Si has estado en Palestina el tiempo suficiente para experimentar el infierno que es la vida cotidiana bajo la ocupación colonial sionista, te identificarás con este texto de Amira Hass, periodista israelí que lleva más de 20 años viviendo en Cisjordania. Y si nunca has estado, quizás te ayude a empezar a entender de qué se trata este mal llamado «conflicto»…
He aquí una lista de los miedos cotidianos de las personas que viven bajo el democrático régimen militar judío en Cisjordania:
* Que los soldados salgan de una caseta de vigilancia armados hasta los dientes y me disparen. O le disparen a mi hija, o a mi esposo.
Esto pasó en Silwad la semana pasada. Soldados ultra-ortodoxos del batallón Kfir (de la brigada Nahal) estaban extremadamente asustados y le dispararon a Iyad Hamed (38), que iba caminando hacia su aldea -en su tierra−, por un campo que conocía desde la infancia. No estaba armado. No estaba tirando piedras.
Él estaba corriendo, se defendieron los soldados. Después de todo, todo el mundo sabe que un palestino corriendo es un palestino sospechoso. Y un palestino sospechoso es un palestino que debe ser muerto. Y un soldado armado que mata a un palestino que va caminando por su tierra no es un asesino.
* Que un soldado le dispare a cuatro adolescentes que regresan de noche de una piscina, que mate a uno y hiera a cuatro. Esto pasó en Beit Ur al-Tahta.
Una pareja de Ramala y sus hijos adolescentes iban en su coche a una visita familiar pasando por el checkpoint de Átara, al norte de Birzeit. S. cuenta lo que pasó: «El soldado se paró a cierta distancia y nos apuntó con su arma. En otro momento se hubiera acercado y hubiera escudriñado adentro del auto.
«Pero ahí yo tenía miedo de su ignorancia y su temor, y de lo que eso lo podría llevar a hacer. Apuntándonos con su arma a la distancia, nos ordenó salir del auto y sentarnos en el suelo. Y llamó a mi hijo para que se acercara.
«El rifle nos apuntaba, y yo estaba aterrado. El teléfono de mi hijo podía sonar en ese momento y él podía llevarse la mano al bolsillo automáticamente, y el soldado podría inventar la excusa de que tuvo miedo de que mi hijo fuera a sacar un cuchillo, y entonces lo mató en defensa propia. Me moví, empecé a levantarme, y el soldado gritó: «¡Quédate donde estás, no te muevas!» apuntándonos con su metralleta.»
Esposado y de ojos vendados
* Que mi sobrino salga a la calle a ejercer su derecho a protestar cuando los soldados invaden nuestro campo de refugiados o nuestra aldea, y que un soldado armado hasta los dientes le dispare y lo mate o lo deje lisiado (como pasó en lugares como Al-Fawwar y Kafr Qaddum).
* Que confisquen más tierras nuestras para construir en ellas otra ruta de seguridad hacia una colonia.
* Que mi hijo vaya manejando mi SUV para llevar a un amigo a su casa, y en el camino se encuentre con un soldado que le dispare y lo lesione. Después de todo, los soldados pueden contarles mentiras a sus comandantes (como sucedió en Deheisheh).
* Que los soldados adentro de un jeep abofeteen a mi hijo (que todavía es menor), después de haberlo detenido, de haberle vendado los ojos y esposado las manos y los pies. Y que después sigan pateándolo. (Beit Omar).
* Que ahora mismo estén torturando a mi hermano durante un interrogatorio, con las manos atadas detrás de la espalda que ha tenido doblada durante horas, impidiéndole dormir en una celda sucia, mientras lo maldicen (instalaciones de los servicios de seguridad del Shin Bet en Petah Tikva, o en la prisión Kishon).
* Que declaren nuestra tierra «tierra estatal», y pronto construyan en ella una colonia judía.
* Que mi hija sea la única de su clase que no consiga el permiso de Israel para ir de paseo a la playa, porque yo soy un ex preso político (como le pasó a A. en la zona de Nablus).
* Que en el cruce de Allenby [frontera con Jordania] los israelíes me manden de vuelta a casa y no me dejen viajar con mis amigas a Kazajastán (como le pasó a N, una cincuentona).
* Que en el cruce de Allenby no les baste con negarle a mi esposo el permiso para salir del país, sino que también me pongan a mí en detención administrativa (sin cargo ni juicio) sin dar explicación, sin revisarnos y sin interrogarnos (como le pasó a Omar Nezal).
* A perder mi empleo en Israel si me quitan el permiso de entrada, como forma de presión para reclutarme como informante del Shin Bet.
* Que no le permitan a mi padre de 60 años ir a rezar en la mezquita de Al-Aqsa, porque yo fui herido. (Deheisheh).
* Que llegue un buldócer escoltado por un jeep blanco con soldados, policía militar e inspectores de la Administración Civil, y que destruyan mi horno de tabun, la carpa de la familia, la casa rodante donada por la Unión Europea y el baño donado por una organización humanitaria.
La mira del rifle y la bala
* Que llegue un topógrafo como parte de los preparativos para expandir una colonia judía, debido a lo cual ya han destruido mi tabun y ahora van a destruir el corral de las cabras (junto a la colonia Carmel).
* Que construyan otra caseta de vigilancia para cuidar el puesto de avanzada[1] en expansión, construido en tierras de nuestra aldea.
* Que cuando llevemos a pastar las ovejas, los colonos bajen de la colina y nos golpeen, y los soldados se mantengan al margen (granja Maon).
* Que nos pongamos a reparar el camino de acceso a nuestros campos y huertas, y la Administración Civil nos ordene parar el trabajo por la mitad (aldeas de Tekoa, Turmus Ayya y Duma).
* Que otra vez esta mañana lleguemos tarde al trabajo porque los soldados en el checkpoint cortan el tráfico desde Ramala para que los colonos que viajan de Ofra y Beit El [a Jerusalén] puedan llegar a tiempo a su trabajo (el cruce de Geva-Adam).
* Que mi esposo tenga fecha para operarse en Jerusalén Este −porque está enfermo del corazón−, pero no consigamos el permiso para salir de Gaza (como le pasó a mi amiga A., o como dice nuestro amigo común F., que está en sus 50: «Mi mayor temor es que uno de los míos se enferme y yo no pueda darle el mejor tratamiento posible, porque no consigamos el permiso para salir de Gaza«).
* Que un soldado durante un patrullaje sorpresa por mi barrio diga que tenía miedo y me mate. Y que todos los demás soldados piensen que la cura para el miedo es la mira del rifle y la bala: el dedo en el gatillo, y bingo.
* Que el mundo no esté interesado en todo esto, y sólo cuando un palestino mate a un judío, y un cohete sea lanzado desde Gaza, Ángela Merkel y Barack Obama condenen el terrorismo.
Publicado el 28/8/16 en Haaretz.
Traducción: María Landi.
[1] «Puesto de avanzada» («outpost» en inglés) es el nombre que se le da a las expansiones de las colonias existentes en Cisjordania, que luego son legalizadas por las autoridades israelíes y se convierten en nuevas colonias al ser .
(N. de la T.). Ver aquí una sucesión de registros en video sobre ejecuciones extrajudiciales y otras violaciones de derechos humanos sufridas cotidiana y recientemente por la población palestina en Cisjordania.
Fuente original: https://mariaenpalestina.wordpress.com/2016/08/31/la-formula-de-israel-para-meter-miedo-a-los-palestinos/