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Israel está atacando Deir al-Balah, la última ciudad que queda en pie en Gaza

Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Deir al-Balah iluminada por bengalas durante un ataque terrestre israelí (Ali Jadallah/Anadolu)]

Deir Al-Balah, Gaza: A las 7 de la mañana del domingo, Mohammed Mahmud Abu Hiswan, un profesor de 26 años de Deir al-Balah, recibió un mensaje en su teléfono del ejército israelí. La comunicación incluía un mapa con órdenes de expulsión para una parte de la ciudad que abarcaba varios barrios del sur.

«Fue la hora más difícil de mi vida», dijo Abu Hiswan a Drop Site. «Ayer mismo me estaba preparando para dar clase a los niños. Y ahora tenía que decidir qué llevarme, adónde ir y preguntarme si mi familia sobreviviría».

Con una familia numerosa —su padre, sus tíos, cinco hermanos, dos hermanas y todos sus hijos—, se apresuró a pensar qué hacer. «Nos preguntamos: «¿Nos llevamos los muebles o sólo las mantas? ¿Podemos llevarnos algo? ¿Adónde podemos ir?»».

La familia decidió separarse. Abu Hiswan se llevó a la mayoría de las mujeres y los niños a buscar refugio, mientras que su padre y sus hermanos se quedaron atrás para intentar asegurar la casa antes de partir. Alrededor de las 4:15 p.m., la zona era sometida a un fuerte bombardeo.

«Estaba a pocos metros cuando oí la explosión», dijo Abu Hiswan. «Sabía que era nuestro barrio. La gente gritaba, las voces de los heridos pedían ayuda. Entré en pánico: mi padre, mis hermanos… seguían allí».

Corrió de vuelta y encontró a su padre herido, pero vivo. Su tío, Mohammad Shaaban Abu Hiswan, de 54 años, había muerto por la metralla. A su lado yacía la prima de Abu Heswan, Sama, de 11 años, sangrando profusamente por la pierna, que había quedado amputada. La llevaron al hospital, donde los médicos lograron salvarle la vida.

La familia acabó huyendo del sur de Deir al-Balah, donde se concentraba el ataque terrestre israelí, al norte de la ciudad, donde ahora viven hacinados en una tienda de campaña. «No nos llevamos nada más que la ropa que llevábamos puesta», dijo.

La campaña militar israelí en Deir al-Balah el domingo supuso la primera vez desde el comienzo de la guerra, hace 21 meses, que las tropas israelíes lanzaban una ofensiva importante contra la ciudad, situada en el centro de Gaza. A diferencia de todas las demás ciudades y pueblos importantes de Gaza -incluidas la ciudad de Gaza, Jan Yunis, Jabaliya, Rafah, Beit Lahia y otros lugares-, Deir al-Balah es la única ciudad de Gaza que aún no había sido objeto de una operación terrestre israelí a gran escala ni había sufrido una devastación generalizada.

Las órdenes de desplazamiento emitidas por el ejército israelí el domingo abarcan unos 5,6 kilómetros cuadrados de Deir al-Balah, que abarcan cuatro barrios que albergan entre 50.000 y 80.000 personas, incluidas unas 30.000 personas refugiadas en docenas de campamentos de desplazados, según estimaciones de la ONU. La zona de expulsión atraviesa la ciudad hasta la costa mediterránea, cortando efectivamente el acceso entre Deir al-Balah y las ciudades al sur de Jan Yunis y Rafah.

Orden de desplazamiento militar israelí para partes de Deir al-Balah, 20 de julio de 2025. Fuente: X

Además de las decenas de miles de palestinos desplazados, Deir al-Balah es también la sede de varias agencias de la ONU y ONG internacionales.

El lunes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que las fuerzas israelíes irrumpieron en su principal residencia para el personal en Deir al-Balah, obligando a mujeres y niños a desplazarse a pie hacia la costa. «Los miembros masculinos del personal y sus familiares fueron esposados, desnudados, interrogados en el acto y registrados a punta de pistola», afirmó el grupo en un comunicado. «La última orden de evacuación en Deir al-Balah ha afectado a varias instalaciones de la OMS, lo que compromete nuestra capacidad para operar en Gaza y empuja al sistema sanitario aún más hacia el colapso. El almacén principal de la OMS, situado en Deir al-Balah, se encuentra dentro de la zona de evacuación y ayer sufrió daños cuando un ataque provocó explosiones y un incendio en su interior».

Las Naciones Unidas trasladaron la mayor parte de sus operaciones a Deir al-Balah después de que Israel invadiera Rafah en mayo de 2024, y la ONU afirmó que permanecería en Deir al-Balah desafiando las órdenes de expulsión de Israel. «Actualmente nos quedamos», declaró Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, durante una rueda de prensa el lunes. «Deir al-Balah es nuestro centro humanitario. Desde allí se envía personal a diferentes partes de Gaza. Ahí es donde está nuestro equipo. Ahí es donde se encuentra actualmente nuestra sede».

La zona de desplazamiento afectada también alberga infraestructuras hidráulicas fundamentales, como la planta desalinizadora del sur de Gaza, tres pozos de agua, un embalse y una estación de bombeo de aguas residuales. «Cualquier daño a esta infraestructura tendrá consecuencias que pondrán en peligro la vida», afirmó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU en un comunicado.

La última directiva significa que casi el 88% de Gaza se encuentra ahora bajo órdenes de desplazamiento o dentro de una «zona militarizada» israelí, lo que implica que más de dos millones de personas deben apiñarse en un 12% fragmentado del enclave.

«Parecía que la pesadilla no podía empeorar. Y, sin embargo, lo hace», afirmó Volker Turk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

El ataque a Deir al-Balah se produjo cuando la campaña de hambre forzada de Israel en Gaza está llegando a un punto de inflexión. Según el Ministerio de Salud de Gaza, sólo en los últimos dos días han muerto 33 palestinos por desnutrición y hambre. Hay informes de personas que llegan a las salas de urgencias en estado de agotamiento y fatiga extremos o que se desmayan en las calles.

Los palestinos que intentan conseguir alimentos en los llamados «centros de distribución» gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Estados Unidos e Israel, o en los pocos camiones de la ONU que transportan harina y a los que se les permite entrar en Gaza, son tiroteados, bombardeados y atacados a diario por las tropas israelíes. Más de 1.000 personas han muerto en masacres relacionadas con la ayuda humanitaria en menos de dos meses.

«Detengan el derramamiento de sangre. Pongan fin a la hambruna. La gente se desmaya en las calles por el hambre», declaró Ahmed Rayhan, un residente de 25 años de Deir al-Balah, a Drop Site. «Necesitamos una tregua inmediata. Necesitamos pasos fronterizos abiertos para que puedan entrar alimentos, medicinas y para evacuar a los heridos».

Rayhan fue desplazado por la fuerza de su hogar en Deir al-Balah el domingo junto con sus ocho familiares después de que Israel emitiera las órdenes de expulsión. Se enteró cuando su vecino recibió una llamada del ejército israelí con un mensaje grabado. Dijo que el ataque a la ciudad se produjo por la tarde. Su pariente de 47 años, Jaled al-Flit, resultó gravemente herido cuando una metralla se le incrustó en el cráneo. «No dormimos ni un minuto. Los aviones atacaban cada cinco minutos. Los helicópteros disparaban sin cesar. La artillería no paraba. Y los cuadricópteros, que eran los más aterradores, entraban en las casas, se quedaban suspendidos en el aire y disparaban». Él y su familia finalmente lograron trasladarse a un refugio en el centro de la ciudad.

Más declaraciones de los países occidentales en medio del genocidio

En medio de la continua ofensiva militar israelí y la campaña para matar de hambre, 28 países, entre ellos grandes potencias europeas como Gran Bretaña y Francia, emitieron el lunes una declaración conjunta en la que afirmaban que «la guerra en Gaza debe terminar ahora».

«El sufrimiento de los civiles en Gaza ha alcanzado nuevas cotas. El modelo de entrega de ayuda del Gobierno israelí es peligroso, alimenta la inestabilidad y priva a los habitantes de Gaza de su dignidad humana. Condenamos el suministro de ayuda a cuentagotas y el asesinato inhumano de civiles, incluidos niños, que tratan de satisfacer sus necesidades más básicas de agua y alimentos», afirma la declaración. «Instamos al Gobierno israelí a que levante inmediatamente las restricciones al flujo de ayuda y permita urgentemente que la ONU y las ONG humanitarias realicen su labor de salvar vidas de forma segura y eficaz».

Israel y Estados Unidos rechazaron la declaración. En una publicación en X, el embajador de Estados Unidos en Israel, Mike Huckabee, dijo: «¡Repugnante! ¡25 naciones presionan a Israel en lugar de a los salvajes de Hamás! Gaza sufre por una razón: Hamás rechaza TODAS las propuestas. Culpar a Israel es irracional».

Aunque la declaración de los países europeos y otros países fue contundente, no supuso ningún cambio en sus políticas.

«Se trata de una declaración deliberada [de los seis países occidentales] para desviar la atención de su negativa a tomar medidas significativas para alcanzar los objetivos que se han fijado», declaró a Drop Site Mouin Rabbani, coeditor de Jadaliyya y antiguo funcionario de la ONU que trabajó como asesor especial sobre Israel-Palestina para el International Crisis Group. «Tienen toda la influencia que necesitan, todos los medios que necesitan, para alcanzar de forma más o menos instantánea los objetivos que dicen perseguir, pero han tomado la decisión política deliberada de no hacerlo, y su principal contribución a este genocidio es enviar armas a Israel, para garantizar que no haya consecuencias significativas para Israel».

«La administración Trump al menos tuvo la decencia y la honestidad de no fingir que le importaba», añadió Rabbani. «Pero estos gobiernos europeos y otros gobiernos occidentales emiten una declaración que saben que no tiene sentido, que básicamente está diseñada para apaciguar a la opinión pública y dar la impresión de que realmente les importa, de que realmente están haciendo algo, mientras la utilizan como excusa para seguir con sus actividades habituales».

Hamza Salha es un escritor aficionado a las palomas que lucha por sonreír y vive de milagro y por casualidad.

Sharif Abdel Kouddous es un periodista independiente de prensa y televisión que reside entre Nueva York y El Cairo. Ha informado desde todo el mundo árabe, incluidos Egipto, Palestina, Siria, Libia, Yemen, Iraq, Bahréin y Argelia, así como desde todo Estados Unidos y otros espacios internacionales. Ha recibido un premio George Polk por su investigación sobre el asesinato de la periodista palestina Shirin Abu Akleh, un premio Emmy por su cobertura de la prohibición de viajar a musulmanes por parte de la administración Trump y un premio Izzy por su cobertura de la revolución egipcia de 2011.

Texto en inglés: Drop Site News, traducido por Sinfo Frenández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/07/23/israel-esta-atacando-deir-al-balah-la-ultima-ciudad-que-queda-en-pie-en-gaza/