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¿Es posible ser madridista y de izquierdas?

La franja morada de Chamartín

Fuentes: Diagonal

¿Es posible ser madridista y de izquierdas? La iniciativa de constituir una peña republicana del Real Madrid recupera la memoria histórica del club del paseo de la Castellana.

Al descender por la calle Mesón de Paredes, en el barrio madrileño de Lavapiés, al transeúnte le sorprenderá encontrar en la plaza de Cabestreros una fuente de granito con dos caños y una placa inusual que reza: «República Española. Ayuntamiento de Madrid». Y le sorprenderá porque es el único monumento de la ciudad que conserva una mención original a la Segunda República.

Si el paseante continúa su camino, encontrará a apenas cien metros, en la plaza de Agustín Lara, los restos de las Escuelas Pías de San Fernando, hoy convertidas en un edificio universitario. En el extremo oriental de su fachada norte, un reloj permanece parado quizás desde el 19 de julio de 1936, el día en el que este edificio fue incendiado en las primeras horas de la Guerra Civil.

En otro país, la fuente de Cabestreros y las Escuelas Pías habrían recibido una atención especial el pasado mes de noviembre, cuando se cumplieron 75 años de la batalla de Madrid, de aquellas jornadas en las que la ciudad resistió el ataque de las tropas franquistas. En lugares bien cercanos la retórica de la resistencia en el siglo XX forma parte de la memoria institucional. Pero no es el caso. La fuente de Cabestreros sobrevivió sólo por la desidia en la que quedó sumido el barrio durante el franquismo y las ruinas de las Escuelas Pías permanecieron como un involuntario monumento al olvido.

La franja morada

Ahora bien, la memoria es también un terreno abonado a las paradojas. No de otro modo puede entenderse que el escudo del Real Madrid conservara durante la dictadura la franja morada que se le incorporó en tiempos de la República. Esa misma franja que hoy, convertida en azul, sigue cortando en diagonal el emblema del club. La excusa de la franja y el recuerdo del 75 aniversario de los primeros días de la Guerra Civil han servido a un grupo de madridistas para lanzarse a un reto singular: constituir una peña republicana con el nombre de La Franja Morada. En el blog en el que presentaron la iniciativa el pasado verano (franjamoradamadrid. blogspot.com) esbozan así su propósito: «A diferencia de lo que ocurre en otros clubes, parece que quienes somos de izquierdas y del Madrid tratemos de no hablar de fútbol, como si nuestro equipo supusiera una contradicción ideológica. La derecha españolista ha conseguido incorporar el madridismo a su simbología y eso no es del todo ineficaz en la generación de hegemonías culturales, como resulta evidente si miramos el caso catalán. Llegados a este punto, un grupo de activistas de izquierdas madridistas hemos decidido salir del armario organizadamente».

La repercusión en la prensa y en las redes sociales ha sido notable. El llamamiento de la Franja Morada, acompañado de una fotografía de mayo de 1937 en la que los jugadores del equipo posan con el puño en alto, rememora el pasado republicano del club y argumenta la necesidad de recuperar al Madrid para el pluralismo político. La Franja Morada actúa así también como un intento de recuperar el Madrid para la memoria. «Todo ello lo haremos disfrutando y pasándolo bien. El fútbol es suficientemente importante como para tomárnoslo un poco más a broma», concluye.

Incautación

La memoria. Hace 75 años, de la fuente de Cabestreros manaba agua y las Escuelas Pías eran una escombrera recién apagada. Acabados los días más duros de la batalla, la guerra se anunciaba larga y la ciudad afrontaba el invierno bajo la amenaza del hambre y de los bombardeos. ¿Y el Madrid? Había sido incautado por el Frente Popular. «Incautación que se verifica para orientar la marcha del club en un sentido popular que sin desvirtuar la organización tipo profesional del mismo permita la extensión de los beneficios deportivos que pueden proporcionar todas sus instalaciones a las masas populares, que en estos momentos están defendiendo heroicamente la República democrática de nuestro país», decía el acta fechado el 12 de agosto de 1936.

La incautación fue la antesala de los partidos militantes, del deporte al servicio de la causa de la resistencia. Fue el anuncio de tres años de fútbol en guerra. Al caminar por Madrid en estos días cuesta acercase a aquella ciudad en blanco y negro. Al descender las escaleras del metro resulta difícil imaginar siquiera los refugios antiaéreos. Y al contemplar el escudo del Real Madrid, parece imposible adivinar en su composición mestiza -corona real, franja republicana- un pasado distinto al de las grandes gestas deportivas, al del señorío del nodo.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/La-franja-morada-de-Chamartin.html