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La factura de la energía es demasiado baja para combatir el cambio climático

Fuentes: The Guardian

Un informe de la Royal Society dice que la política gubernamental actual no es suficiente para pagar la tecnología verde

Los consumidores deberán pagar más por la energía si el Reino Unido tiene alguna posibilidad de desarrollar las tecnologías necesarias para hacer frente al cambio climático, de acuerdo con lo que dice un grupo de científicos e ingenieros de primera fila.

En un estudio de la Royal Society que se publicará hoy, los expertos afirman que el gobierno debe conceder una prioridad mucho más alta a la investigación de las alternativas al combustible fósil, añadiendo que la política actual en este área era «poco entusiasta».

«Nos hemos adaptado a un precio de la energía que es irrealmente bajo si queremos intentar conservar el medio ambiente», afirmó John Shepherd, científico del clima de la Southampton University y coautor del informe. «Tenemos que permitir que la economía se adapte a unos precios superiores de la energía mediante los precios del carbono, para que las energías renovables y la nuclear resultaran más baratas y las alternativas basadas en carbono se hicieran más caras».

Shepherd admitió que sería difícil venderle al público unos precios superiores de la energía, pero no lo consideró impensable. Parte de los ingresos podrían ser generados por una fiscalidad del carbono que ocupara el lugar de IVA, de manera que el coste de un artículo tuviera en cuenta la huella de la energía y el carbono de un producto. Esto permitiría que la gente tomara sus decisiones con respecto a sus gastos, al tiempo que se consiguen fondos para las investigaciones de las alternativas.

«Nuestros gastos en investigación de las fuentes de energía no fósiles es un 0,2% de nuestro gasto en energía», afirmó Shepherd. «Multiplicar ese porcentaje por 10 sería un acto muy sensato. Estamos gastando menos del 1% en el que probablemente es el mayor problema al que nos hemos enfrentado en muchas décadas».

Dijo que la prioridad debía ser descarbonizar el suministro de electricidad del Reino Unido. Medidas como el reciente apoyo del gobierno a los coches eléctricos, dijo, carecen de utilidad a no ser que la electricidad que usen proceda de fuentes libres de carbono.

Aunque la creación del Department of Energy and Climate Change (DECC) fue una buena medida, siguió diciendo Shepherd: «Hemos tenido mucha cháchara pero la acción ha sido poquísima».

Citó como ejemplo las recientes propuestas del DECC sobre la captura y almacenamiento del carbono (CCS, del inglés «carbon capture and storage»). El Departamento planea legislar que toda nueva central eléctrica basada en el carbón deberá mostrar su CCS como una proporción de su capacidad. Cuando la tecnología haya quedado demostrada, decisión que tomará la Environment Agency hacia 2020, las centrales eléctricas tendrán cinco años para escalar a un CCS completo.

Shepherd dijo que las propuestas no eran suficientemente audaces. Realmente debería ser ‘no más carbón hasta que en 2020 se haya conseguido un 90% de reducción de las emisiones’. Eso se puede conseguir y, si se diera esa señal clara, la industria se pondría a ello y lo conseguiría. Ha pasado mucho tiempo hasta que la señal se ha dado y, ahora que se ha hecho, el mensaje es poco entusiasta».

Un portavoz del DECC argumentó que sus medidas regulatorias propuestas eran «las más ambiciosas medidas medioambientales del mundo y que veríamos que todas las nuevas centrales de carbón capturarían al menos el 20-25% de las emisiones de carbono desde el primer día».

Ed Miliband, secretario de energía y cambio climático, dijo que en un mes aparecería un libro blanco que explicaría de dónde sacaría Gran Bretaña su energía en las próximas décadas.

«Este libro blanco será la primera ocasión en la que estableceremos nuestra visión de una energía combinada en el contexto de presupuestos y objetivos contra el cambio climáticos. Hemos identificado formas de abordar los desafíos: necesitaremos una combinación de energías renovables, combustibles fósiles limpios y nucleares, y ya estamos haciendo en esas áreas unos progresos que son líderes en el mundo. Es un plan de transición, una declaración que se hace una vez en una generación acerca de cómo el Reino Unido hará su avance histórico y permanente a una economía baja en carbono, recortando las emisiones hasta por lo menos un 80% a mediados de siglo».

El informe de Royal Society argumentará que la política energética ha sido demasiado fragmentada y con una perspectiva cortoplacista, con tendencia a buscar soluciones milagrosas al cambio. «En realidad no debe ser así. Lo que necesitamos es un portafolio de soluciones, caballos de carreras», dijo Shepherd.

Traducido para Globalízate por Víctor García.
http://globalizate.org/guard050709.html

Artículo original:

http://www.guardian.co.uk/environment/2009/jun/29/energy-bills-green-technology