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La cuestión israelí-palestina, una ecuación difícil de despejar

Fuentes: Rebelión

“Si se comportan como animales humanos, serán tratados como lo que son. Sin electricidad, sin comida, sin combustible”, han sido las palabras del Ministro de Defensa de Israel, Yoav Galant, ordenando un bloqueo total en Gaza. El pasado sábado 7 de octubre, Benjamin Netanyahu, presidente de Israel, declaró el “estado de guerra” en todo territorio ocupado.

Gaza está separada de Palestina por un cerco militar y amurallado por parte del ejército de Israel. Su territorio hace frontera por tierra con Egipto y por mar con el Mar Mediterráneo. Los habitantes de Gaza no han conocido tierra más allá de los 40 kilómetros de largo y los 10 de ancho donde viven 2 millones de personas, entre las cuales, más del 85% de la población son menores de 15 años. Según Newtral, la división geográfica de Palestina “está repartida en dos regiones separadas entre sí: Cisjordania (incluido Jerusalén Este) y la Franja de Gaza. El territorio se extiende por una superficie de 6.165 kilómetros cuadrados: Cisjordania ocupa 5.800 kilómetros cuadrados y Gaza 365 kilómetros cuadrados.

En la mayoría de situaciones de peligro, hay veces que las palabras son difíciles de plasmar. Es difícil poder describir la situación que está ocurriendo ahora mismo sin tener un sabor amargo en los labios. “Todos tenemos incertidumbre y presión, las carreteras están cortadas y además, los niños no pueden ir al colegio” es el testimonio de un vecino de la localidad de Hebrón, Cisjordania. Las cenizas de la guerra también se están notando en Cisjordania. Según el Ministerio de Salud, 15 muertos han sido contabilizados en lo que va de jornada hasta ahora en Cisjordania. En Gaza, hablamos de miles de muertes que, además, va en aumento.

Los aviones caza y las bombas resuenan en los oídos de muchos palestinos. Están siendo días difíciles para mantener la esperanza a flote. “Tenemos miedo y mucha presión, no sabemos cómo acabará todo esto. De momento las calles están cortadas, mis hijos no han ido al colegio. Mi hermana vive en Ramallah y no ha podido venir a Belén, yo por cercanía sí que he podido ir a visitar a mis padres, pero es recomendable solamente salir a la calle a lo imprescindible. afirma una fuente local de Belén a través de Whatsapp adjuntándome fotos de última hora en Gaza.

“Estábamos jugando a la play cuando la casa se volvió oscura…” cuenta un niño gazatí al medio online Palestina Hoy. Este niño ha sido uno de los pocos supervivientes en su vecindario de los ataques aeréos israelíes que están ocurriendo en Gaza.

El problema de las guerras no son solamente las pérdidas, también es el miedo a lo que vendrá después, a enfrentarte a la realidad, a los diferentes sonidos, al sonido de la guerra. Una madre llorando la muerte de su hijo, un niño en busca de su padre, el sonido de las ambulancias, el fuerte olor a gas, las llamas y las cenizas de tu tierra.

Y cuando todo se vuelve oscuro, renace el silencio. No hay nada peor que el silencio que generan las guerras. Cuando todo se desvanece. Familias enteras han sido aniquiladas. Vidas hechas pedazos. El secretario General de las Naciones Unidas, António Gutierrez, ha condenado los acontecimientos ocurridos y afirmó que “insta a los esfuerzos diplomáticos para eitar una conflagración más amplia”.

Las últimas horas siguen llegando desde Gaza a través de mensajes, noticias y fotos. Esta vez hablamos de cortes de electricidad. El ejército de ocupación israelí ha bombardeado la compañía telefónica Jawwal, dejando sin comunicación a la gran mayoría de la población, según cuenta Palestina Hoy.

Gaza lleva viviendo en este constante asedio desde hace 17 años. Y la comunidad internacional, la ONU y la Unión Europea, han decicido darle la espalda. Los medios de comunicación han decidido que sea noticia aquello que está a favor de sus intereses políticos, porque recordemos que este genocidio es una cuestión geopolítica, que no religiosa.

En varios medios de comunicación se habla de la respuesta del ejército israelí a Hamás, tras haber bombardeado y haber acabado con la vida de civiles inocentes en un festival de música celebrado en uno de los kibutz cerca de la Franja de Gaza. Este festival celebraba un acontecimiento pacífico. En un kibutz. En Gaza. En un país que lleva siendo atacado desde 1948. No hace falta añadir nada más. Pero ahora, ¿es en realidad una respuesta real? Si hablamos de respuestas, tenemos que señalar entonces las ofensivas que llevan realizando el ejército de ocupación en territorio palestino desde hace más de 75 años. Si hablamos de respuestas, tenemos que señalar las injusticias que se cometen en todo el territorio, de las Intifadas y de los 2 millones de personas que viven hacinados en Gaza, sin poder tener acceso ni por tierra, ni por mar ni por aire a ningún otro punto del país.

El mundo entero vio lo que Hamás hizo a los israelíes y saltaron las alarmas. Entonces, justificamos las respuestas del ejército de ocupación, pero ¿dónde estaban todos cuando Israel hizo lo mismo hace 75 años? No estamos hablando de hechos aislados. Es una consecuencia de la ocupación, de la colonización y opresión que se sufre desde entonces. “La solidaridad con Palestina es enorme y, sin embargo está tapada, entre otros, no solamente por los Medios, sino por las Redes de Comunicación que se establecen en todas las redes que hoy disponemos para hablar única y exclusivamente de lo que sufre el Estado de Israel.” afirma el experto Ramón Pedregal.

Pero también hemos de señalar que este episodio no ocurrió de forma casual. Esta cuestión lleva candente desde 1948, cuando los primeros palestinos fueron expulsados de sus casas y tuvieron que abandonar sus hogares. Desde entonces, el pueblo palestino se ha visto sometido a torturas, humillaciones, demoliciones de casas, detenciones a menores, detenciones administrativas y muchas muertes.

No es justificable la muerte de varios civiles de un bando o de otro en la guerra.

Asimismo, hay que destacar que Hamás es una organización calificado por la ONU como terrorista, autodeclarada yihadista con ciertos tintes islámicos. Su principal objetivo es crear un estado palestino a través de la Yihad, término también conocido como guerra santa. Las ideologías radicales de Hamás tienden a confundirse y caer en la generalización. Hamás tiene grandes diferencias con el partido que gobierna en Cisjordania, la Organización para la Liberación de Palestina, la cual quiere crear un estado libre y laico y además reconoce al estado de Israel, que a diferencia de Hamás solamente ve un solo estado. Al analizar la situación y la cuestión a tratar ahora, tenemos que tener en cuenta el arma de doble filo que trae como consecuencia argumentar conflictos de esta índole. Cuando hablamos de organizaciones extremistas como es Hamás o como podrían también serlo el ejército de ocupación, estamos hablando de un fanatismo que no identifica al pueblo y que nace desde el odio hacia el otro. Hamás lleva gobernando en la franja de Gaza desde 2007 después de varios enfrentamientos contra el grupo Al Fatah, de origen palestino. Cabe destacar que Hamás es un grupo terrorista y que la mayoría de los palestinos no apoyan ni comparten sus ideales.

Un breve background sobre los hechos

Para entender todo esta cuestión, primero tenemos que destacar el conflicto palestion es global y no regional, como muchos entienden, ya que el mayor porcentaje de judíos viviendo en Israel proceden de Centroeuropa, y estamos hablando también de un conflicto geopolítico, ya que la mayor potencia que controla Israel es Estados Unidos, y Palestina, está respaldado por países árabes, en la mayoría países con índole comunista, por lo que observamos aún pequeños resquicios de la Guerra Fría.

Nasser Ibrahim, catedrático y director de AIC PALESTINE, agencia de comunicacion alternativa situada en Belén, señala que sionismo y judaísmo no son lo mismo. No hay que confundir estos dos términos, ni mucho menos tildar el conflicto como religioso, ya que el judaísmo es una religión, y el sionismo un movimiento político que se aprovecha de esta religión para generar odio. En resumen, todo este conflicto y la repartición de Palestina, comienza con los acuerdos de Sykes Picot con la repartición de Asia Menor y con la Declaración de Balfour en 1917, en la cual se afirma el apoyo por parte de Gran Bretaña al establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío. Desde este momento Gran Bretaña pasó a gobernar de forma administrativa el territorio palestino, pasando a ser de mandato británico a la misma vez que estaba naciendo un sentimiento de nación por parte de los judíos a través del sionismo, que estaba en pleno auge.

Pero no sería hasta 1947, con Theodor Herzl cuando el sionismo comienza a ser más reconocido y comienza a hacer campaña para la creación de un nuevo estado denominado Israel.

En los años 40, hubo un gran número de inmigrantes judíos que comenzaron a llegar a tierras árabes, generando enfrentamientos entre vecinos y cada vez más malestar enla población, hasta que en 1948, Gran Bretaña decide retirar sus tropas de Palestina y pasa el relevo de mandato a la ONU, la cual decide crear la resolución 181, dejando el territorio dividido en 2 estados: 45% de tierra para árabes y 55% para judíos, los dos con capital en Jerusalén y creando el nuevo estado de Israel.

Fue en estos momentos cuando comenzó la Nakba, palabra árabe traducida como “la catástrofe”. Miles de palestinos se vieron obligados a dejar sus casas, pertenencias y su vida, para nunca más volver a sus casas.

Desde entonces, Israel ha ido ganando territorio de forma ilegal y el sentimiento de odio ha ido in crescendo, ocasionando guerras como la Guerra de los Seis Días o la Guerra Yom Kippur, o Intifadas, conocidas como “revueltas de piedras”.

Actualmente, no hablamos de un conflicto ni de una escala de violencia ya que no nos referimos a dos ejércitos iguales. No hablamos que haya dos ejércitos en igualdad de condiciones, cuando años atrás y a día de hoy en los campos de refugiados, los palestinos han sabido defenderse con piedras. Además también, el ejército israelí ha estado utilizando todo este tiempo de armas tildadas como crímenes de guerra, como es las balas mariposa o el fósforo blanco, utilizado en este conflicto, arma prohibida por la ONU y que va en contra de los Derechos Humanos, al igual que la demolición de casas y la detenciones y matanzas a menores.

La comunidad internacional

“Gaza es la prisión más grande del Mundo y está al aire libre; no tienen apenas medicinas, no tienen agua, no tienen alimentos, y sin embargo el pueblo está dispuesto a defenderse. Dónde se puede uno imaginar que eso ocurra, más que en un pueblo con conciencia nacional y con sentido de la unidad patriótica” señala Pedregal.

Varias ONG’S como Human Defenders, BetSelem, BDS o medios de información como Eye On Palestine ó Palestina Hoy, intentan cubrir el última hora de lo que está ocurriendo en terrtiorio palestino, Desde varios puntos del país palestino están intentando ayudar a los vecinos de Gaza, porque lo que parece ser es que el mundo entero ha decidido darles la espalda. La comunidad internacional no ha hecho ninguna declaración al respecto, y por lo que parece ser, sostienen más un lado de la balanza que otro. La gran ola de ataques tanto de un lado como de otro, está haciendo que crezca con mayor intensidad el odio hacia el otro, el racismo y la islamofobia.

La guerra parece ser interminable, cueste las vidas que cueste, la pérdida de territorio siempre será más importante que la pérdida humana, aún así perezcan entre escombros, el comienzo de una generación y el final de otra.

“De manera que hacen falta unas Naciones Unidas diferentes, que se reformen, si es posible, y si no, que se creen otras. Hay, ahora mismo, un montón enorme, un plantel enorme de Organizaciones que recogen a la mayor parte de los países del mundo en torno a los problemas que se les presentan. De ahí, eso que se ha llamado el multilateralismo, de ahí va a salir o está saliendo un mundo nuevo, de respeto, de igualdad y de prosperidad. Esas van a hacer otras Naciones Unidas como las que todos deseamos”, afirma el escritor Ramón Pedregal. Hasta que no hablemos de un nuevo orden mundial, hasta que no hablemos de un cese de las armas y de la libertad de los pueblos oprimidos, hasta que no hablemos de una equidad territorial y un país libre de elección, no habrá ni igualdad ni respeto.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.