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Gripe aviaria, ¿timo o verdad?

Fuentes: www.portaldelmedioambiente.com

El tema de tanta difusión nada común provoca visos de que estamos ante una operación de intereses de las multinacionales de los laboratorios. La cuestión ha captado ahora la atención casi generalizada de la opinión pública, a raíz de las declaraciones apocalípticas de diversos entes internacionales y particular de la Organización Mundial de la Salud […]

El tema de tanta difusión nada común provoca visos de que estamos ante una operación de intereses de las multinacionales de los laboratorios. La cuestión ha captado ahora la atención casi generalizada de la opinión pública, a raíz de las declaraciones apocalípticas de diversos entes internacionales y particular de la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien habla de la llegada de una pandemia. Esta palabreja hoy tan de moda, quiere decir nada más ni nada menos, según el diccionario, «que es una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región».

Los contagios serían acelerados por múltiples medios de transporte, la intensidad del intercambio de mercaderías, el extendido consumo de pollos y, entre otros factores, las aves migratorias. Estas últimas, como si todavía estuviéramos en plena Guerra Fría, son señaladas en Europa como provenientes de Rusia, cuando la migración de aves tiene infinidad de variantes y se producen en todos los continentes.

Las máximas autoridades de la OMS anuncian que «la pandemia es cuestión de semanas o meses», aclarando que «desearían que comenzara dentro de dos años para poder tomar medidas para limitar las pérdidas humanas y económicas». Así se habla de «millones de muertos», con lo cual las matanzas de Afganistán e Irak y tantos otros sitios, perderían las primeras páginas de los diarios.

Si ya están detectando «probables» pero contados casos de gripe aviaria en algunos lugares del globo, todavía no se tendría la seguridad de que haya provocado un solo muerto. Hasta se bromea con ello. Un humorista divulgó un dibujo titulado «primera víctima en París», mostrando con fondo de la Torre Eiffel, al pato Donald tendido en el piso.

Otros analistas, se hacen eco de lo afirmado por la OMS, que previene: «junto con millones de muertos (humanos), la pandemia puede destruir el sistema económico en el que vivimos». Los exportadores de pollos y otras aves lamentan las reducciones de sus ganancias, como les ocurre a los fabricantes de alimentos para esos animalitos. En el caso argentino, se teme una mayor demanda exterior de carne vacuna y porcina, haciendo subir los precios para el consumo interno, generando inflación.

Tremendistas y multinacionales

Los agoreros de humor negro, nos traen a la memoria la pandemia de la peste negra (peste bubónica) que terminó con la vida de un tercio de los europeos occidentales y afectó por igual a varias regiones asiáticas entre los siglos XIV y XV y principios del XVI.

Ahora bien, nuestras sospechas de exageraciones pueden tener como objetivo la mayor venta de Tamiflu, indispensable elemento para la producción de vacunas, sirviendo también para tratar el mal, según repiten los medios. Y resulta que la patente del Tamiflu es propiedad de la empresa Golead Sciences Inc, donde es un importante accionista Donald H. Rumsfeld, actualmente Secretario de Estado de Defensa de EE.UU. y hasta antes de ocupar ese cargo era miembro del directorio de esa firma. Pero en sus declaraciones fiscales siguen figurando esas acciones hasta hoy. Al hacerse público ese hecho, surgió la noticia de que Golead tenía compromisos para la producción y venta del Tamiflu con una multinacional subsidiaria norteamericana, F. Hoffman-La Roche Ltd.

Lo cierto es que ambos grandes laboratorios han llegado a un acuerdo para distribuirse la venta mundial del Tamiflu. Un negocio fabuloso.

Por el momento el Tamiflu suena algo a Timoflu.

Último momento

Ante la muerte de 12 niños japoneses tratados con la vacuna Tamiflu, (oseitamivir), 4 de ellos fallecidos «repentinamente», se ha generado una nueva polémica entre investigadores científicos. Esto lo informa Urgente 24 de Buenos Aires, que nos llega a punto de despachar este correo. Y dice así: «El comité independiente no encontró esas evidencias, basándose en la información presentada, que «exista suficiente prueba de que el Tamiflu jugó un papel en las muertes», afirmó el presidente del panel, Robert Nelson, médico del Hospital Infantil de Filadelfia, USA. En tanto, Melissa Truffa, de la Oficina de Seguridad de Medicamentos de la FDA señaló que «en este momento, basándonos en los datos disponibles, es difícil establecer una relación causal directa entre el uso de ‘Tamiflu’ y las muertes registradas».

Este organismo regulador, que ha llegado a esta conclusión tras una revisión, considera que no estima necesario por el momento modificar la ficha técnica del antiviral para reflejar estos fallecimientos entre los efectos adversos del producto.

No obstante, sí en cambio es partidaria de introducir información sobre la posibilidad de reacciones cutáneas entre los pacientes que toman el medicamento.

Según comenta esta mañana la BBC, los especialistas revisaron 75 casos de consumo del antigripal por parte de niños que la agencia consideraba «preocupantes».

Es inusual que la gripe aviar afecte a los jóvenes, pero es más letal en los niños que en los adultos. Por esto, el panel de investigadores recomendó -no obstante- a la FDA (Administración de alimentos y Fármacos) que continúe monitoreando el uso del antigripal entre niños.

En un memorandum, la FDA había hecho referencia a la muerte de 12 menores de edad japoneses que fueron tratados con la droga en los últimos 13 meses.

Cuatro de las muertes fueron descritas como repentinas, otra fue atribuida a una caída durante un cuadro psiquiátrico y muchas otras debido a fallos cardíacos o del hígado.

Por otro lado, se detallaron 32 casos de trastornos psiquiátricos, incluyendo alucinaciones.

El reporte de la agencia estadounidense aseguró que no había suficiente evidencia para precisar la causa de estas muertes, pero que los patrones son tan inusuales que ameritaban más investigación».

Enrique Oliva, CEES (Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos)
Adital