Recomiendo:
1

La nueva autopista prevista atravesará los barrios palestinos de la Jerusalén Oriental ocupada y desplazará a cientos de personas

La carretera americana, una circunvalación para los colonos israelíes, una pesadilla para los palestinos

Fuentes: Middle East Eye

Khaled Bashir conoce demasiado bien el dolor de ver su casa arrasada por las autoridades israelíes.

Ya lo ha vivido dos veces con su familia, que vive en el barrio de Jabal al-Mukaber, en el Jerusalén Oriental ocupado. Ahora, se acerca una tercera demolición.

Durante mucho tiempo, la justificación fue la falta de permisos de construcción. Pero el plan recientemente anunciado de construir una autopista que atravesaría la zona y daría servicio a los colonos ilegales ha revelado una intención más siniestra, afirma Bashir.

«Durante muchos años intenté obtener un permiso [de construcción], pero todas nuestras solicitudes fueron denegadas«, dijo con tristeza este hombre de 57 años a Middle East Eye.

«Más tarde nos enteramos de que la razón era que todas las casas [aquí] están programadas para ser demolidas para dar paso a una carretera de colonos que se construiría sobre las ruinas de nuestras casas».

El municipio israelí de Jerusalén, que gobierna tanto la parte occidental israelí de la ciudad como la parte oriental palestina ocupada [incluyendo otras partes de Cisjordania], está construyendo la «carretera americana», una enorme autopista de circunvalación que mejorará la conexión de los asentamientos ilegales del sur, el este y el norte de Jerusalén Este.

La ambiciosa carretera de circunvalación se extenderá a lo largo de 12 kilómetros desde el puesto de control de Mazmoriya, cerca de Sur Baher, al sureste de Jerusalén, hasta el puesto de control militar de Zayyim, al norte.

En el barrio de Jabal al-Mukaber, decenas de familias se llevarán la peor parte del proyecto, que obligará a cientos a quedarse sin hogar.  

A Bashir le han demolido dos casas a lo largo de los años. Una en 2000 que construyó en el terreno de su padre y otra en 2014, que construyó para su hijo Muhammad.

En ambas ocasiones, el ayuntamiento arrasó los edificios alegando la falta de permisos de construcción. Pero esos permisos son casi imposibles de obtener para los palestinos.

Según Peace Now, un organismo de control de los asentamientos, sólo el 30% de los permisos de construcción concedidos por el municipio de Jerusalén en Jerusalén Este entre 1991 y 2018 se encontraban en barrios palestinos, a pesar de que los palestinos representan más del 60% de la población de la ciudad.

En la zona C de Cisjordania, casi el 99 por ciento de las solicitudes de construcción palestinas fueron rechazadas entre 2016 y 2018.

Mientras tanto, entre 2012 y 2021, Israel aprobó planes para 55.704 nuevas unidades en asentamientos israelíes en toda Cisjordania, que son ilegales según el derecho internacional.

Los grupos de derechos, tanto palestinos como israelíes, han dicho desde hace tiempo que las políticas israelíes están dirigidas «deliberadamente» a desbaratar la planificación en los barrios palestinos.

Expulsión o vivir en deuda

Muhammad Bashir, arquitecto de la zona, ha estado siguiendo 62 casos de familias que recibieron órdenes de demolición en Yabal al-Nukaber para dar paso a la construcción de la Carretera Americana, cuya primera fase se completó recientemente.

Se han construido tres kilómetros de la carretera, dijo Muhammad a MEE, engullendo y fragmentando las tierras del barrio.

Los 62 edificios cuya demolición está prevista albergan a 750 personas, entre ellas unos 300 niños, y en cualquier momento podrían quedarse todos sin hogar.El ayuntamiento había dado a los residentes cinco años para diseñar soluciones para conservar sus casas, algunas de las cuales fueron construidas antes de que Israel ocupara la ciudad en 1967. La exención expiró hace poco y las obras del proyecto de la autopista están cada vez más cerca.

En la primera fase de construcción la carretera tenía 16 metros de ancho. Sin embargo, el Ministerio de Transportes está presionando para ampliarla y que ocupe 32 metros, dijo Muhammad.

La segunda fase supondrá la «reubicación» de las personas que se enfrentan a la expulsión por las órdenes de demolición. El municipio ya ha confiscado 382 dunams (38 hectáreas) de sus tierras, dijo Muhammad, al tiempo que facilita el paso de los colonos para que atraviesen los barrios palestinos.
El municipio propuso alternativas para los residentes con órdenes de demolición, pero no son ni realistas ni justas, dice Muhammad.

La propuesta estipula la construcción de edificios hacia arriba a cada lado de la carretera. En ellos, cuatro pisos deben destinarse exclusivamente a aparcamientos, otros cuatro a uso comercial y sólo dos pisos a uso residencial, cada uno con cuatro apartamentos.

El coste estimado de cada uno de esos edificios es de entre 20 y 25 millones de shekels (entre 6 y 7,7 millones de dólares), que muchos palestinos de la zona no pueden pagar sin préstamos.

Las opciones que les quedan a los residentes son la expulsión o el endeudamiento. Una de las estrategias que está adoptando el ayuntamiento es vaciar completamente la zona de sus habitantes y sustituirlos por centros comerciales, afirma Muhammad.

«Quieren obligar a los residentes a recurrir a inversores locales o externos, o a recurrir a los bancos para pedir préstamos, lo que significaría que los propietarios de los terrenos sólo recibirían un apartamento residencial, mientras que los inversores o los bancos se quedarían con la parte del león», explica Muhammad a MEE.

«Los residentes de Jabal al-Mukaber lo rechazan inequívocamente, pues consideran que la construcción vertical es incompatible con el contexto rural al que se han acostumbrado».

La ‘carretera americana’

El proyecto de la carretera americana, que lleva el nombre de una estrecha carretera abandonada y construida en parte por contratistas estadounidenses a principios de la década de 1960, costará hasta 250 millones de dólares, según Khalil Tafkaji, director de la unidad de mapas del Centro de Estudios Árabes de Jerusalén.

El proyecto está dirigido por la Moriah Jerusalem Development Corporation, vinculada al municipio, en colaboración con el Ministerio de Transporte israelí.

Tafkaji, que es un experto en planificación de asentamientos de toda la vida, dice que el Ministerio de Transporte propuso por primera vez el proyecto en 1994, anunciando su importancia urbana, de seguridad y económica.

En 1996 se elaboró el plano del proyecto, y fue entonces cuando quedó claro que el municipio estaba planeando la gran autopista.

Para llevar a cabo este proyecto, se confiscaron unos 1.070 dunams de tierra de los barrios palestinos de Sur Baher, al-Sawahra, Jabal al-Mukaber, Jabal al-Zaytoon, Antara y al-Issawiya.

Una vez terminada, la carretera conectará todos los asentamientos al este de Jerusalén con el centro de la ciudad y con todos los asentamientos al oeste de Jerusalén, lo que facilitará los desplazamientos de los colonos de los bloques de asentamiento de Maale Adumim, Kedar y Mitzpe Yeriho.
La carretera americana también dará servicio a los asentamientos de Gush Etzion, Efrat y Jabal Abu Ghneim, facilitando su desplazamiento hacia el noreste de Jerusalén para reducir el tráfico en el centro de la ciudad, dijo Tafakji a MEE.

La carretera unirá los asentamientos situados dentro de los límites municipales con los que se encuentran fuera de ellos, con el objetivo de poner en práctica la visión israelí de una «Gran Jerusalén», añadió.
El objetivo, según Tafkaji, es cambiar el equilibrio demográfico a favor de los israelíes anexionando esos asentamientos para que formen parte de las fronteras del municipio de Jerusalén.

Esto aislaría a las aldeas y pueblos palestinos vecinos y los rodearía de carreteras y asentamientos de colonos, al tiempo que confiscaría lo poco que queda de sus tierras para construir esas carreteras.

Leyes «discriminatorias

Un total de 132 edificios están preparados para ser demolidos en Jabal al-Mukaber. Mientras que 62 de ellos se van a retirar para dejar paso a la nueva carretera, otros 70 van a ser demolidos en virtud de la controvertida Ley Kaminitz.

En caso de que estas demoliciones se lleven a cabo, la población de Yabal al-Mukaber se reduciría de la noche a la mañana de 38.000 habitantes a 20.000, según Muhammad.

La Ley Kaminitz, aprobada por la Knesset israelí en 2017, otorga a las autoridades mayores poderes para dictar los destinos de los edificios sin licencia dentro de Israel y de la Jerusalén Oriental ocupada, que fue anexionada unilateralmente por Tel Aviv en 1980, en violación del derecho internacional.

Aunque la ley no se dirige a ningún grupo concreto, se considera «discriminatoria» para los ciudadanos y residentes palestinos, a los que afecta de forma desproporcionada en la realidad.

Los palestinos la ven como una forma de impedir la construcción palestina, destruir viviendas y detener la expansión urbana.

Desde que se adoptó la ley, los residentes afirman que se ha producido un aumento de las infracciones administrativas, que ascienden a cientos de miles de shekels, emitidas contra ellos por los inspectores municipales, a los que se ha dado poderes casi incondicionales para hacerlo.  

Los inspectores pueden emitir esas infracciones sin necesidad de obtener el permiso del tribunal, que también ha visto reducidas sus facultades para congelar las demoliciones.

Esta ley ha socavado esencialmente cualquier posible vía legal para impugnar o posponer la demolición de cualquier vivienda construida después de 2017.

Los residentes de Yabal al-Mukaber están atrapados entre la espada y la pared y, tras agotar todas las vías de recurso y protesta, parecen estar hartos.

Desde enero, han celebrado concentraciones semanales frente al municipio para exigir el fin de las demoliciones.

Pero desde que comenzaron las manifestaciones, el ayuntamiento ha respondido intensificando las demoliciones, según Muhammad. Este año se han destruido ocho edificios hasta la fecha, mientras otras 170 familias esperan con miedo el destino de sus casas.

Me siento encadenado

A pesar de todos los obstáculos puestos por las autoridades israelíes y de las demoliciones que tuvo que soportar, Khaled nunca se rindió.

En 2020, construyó otra casa para su hijo Laith. Esta vez se vio obligado a demolerla él mismo antes de que terminara el año para evitar las exorbitantes multas que el municipio le impondría si no lo hubiera hecho él mismo.

Ahora se aferra a la única casa que le queda, que también ha recibido una orden de demolición. La idea de marcharse le resulta «insoportable», dijo a MEE.

La carretera amenaza a más de 200 personas de la familia Bashir que viven en sus tierras en Jabal al-Mukaber.

Junto con sus hermanos, Nabil posee cuatro dunams de terreno que, según el ayuntamiento, no son aptos para la construcción. Los hermanos poseen cinco dunams de terreno en otra zona. Allí, el ayuntamiento afirma que sólo 100 metros son aptos para la construcción.

«Me siento encadenado», dijo Nabil, lamentando sus limitadas opciones frente a las políticas de Israel.

«No puedo proporcionar a mis hijos un techo sobre sus cabezas, por lo que ahora están amenazados con la expulsión forzosa en cualquier momento. Todo porque quieren construir una autopista de colonos en nuestra tierra».
‘Todas las casas de aquí están destinadas a ser demolidas para dar paso a una carretera de colonos que se construiría sobre las ruinas de nuestras casas’, – Khaled Bashir, residente de Jerusalén