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Human Rights denuncia la existencia de 227 menores de edad condenados a cadena perpetua en California

Fuentes: Rebelión

El Senado del estado de California debe aprobar este mes una ley para poner fin a la condena de menores de edad a prisión perpetua sin posibilidad de obtener el beneficio de libertad condicional, señaló hoy Human Rights Watch en un informe sobre una práctica abolida en casi todo el mundo. En el informe de […]

El Senado del estado de California debe aprobar este mes una ley para poner fin a la condena de menores de edad a prisión perpetua sin posibilidad de obtener el beneficio de libertad condicional, señaló hoy Human Rights Watch en un informe sobre una práctica abolida en casi todo el mundo.

En el informe de 100 páginas titulado «Cuando muera me enviarán a casa: Jóvenes sentenciados a prisión perpetua sin libertad condicional en California», Human Rights Watch describe que en muchos de los casos donde los delincuentes juveniles fueron procesados junto con un adulto, los jóvenes recibieron condenas más severas que sus copartícipes mayores. Hay 227 presos en el estado de California condenados como delincuentes juveniles a prisión perpetua sin derecho a libertad condicional.

«El hecho de condenar menores de edad a prisión perpetua sin libertad condicional significa que morirán en prisión sin la posibilidad de una segunda oportunidad en la vida», señaló Elizabeth Calvin, defensora de los derechos de los niños de Human Rights Watch y autora del informe. «La población puede permanecer segura sin la necesidad de encerrar a los menores de por vida por crímenes que cometieron cuando aún eran demasiado jóvenes para votar, beber o incluso conducir».

Para la elaboración del informe, Human Rights Watch entrevistó a 27 personas condenadas de por vida sin derecho a libertad condicional por crímenes cometidos en edades que van desde los 14 a los 17 años. El informe se basa en archivos del Departamento de Corrección y Rehabilitación de California y analiza datos obtenidos en una encuesta llevada a cabo por Human Rights Watch que abarcó a más de la mitad de la totalidad de los jóvenes que cumplen este tipo de condenas.

Pese a la creencia popular contraria, Human Rights Watch reveló que la prisión perpetua sin derecho a libertad condicional no está reservada para aquellos menores que cometen los peores crímenes o que muestran signos de ser criminales irredimibles. De hecho, el 45 por ciento de los jóvenes californianos condenados a prisión perpetua sin libertad condicional por haber participado en un homicidio no mataron a la víctima. Muchos fueron condenados por homicidio preterintencional, o por cooperar o asistir en el asesinato, pues custodiaban el área mientras se cometía el delito o bien participaban en otro acto delictivo al tiempo que tenía lugar el homicidio.

En aproximadamente el 70 por ciento de los casos reportados a Human Rights Watch en los que el joven no actuaba solo, al menos uno de sus cómplices era un adulto. La encuesta revela que en el 56 por ciento de estos casos el adulto recibió una sentencia menor que el joven.

Muchos de los jóvenes encuestados escribieron mensajes emotivos expresando su remordimiento y ofreciendo disculpas a las familias de sus víctimas.

A nivel nacional, en un estudio realizado por Human Rights Watch en 2005 se estimó que el 59 por ciento de los infractores juveniles que cumplían cadena perpetua sin derecho a libertad condicional en los Estados Unidos habían cometido por primera vez un delito, y ni siquiera existía en sus antecedentes algún registro de un caso delictivo en su contra.

Otros estados que están considerando reformas o han iniciado esfuerzos para eliminar la sentencia incluyen Florida, Illinois, Louisiana, Michigan y Washington.

El derecho internacional prohíbe la condena de infractores juveniles, y esta práctica se encuentra igualmente establecida en casi todos los demás países del mundo. Human Rights Watch estima que sólo siete personas fuera de los Estados Unidos se encuentran actualmente cumpliendo condenas perpetuas sin derecho a libertad condicional por crímenes cometidos cuando eran menores de edad.

«La misma inmadurez que lleva a los menores a cometer los crímenes en primer lugar los deja mal preparados para navegar el sistema de justicia criminal, por lo que son más propensos que los adultos a recibir condenas más severas», señaló Calvin. «Algunos de los jóvenes que entrevisté, por ejemplo, no comprendían el sistema de aceptación de culpabilidad a cambio de una reducción de la pena, de manera que rechazaban una sentencia de quince años por considerarla muy larga y terminaban recibiendo prisión perpetua».

Uno de los entrevistados, Dave U., quien tenía 16 años de edad al momento de cometer el crimen, dijo que tuvo varios cómplices adultos, uno de los cuales era más de 10 años mayor que él:

«Pensé que esos tipos mayores serían mis amigos, pero al final, dijeron que fui yo quien hizo todo».

Casi todos los entrevistados dijeron que no comprendían enteramente el procedimiento judicial, su rol en el proceso y las consecuencias que estaban en juego. Jeff S., quien tenía 16 años de edad al momento de cometer el crimen, señaló a Human Rights Watch:

«Ni siquiera sabía que me habían dado prisión perpetua sin derecho a libertad condicional hasta que hablé con mi abogado luego de la audiencia.»

California tiene los índices más altos a nivel nacional en disparidad racial en la imposición de condenas de por vida sin derecho a libertad condicional para delincuentes juveniles. Los jóvenes afroamericanos cumplen este tipo de condenas en una proporción 18 veces mayor que los jóvenes blancos, mientras que los jóvenes latinos lo hacen en una proporción cinco veces mayor.

A pesar de que no existe evidencia que indique que dichos jóvenes no pueden ser rehabilitados, muchos de los jóvenes que cumplen condenas perpetuas sin libertad condicional señalaron que sus sentencias no les permiten participar de programas de rehabilitación dentro de la prisión.

Se prevé que la Ley de Reforma de la Cadena Perpetua sin Derecho a Libertad Condicional para Delincuentes Juveniles (SB 999) será sometida a votación en el Senado estatal antes del 31 de enero de 2008. En caso de ser aprobada por el Senado y la Cámara de Representantes, el proyecto de ley, propuesto por el senador Leland Yee (D-San Francisco/San Mateo) pondría fin a la condena de delincuentes juveniles a prisión perpetua sin derecho a libertad condicional en el estado de California. Los jóvenes procesados por homicidio aún podrían ser sentenciados a cadena perpetua, pero tendrían la oportunidad de obtener la libertad condicional tras haber cumplido 25 años o más de condena. El proyecto de ley se encuentra avalado por un número considerable y variado de organizaciones, coaliciones y grupos religiosos.

«Incluso los menores procesados por crímenes que han causado terrible sufrimiento son capaces de reformar sus vidas», señaló Calvin. «Los delincuentes juveniles de California deben ser condenados por sus crímenes, pero también merecen la oportunidad de rehabilitarse. Los dirigentes políticos de California deben darles la oportunidad de hacerlo mediante la aprobación de la ley SB 999».

Testimonios seleccionados del informe:

«Cuando nos ofrecieron [a mi cómplice y a mí] 30 años, -30 años exactos, no de 30 a prisión perpetua – teníamos 17 [años de edad]. No comprendíamos. ¿Treinta años? Tenía 17 y en 30 años tendría 47. Me parecía una eternidad. Estábamos en un centro de detención de jóvenes. Dijimos que no».
– Robert D.

«El juez me dejó abrazar a mi madre, y lloré y no podía parar… me dieron perpetua sin libertad condicional y yo no había matado a nadie».
– Ray J., quien tenía 17 años de edad al momento de cometer el crimen, describió el momento en que escuchó la condena.

«Cuando eres chico no te das cuenta cuán frágil es la vida o cuán frágil se vuelve».
– Billy G., quien tenía 17 años de edad al momento de cometer el crimen.

«Mis pensamientos sobre lo que les había hecho – he estado pensando acerca del crimen, mi caso y las víctimas… no comprendí mi situación hasta que tuve más o menos 24 ó 25 años. Comencé a pensar acerca de toda mi vida, lo que mi familia tuvo que atravesar – su dolor y sufrimiento. Comencé a despertar. Comencé a arrepentirme… Sólo yo aceptando lo que les había hecho».
– Roland T., 33 años, describió el proceso mediante el cual comenzó a comprender lo que había hecho y sus remordimientos al respecto.

«[Estaba] muerto de miedo. Medía 5 pies y 6 pulgadas, pesaba 130 libras y me enviaron a la Prisión Estatal de la Bahía Pelícano. Intenté matarme porque no podía soportar lo que me decían las voces en mi cabeza…’Te van a violar.’ ‘No volverás a ver a tu familia'».
– David C., 29 años de edad, describe el momento en que fue enviado a los 18 años de edad a una de las prisiones de máxima seguridad de California. David tenía 16 años al momento de cometer el crimen.

Leer informe completo (disponible en inglés)
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