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Entrevista a tres coautores de Desarrollo urbano. Afectaciones y resistencias en Medellín (Ed. UNAULA)

«Hoy la ciudad es un producto, sea Medellín, Pretoria o Tijuana»

Fuentes: Rebelión

El porcentaje de pobreza monetaria en Medellín (y el área metropolitana) se situó en el 27,6% en 2021 (el 5,1% en pobreza extrema); en cuanto a la pobreza monetaria departamental, fue del 29,3% en Antioquía, en 2021 (el 34% en 2020), y la pobreza monetaria extrema del 7,3%, según el DANE (estadísticas oficiales).

El reverso del modelo Medellín (“ciudad neoliberal” con más de 2,5 millones de habitantes) se retrata en el libro colectivo Desarrollo urbano. Afectaciones y resistencias en Medellín, editado en 2023 por la Universidad Autónoma Latinoamericana (UNAULA) y el grupo de investigación Kavilando https://kavilando.org/51-editorial-conflicto-social-y-paz-2/9534-desarrollo-urbano-afectaciones-y-resistencias-en-medellin

La siguiente entrevista, realizada por correo electrónico, resume la opinión de tres de los coautores: Alfonso Insuasty Rodríguez (Universidad de San Buenaventura); Juan David Gelacio y Hernán Martínez, de UNAULA; los investigadores citados forman parte del grupo autónomo Kavilando.

En Colombia “es más fácil prendarse del modelo Medellín, porque es la única ciudad del país con metro (…); las estrategias por captar inversión extranjera (sedes de eventos de relevancia mundial); desarrollo de un turismo depredador (que incluye drogas y prostitución); y la idea del valle del  software que se articula a los flujos de capital global vía economía digital”, afirman.

Desarrollo urbano complementa un trabajo anterior, de 2018, Víctimas del desarrollo urbano en Medellín. Progreso y moradores en disputa, editado por Kavilando y la Red Interuniversitaria por la Paz (REDIPAZ) https://kavilando.org/lineas-kavilando/territorio-y-despojo/6763-libro-victimas-del-desarrollo-en-medellin-progreso-y-moradores-en-disputa

-P: En junio de 2020, el Concejo de Medellín aprobó el Plan de Desarrollo Medellín Futuro (2020-2023), “el más alto en presupuesto en toda la historia de la ciudad”, según fuentes oficiales. El plan se presentó con el objetivo de hacer de Medellín una “ecociudad” y un “valle del Software”. ¿Cuáles han sido los principales proyectos y con qué impacto?

-R: El principal proyecto dentro de la eco-ciudad es el Metro de la 80 (hay otros como Medellín caminable y pedaleable (bicicletas), Parques del Río Norte, entre otros), el cual desde su inicio ha tenido serios problemas porque la envergadura de esta obra impacta directamente sobre la expulsión de comunidades cercanas al proyecto. Y desde el inicio del proyecto ya se ha visto un actuar “gris” de la administración distrital -sobre todo en el barrio el Picacho, pero seguramente se extenderá a todo el trazado-, como es tradicional dentro de las obras públicas en la ciudad, afectando enormemente a comunidades enteras. Se supone que allí empezará a desarrollarse concretamente la Política Pública de Protección a Moradores, pero habrá que esperar para conocer sus anunciadas limitaciones.

En torno al Valle del Software hay proyectos que sobresalen como Centros del Valle del Software; Investigación, Innovación y retos de ciudad; Gobernanza de Datos y Transformación digital de la economía. Si se miran con detenimiento, estos proyectos no hacen más que tributar a la idea de la ciudad como máquina de crecimiento, en donde el crecimiento económico es el indicador indiscutible a la hora de abordar el desarrollo de la ciudad.

Además, podría inscribirse dentro de un proceso global, que el filósofo francés Eric Sadin ha denominado la Silicolonización del mundo, proceso que ya mostró rotundos fracasos en otras ciudades del mundo, incluida la mismísima Silicon Valley. Por lo que sus efectos serán los esperados dentro del proceso de acumulación de capital en el universo de las economías digitales: acumulación de riqueza, desempleo, explotación laboral, transformación violenta de territorios, expulsión de comunidades no funcionales al sistema. No olvidar que las economías digitales requieren de una transformación de la materialidad urbana en las que ya hay comunidades amenazadas como Moravia.

Las obras Rio Norte, Centro y Sur hacen parte de la construcción y ampliación de las vías que viabilizan la conexión entre puertos, a propósito de la construcción de Puerto Pisisí y Puerto Antioquia (en Urabá) sobre algunos terrenos de comunidades desplazadas por grupos paramilitares que gracias a la JEP se sabe que actuaban abiertamente en connivencia con el Ejército, situación que toca de manera directa los intereses de potentados políticos y empresarios, entre ellos el actual Gobernador de Antioquia Aníbal Gaviria, su familia.

-P: La Personería de Medellín presentó, el pasado 13 de junio, el Informe Derechos Humanos-2022; destaca, entre otros puntos, que 582 indígenas se hallan en situación de mendicidad (245 de ellos niñas, niños y adolescentes); además, 1.536 personas declararon ser víctimas de desplazamiento forzado intraurbano, la mayor parte por la acción de grupos armados. ¿Qué raíces/explicaciones tiene esta situación?

-R: Tal vez uno de los asuntos no tratados a fondo y de manera directa por el informe de la Comisión de la Verdad es la responsabilidad de grupos empresariales que han participado de lógicas autoritarias, se han beneficiado de la guerra, la expulsión de comunidades, han acaparado tierras, nada más ver las sentencias de restitución de tierras para corroborar esta tendencia.

Así, estos grupos, además, como el Grupo Empresarial Antioqueño, han trazado la planeación de la ciudad bajo una lógica excluyente, más vinculada con el extractivismo urbano, en donde el valor del suelo, el mercado inmobiliario, sectores que ocupan un lugar de especial interés institucional. Vale también decir que, es este sector de la economía donde se cruzan además intereses de mafias que hace juego con el control armado territorial, barrial, comunal. Así, estas alianzas criminales, en últimas han logrado mantener una dinámica de ciudad para la acumulación que beneficia a reducidos sectores. No es un secreto que Medellín ha punteado como una de las ciudades más desiguales de la región.

En este contexto, la ciudad que acoge al extranjero, no opera igual con el habitante originario, menos con el desplazado y mucho menos si el desplazamiento recae sobre comunidades étnicas, asuntos que fue muy notorio en el trato dado a las comunidades que llegan a la ciudad desplazadas por la confrontación armada en el departamento de Antioquia, pero sobre todo, del departamento del Chocó, una región altamente explotada por grupos empresariales antioqueños (agroindustria como la palma de aceite, minería oro, cobre, plata, platino, molibdeno, maderas, etc.) y multinacionales que operan esta misma región y en esos mismos sectores de la economía.

Las recientes declaraciones de exjefes paramilitares dan cuenta de la pervivencia de una alianza nefasta Criminalidad-Empresa-Estado, un modelo de ocupación y transformación violenta de los territorios para el desarrollo de grandes proyectos económicos.

El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso manifestó en audiencia pública ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) uno de los tantos casos; afirmó que su tarea fue la de eliminar todo obstáculo para la construcción de la hidroeléctrica Porce IV, y este no es el único caso, pero la contundencia de su declaración nos deja claridades. Estas declaraciones resuenan en consonancia con las del teniente (R) Edwin Leonardo, un militar que ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) confesó que junto con los paramilitares hacían “limpieza” de la zona de Ituango, un territorio estratégico por la construcción de la Hidroeléctrica Hidro-Ituango en el norte de Antioquia.

En su mayoría los desplazados llegaban a Medellín, ciudad que al tiempo es la que acoge a estos empresarios y protege a sus empresas, esta ciudad es su centro administrativo y de toma de decisiones ¿Casual?

-P: El libro contrasta la imagen oficial proyectada –capital “más innovadora” o “ciudad resiliente”- con las “víctimas del desarrollo” neoliberal en las comunidades rurales y urbanas; ¿quiénes han sido las víctimas del progreso en la capital antioqueña?

-R: Las víctimas del desarrollo urbano son personas, familias, comunidades que en nombre del “desarrollo” han sido engañadas, desplazadas, presionadas a ceder su patrimonio, sin una retribución equilibrada, justa o a costa de nada. Han visto perder un patrimonio logrado con años de esfuerzo, dedicación y mucho sacrificio. Las afectaciones de las que hemos podido dar cuenta son materiales, detrimento de su patrimonio, sus condiciones de vida, su vivienda adecuada, pero además y poco nombrados, los daños psicológicos, emocionales, perdida de sentido de futuro, debilitamiento de sus vínculos familiares, vecinales, sus medios de supervivencia, sus historias, su arraigo.

No son pocas las personas y comunidades en las que evidenciamos estas afectaciones. Sumado a ello, el olvido institucional que minimiza los justos reclamos que resisten. Muchas de estas personas incluso se ven o sienten auto-confrontadas pues ellas han creído también el cuento de la Ciudad “más”, es así que al recibir estos impactos, no logran comprender cómo la ciudad de la que se desprende un discurso grandilocuente les hace esto.

Hemos también identificado que se trata de un modus operandi de aplicación constante, una suerte de proceso de intervención estandarizado que golpea la vida de las comunidades, acciones enmarcadas en un modelo de ciudad determinado.

Las problemáticas de la ciudad aumentan y no se vislumbran por ahora cambios de fondo, significativos, se trata ahora de fortalecer la organización y cualificación popular por la defensa concreta del derecho a la ciudad, la defensa del derecho de las comunidades, al medioambiente sano.

-P: El Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín (2014-2027) (“ciudad para la vida y la Equidad”) definía tres Áreas de Intervención Estratégica y 10 macroproyectos de desarrollo. ¿En qué barrios se ha centrado y con qué consecuencias? (los autores realizaron 48 entrevistas a personas afectadas).

-R: Se ha centrado precisamente en esos territorios que representan un interés fuerte para el capital.

En términos de eco ciudad, el metro de la 80 en todo su trazado va a generar fuertes impactos (ya se han generado, como dijimos más arriba).

En términos del Valle del Software, el nodo central son las economías digitales que se enrocan con dos asuntos que se han consolidado: cambio en la vocación de la ciudad (de industrial a bienes y servicios) y con el cambio de municipio a distrito. Allí, la trasformación de una parte de la materialidad urbana va a ser esencial, y solo una parte si entendemos que la acupuntura urbana es una estrategia fuerte de acumulación por desposesión ligada a las formas de destrucción creativa a las que apela el capital para iniciar nuevos ciclos de acumulación. El Barrio Moravia hoy puede ser emblema de esta lectura de ciudad.

Río centro, es el proyecto que se va a tratar de desarrollar con mayor aceleración y sus proyectos derivados, aun sabiendo de los efectos que va a generar: conflictos socioespaciales y expulsión.

Río sur, cuenta con facilidades para sus desarrollos pues gran parte de ellos se hará en antiguas zonas industriales (conforme al modelo global) que no están ubicados donde hay moradores en la actualidad.

Río norte, está un poco más complejo porque además en esos territorios operan actores armados ilegales que también quieren hacer parte del proceso de acumulación, falta ver cómo será la interlocución entre los interesados: actores legales y actores armados ilegales.

-P: ¿Se ha exportado el denominado Modelo Medellín (y su área metropolitana) a otras urbes colombianas y de América Latina?

-R: Claro que se ha intentado. El asunto del modelo es un asunto de competencia como regla general de conducta impuesta por el neoliberalismo. El modelo Medellín ha sido exitoso (sobre todo discursiva y cosméticamente), tanto así que pasó de ser una copia del modelo Barcelona a convertirse en un Modelo global, a pesar de los problemas irresueltos y los generados por la imposición del modelo.

A nivel nacional es aún más fácil prendarse del modelo Medellín por asuntos como que es la única ciudad del país con metro y de ahí en adelante, las estrategias por captar inversión extranjera (sede de eventos de relevancia mundial), desarrollo de un turismo depredador (que incluye drogas y prostitución) y la idea del valle del software que se articula a los flujos de capital global vía economía digital.

Algunas ciudades latinoamericanas han tratado de vincular elementos del modelo Medellín para consolidar su desarrollo urbano en asuntos como resiliencia, innovación, ciencia, turismo. El modelo no tiene como núcleo principal consolidar una cierta singularidad del espacio, o por permitir la confluencia de formas de existencia en la ciudad, sino replicar una forma: valorizar, monetizar y privatizar; por ahí se constituye la ciudad neoliberal, aquella en la que como sostiene López (2023) una ciudad que deja atrás sus funciones básicas como relacionarse o vivir para subordinarse a la capacidad impuesta para convertirse en mercancía y venderse.

Hoy la ciudad es un producto, sea Medellín, Pretoria o Tijuana.

-P: ¿Qué ejemplos destacarías, en Medellín, de resistencia popular, “construcción de espacios de esperanza” y solidaridad frente a este modelo de desarrollo?

-R: Las organizaciones sociales y populares han construido como tal la ciudad, los barrios, comunas. Han llegado a la ciudad debido a los sucesivos desplazamientos por el conflicto armado, así también desplazados por la pobreza o falta de oportunidades en las regiones. Ahora bien, esta construcción popular ya es un gran ejercicio de resistencia y lucha, disputar espacio, construcción de vivienda, exigencia de servicios públicos, etcétera.

Con el paso de las generaciones se fueron consolidando los barrios y comunas. Así mismo, las comunidades sintieron de frente diversos ciclos de guerra, conflicto armado y dominio criminal de los territorios, el narcotráfico, la violencia paramilitar y el control hoy de la llamada criminalidad de alto impacto, grupos devenidos del paramilitarismo. Resistir a estas formas, vivir e incluso aprender a coexistir terminan siendo, también, una expresión de adaptación y/o resistencia.

Ahora, con la constante expulsión de familias y comunidades por la implementación del llamado desarrollo urbano, se vienen gestando otras formas de organización y resistencias. Algunos logran entender que deben cualificar sus luchas y exigir se dinamicen en sus comunas instrumentos concretos de planeación, es el caso de la Comuna 8 con la exigencia de herramientas como mejoramiento integral de barrios, mejoramiento de vivienda, mitigación del riesgo y ahora con la exigencia de acciones climáticas en medio de los impactos de la crisis ambiental global; esto en articulación con el Movimiento de Laderas de Medellín.

La mesa campesina defiende la vida, producción y cultura campesina que aún pervive en las zonas rurales-urbanas.  Las organizaciones sociales de la Nororiental se la juegan por mantener su memoria popular viva como apuesta política, ahora construyen redes para exigir una paz urbana manifiesta en herramientas concretas de planeación.

El proceso de resistencia y dignidad de Moravia, allí las comunidades han enfrentado muchos intentos de expulsión por parte de la administración pública local; además, para darle paso a una Reforma Urbana expedita, pero, gracias a la presión han logrado resistirá y ahora proponen cambios en el uso de la figura o herramienta de planeación, transitar de Reformar Urbana hacia Mejoramiento Integral de barrios, uno implica expulsión, despojo violento, el otro implica reubicación en sitio y conservar el derecho al territorio y a la ciudad.

Las organizaciones de venteros informales, la economía popular, un amplio sector se organizan como ejercicio de resistencia.

Movimiento por la defensa del campo y la ciudad, una articulación reciente que ha dado importantes luchas por visibilizar las Victimas del Desarrollo Urbano y exigir el respeto de sus derechos.

Todos tienen como reto consolidar y disputar un modelo o modelos de ciudad, exigir el derecho a habitar la ciudad de manera diversa, articularse para ser factores reales de poder, articular sus miradas de ciudad desde abajo, el reto ahora es llegar con herramientas consolidadas de planeación insurgentes, con poder organizativo para poner condiciones ya, y en lo venidero, en la próxima formulación del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que será en el 2027 por Ley.

-P: Por último, el documento del DANE La información en la toma de decisiones regionales (julio 2022) señala que la población “desocupada” en Medellín y el área metropolitana pasó de 255.000 personas en 2019 a 333.000 en 2021; y la proporción de “ocupados informales” alcanzaba el 40,5% en 2021. ¿Qué empresarios/clases sociales han resultado beneficiarios del crecimiento y las nuevas infraestructuras?

-R: Élites que están vinculadas al sector financiero y al sector inmobiliario. Ahora, los grupos que puedan competir dentro de las economías digitales tendrán la mayor parte del pastel en este proceso de acumulación, mientras que la informalidad y el desempleo no tendrán bajas significativas en sus índices actuales.

Sumado a esto, el enorme poder que tienen los actores armados ilegales, los harán beneficiarios del crecimiento (económico) desplegado en el distrito de ciencia tecnología e innovación.

Así tenemos un alto índice de desempleo, de trabajo informal, y ahora un aumento desproporcionado del costo de los arriendos debido a la masiva llegada de extranjeros y la gentrificación que genera los nuevos usos de la propiedad en este marco, esto en una ciudad que no tiene ya para donde crecer y cuenta con un altísimo déficit de vivienda y vivienda adecuada para sus habitantes.

Las luchas seguirán y estaremos allí desde lo que somos y hacemos aportando en estas articulaciones que buscan un buen vivir en contextos urbanos, la Paz pasa por estas realidades.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.