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La lucha por al-Araqib es la lucha por Palestina

Fuentes: The Electronic Intifada

Al-Araqib fue el último pueblo que visité antes de mi arresto. Al-Araqib no es sólo una aldea, es el corazón de una nación y de un pueblo. El 5 de mayo de 2010, yo estuve allí en la tienda del Jeque Sayah, el líder local. Había una gran multitud después de la destrucción y la […]

Al-Araqib fue el último pueblo que visité antes de mi arresto. Al-Araqib no es sólo una aldea, es el corazón de una nación y de un pueblo. El 5 de mayo de 2010, yo estuve allí en la tienda del Jeque Sayah, el líder local. Había una gran multitud después de la destrucción y la reconstrucción de la aldea. Estuvimos reunidos hasta altas horas de la noche, aprovechando la oscuridad del desierto. Al-Araqib es un pueblo pequeño en la parte sur de la Palestina histórica conocida como al-Naqab, lo que Israel llama «el Neguev». Desde mediados de 2010, Israel ha arrasado el pueblo más de una docena de veces.

Habíamos ido por invitación del Jeque Raed Salah pero sobre todo como respuesta a la llamada de nuestro deber y nuestra responsabilidad como nación. Antes de la reunión de los activictas en al-Araqib, al atardecer habíamos visitado el pueblo de Houra donde nos encontramos con el activista Nouri al-Uqbi, más tarde Liqyeh y el activista Alayan Sane. Nuestra delegación del Comité Popular para la Defensa de las Libertades Políticas, en el marco del Alto Comité de Seguimiento para los ciudadanos árabes de Israel, incluido Abdel Hakim Moufid, Raja Aghbariyeh, Qadri Wassel, el abogado Abd al-Raouf Mouassi y yo mismo. Perdón si me he olvidado de alguien. Esta fue mi última visita antes de que la policía y las fuerzas de seguridad israelíes allanaran mi casa y me arrestaran una hora después de mi vuelta de Haifa pasada la medianoche. Ya no he podido seguir la evolución de los acontecimientos excepto por la información parcial disponible aquí en la cárcel.

En esa reunión en al-Araqib, sabíamos que los ojos de las fuerzas israelíes de destrucción estaban sobre nosotros, bajo el conveniente amparo del desierto, ocultando su cara criminal y sus manos en la oscuridad. Tal como dice el refrán, la «gente de la Meca conoce su territorio mejor que nadie»; igualmente, la gente de al-Araqib, de noche, conoce su territorio y alrededores mejor que nadie. Sin embargo, los destructores han usurpado la acogedora oscuridad del desierto. Invaden la tierra y la noche, trayendo con ellos injusticia, oscuridad, desarraigo, expulsión y exilio forzado. El proyecto sionista ha arrojado esta oscuridad desde el principio de su historia.

La oscuridad del régimen ha proyectado su negra sombra sobre al-Araqib, el Naqab, Galilea, la costa, el Triángulo -Jerusalén, Gaza, Cisjordania- , ha viajado a través del océano, evitando que la luz de la libertad llegue a Gaza asediándola. La oscuridad ha alcanzado a los que están en el exilio en un vano intento de ocultar la patria, aislados de la luz y la esperanza, encubriendo la opción del retorno.

Pero la gente en nuestra patria sabe lo que ellos están haciendo y sabe quién le está vigilando. Ellos conocen cual es el derecho a su patria, así como los derechos que les corresponden dentro de ella.

Ni los ojos de Israel que nos vigilan ni las excavadoras de la destrucción y limpieza étnica pueden cambiar nuestra voluntad. Ellos han estado activos cada minuto durante seis décadas. Pero nosotros, las masas del pueblo del interior, hemos estado creciendo más fuertes cada día desde la Nakba – la limpieza étnica de la Palestina histórica en 1947-48 – y durante la continua Nakba . Hemos llegado a ser más fuertes en nuestra resistencia a la opresión y al sistema de limpieza étnica, y nuestra voluntad se ha liberado. En la reunión de al-Araqib, preparamos un plan de emergencia de acción y confrontación para resistir y mantenernos firmes. Nos dividimos las tareas y compartimos nuestras preocupaciones, mientras planificamos cómo hacer frente a la destrucción inminente mediante la movilización de la gente y el apoyo eficaz de la solidaridad local e internacional. Decidimos que cada casa destruida sería reconstruida y cada tienda derribada sería levantada de nuevo, sin importar a qué precio. La reconstrucción se llevaría a cabo inmediatamente después de cada crimen de destrucción. Nuestra visita no fue el comienzo de nuestra lucha existencial; f ue un paso adicional previsto para ganar impulso sabiendo que es una batalla decisiva, no un problema local, sino una posición estratégica. La batalla de al-Araqib es un acontecimiento fundamental por la defensa de la nación y lo que queda de la tierra con el fin de proteger la existencia árabe en el Naqab y recuperar tanta tierra robada como sea posible. Es la batalla por nuestra patria, la prueba de nuestra fuerza de voluntad y la expresión de la dirección que nuestra lucha popular ha mantenido durante varias décadas. Si vemos esta batalla sólo como un incidente más, vamos a entregar al-Araqib y todo lo que representa en sus manos. No podemos. Al-Araqib es una parte integral de la nación en un momento clave cuando el deber nacional y el espíritu de desafío y firmeza llama al pueblo a resistir, teniendo en cuenta la primera batalla por la tierra y el hogar, el 30 de marzo de 1976: Día de la Tierra.

Ese día, el ejército israelí asesinó a seis palestinos ciudadanos de Israel que protestaban contra la decisión del gobierno de confiscar miles de dunums (hectáreas) de sus tierras en Galilea. En todas partes, l os palestinos, cada año conmemoran el Día de la Tierra como protesta contra la política discriminatoria de Israel hacia sus 1,2 millones de ciudadanos palestinos llamando la atención sobre sus derechos colectivos e individuales. Hoy, nos enfrentamos a un plan de limpieza étnica desde el mismo sistema, de la misma naturaleza, pero centrado en al-Araqib.

Existe una estrecha relación entre la resistencia popular en al-Araqib y Sheikh Jarrah, Silwan, Nilin, Bilin, el Triángulo y en al-Rawha; la lucha contra la demolición de viviendas y la judaización de Galilea; la lucha por Umm Sahali y todas las luchas de la Asociación de los Cuarenta de Ein Hod y el Consejo Regional de Aldeas No Reconocidas en el Naqab; la lucha de Nuri al-Uqbi por la defensa de su tierra y el derecho a vivir en ella; el movimiento palestino e internacional contra el bloqueo de Gaza; y la lucha para preservar el carácter árabe de Jerusalén y sus lugares sagrados y otros movimientos de resistencia popular. La energía de estas luchas nace desde las bases de los movimientos locales de solidaridad apoyados por partidarios internacionales, está creciendo cada minuto. Esta solidaridad constituye una poderosa fuerza de disuasión contra los invasores de al-Araqib y otros lugares; actúa como protección para la gente de este país y sus propietarios tanto si viven aquí o están refugiados fuera.

Es importante darse cuenta de que Israel ha comprendido ahora que los pueblos árabes son una fuerza estratégica y que los palestinos, en esta etapa, son los mejor organizados. Son capaces de defender sus derechos, su existencia y todos los derechos debidos a su pueblo; son capaces de recuperar la justicia que se le ha negado, como su herencia nacional y su tierra, y pueden librar batallas legales, donde nuestra posición es mucho más fuerte que la de Israel. La intención del régimen en destruir al-Araqib, como todo el proceso de desarraigo y expulsión, debe estar siempre vigilante para justificar su legitimidad, mientras necesitamos cuestionar su legitimidad cada día con el objetivo de poner fin a todas sus acciones ilegales.

Este régimen no se detendrá ante ningún crimen, a menos que cambiemos cada una de sus jugadas. La dinámica de esta confrontación demuestra que ni al-Araqib ni su población necesita ningún reconocimiento de sus opresores y destructoresya que desde siempre la tierra y su historia reconocen su presencia: la nación conoce a su propio pueblo y su legitimidad deriva de este lazo irrompible. Todo el honor para el Alto Comité de Seguimiento de los ciudadanos árabes de Israel por hacer la conexión correcta entre Jerusalén/al Quds, los levantamientos de al-Aqsa en el año 2000 y la lucha por al-Araqib y la defensa de la patria; por el llamamiento para una gran acción en el Naqab en la tierra de al-Araqib la víspera del Día de la Tierra.

 Nos envían un mensaje a nosotros y al mundo: que nuestra causa es indivisible y nuestro pueblo permanece unido por nuestra causa.   Ameer Makhoul es un líder de la sociedad civil palestina en Israel; actualmente está en la prisión de Gilboa. Este artículo fue traducido del árabe al francés por Rim al-Khatib y del francés al inglés por Carol Scheller.

http://electronicintifada.net/v2/article11844.shtml