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La ultra derecha del mundo tiene en el sionismo su ejemplo a seguir, de ahí la amenaza histórica que representa

Israel es el epicentro del nazismo contemporáneo

Fuentes: Rebelión

El calificativo de que Israel es un Estado nazi, no tiene un afán propagandístico o mediático, sino que expone la alarmante situación a la que se enfrenta el pueblo palestino. Tomando como base los estudios de Atilio Boron y Andrés Tzeiman, se puede señalar que las peculiaridades del nazismo son:

  1. El nazismo es constituido y constituyente del imperialismo, es su rostro nacional. 
  2. Esta impulsado por una burguesía monopólica nacional expansionista, es decir, con aspiraciones transnacionales.
  3. La política expansionista se ejerce por medio de la guerra, la ocupación y vaciamiento de territorios colonizados.
  4. El nazismo en dimensiones políticas no es solo una forma particular de gobierno, expresa la constitución de un Estado-dictadura de la burguesía nacional monopólica donde opera una ruptura radical con las formas democrático burguesas, los derechos democráticos, los derechos humanos, etc. y por tanto con la ideología democrático-liberal. 
  5. El Estado adquiere un carácter terrorista produciendo un cambio cualitativo en la forma de dominación y en la forma de Estado liberal. Las instituciones políticas y jurídicas de la democracia son abandonadas.
  6. El nazismo materializa los intereses políticos de las elites económicas y políticas revestidos de ultranacionalismo, cuya dictadura amalgama el espíritu nacional-popular con ideologías racista, xenófoba y la persecución de minorías. 
  7. Esta dictadura es de tal radicalidad que la deshumanización del “otro” es orgánica, con lo cual se genera la condición de posibilidad de su exterminio. 
  8. En el nazismo aparece un culto a la glorificación de la violencia y la guerra, por lo que es casi “natural” resolver las disputas políticas o crisis a través del belicismo y el militarismo. 

Como se ha evidenciado bestialmente en el último año, en el Estado de Israel operan formas de cada uno de estos componentes del nazismo.

  1. Israel siempre ha representado una cabeza de playa de los intereses imperialistas de Estados Unidos y Occidente sobre los recursos energéticos de medio oriente. Funciona como un desestabilizador de la región y opera para que las naciones árabes no constituyan una gran alianza. 
  2. La ocupación militar, vaciamiento y despojo del territorio palestino, y las intenciones de ocupar territorios en El Líbano, Siria, Jordania y Egipto, son muestra de s ulógica expansionista.
  3. La política de apartheid en Gaza y Cisjordania y la conversión de Gaza en un campo de concentración.
  4. El ultranacionalismo sionista que sistemáticamente se encuentra en una campaña de humillación y degradación de la identidad nacional palestina, además de la criminalización, proscripción y destrucción de la cultura e identidad palestina. 
  5. La deshumanización del pueblo palestino para justificar políticas de limpieza/exterminio étnico y genocidio: el hambre como política, el infanticidio sistemático y el vaciamiento del territorio de Gaza
  6. La glorificación del belicismo, su exhibición mediática y exaltación de los crímenes contra el pueblo palestino.

Todo lo anterior son practicas abiertamente nazis. De ahí que el concepto de nazi-sionimo sea tan acertado para exponer el contenido esencial y la forma concreta del estado de Israel.

El nazismo, como sistema estructural y sistemática de opresión, aparece históricamente como “forma particular de contrarrevolución burguesa con base de masas”.  Es por ello que en la década de los 30, Londres y Washington no vieron mal el ascenso y la expansión del nazismo que funcionaba como muro de contención y enemigo del comunismo. Hoy occidente, sus burguesías imperialistas y centros de poder en Washington, Bruselas, Berlín, Londres o Paris, no cuestiona con severidad el crecimiento, expansión y los crímenes de lesa humanidad cometidos por el sionismo, porque expresa los intereses económicos y políticos imperialistas en medio oriente.

Es verdad que en Occidente existe un ascenso de la ultra derecha y las agrupaciones fascistas: En Ucrania se financian milicias nazis como el Batallón Azov quienes encabezaron el exterminio de la población ruso parlante en las regiones de Donbast y Donetsk: en Italia gobierna el partido de ultraderecha Hermanos de Italia; en Francia el Frente Nacional de Jean-Marie Lepen cobra cada día mayor fuerza; en Hungría el movimiento de filiación fascista por una Hungría Mejor (Jobbik) crece: en España la agrupación VOX mantiene su presencia en el parlamento; en Portugal el partido nazi Chega obtuvo representación en el parlamento, y; en Alemania, los nazis entraron después de décadas al poder legislativo. Pero por el momento, ninguna de estas fuerzas fascistas o de ultra derecha han logrado imponer su dictadura, ya sea por resistencias internas o externas, a diferencia de la dictadura sionista que se ha impuesto sobre Palestina. 

Por ello, no sorprende que los fascistas, como Eduardo Verástegui, Milei, Trump o el bolsonarismo, miren con sádica “admiración” los bestiales e inhumanos crímenes cometidos en los territorios de Gaza y Cisjordania por Tel-Aviv. La ultra derecha del mundo, tiene en el sionismo su ejemplo, de ahí la amenaza histórica que representa.

El éxito del sionismo como nueva forma del nazismo es una amenaza para la humanidad y no solo un problema de los palestinos, como los indolentes liberales o socialdemócratas quieren hacernos pensar. Los bombardeos sincronizados de israelíes contra Siria, Líbano, Irán, Irak y Yemen, o que soldados sionistas se atrevan a disparar contra una delegación diplomática de al menos 20 países, son muestra de la sínica máquina de guerra que representa.   

Al igual que hace 80 años con la derrota de los nazis, no esperamos que sean las burguesías de occidente y los gobiernos lacayos al imperialismo quienes detengan el genocidio. Serán los pueblos y los gobiernos verdaderamente populares. Las masivas movilizaciones en Inglaterra, Canadá, Francia, España y otros países, están obligando a sus gobiernos, a tomar distancia y aislar, aunque aun tibiamente, a Tel Avid. 

Si el nazis-sionismo asciende, y la ultraderecha ve un referente practico en él, las fuerzas populares y democráticas, debemos prepararnos para recordarles que tendrán su nuevo Stalingrado. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.