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La lucha electoral de Israel por la pureza racial

Fuentes: Mondoweiss

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

¡En tiempos más felices! Los tres líderes de la alianza sionista de «izquierda» (de izquierda a derecha): Nitzan Horowitz de Meretz, Amir Peretz de Labor y Orly Levy-Abekasis de Gesher, en un cartel de campaña. El 10 de marzo, Levy-Abekasis declaró que no podía ser parte de un gobierno apoyado incluso desde el exterior por legisladores palestinos.

Las recientes elecciones israelíes, las terceras en un año, no han logrado producir una mayoría sionista directa, ni para la derecha ni para el centroizquierda. Pero las matemáticas podrían funcionar para un «gobierno minoritario» por el centroizquierda, si la Lista Conjunta, que representa principalmente a ciudadanos palestinos de Israel, ofreciera su apoyo externo. La Lista Conjunta obtuvo 15 escaños esta vez, un récord. Si ese número se suma a los 33 de Azul y Blanco, los 7 de Labor-Gesher-Meretz y los 7 de Avigdor Liberman, Yisrael Beitenu, suma 62 votos suficientes para armar gobierno, que es una mayoría en el parlamento de 120 escaños. El objetivo de esto sería obtener más votos para Benny Gantz como Primer Ministro que las que el bloque de derecha puede obtener para Netanyahu (que es de 58).

Pero ese gobierno sería un gobierno «minoritario». La Lista Conjunta no estaría realmente en el gobierno. Sin ministros palestinos. Los partidos reales que forman el gobierno solo tendrían una minoría de escaños en la Knéset. Pero el punto sería establecer un gobierno sionista de 47 escaños y aprobar leyes que limiten la capacidad de Netanyahu para ser primer ministro. Según Yisrael Beitenu de Liberman:

“La primera ley [limitará] el mandato de un primer ministro a dos mandatos. La segunda ley [evitará] que un MK que enfrenta una acusación forme un gobierno”.

Esta exigencia política para frenar a Netanyahu hace que estas personas traguen muchas píldoras.

Liberman llamó a la Lista Conjunta «terrorista» y propuso decapitar a los palestinos desleales con un hacha; los líderes del partido Azul y Blanco han dicho que no se debe confiar en la Lista Conjunta ni siquiera como parte de apoyo. Tanto Benny Gantz como Yair Lapid han subrayado la importancia de una «mayoría judía». Más tarde Yair Lapid lamentó usar el término, dijo que «no salió bien» y que a lo que realmente se refería es a una mayoría sionista.

Pero echemos un vistazo a esa «mayoría judía», porque el término no es lo que parece. Si uno mira los números, incluso la presencia de la Lista Conjunta -Dios no lo permita- en el gobierno, realmente no pondría en peligro a una mayoría judía ni a una sionista. Solo tienen 15 asientos, ¿cuál es el peligro? La lógica es que la mera presencia de no judíos (o no sionistas) está diluyendo la pureza de la mayoría en sí misma: no resulta puramente judía. Ya sea que se diga judío o sionista, esa formulación es tan racista como el demonio y, en realidad, es esencialmente sionista. La lógica de esto es quizás más precisamente articulada por el Ministro de Justicia de Netanyahu, Amir Ohana:

«La voz árabe es igual a la de un judío cuando se trata de las elecciones de la Knéset, pero no para el gobierno».

En otras palabras esa democracia imaginaria, conocida como «judía y democrática», lo que realmente significa es que es una democracia para los judíos y que los palestinos pueden ayudar a los sionistas a formar su gobierno, pero no pueden intervenir en él.

Cuando Netanyahu contó los resultados del bloque electoral, ni siquiera contó a la Lista Conjunta. «La decisión de la nación es clara», dijo, «58 mandatos para el campo de la derecha sionista y 47 mandatos para el campo de la izquierda sionista».

Con todo lo que tiene el racismo de desagradable, esa declaración básicamente refleja el racismo de la percepción sionista dominante del lugar de los palestinos en las elecciones y en el gobierno. Realmente no existen y si lo hacen es solo para ayudar a los sionistas a formar su gobierno, en el que no son bienvenidos.

La posibilidad de depender incluso de los palestinos para obtener apoyo externo también fue una gran píldora para el partido Azul y Blanco e incluso para los posicionados a su izquierda. Y Orly Levy-Abekasis, que se había unido al Laborismo y Meretz por la derecha, no podía tragárselo. Levy dijo ayer que un gobierno minoritario respaldado por la Lista Conjunta «viola normas y valores básicos” y que ya no se ve comprometida con la asociación con Meretz.

Levy fue anteriormente miembro de Yisrael Beitenu, luego se independizó en 2017 y en 2019 fue captada por el líder laborista Amir Peretz en un aparente intento de giro hacia la derecha, obteniendo el puesto número 2 en esa lista. Esa apuesta parecía haber fallado, e incluso la fusión con Meretz a la izquierda no logró producir más de 7 escaños para lo que se ha convertido en los restos de la izquierda sionista. Ahora Levy muestra sus verdaderos colores derechistas. Las «normas y valores» de las que habla son, por supuesto, las puristas sionistas y se coloca ideológicamente incluso a la derecha del líder de Azul y Blanco, Moshe Yaalon (tercero en la lista), que aceptó tragar la píldora árabe -el mismo Yaalon que en el pasado comparó a los palestinos con el «cáncer»- y dijo que estaba aplicando «quimioterapia».

También hay más disenso en el flanco derecho de Azul y Blanco. Dos miembros, Yoaz Hendel y Zvi Hauser, son exayudantes de Netanyahu y se oponen a un gobierno al que se llega con el apoyo de la Lista Conjunta. En el pasado los dos boicotearon la «manifestación por la democracia» orientalista azul-blanca cuando escucharon que el presidente de la Lista Conjunta, Ayman Odeh, fue convocado para hablar.

Según los informes, Moshe Ya’alon les gritó a los dos en una reunión cerrada, en un intento de hacer que acepten el destino de tener que confiar en esos árabes. Por su parte, parecen estar presionando a un gobierno de «unidad», de los dos partidos más grandes, Azul y Blanco y Likud. Pero parece más fácil para la mayoría de Azul y Blanco tragar la píldora árabe que la de Netanyahu. «Simplemente Netanyahu no» es, después de todo, su espíritu, y quizás la única cosa que realmente los distingue del Likud.

Hendel y Hauser hasta ahora han negado cualquier intención de desertar e ir al Likud, manteniendo a Netanyahu como primer ministro, pero ya veremos.

Estos son los dramas de esta semana en la democracia judía. Un drama en el que los ciudadanos palestinos solo pueden desempeñar un papel de «apoyo» y donde básicamente son tratados como si tuvieran el coronavirus.

Jonathan Ofir es músico, director de orquesta y bloguero/ escritor israelí con sede en Dinamarca.

Fuente: https://mondoweiss.net/2020/03/israels-electoral-struggle-for-racial-purity/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.