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Israel elige a su Bush

Fuentes: Haaretz.com

Traducido para Rebelión por J.M.

Las elecciones para el 17º parlamente -Knesset-, ya han sido decididas: Benjamin Netanyahu será el próximo primer ministro. Nada de la actual tendencia cambiará, que se vio reflejada en las encuestas del último fin de semana. En momentos en que el mundo entero, incluyendo Israel, está asombrado y movilizado por el milagro de la elección de Barack Obama, Israel está a punto de elegir un George Bush.

El enlodamiento de Tzipi Livni ya no se modificará, como ella tampoco el candidato Ehud Barak encontrará el camino perdido. Tampoco la organización del nuevo partido de izquierda hará la diferencia hacia un lado u otro -es demasiado pequeño y demasiado tarde. Israel tiene la intención de votar al conservador, del ala derechista, nacionalista y belicoso candidato, el Bush israelí. El mundo se mueve hacia delante, mientras Israel hace un paso hacia atrás.

Posiblemente Netanyahu no sea tan horroroso como la izquierda lo ve, pero el muy fuerte apoyo del que goza en las encuestas, nos muestra a nosotros y al mundo, incluyendo al mundo árabe, la naturaleza verdadera de la sociedad israelí. Menudo alivio para el engañoso mito de que la mayoría de los israelíes desean la paz; se pueden olvidar de las engañosas encuestas que mostraban a la mayoría del público apoyando la solución de dos estados. No solución, no dos estados, solamente la verdad que nuevamente se explicita: un nacionalista, una sociedad beligerante, nacionalista eligiendo su vivo retrato como líder.

Una vez en cada pocos años tenemos este referéndum sobre las posibilidades de la futura paz y la ocupación, principal tema de las campañas electorales. Una vez cada tantos años, la izquierda se revela como una fuerza virtual incomparable. Los candidatos discuten entre ellos mismos sobre quién va a «repartir» y quien va a «devolver», quien va a «renunciar» y quién va a «dar», preguntas que son claramente inmorales, a la luz de la verdad de que se trata de territorios que no son nuestros. Y al final, el elegido, todos los elegidos, es muy poco lo que hacen, si es que algo hacen, por alcanzar la paz y finalizar con la ocupación de los territorios. El diálogo engañoso, como si algo fuera a cambiar inmediatamente después de las elecciones, se hace trizas una y otra vez. Desde este punto de vista, no hay grandes diferencias entre los candidatos. Sin embargo, el amplio apoyo al candidato Netanyahu es significativo. Refleja el espíritu predominante de la nación: ellos quieren que los árabes «desaparezcan de sus ojos», ó, por lo menos, tener «tranquilidad de ellos», no importa cómo. Y olvídense del resto.

Votaremos todos por Netanyahu y su partido Likud, con el bizarro de Benny Begin y Moshe Ya’alon a la cabeza, y estaremos dando nuestro voto por más años de violencia y ocupación, de los cuales no se ve el final. Votaremos a Netanyahu y recibiremos «paz económica» y economía de derecha, esa que nosotros deseamos, esa que nosotros nos merecemos. Les avisaremos a los árabes: olvídense de la paz, de la iniciativa de Arabia Saudita, un compromiso justo e histórico, de los moderados que hay entre ustedes, de las negociaciones basadas en una clara voluntad de alcanzar la paz. En esta línea, escucharán la mentira de la «paz económica» y la ya famosa y absurda «ellos darán, ellos recibirán» y la de la «mayor operación» tan deseada en Gaza, que pondrá fin a las verdaderas negociaciones.

La sociedad israelí escuchará nuevamente las declamaciones «ellos tienen m-i-e-d-o», susurros de que «la izquierda olvidó lo que es ser judío», el cerdo capitalismo y el thatcherismo. Ni un microscopios pequeño podría enseñar algún cambio de

Netanyahu, desde el tiempo que los israelíes se alimentaron de él. Nada cambió en él, sólo nosotros cambiamos. El genio belicoso y nacionalista nuevamente salió de la botella.

Hay tiempos en los cuales el voto para la derecha puede significar posponer por un tiempo un proceso histórico inevitable. No es así en este momento. El mundo árabe esta golpeando repetidamente a las puertas de Israel, casi suplicando para resolver el problema palestino y todos llegaremos a la paz; el presidente sirio hizo llamamientos similares a los que trajo a Israel a Anwar Sadat, sin recibir respuesta. Los desesperados palestinos están a las puertas de una próxima gran confrontación con nosotros, con Hamas a la cabeza y que pronto liderará también en Cisjordania; algunos de los antiguos dirigentes de la derecha, con Ehud Olmert como principal, despertaron finalmente de su peligroso sueño de la Gran Tierra de Israel; y ya hay no pocos colonos que están dispuestos a considerar el abandono a cambio de compensaciones económicas. Mientras todo esto ocurre y es dejado atrás, Israel vota a favor del rechazo.

Estamos a punto de elegir a un candidato que declaró explícitamente que no hay nada que discutir con los palestinos, que ya demostró sus nada despreciables dones piromaniacos cuando abrió un túnel en el muro de los lamentos, alguien que trata de engañar al público con declaraciones acerca abrir zonas industriales palestinas en lugar de evacuar las colonias y proveyendo ayuda económica en lugar de garantizar a los palestinos independencia política como se merecen, como se merece cada pueblo. Netanyahu volverá y nos engañará, Obama guardará distancia debido a otros urgentes problemas, se perderán oportunidades y el fuego volverá y arderá. Esto es lo que nosotros queremos, y es esto lo que recibiremos. Sin embargo, los poco favorables sondeos contribuirán en algo: se les corre la máscara. Un Israel que vota Likud no desea la paz,sin ningún pero.

http://www.haaretz.com/hasen/spages/1039947.html