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Jugando a «hacer creer»

Fuentes: Al Ahram Weekly

A pesar de la negativa oficial, la Autoridad Palestina (AP) e Israel están negociando un «acuerdo a la medida» que ambas partes considerarán como punto de partida de nuevas negociaciones cuando se reanuden en 2009. Según una fuente fidedigna de la Muqata, la sede en Ramallah del Presidente de la AP Mahmoud Abbas, Israel y […]


A pesar de la negativa oficial, la Autoridad Palestina (AP) e Israel están negociando un «acuerdo a la medida» que ambas partes considerarán como punto de partida de nuevas negociaciones cuando se reanuden en 2009.

Según una fuente fidedigna de la Muqata, la sede en Ramallah del Presidente de la AP Mahmoud Abbas, Israel y la AP han llegado a la conclusión de que es muy improbable que este año pueda conseguirse un avance auténtico en las actuales negociaciones.

Por tanto, los esfuerzos se van a concentrar en alcanzar un acuerdo interino o un «acuerdo a la medida» que mantenga en marcha el proceso y posibilite que ambas partes proclamen que las conversaciones de paz no han fracasado.

Casualmente, eso es lo mismo que está pidiendo la administración Bush, al menos en privado, para salvar el proceso del peligro de un colapso completo.

En realidad, las conversaciones israelo-palestinas, y a pesar de los pregones sobre lo «cerca que está el gran avance», han fracasado totalmente a la hora de abordar los contenciosos principales, como son las cuestiones de Jerusalén, los refugiados y las colonias judías en Cisjordania.

Teniendo en cuenta la aquiescencia de Abbas, la legitimidad misma de la AP depende ahora de la continuación de las conversaciones, y lo que menos importa es si progresan o no. Ni que decir tiene que esta postura supone mucho más que buenas noticias para Israel desde el momento que permite que el estado judío continúe construyendo asentamientos en Cisjordania y cree más hechos irreversibles en Jerusalén Este, todo ello bajo la rúbrica del proceso de paz.

Israel también se beneficia de los optimistas comentarios de boquilla de Abbas acerca de los «considerables progresos» en las negociaciones, mientras que los funcionarios palestinos no dejan de hacer continuamente declaraciones contradictorias sobre el estatus de las negociaciones mientras continúan su amarga lucha con Hamas. El dirigente palestino, mientras asistía en Roma la pasada semana a un forum sobre la paz, hizo votos por la continuación de las conversaciones, diciendo que la senda de la negociación era la única vía posible para los palestinos.

Abbas rechaza habitualmente contestar a preguntas tales como qué alternativa tiene la AP en caso de que la «senda de las negociaciones» llegue a un punto muerto, en el que virtualmente está ya inmersa. Contrastando con el optimismo de Abbas, el jefe palestino de las negociaciones, Ahmed Qurei, sigue declarando, casi a diario, que no hay progreso alguno en las cuestiones principales.

La pasada semana, Qurei expresó su creciente frustración por las tácticas dilatorias y la falta de buena voluntad de Israel. «No sé si los israelíes son serios o no, pero si la continuada expansión de los asentamientos sirve como criterio de falta de seriedad, entonces ciertamente que no son nada serios sobre alcanzar una paz justa y duradera con el pueblo palestino».

Qurei sugirió que el gobierno israelí estaba intentando prolongar las conversaciones tanto como fuera posible para agotar mentalmente a los negociadores palestinos y a los palestinos en general, a la vez que continúa creando realidades sobre el terreno.

Sin embargo, aparte de advertir que los palestinos podrían cambiar a la estrategia de la solución de un único estado, Qurei se negó a decir si los palestinos poseían una contra-estrategia para frustrar los designios israelíes.

En la actualidad, la AP no parece tener una contra-estrategia real ni está interesada en crear alternativas en caso de que el proceso de paz acabe en fracaso, especialmente si llega al poder en Israel un nuevo gobierno más extremista. Las declaraciones de Abbas y de su estrecho asesor, Saeb Ereikat, sugieren que la AP seguirá siendo indefinidamente indulgente en las conversaciones de paz sin que nada le importe.

Según el columnista palestino Hani Al-Masri, la AP se ha rendido de hecho a la concepción estadounidense de que el «proceso» debe continuar sin importar los resultados. «La AP comprende que su vía de salvación financiera, y por tanto su supervivencia política, depende de la continuación del proceso de paz».

Es más, la AP no enfrenta en este momento presiones internas importantes para que cambie de actitud ni por parte de al calle palestina ni por parte del consejo legislativo, paralizado gracias a los arrestos masivos de casi la tercera parte de sus integrantes llevados a cabo por Israel.

La OLP, ante la cual se supone que al menos debe responder la AP, es completamente servil, política y financieramente, del régimen de la AP: En efecto, después de que la OLP se trasladara a Ramallah tras la conclusión de los Acuerdos de Oslo de hace quince años, no hay diferencias apreciables entre la AP y la OLP.

Como parte de los esfuerzos de los estadounidenses para mantener «en marcha» el proceso, Abbas debe viajar a Washington a finales de este mes para discutir con el Presidente Bush los progresos habidos en las conversaciones de paz con Israel. Según fuentes palestinas, se espera que Bush pida a Abbas que «aguante el tirón». Y la mayoría de los palestinos esperan que Abbas cumpla la orden. Los críticos en la arena palestina, y son muchos, denominan la inminente visita de Abbas a Washington como de «mero analgésico». Abbas sostiene que no hay mucho que pueda hacer más que ser pragmático.

Sin embargo, en realidad, el asunto va más allá de ser o no pragmático. Las continuas y fracasadas conversaciones con Israel sirven fundamentalmente para erosionar y debilitar la posición global palestina. Un signo de esa debilidad quedó patente esta semana cuando, según se informó, Abbas dijo que entendía que no podría pedir el retorno de todos los refugiados. Abbas, dicen los críticos, puede sonar razonable, pero un negociador hábil no dice esas cosas en un momento tan crucial.

La declaración de Abbas sobre la situación de los refugiados ha enojado a algunos dirigentes de Fatah en Cisjordania, incluido Hossam Jadr, un importante defensor de los derechos de los refugiados que fue liberado de las cárceles israelíes el pasado mes. Jadr, un antiguo miembro del Consejo Legislativo y crítico del difunto dirigente palestino Yasser Arafat, dijo que Abbas no tenía derecho a comprometerse en la cuestión fundamental del derecho al retorno. «La cuestión de los refugiados es el corazón y el alma del problema palestino», dijo Jadr a los informadores en el campo de refugiados de Balata, cerca de Nablus, donde vive.

También fustigó la profunda coordinación existente en los temas de seguridad entre la AP e Israel, diciendo que sólo servía a los intereses israelíes. Con un parlamento palestino paralizado, y con Fatah dedicado totalmente a su inacabable enfrentamiento con Hamas, muchos palestinos se preocupan de que Abbas pueda embarcarse en hacer concesiones de mayor alcance a Israel.

«Me preocupa mucho que un día nos sorprenda un día y salga diciendo que tenemos que ser realistas y olvidar el derecho al retorno y a zonas extensas de Jerusalén Este, y que tenemos dos opciones: o aceptamos lo que pueda sacar de manos israelíes, o continuamos en un estado de represión y dolor para el resto de nuestras vidas», dijo un importante dirigente de Fatah en la región de Hebrón.

Al-Masri piensa que no se debe descartar mucho ese escenario. «Para estos dirigentes, el proceso de paz se ha convertido en un medio de vida, las negociaciones no son una vía para llegar a un fin; se están convirtiendo en un fin en sí mismas. El proceso de paz justifica la continuación de la existencia de la AP», dijo Al-Masri. Añadió que el continuado proceso estaba sirviendo a los intereses financieros, y de otro tipo, de ciertos individuos y estratos que están expandiendo la opinión de que no hay otra alternativa posible, ni para los dirigentes ni para el pueblo palestino en general. «Para esa gente influyente, las negociaciones son un medio de vida, y hace tiempo que ha desaparecido de su léxico la palabra ‘lucha'».

Algunos intelectuales palestinos definen la posición de Abbas en las conversaciones de paz con Israel como «capitulación pragmática» ante la hegemonía israelo-estadounidense.

Mientras tanto, Abbas se enfrenta a gran cantidad de problemas urgentes. Ehud Olmert, el Primer Ministro Israel, parece que está ya contando sus días como tal después de que la policía recomendara que se le acuse de los cargos de soborno y corrupción. El cada vez más heterogéneo y enfrentado partido de Olmert, Kadima, le ha estado exigiendo que dimita cuanto antes para salvar la cara y proteger la imagen y dignidad del partido. No es improbable que Olmert decida dejar el poder mucho antes de lo que la gente piensa.

Por el momento, su más probable sucesora es la Ministra de Asuntos Exteriores Tzipi Livni. Sin embargo, en Israel, los observadores creen que un gobierno encabezado por Livni tendrá corta vida y que probablemente se celebren elecciones en los primeros meses de 2009.

Teniendo en cuenta las corrientes políticas actuales en Israel, es muy probable que las próximas elecciones devuelvan al partido Likud al poder, probablemente en alianza con algunos de los partidos más religiosos y más de extrema derecha.

Se puede predecir que un gobierno formado por partidos tales como el Likud, Shas y grupos pro-asentamientos tales como MIFDAL (el Partido Religioso Nacional) y la quasi fascista Unión Nacional va a suponer algo más que malas noticias para el proceso de paz.

Esta es probablemente una de las razones por las que Abbas está luchando por alcanzar cualquier tipo de acuerdo o entendimiento con el actual gobierno de Israel antes de que sea demasiado tarde.

Enlace con texto original:

http://weekly.ahram.org.eg/2008/914/re61.htm