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Ominoso presente: una claudicación de humanidad

Israel dispuesto a acabar con los palestinos

Fuentes: Rebelión
https://revistafuturos.noblogs.org/

Aunque todavía estamos en el pleno y agónico presente, a partir del operativo guerrilleril de la resistencia armada palestina en la Franja de Gaza el 7 de octubre de 2023, su gravedad, la acumulación de dolor, vesania, fake news y muerte, es tal que nos atrevemos a afirmar que, como el 11 de setiembre del 2000 con las torres neoyorquinas esfumadas, y varias otras efemérides históricas, este 7 de octubre ha forjado un tiempo nuevo. No necesariamente mejor. Más bien, ominosamente peor.[1]

Nunca antes el ejército israelí ha experimentado la muerte de dos o tres centenares de soldados en enfrentamientos con la resistencia palestina (que, como se sabe, no tiene ejército). Por ejemplo, el operativo israelí “Plomo fundido”, en 2008, que provocó miles de muertos palestinos, arrojó a su vez cinco soldados israelíes muertos. Lo mismo ha pasado en las intifadas, en las sucesivas “invasiones punitivas” o en la resistencia a los desalojos: los muertos son puestos por los palestinos, no por las tropas de ocupación, salvo excepciones y “accidentes”.[2]

La reacción israelí ante su primera derrota militar y securitaria significativa con palestinos el 7 de octubre, 2023, parece haber funcionado como “un juego de la verdad” poniendo a la luz del día, ya sin afeites más o menos diplomáticos, lo que Israel siente por Palestina, lo que los judíos israelíes consideran que tienen que hacer con los palestinos.

El trastorno ”estadístico”, el revés político y policial generado por el operativo palestino, “ayudado” o no por la seguridad israelí (una hipótesis parte de la base que la sofisticación securitaria israelí no puede haber omitido la observación y el control de preparativos que hasta los servicios egipcios registraron y advirtieron a “sus colegas” israelíes como de “inminente invasión”). Para quien esto escribe es de segundo orden saber si el operativo fue así “ayudado” o desencadenado sólo desde la misma resistencia. Porque lo importante es la huella dejada.

En ese penoso balance con soldados israelíes ejecutados el 7 de octubre, hay que anotar también los asesinados mediante la Directiva Hannibal, un criterio según el cual Israel mata incluso a sus “hijos” para que no caigan en manos de “el enemigo”, ni siquiera para un canje con preservación de vidas. En ese caso, en ese mismo 7 de octubre estamos hablando de israelíes matados… por israelíes. Israel oculta celosamente cuántos.

Una “directiva” como la Hannibal nos permite otear el alcance del orden dispuesto (e impuesto) por Israel. Si están dispuestos a matar a propios, ¿qué podemos vislumbrar para quienes son sus enemigos?

Luego de ser Palestina y los palestinos bombardeados en sus viviendas, comercios, mezquitas, escuelas, calles, usinas, universidades, hasta derribar edificaciones a veces de diez o más pisos, con el consiguiente tendal de desolación, muerte, heridos, Netanyahu rubrica semejante daño prosiguiendo el sitio: “no alimentos, no agua, no electricidad, no combustibles, no medicina.”

Tras una estudiada demora dejando a Israel hacer lo que considera necesario, es decir admitiendo el poder de Israel como superior, incombatible, prácticamente el único, aliados mediadores inician tímidamente movimientos apaciguatorios. Un mes después del 7 octubre, Anthony Blinken se atreve a recordarnos que «demasiados palestinos han sido asesinados» en Gaza.[3] Habla entonces de cientos.

A cinco meses, diversos informes nos hablan de guarismos cercarnos a treinta mil muertos palestinos: Anna Lekas Miller menciona 27 131 asesinados en la FdG, en febrero  2024.[4]  La Union Juive Française pour la Paix (UJFP), antisionista,[5] registraba en enero 2024  “más de 30 000”. Y la TV española en marzo: “Al menos 30.878 palestinos han muerto por los ataques israelíes desde el 7 de octubre”.[6]

¿Por qué desde hace ya meses, los asesinados mediante bombardeos y derribo de gran parte de las estructuras urbanas de la principal ciudad gazatí (y de otras como Khan Younis) siguen rondando los 30 000? Las cifras habían crecido a ritmo infernal desde los cientos de noviembre (declarados ya muy a la baja por Blinken) hasta los tan reiterados treinta mil.

Porque las cifras de muertos y heridos provenían de los hospitales gazatíes y registraban el imparable aumento de muertos provocados por los bombardeos. Pero hace ya mucho tiempo que no hay registros luctuosos porque no hay más hospitales. Israel ha pulverizado todas las instancias e instituciones sociales, además de los cuerpos individuales de lo palestino.

Y la realidad, monstruosa, supera racionalidades y rutinas. Alguien que se ha atrevido a ponderar el daño material y todos los torniquetes que Israel ha aplicado a la FdG (y también a Cisjordania y el área palestina de Jerusalén), estima los muertos palestinos hacia febrero-marzo en unos 200 000 seres humanos, hombres, mujeres, infantes. Se trata de Ralph Nader, un estadounidense de origen libanés, alguna vez candidato presidencial (aunque de partidos menores como el Verde).[7]

Con sensatez, nos recuerda lo que ya vimos, que no hay más estadísticas confiables y advierte que tanto el gobierno israelí como Hamás están, por razones distintas, interesados en “achicar” la montaña de cadáveres. Aventura un juicio que me parece digno de tener en cuenta: “Hamás subestimó demasiado la comisión de crímenes de guerra por parte del vengativo ejército de ocupación israelí; un superpoder total e incondicionalmente respaldado por el superpoder militar norteamericano.”

Pero el argumento más contundente, a mi ver, es que los números que se publicitan no se parangonan con la realidad de los bombardeos. Nader se pregunta cómo conciliar una cifra de muertos que apenas sobrepasa el 1% de la población expuesta al ataque inmisericorde con la devastación y el alcance que las imágenes muestran (más ajustadamente 1,5%).

Y agrega que una estimación hecha, por ejemplo, en diciembre 2023, desde la cátedra de Salud Pública de la Universidad de Edimburgo, alcanzaba al orden de medio millón de palestinos matados para 2024 (mantenidas las acciones como entonces).

Hay que agregar que estos guarismos crecen progresivamente aun sin nuevos bombardeos porque Israel, empecinado en llevar adelante el genocidio palestino mantiene el sitio en todos sus órdenes: sanitario, alimentario, energético, de traslados.

La muerte en esta situación busca más a la infancia. Que es lo que brota de la escasa información que puede venir rompiendo el cerco a costa de tanto riesgo de vida.

“Israel está matando de hambre intencionalmente a los palestinos de Gaza desde el 8 de octubre”, han denunciado esta semana expertos de la ONU.

“[…] La hambruna, la fase más crítica de la inseguridad alimentaria, es ‘inminente’.[8] Salvo lo ridículo del “inminente”, cuando hace ya mucho tiempo que la tortura del hambre, las enfermedades, el desamparo y la artillería están castigando… todos los cuerpos, y la inminencia ya ha quedado muy atrás.

Acerca de la política de estrangulamiento progresivo de Israel sobre la FdG, es importante tener en cuenta la observación de Jens Laerke, vocero de la UNOCHA[9] en Ginebra: “Una vez que se declara una hambruna es demasiado tarde para mucha gente”. Nos recuerda que, en Gaza, hay medio millón de personas que en la práctica ya la sufren: no hay un flujo comercial de alimentos, los camiones con ayuda humanitaria entran a cuentagotas y tienen muchas dificultades para circular ‘porque Israel derriba toda edificación y destroza toda pavimentación.’ [10]

El 2 de marzo 2024, el reportero Ishaan Tharoor del Washington Post escribió: “El grueso de los más de dos millones de habitantes de [la Franja de] Gaza enfrentan la probabilidad del hambre; un estado de cosas que implica la pérdida de nutrición a una velocidad jamás antes vista de acuerdo con trabajadores dedicados a la ayuda de emergencia. La niñez es la que entra más rápidamente en la inanición. Las redes de asistencia han puntualizado que es la restricción dispuesta por Israel sobre el flujo de asistencia al territorio, la principal causa de las carencias. Algunos jerarcas del gobierno israelí reclaman abiertamente terminar con todo el flujo.”[11]

Y Nader también transcribe el testimonio de Jan Egeland, a cargo del Consejo Noruego de Refugiados: “Digámoslo claramente: los civiles gazatíes enferman por la falta de alimentos y agua porque Israel mantiene tan severas restricciones; todas las provisiones vitales para mantenerse vivos están intencionalmente bloqueadas; y las mujeres y la niñez, sobre todo, están pagando el precio.” (ibíd.)

Esta voluntad genocida de los israelíes, que sobrepasa la furia desatada el 7 de octubre, cuando los palestinos sorprendieron guardias israelíes que “se la habían hecho fácil” y que no pudieron responder a tiempo, sobrepasa el revanchismo.

Se nutre de algo más profundo. Tiene el viejo nombre de racismo. Siempre entrelazado con todos los proyectos colonialistas. En África, en Asia en el nuevo mundo de Colón.

El racismo es un rasgo básico que a todas luces nutre al sionismo (y a tantos otros movimientos, hoy en día incluso en auge): es el nervio ideológico mediante el cual cuando Israel salva del hambre de judíos falashas (etíopes afro), sin decir nada anudan las trompas de Falopio de las mujeres so pretexto de controles ginecológicos.

Porque, como dice el excelente Jonathan Cook: “Gaza no es sólo la primera línea de la guerra genocida contra el pueblo palestino; también es una primera línea en la guerra de la élite occidental contra nuestra capacidad de pensar críticamente.” [12]


[1]  Fechas que en la historia moderna, ya no solo nuestra, han operado como parteaguas: 20 marzo 2003, EE.UU. y los estados que le obedecen invaden Irak; 30 abril 1975, EE.UU. abandona Vietnam; 6 de agosto 1945, EE.UU. arroja bomba atómica en Hiroshima, Japón; 19 de julio 1936, fuerzas sindicales y políticas salen al paso del golpe de estado en España (desde África, el 17 de julio); y tal vez, aunque nos falte perspectiva histórica para verlo, 24 febrero 2022, Rusia invadiendo Ucrania. Del s xix, tenemos al 1º. Mayo ante matanza de obreros del 4 de mayo de 1886 (en Chicago, EE.UU).

[2]  Hubo una excepción; la huelga general, llamando a la resistencia de la sociedad palestina ante la intromisión creciente y avasallante de sionistas, en 1936. La sociedad palestina perdió unos 5000 hombres y tuvo unos 15000 heridos. Por su parte, británicos y judíos tuvieron unos 300 muertos cada sector (que no se enfrentaron entre sí, sino que actuaron juntos contra los huelguistas y rebeldes palestinos). Israel ha sufrido sí mayores pérdidas en vida humanas en guerras con estados árabes (aunque siempre muchísimo menores que las sufridas por sus antagonistas).

[3]  https://edition.cnn.com/videos/cnn-en-espanol/2023/11/10/blinken-palestina-muertos-guerra-gaza-crisis-israel-cnn-dusa.cnn.

[4]  

‘Operation Al-Aqsa Flood’ Day 119: Israel vows to push forward into Rafah, leaving Palestinians with nowhere left to flee
, 2 febrero 2024. 

[5]   https://ujfp.org/ils-nassassinent-pas-seulement-les-palestinien-nes-ils-tuent-aussi-le-judaisme/?utm_source=mailpoet&utm_medium=email&utm_campaign=le-newslettertotal-communique-de-lujfp-14297.   

[6]   https://www.rtve.es/noticias/20240308/gaza-guerra-israel-hamas-franja-de-gaza-estados-unidos-puerto-ayuda-humanitaria-joe-biden/16004979.shtml.

[7]   https://www.unz.com/article/how-many-gazans-have-already-died-perhaps-200000/.

[8]   https://elpais.com/planeta-futuro/2024-03-10/la-inminente-hambruna-en-gaza-como-hemos-llegado-aqui.html.

[9]    Sigla de Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.

[10]   https://news.un.org/es/story/2024/03/1528032.

[11]   Cit. p. Ralph Nader. 

[12]   “ ‘Are we the baddies?’ Western support for genocide in Gaza means the answer is yes”. (¿’Somos los malos? Que Occidente apoye el genocidio en Gaza significa que ‘nosotros somos los malos’). https://www.middleeasteye.net/opinion/israel-palestine-war-baddies-western-support-genocide-gaza-yes. 27 dic. 2023.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.