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Anulada la huelga general, pero en la calle hay manifestaciones, enfrentamientos y heridos

La crisis libanesa sale a la calle

Fuentes: Peacereporter.it

Traducido por Juan Vivanco

La crisis libanesa sale a la calle. Aunque se ha anulado la huelga general convocada para hoy, el país está paralizado por las manifestaciones y la acción de milicianos de la mayoría y la oposición, que controlan sus barrios respectivos.

Por ahora parece que el paro para protestar contra la carestía de la vida y el escaso aumento del salario mínimo decretado por el gobierno ha tenido seguimiento sobre todo en las zonas tradicionalmente próximas a la oposición encabezada por Hizbulá. No obstante, en los barrios cristianos de Beirut muchos colegios y tiendas no han abierto por miedo a los desórdenes que, aunque limitados, se han producido. Esta mañana [7 de mayo] han resultado heridas cinco personas, dos de ellas soldados, cuando alguien ha lanzado una granada contra la multitud congregada en la Corniche Marzraa, en el paseo marítimo de Beirut. En la misma zona unos encapuchados han roto varios escaparates. Ha estado a punto de producirse un choque entre facciones partidarias de Hariri, que encabeza la coalición llamada antisiria, y activistas de la oposición seguidores de Hizbulá y del general cristiano Michel Aoun. Las fuerzas de seguridad libanesas han tenido que intervenir y han disparado al aire para dispersar a los manifestantes que, al parecer, iban armados de palos y piedras. Poco después otras tres personas han resultado heridas cuando unos milicianos con metralletas y lanzagranadas han asaltado la sede del partido de Hariri, en Mustaqbal. También en Beirut ha habido enfrentamientos entre milicianos de Amal y seguidores del druso Walid Yumblat en el barrio Musaitbeh, en la zona oeste de la capital. Hombres del «partido de Dios» han cortado durante varias horas la carretera que lleva al aeropuerto de la ciudad, donde se han cancelado 32 vuelos, mientras otros manifestantes incendiaban coches y neumáticos en la zona de Tayyuni. Desde la noche de ayer ya se temía que la movilización de hoy provocara violencias como las del 23 de enero de 2007, fecha que en Líbano se recuerda como el «martes negro», cuando una huelga general parecida degeneró en una serie de enfrentamientos violentos.

Según la agencia Adn Kronos la huelga de hoy se ha anulado debido a las presiones de sindicatos próximos a la coalición de gobierno, que hicieron un llamamiento a la población para que no se sumara. El dirigente de la Federación General de las Uniones del Trabajo, Ghassan Ghosn, ha acusado al gobierno de Siniora de sembrar la división entre los trabajadores para hacer fracasar la huelga. Ghosn también ha criticado a las fuerzas de seguridad, que no han sido capaces de controlar la situación y proteger a los trabajadores. «Los enfrentamientos han cortado muchas calles y muchas personas no han podido acudir a la manifestación», ha declarado, y ha añadido que la protesta se aplaza para una fecha aún por decidir. La Federación de los trabajadores pide un aumento del salario mínimo no inferior al 63 % para compensar la subida de los precios. Esto situaría el salario mínimo en 960.000 liras libanesas, equivalentes a 410 euros. Pero justamente ayer el gobierno había aprobado un aumento de 300.000 a 500.000 liras sirias, muy inferior al esperado. La protesta contra esta decisión se ha sumado a los reclamos de la oposición, que por boca de Michel Aoun había invitado a la población a manifestarse también para derribar el gobierno «ilegítimo» de Siniora. Según precisaba una fuente de su partido, Aoun «no ha llamado a derribar el ejecutivo haciendo uso de las armas, sino mediante la solidaridad de los empleados y los trabajadores con una huelga pacífica y democrática». Un propósito positivo que una vez más se ha visto frustrado por los hechos.

En los últimos días el conflicto entre las dos coaliciones, la del 8 y la del 14 de marzo, se ha enconado con declaraciones envenenadas y amenazas de ambas partes, mientras se sucedían las noticias de escaramuzas armadas entre las milicias de los partidos: falangistas, Hizbulá, Fuerzas Libanesas y milicianos chiíes de Amal. Ayer, al final de la sesión parlamentaria más larga de la historia del país, la coalición de mayoría votó la ilegalización de la red de telefonía de Hizbulá, un sistema de comunicaciones que usaron con gran eficacia los milicianos del «partido de Dios» contra los soldados israelíes durante el conflicto del verano de 2006. «Es una declaración de guerra», comentó un representante del partido de Aoun, según el cual desmantelar la red equivale a requisar el armamento del grupo. La oposición también estaba en pie de guerra por la destitución de Wafiq Shoukair, un chií responsable de la seguridad del aeropuerto de Beirut, motivada por el descubrimiento de unos sistemas de vigilancia con cámaras de vídeo, controladas por Hizbulá, a lo largo de la carretera del aeropuerto. Todo hacía temer que la manifestación de hoy sería de alto riesgo. Las previsiones se han cumplido y por lo demás reflejan el grado de tensión que reina en el país. Al parecer todas las partes están interesadas en evitar que la situación degenere. ¿Serán capaces de lograrlo?

 

Peacereporter.it