en el capítulo […]


 

Miguel Jordá ha impartido durante 35 años clases de Lengua y Literatura Castellana en varios institutos de la provincia de Barcelona. Se doctoró en Filosofía con una tesis sobre Baltasar Gracián dirigida por el arabista gramsciano Andrés Martínez Lorca.

***

 

Estábamos en esto. Habla usted del estilo moral de Gracián en el capítulo VII. ¿Qué estilo era ese?

Eso lo explicó muy bien el profesor López Aranguren: una de las originalidades del pensamiento de Gracián es haber «creado» el «maquiavelismo individual». El individuo en su tiempo estaba tan hostigado por un estado y un ambiente opresivos, que debía defenderse de ello por todos los medios: morales, o no… Esto se percibe bien cuando se lee su jugoso y agudísimo Oráculo manual y arte de prudencia.

 

Morales o no. ¿Cuáles serían los medios no morales?

Mire: sólo una frase del Oráculo manual muy ilustrativa: Todo lo dora un buen fin. O sea, si un objetivo es bueno, los medios para alcanzarlo son en el fondo, lo de menos, todo vale… Le suena, ¿no? Y una versión jesuítica del mismo lema también figura en el escudo de la orden: Ad maiorem Dei gloriam: todo lo que se hace para mayor gloria de Dios bien hecho está…

 

¿Cuáles fueron las principales influencias filosóficas y teológicas de Gracián?

Gracián despotrica de la teología escolástica. Sus autores predilectos eran los escritores paganos grecolatinos, no en vano Gracián fue considerado uno de los principales tacitistas españoles (cuando Maquiavelo fue incluido en el Índice de libros prohibidos de la Iglesia, los «maquiavelistas» como Gracián debían abjurar explícitamente de las doctrinas de aquél; entonces recurrieron al truco de basarse en puntos de vista del historiador romano Tácito, que podríamos definir como un Maquiavelo «avant la lettre»). Llama la atención que uno de los autores por los que más simpatía manifestó fuera un sofista: el descreído Luciano de Samósata.

 

¿Y quién es este Luciano de Samósata?

Luciano era un sirio de la antigüedad de cultura griega. Para entendernos, fue una especie de Voltaire de su época que en sus libros se burló de su tiempo y de las creencias irracionales predominantes entonces. Gracián realmente es muy lucianesco.

 

Gracias, gracias. ¿Conoció la obra de autores como Descartes por ejemplo?

No consta, pero es probable que conociera parte de la obra de Montaigne, cuya madre, por cierto, era una judía española procedente de Calatayud que se apellidaba López Pagarón.

 

¡Vaya por Dios con los López! Cuando habla usted de una psicología naturalista, ¿a qué está usted apuntando?

Todo lleva a pensar que Gracián no creía que el ser humano fuera un compuesto de un cuerpo material y un alma espiritual inmortal. Él comparaba al ser humano con una cebolla: capas y capas y más capas… y tras la última, nada.

 

Es decir, en el fondo, un materialista, una especie de Barón d’Holbach del XII español.

Gracián no era un filósofo sistemático, pero considero que era implícitamente materialista.

 

Insisto en un punto. Nos comenta usted la perspectiva racionalista, secular y preilustrada de Gracián. ¿No exagera? ¿Racionalismo en el siglo XVII español? ¿Qué posición secular mantuvo?

Si usted echa mano de las «cuñas» de Gracián, que se distribuyen estratégicamente a lo largo de su obra, parece, en efecto, que exagero o incluso que no estoy en lo cierto. Pero, una vez desvelado el verdadero sentido y función de las cuñas, que sólo eran «protecciones» frente a los posibles denunciantes e inquisidores de su tiempo, la dimensión crítica, subversiva y racionalista de Gracián aflora con toda su fuerza. Vamos a ver, fue todo lo racionalista que se podía ser y manifestar en su situación, pero no hay duda de que los ilustrados europeos, que devoraban sus libros lo consideraron uno de sus padres, uno de los suyos, y esto es muy significativo.

 

¿Qué importancia tuvo El comulgatorio en su obra?

Todos sus libros son de tema profano, menos éste: El comulgatorio es el único de carácter religioso, concretamente una obra piadosa. Pero demuestro en mi trabajo que tuvo una función puramente estratégica en su vida. Y prueba de que lo que digo es certero es que los estudiosos de la historia de la espiritualidad nunca se lo han tomado en serio.

 

¿Qué radicalidad tuvo el pesimismo radical de Gracián?

El pesimismo radical de Gracián es equiparable al nihilismo: en el fondo el mundo y la vida carecen totalmente de valor y mejor sería no haber nacido, nada vale la pena… De todas formas, esto se compensa hasta cierto punto porque alguna vez Gracián habla del bello vivir. Fíjese que no habla de lo bueno de vivir, sino de su dimensión estética, y es que para Gracián tal vez el mundo sólo se salvaba por su belleza, por las cosas bellas que le ofrecía.

 

¿Y qué cosas del mundo eran bellas para él?

Las bellezas de la naturaleza, la belleza artística, la belleza literaria y poética, la belleza de la inteligencia, el ingenio, y sobre todo, la belleza de los cuerpos hermosos y jóvenes, que todo lleva a pensar que le conmocionaba y hechizaba especialmente.

 

¿Dónde se ubica la originalidad de Gracián en su concepción de la amistad?

La reflexión de Gracián sobre la amistad no es algo secundario en su pensamiento sino que constituye uno de sus ejes capitales, hasta tal punto que elabora toda una teoría sobre ella partiendo de los clásicos paganos. Sólo hay que ver que su obra capital, El Criticón, en el fondo no es más que un diálogo de dos amigos que conviven y viajan juntos a lo largo de la vida. En un mundo hostil como el suyo, la amistad era el único remanso de paz, donde, por lo menos hasta cierto punto, se podía bajar la guardia… El amigo es la mitad que nos falta para ser completos, la media naranja… Todo esto lo detallo en mi libro.

 

¿A qué clásicos paganos se refiere, qué clásicos inspiraron a Gracián?

Luciano especialmente, el lúbrico Marcial, bilbilitano como él, Tàcito, Séneca, Apuleyo, Petronio, Homero, Platón, Plutarco, Esopo, Epicuro…

 

¿Qué es eso del rechazo de lo femenino?

Los estudiosos de Gracián coinciden en reconocer su desinterés por la mujer e incluso su misoginia. Esto es así, qué le vamos a hacer.

 

Un hombre rebelde pero de su tiempo Creo que Gracián se la jugó y llevó su vida y sus críticas muy al límite. De hecho, acabaron encerrándole y quitándole de la circulación… Sobre todo hacia sus últimos años tuvo denunciantes influyentes como Lorenzo Mateu y Sanz, que buscaban a toda costa que la Inquisición le encausara.

 

  ¿Valoró Gracián el amor que en las bocas arde? ¿Lo practicó? ¿Observa usted en su concepción del amor alguna orientación singular?

Sin duda Gracián experimentó la pasión amorosa si nos basamos en todas las referencias y descripciones en su obra de esta emoción. Otra cosa más difícil de saber es si tuvo «deslices» una vez ya jesuita, pero algunos datos lo sugieren. Con todo, dudo de que, aún hoy, la Compañía de Jesús tenga interés alguno en desvelar del todo está cuestión. Lo que ha mostrado el Padre Batllori sobre Gracián y sobre el trato que le dio su orden me temo que es una información muy parcial y sesgada.

 

¿Valoramos, hemos valorado suficientemente la obra de Gracián?

No, porque no se le conoce bien ya que la imagen que ha dado de él la historia de la literatura y de la filosofía hasta hace relativamente poco ha sido superficial e inexacta, una imagen, vamos a decirlo claro, que echaba para atrás, una imagen de momia barroca inextricable e indigerible.

 

¿Y por qué ha sido así en su opinión?

Sobre todo porque no se le ha entendido bien.

 

Para iniciarnos en su lectura: ¿nos puede recomendar una obra?

Hay que empezar por el Oráculo manual o arte de prudencia, por supuesto en una edición crítica con notas a pie de página, y después, sobre todo, El Criticón, pero se trata de un plato fuerte que requiere madurez y no llevar prisa. Podríamos decir que es un libro de mesilla de noche como El Quijote o La Biblia.

 

¿Cómo El Quijote? ¿Esa altura tiene para usted?

La misma altura, efectivamente, pero es más filosófica.

 

Aunque me imagino la respuesta: ¿cuál es la gran obra de Gracián desde su punto de vista? ¿El Criticón?

La obra cumbre de Gracián es sin duda El Criticón: allí se nos muestra el Gracián más maduro, más sabio, más profundo y más crítico.

 

¿Y su principal legado?

A ver: si uno repasa la historia de la filosofía española, el Gracián admirado por los principales ilustrados, por Schopenhauer y por Niezstche es una de sus grandes cimas. Su filosofía es esencialmente filosofía moral, entendida como una propuesta sobre el arte de vivir, una propuesta profana y moderna, que una vez desvelado el verdadero sentido de las «cuñas», se nos aparece con tal rotundidad que Gracián resulta tremendamente actual.

 

Disculpe mi ignorancia. ¿Schopenhauer y Nietzsche leyeron a Gracián?

  Schopenhauer fue un admirador y lector empedernido de Gracián. Y Nietzsche, que lo descubrió a través de él, también lo leyó.

 

¿Quiere añadir algo más?

En una época con un predominio de la basura -desde la telebasura a la comidabasura, pasando por la politicabasura, la educacionbasura , el artebasura, la literaturabasura y un largo etcétera- Gracián es un antídoto.

 

Gracias, muchas gracias. ¡Y vivan los antídotos!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.