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Israel apunta a Haniyeh

Fuentes: IPS

El primer ministro palestino Ismail Haniyeh limitó sus apariciones públicas desde que el soldado israelí Gilad Shalit fue secuestrado por combatientes islámicos en la frontera de Gaza, por temor a ser asesinado en represalia por el ejército israelí. El 30 de junio apareció brevemente en una mezquita sobre la costa de la franja, donde acusó […]

El primer ministro palestino Ismail Haniyeh limitó sus apariciones públicas desde que el soldado israelí Gilad Shalit fue secuestrado por combatientes islámicos en la frontera de Gaza, por temor a ser asesinado en represalia por el ejército israelí.

El 30 de junio apareció brevemente en una mezquita sobre la costa de la franja, donde acusó a Israel de usar el secuestro del soldado como pretexto para volver a invadir Gaza y derrocar al gobierno palestino, controlado por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).

«Toda esta guerra es la demostración de que hay un plan premeditado», afirmó Haniyeh, y añadió que Israel procura «secuestrar» a su gobierno, en referencia a la detención de ocho de sus ministros y 20 legisladores, acusados de pertenecer a una «organización terrorista».

El ejército israelí lanzó un gran operativo en Gaza –de donde se había retirado el año pasado– y en Cisjordania en respuesta al secuestro de Shalit el 24 de junio.

Haniyeh afronta su momento más difícil desde que asumió el cargo en marzo. Israel bombardeó sus oficinas en Gaza el domingo y amenazó con demandar su sangre si el soldado secuestrado resulta herido.

El primer ministro procura convencer al mundo de que su gobierno es legítimo, pese a que Estados Unidos y la Unión Europea consideren a Hamas una organización terrorista, y ha pedido que se reanude la asistencia internacional a la Autoridad Nacional Palestina.

Pero sus esfuerzos se vieron frustrados tras la participación del ala militar de Hamas en el secuestro del soldado y la decisión de ese movimiento islámico de integrar a los pequeños grupos armados que lanzan cohetes artesanales desde Gaza contra objetivos israelíes.

Por el contrario, estas acciones han consolidado la idea entre los líderes occidentales de que Hamas es una organización radical y violenta.

El drama del secuestro empujó a Haniyeh a una disyuntiva: por un lado, busca mostrarse responsable y pragmático ante el mundo, pero por otro no desea ser visto como un traidor por sus propios partidarios.

En un principio, funcionarios del gobierno de Hamas aseguraron que estaban trabajando por la rápida liberación del soldado, pero ahora cambiaron el tono e insisten en que Israel antes debe dejar en libertad a todos los presos palestinos en sus cárceles.

Haniyeh es muy consciente de las manifestaciones en Gaza por parte de las familias de los cerca de 8.000 prisioneros palestinos en Israel, reverenciados por su pueblo como líderes de la lucha por la liberación nacional. Los propios presos han enviado mensajes pidiendo que Shalit no recupere la libertad hasta tanto ellos sean excarcelados.

«El secuestro creó una dinámica que hará muy difícil que se libere al soldado sin obtener nada a cambio», dijo a IPS el ex ministro palestino de Planificación Ghassan Khatib.

«Para Hamas, la operación militar fue exitosa. Aumentó su popularidad. Pero si liberan al soldado sin obtener nada, toda la operación les saldrá por la culata en el campo político. No importa cuánta presión ejerza Israel: si no les dan algo a cambio, no lo liberarán», añadió.

Los grupos armados que tienen al soldado divulgaron un comunicado la noche del viernes demandando la liberación de 1.000 presos palestinos en cárceles israelíes, así como el fin de la incursión en Gaza.

En respuesta, el gobierno de Israel anunció que no negociaría la liberación de Shalit.

«El primer ministro Ehud Olmert ha reiterado que no habrá ningún acuerdo, y (alertó) que o Shalit es liberado o lo rescataremos», indicó el portavoz de la cancillería israelí Mark Regev.

En los primeros días después del secuestro, pareció surgir una división dentro del Hamas. Mientras los líderes políticos querían poner fin al asunto, el ala militar insistía en demandar la liberación de los presos palestinos.

También parece haber una pulseada entre Haniyeh, quien promovía una postura más moderada para resolver la crisis, y Khaled Meshal, la principal figura del Hamas fuera de los territorios palestinos –radicado en Damasco– y quien Israel sospecha dio la orden del secuestro.

Meshal ha insistido en que el soldado sólo puede ser liberado a cambio de los prisioneros palestinos.

Haniyeh y el presidente palestino Mahmoud Abbas, respectivos líderes de los partidos políticos palestinos opuestos Hamas y Al Fatah, de pronto parecieron estar en la misma línea de pensamiento, ansiosos por poner fin al episodio del secuestro y temiendo las consecuencias de una gran ofensiva israelí en Gaza.

El acercamiento entre ambos partidos ya se había visto reflejado en el acuerdo que alcanzaron la semana pasada en un documento que llama a la creación del estado palestino con las fronteras existentes antes de la guerra de los Seis Días, en 1967. Esto significaba un reconocimiento implícito de la existencia de Israel por parte de Hamas.

El documento, severamente criticado por algunos miembros radicales de Hamas, como Meshal, también llama a la formación de un gobierno de unidad nacional. De esta manera, Abbas y Haniyeh esperaban convencer a Occidente para que levantara sus sanciones y reanudara su asistencia.

Israel minimizó el documento señalando que se trataba de un asunto «interno» palestino e indicando que, si bien llamaba a detener los atentados dentro del Estado judío, prometía continuar con la guerra en los territorios ocupados.

Ghassan Khatib afirmó que la disposición de Hamas a aceptar el documento era un «movimiento en la dirección correcta».

«Hamas debe ser estimulado por este paso, quizás en la forma de una reanudación de la asistencia internacional», sostuvo.

Pero un día después de que el documento fue firmado, representantes del gobierno liderado por Hamas comenzaron a pedir la liberación de los presos palestinos en cárceles israelíes a cambio del soldado secuestrado.

El cambio pareció ser una reacción ante la creciente presión del público palestino, en especial de las familias de los prisioneros.

Pero Khatib tiene otra explicación. «El gobierno palestino intentaba disociar su actividad con el ala militar de Hamas, pero no lo logró. Los israelíes y la comunidad internacional ven a Hamas como el Hamas, sin hacer diferencia entre el ala política y la militar», señaló.