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Entrevista a Abla Saadat, responsable del Comité del FPLP para la liberación de los presos palestinos de las cárceles israelíes

«Hay presos políticos palestinos que pasan años sin saber por qué les han detenido»

Fuentes: Mundo Obrero

Abla Saadat es responsable del Comité del FPLP para la liberación de los más de 6.000 presos políticos palestinos encerrados en las cárceles israelíes. Su esposo, el diputado Ahmad Saadat es uno de ellos. Ahmad está encarcelado por ser el Secretario General del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), uno de los líderes […]

Abla Saadat es responsable del Comité del FPLP para la liberación de los más de 6.000 presos políticos palestinos encerrados en las cárceles israelíes. Su esposo, el diputado Ahmad Saadat es uno de ellos. Ahmad está encarcelado por ser el Secretario General del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), uno de los líderes más representativos de la resistencia. Tiene una condena de 30 años de cárcel, aunque no tienen pruebas de que haya cometido ningún delito que no sea resistir a la ocupación. Ya ha cumplido 12 en prisión. Ahmad se ha convertido en un símbolo de la liberación de los presos palestinos. 

El 15 de enero de 2002 Ahmad Saadat fue detenido y encarcelado por la Autoridad Nacional Palestina, bajo órdenes de Arafat, a petición expresa del gobierno israelí de Sharon. Acababa de ser nombrado Secretario General del Frente Popular para la Liberación de Palestina, pocos meses después de que un misil lanzado desde un helicóptero israelí asesinara al anterior Secretario General Abu Alí Mustafá. El terrorismo uniformado de la potencia ocupante. La organización prometió tomar represalias y fue acusada de la muerte en Jerusalén a Rehavam Zeevi, que, hasta dos días antes, había sido ministro de Turismo de Israel y era uno de los paladines de la ampliación de la ocupación y de tratar con mano dura a los palestinos. El gobierno sionista puso a toda la organización bajo sospecha y detuvieron a cinco líderes del FPLP como sospechosos del asesinato de Zeevi. El acuerdo entre Sharon y Arafat (y Estados Unidos y el Reino Unido) era que Ahmad Saadat permaneciera en una cárcel de Jericó bajo custodia de tropas británicas y estadounidenses. Cuatro años después, en 2006, las tropas israelíes realizaron una operación militar de gran escala para secuestrarlo, los padrinos del acuerdo, ingleses y estadounidenses, abandonaron de forma cómplice sus posiciones, y Saadat fue llevado a una cárcel israelí. Allí está desde entonces.

El pasado día 22 de octubre, fecha en la que cumplía 500 días confinado sólo en una celda de aislamiento, con un fuerte deterioro de su salud, se estableció como el día de solidaridad con Ahmad Saadat y todos los presos palestinos.

Su esposa, Abla Saadat, dirigente del FPLP y miembro de la Unión de Mujeres Palestina, ha estado recorriendo diferentes países en una campaña internacional por su liberación. Vino invitada a España por el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, y se entrevistó con funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores español y otras autoridades, fuerzas y partidos de izquierda, entre ellos Izquierda Unida. También fue invitada por la redacción de Mundo Obrero, acompañada por el representante en España del FPLP, Majed Dibsi.

-Mundo Obrero: ¿Cuántos presos hay hoy en las cárceles israelíes y en qué situación se encuentran?

-Abla Saadat: Hay alrededor de 6.000 presos políticos. Con la radicalización de la política actual de Netanyahu, el tema de los presos se olvida. Y los israelíes lo aprovechan para endurecer las condiciones de vida en prisión. Los logros de la luchas dentro de esas cárceles, entre ellos la educación, la sanidad, y el contacto directo entre la primera línea familiar del preso, quedó anulado. Antes los presos podían estudiar hasta Bachiller y luego matricularse en las Universidades a distancia. Pero todo se suspendió desde el último ataque a la Franja de Gaza del pasado verano.

Hay 450 presos enfermos que tienen unas patologías bastante graves, entre ellas cáncer, y están abandonados. Algunos llevan en su cuerpo fragmentos de balas o bombas y no se los extraen. Los enfermos no reciben el tratamiento que necesitan.

Aparte está el maltrato individual a cada preso con largos periodos de aislamientos, sin poder salir de la celda ni poder contactar con nadie. Y además, si protestan contra esas actitudes represivas, les imponen sustanciosas multan que tienen que pagar en metálico.

Como castigo también distancian a los presos de sus familiares. Y en condiciones normales sólo permiten la visita de una persona de la primera línea de la familia. Si, por ejemplo, una semana va a verlo la hermana ya no pueden hacerlo los demás. Hay casos dramáticos en los que tienen nietos y no los conocen.

-M.O.: ¿Cuántos menores hay en la cárcel?

-A.S.: Ahora hay unos de 250 niños palestinos entre 12 y 16 años. El método que utilizan para detener a los menores es llegar por la noche, cuando están durmiendo, y se los llevan a la fuerza en un coche, ante el terror del niño y de la familia. Y cuando le suben al coche le empiezan a pegar hasta que llegan a la cárcel. No hay prisiones de menores, sólo cárceles comunes. Les encierran una celda muy estrecha durante 2 ó 3 días y el que les lleva la comida y el agua también le pega. Cuando piden permiso para ir al water, hay soldados preparados en los pasillos para darles palizas con la intención de humillarles. Y luego empieza el interrogatorio sobre quiénes son sus amigos, la gente que va a visitar a la familia, etc.

Crean escenarios para inculparles. Si por ejemplo en su barrio han tirado piedras a alguna patrulla israelí les piden que confiesen que ellos han tirado piedras, que les han visto. Los niños, por el miedo y por la situación en la que se encuentran, acaban asumiendo lo que los guardias quieren. A un niño que tenía 8 años le metieron en una celda aislado a oscuras y empezó a perder control de los esfínteres y la coordinación.

Después de dos o tres semanas les devuelven a sus casas pero obligan a sus padres a que les tengan encerrados. No pueden salir ni a visitar a sus abuelos.

-M.O.: ¿Denuncia que Ahmad Saadat no ha tenido un juicio justo? ¿Cuánta gente hay encarcelada sin juicio?

-A.S.: Se hacen detenciones administrativas sin dar explicación alguna. Ni el preso ni los familiares saben por qué lo están. Y así pueden pasar meses y años. Y pertenecer a laUnión General de Estudiantes Palestinos puede suponer dos años en la cárcel.

En cuanto a mi marido, como le conocen, tiene una historia larga de encarcelamientos y liberaciones. La última vez le condenaron sin ninguna base legal. Saben que no le van a sacar ninguna confesión. Los primeros 18 días de detención los pasó incomunicado. Han ido prologando el juicio continuamente porque alegan que aún no han acabado la investigación. La idea era sacar información y que alguno de sus cuatro camaradas detenidos con él acusara a Saadat de haber matado a alguien. Pero no lo han conseguido, así que siguen pidiendo más tiempo. Y así lleva sin juicio desde 2006. Ahmad se enfrenta con estos tribunales militares israelíes. Su primera declaración ante el juez es que no reconoce ni al juez ni a la justicia de una potencia ocupante, y que por lo tanto no van a obtener ninguna declaración suya.

Durante dos años han utilizado un método bastante angustioso. Llevaron 35 testigos al juicio para ponerlo en un apretón. El juez les preguntaba si conocían a Saadat, y todos contestaban, uno por uno, que sí le conocían, que era el Secretario General del PFLP. No pudieron sacar nada más. En resumen, la detención de Saadat es una detención política, por ser el Secretario General del Frente Popular. También le quieren acusar de un asesinato pero él estaba en la cárcel. Es un caso único en Israel de una persona condenada a tantos años por su posición ideológica y política.

-M.O.: Usted también es miembro de la Unión General de Mujeres Palestinas (UGMP). ¿Cuál es la situación de las mujeres palestinas en estas circunstancias?

-A.S.: La mujer palestina se enfrenta a dos enemigos: el primero es la ocupación, con todas sus consecuencias. El segundo es la represión religiosa, que ataca más a la mujer que al hombre. Una ley se interpreta para consentir que se mate a una mujer por cuestión de honor. Así, un hombre puede matar a su hermana alegando la protección de su honor cuando el motivo real es apropiarse de su herencia. La mujer palestina, sobre todo la que tiene al marido en la cárcel, tiene todas las responsabilidades para ella sola, y es muy difícil salir adelante. Nosotras trabajamos en la Unión General de Mujeres para ayudarlas.

El objetivo principal es elevar el nivel de la conciencia de las mujeres a nivel político, y ayudarles a salir adelante en lo económico y en lo laboral. En el terreno político una mujer palestina está sufriendo la ocupación además del machismo familiar. La UGMP ayuda a las mujeres a que puedan tener un medio económico para sostener a su familia, a ayudar a buscarles un trabajo en el sector que crean más apropiado. Les enseñan cómo mantener un rebaño de ovejas, extraer la miel, dirigir una tienda o un supermercado y les proporcionan el material para hacerlo.

A nivel social, la función de estos comités es apoyar creando guarderías. Otra función es la creación de un comité para la solidaridad familiar inmediata, gente que desde diferentes países paga una cuota mensual para ayudar a esas mujeres, que reciben unos 100 dólares al mes, con lo que pueden resolver unas mínimas necesidades.

Cuando en una familia tienen un hijo y una hija, si pueden, mandan al varón a la universidad, marginando a las mujeres. Entonces lo que hacemos es dar la posibilidad de ir a la universidad a esa hija. Ahora estos dos proyectos están paralizados. Estados Unidos ha hablado con los bancos para que esas transferencias no lleguen a las familias. El Frente Popular es considerada una organización terrorista en Estados Unidos y la Unión Europea, igual que la Unión General de la Mujer. Hay ONGs en el terreno que ayudan, pero nosotros rechazamos esa ayuda si está condicionada por la política de EEUU: nos obligan a firmar un acuerdo contra el terrorismo, a no participar en las organizaciones palestinas que ellos consideran terroristas, y sobre todo nos obligan a informar.  

 

Mundo Obrero, febrero 2015