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La destrucción de Siria para la construcción de un mundo multipolar.

Fuentes: Rebelión

Tras la caída de la Unión Soviética ninguna potencia parecía poder hacer frente a EUA. No obstante, la correlación de fuerzas a nivel internacional cambió rápidamente con el (re)surgimiento de nuevos actores (principalmente Rusia y China), los cuales están buscando, hoy en día, una reconfiguración del orden mundial que tome en cuenta sus intereses. En […]

Tras la caída de la Unión Soviética ninguna potencia parecía poder hacer frente a EUA. No obstante, la correlación de fuerzas a nivel internacional cambió rápidamente con el (re)surgimiento de nuevos actores (principalmente Rusia y China), los cuales están buscando, hoy en día, una reconfiguración del orden mundial que tome en cuenta sus intereses.

En 2014, en respuesta al golpe de Estado patrocinado por EUA en Ucrania, el cual llevó al poder a los grupos pro-occidentales y nacionalistas, Rusia intervino: se apropió la península de Crimea y brindó apoyo a los rebeldes pro-rusos del este del país. En 2015, en respuesta a los intentos de EUA de derrocar al régimen sirio apoyando a los grupos rebeldes y opositores e incluso terroristas, Rusia intervino: emprendió una operación militar en auxilio del gobierno de Bashar al Assad.

En ambos casos, y no son los únicos, el poder de los EUA fue desafiado. Su inquebrantable hegemonía se vio quebrantada. Sus anhelos imperiales chocaron con otros anhelos imperiales.

En la 71ª sesión de la Asamblea General de la ONU, llevada a cabo del 13 al 26 de septiembre de 2016 en Nueva York, el presidente estadounidense Barack Obama mencionó que en «un mundo que dejó la era del imperio atrás [sic], vemos a Rusia intentando recuperar la gloria perdida mediante la fuerza» (Barack Obama, «71st Session of the United Nations General Assembly», Discursos: la historia a través de los discursos de sus líderes, 20/09/2016).

En realidad, Rusia no intenta recuperar ninguna gloria perdida: lo que intenta hacer lo explicó un poco mejor, años antes, el propio presidente ruso, Vladimir Putin, antiguo miembro del KGB quien ahora desempeña su tercer mandato presidencial. En un discurso pronunciado en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania), el 10 de febrero de 2007, condenó abiertamente los intentos de EUA de mantener la hegemonía mundial y abogó por la construcción de un mundo multipolar.

En palabras del mandatario ruso la unipolaridad «tiene sólo una significación: existencia de un solo centro de poder, de un solo centro de fuerza y un solo centro de la toma de decisiones».

Por lo que «el modelo unipolar no sólo es inadmisible para el mundo contemporáneo sino que imposible. Hace falta buscar un equilibrio sensato entre los intereses de todos los sujetos de relaciones internacionales. El potencial económico de los nuevos centros del crecimiento mundial va a redundar inevitablemente en aumento de su influencia política y fortalecer el carácter multipolar del mundo» (Vladímir Putin, «Querer regentar el mundo de manera unipolar es ilegítimo e inmoral», Red Voltaire, 11/02/2007).

Con estas palabras el presidente ruso hizo un llamado a construir un mundo donde no haya un sólo centro de poder (EUA), sino varios. Evidentemente, Rusia sería uno de ellos.

Este es el proyecto de Rusia. Sin embargo, no nos llamemos a engaño. La multipolaridad no se trata de un mundo donde todos los países tengan el mismo peso y sean iguales, sino de uno donde haya sólo unos cuantos Estados, las potencias imperialistas, que decidan y resuelvan en conjunto los asuntos internacionales.

Lo que Putin está queriendo construir es un sistema global donde cada potencia tenga su propia zona de influencia y seguridad y donde todas se respeten mutuamente, sin sobreponerse unas sobre las otras. De ahí el llamado a destruir el mundo unipolar que EUA se aferra a mantener, ya que esto sólo asegura la hegemonía de una sola potencia sin considerar los intereses de las demás.

La intervención rusa en Siria y en Ucrania es una muestra clara de que Rusia está exigiendo su lugar en el mundo como un nuevo centro de poder; está exigiendo que EUA y las potencias europeas respeten sus intereses en el extranjero y lo que considera su zona de influencia; está exigiendo un estatus global igual que sus pares occidentales.

El presidente del país árabe, Bashar al Assad, en una entrevista concedida el 12 de octubre de 2016 al diario rusoKomsomólskaya Pravda, mencionó, sobre el conflicto que aflige a su país, que «todo el asunto se trata de mantener la hegemonía de los estadounidenses en todo el mundo, no permitir que nadie sea socio en el escenario político o internacional, ya sea Rusia o incluso sus aliados en Occidente. Así que, esta es la esencia de esta guerra, es una guerra mundial. Siria es parte de esta guerra».

Esta guerra mundial a la que hace referencia Assad y que explica el conflicto sirio es justamente la disputa entre unipolaridad y multipolaridad. Siria sólo es una de las primeras piezas de un mundo policéntrico en construcción: la jugada más importante conque el imperialismo ruso intenta romper la hegemonía global de EUA.

Y así, Rusia continúa su exitosa intervención en Siria. La comenzó el 30 de septiembre de 2015, a petición oficial del régimen sirio, con la ayuda de la cual éste tomó la delantera en el conflicto desde la toma de Palmira el 27 de marzo de 2016 hasta la actual ofensiva sobre Alepo.

Para acompañar esta ofensiva Rusia intensificó las semanas anteriores al 18 de octubre sus devastadores bombardeos aéreos sobre la ciudad, la cual se encuentra totalmente destruida y en una terrible crisis humanitaria. Y es que ninguna de las partes en conflicto prioriza la protección de la población civil.

Zeid Ra’ad Al Hussein, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, dijo que Alepo «es hoy un matadero de dolor, un lugar espantoso de pena y miedo donde los cuerpos sin vida de niños están atrapados en los escombros y las mujeres embarazadas son bombardeadas deliberadamente», según el Centro de Noticias de la ONU, «Siria: Comisión Internacional investigará los abusos cometidos en Alepo» (21/10/16).

Staffan de Mistura, enviado especial de la ONU para Siria, dijo que «a día de hoy en Alepo hay 400.000 desplazados internos, 400.000, ¿se lo pueden imaginar?, es el equivalente de refugiados sirios en toda Europa», de acuerdo al Centro de Noticias de la ONU, «Siria: Naciones Unidas cifra en 400.000 los desplazados por los combates en Alepo» (01/12/16).

De esta forma, Siria pone con su destrucción, sufrimiento y cadáveres los dolorosos cimientos de un nuevo orden mundial. El mundo multipolar se abre paso con guerra, violencia y barbarie. La hegemonía estadounidense decae en el mundo justo como ascendió, «chorreando sangre y lodo por todos sus poros».

Y aunque la multipolaridad es preferible a la unipolaridad, poco es lo que se ofrece a los países que no cuentan con una fuerza política, económica o militar importante. Lo que está en juego es la reorganización del sistema internacional por parte de las potencias: el resto del mundo, que son la mayoría de los países, siguen estando en segundo plano, a la sombra de los viejos o nuevos centros de poder.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.