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Judaísmo mesiánico, los colonos terroristas

Fuentes: Palestine Chronicle

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

El Gobierno israelí utilizó a arrogantes militantes israelíes fanáticos que abrazaron ávidamente el judaísmo mesiánico como tropas ideológicas avanzadas para la invasión colonial de Palestina ocupada. Sus miembros siguen la tradición del movimiento pionero judío secular -el laborismo- que había establecido las granjas colectivas y las milicias de los primeros colonos en Palestina bajo el Mandato Británico, creó el Estado de Israel y lo limpió de su población originaria. Los judíos mesiánicos están tratando de llevar el sionismo religioso desde los márgenes de la narrativa sionista hasta su centro.

Después de la guerra de 1967 una cultura nativa sionista de nacionalismo extremo echó raíces entre los israelíes y dentro de las elites gobernantes. En lugar de explorar las perspectivas de paz con los palestinos o sus partidarios árabes decidieron crear hechos sobre el terreno para dibujar un nuevo mapa para Israel. Se opusieron a la devolución de las tierras ocupadas, «la patria bíblica», como los colonos israelíes denominan a su tierra palestina. Desde el primer día las élites sionistas, los religiosos y los judíos laicos decidieron ocupar esas tierras mediante la colonización de las mismas.

Tanto Moshe Dayan como Shimon Peres, Yisrael Galili, Yigal Allon y los activistas del Partido Nacional Religioso (NRP) rivalizaban en sus planes para hacerse cargo de los territorios palestinos conquistados. Dayan favoreció los asentamientos judíos en todas las zonas ocupadas. En 1969 propuso la construcción de cuatro ciudades judías en la cima de la montaña que se extiende a lo largo de Cisjordania. Yisrael Galili publicó un documento donde proponía la política para los territorios ocupados, conocido en el tiempo como el «documento Galili». Incluía un llamamiento para reforzar los asentamientos judíos existentes y la construcción de otros nuevos, amén de dar incentivos a los industriales israelíes para construir fábricas en los territorios ocupados. Bajo el plan Allon el Gobierno alentó los asentamientos judíos en el valle del Jordán, esencialmente despoblado, para formar con las colonias una línea defensiva entre Israel y Jordania.

El nacionalismo sionista dio lugar a Gush Emunim (Bloque de los fieles), un movimiento propio de las colonias basado en el judaísmo neomesiánico militante creado por el rabino Moshe Levinger. Para Gush Emunim, la presencia árabe palestina en Cisjordania, que es anterior al sionismo moderno en varios siglos, era «dominación extranjera». Abogó por colonizar todo el territorio palestino conquistado en la guerra de 1967 y en el proceso obligar a los palestinos a la sumisión, destruir, detener y limpiar a los que resisten. Su psicología tribal y su ideología les impedía ver a los palestinos que allí residían como seres humanos con derechos civiles. El movimiento consideró su deber religioso como judíos colonizar la tierra de los palestinos y nunca renunciar a ella. El rabino Levinger apoyó su ideología colonial fascista con una retorcida teología en la cual su dios animaba a él y sus seguidores a robar propiedades de los palestinos, mientras las narraciones hebreas bíblicas afirman que el mismo dios les dijo personalmente «No robarás».

Afirman que un «dios» les prometió la «tierra bíblica» de Cisjordania para el pueblo judío y que ven el triunfo de Israel en la guerra de 1967 como un signo de la redención mesiánica de los judíos. Esta tribu nacional-religiosa fue capaz de imponerse en las tierras ocupadas. Los líderes de las principales corrientes políticas y militares compartieron esta satisfacción petulante con el statu quo y los gobiernos israelíes desde entonces decidieron trabajar en estrecha colaboración con los grupos mesiánicos militantes para construir colonias judías en todas partes, aún cerca de los centros de población palestinos e incluso en momentos de gran estrechez financiera.

Con la ausencia de un liderazgo palestino eficaz y la pobre opinión de la capacidad de los árabes para hacer la guerra moderna, Israel decidió que la idiosincrasia de la Ribera Occidental y de Jerusalén estaba en camino de modificación a gran escala y de manera irrevocable. A Gush Emunim se le dio carta blanca para llevar adelante el proyecto de colonización. Uno de los primeros éxitos de Gush Emunim fue trabajar mano a mano con el Gobierno israelí para establecer asentamientos en la ciudad unánimemente palestina de Hebrón. El grupo estableció una presencia israelí en Hebrón en 1968 y presionó para hacer lo mismo en toda la Ribera Occidental y Jerusalén. El Gobierno se alió con Gush Emunim abiertamente para establecer colonias «ilegales» donde ningún judío había vivido durante miles de años y luego el Gobierno las aprobó y construyó la infraestructura para apoyarlas.

El plan para colonizar Hebrón comenzó en la víspera de la Pascua, el 4 de abril de 1968. Diez familias israelíes, incluyendo al rabino Moshe Levinger, haciéndose pasar por turistas suecos, se registraron como clientes en el Park Hotel en Hebrón. Más tarde ese día, Levinger izó una bandera israelí, armó un seminario improvisado y anunció que el grupo estaba reviviendo el establecimiento judío en Hebrón.

El Gobierno de Israel llegó a un acuerdo con ellos para que pudieran vivir en una base del ejército israelí abandonada en las laderas de la ciudad. Los colonos recibieron recursos del Gobierno para construir un barrio judío fuera de la ciudad, conocido como Kiryat Arba, en 60 acres de tierras privadas expropiadas a su propietario palestino con la orden del gobernador militar por «razones de seguridad». En poco tiempo Kiryat Arba se convirtió en una gran colonia urbana con más de 10.000 personas, en su mayoría seguidores y simpatizantes de Gush Emunim. Desde entonces Gush Emunim ha creado cientos de colonias ilegales en todas partes de la Ribera Occidental y Jerusalén oriental, todas fueron aprobadas por el gobierno.

La antorcha del sionismo había pasado de los pioneros sionistas seculares en las granjas colectivas a los hombres armados y colonos religiosos del movimiento que vestían abrigos militares y solideos de punto. Se convirtieron en el nuevo grupo de avanzada (vanguardia) para colonizar. Roban la tierra y aterrorizan a la población, sistemáticamente cometen crímenes contra los palestinos, incluyendo asesinato, hieren y queman a los pobladores, asaltan las aldeas y destruyen las viviendas y propiedades. Son miembros de una organización terrorista judía apoyada por el Gobierno, y por la gran mayoría de los israelíes y de los financistas sionistas extranjeros.

Cuando Levinger murió este año, el primer ministro Benjamin Netanyahu lo describió como «un ejemplo sobresaliente de una generación que busca hacer realidad el sueño sionista». En una encuesta realizada por el diario Hadashot en 1987 Levinger y Menachem Begin fueron nombrados por un jurado como los hombres que han tenido el mayor efecto en la consecución de los objetivos del sionismo en los últimos 20 años. Levinger y Begin eran terroristas con las manos manchadas de mucha sangre palestina, uno mesiánico y el otro secular.

Si los palestinos hubieran tenido el liderazgo adecuado no habrían tenido que ir a Vietnam o a Argelia para aprender cómo lidiar con los colonialistas. No habrían tenido que ir a Oslo a negociar con Israel y los EE.UU. sobre cómo dividir Cisjordania y Jerusalén. Podrían haber aprendido una o dos lecciones de su propio pueblo en la Ribera Occidental y Gaza cuando tomaron la iniciativa y trataron de cambiar el orden injusto de las cosas. Los hijos de la Primera Intifada obligaron a Israel a congelar las actividades de colonización y algunos colonos tuvieron que volver por donde habían venido hasta que el liderazgo palestino intervino. Y el pueblo de Gaza obligó a los colonos a abandonar la Franja todos juntos. El destino de los colonos de Cisjordania podría haber sido el mismo que el de los agricultores de la colonia Nezer Hazani en Gaza que se sentían prósperos y seguros de sí mismos en sus fincas bajo la protección del ejército israelí. Pero entonces el asentamiento fue evacuado y las topadoras arrasaron hasta sus cimientos en 2005. En un día desapareció porque el ejército no podía protegerla más.

Hasan Afif El-Hasan, Ph.D. es un analista político. Su último libro, es Is The Two-State Solution Already Dead? (Algora Publishing, New York) ), ya está disponible en Amazon.com y Barnes & Noble.

Fuente: http://www.palestinechronicle.com/messianic-judaism-the-terrorist-settlers/