Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Los palestinos marchan hacia la valla israelí durante la gran Marcha del Retorno en el centro de Gaza el 14 de mayo de 2018. (Muhammad Zaanoun / Activestills.org)
Todavía es prematuro predecir el destino de la Gran Marcha del Retorno, que es una creación de activistas principalmente jóvenes que lograron, con gran éxito, involucrar a todo el espectro político en la Franja de Gaza en una resistencia civil desarmada. La marcha es vista por muchos como un desarrollo notable y excepcional que, si se mantiene, podría abrir un nuevo horizonte político y estratégico para los palestinos, así como para los israelíes que critican el opresivo apartheid de Israel, para lanzar una campaña seria para una visión alternativa y camino de lucha.
Dos factores principales hacen que esta asombrosa movilización de Gaza cerca de la valla del apartheid sea distintiva. El primero es el surgimiento de jóvenes vanguardias para motivar a todo el sistema político palestino a participar plenamente en esta actividad civil. Durante más de un año seguí los escritos de una de las jóvenes figuras destacadas del movimiento, Ahmad Abu Rtema; él también ha seguido mis escritos. Charlamos varias veces antes de que él, junto con sus compañeros, ayudara a convertir la idea de la marcha en acción. Estaba claro que Ahmad representaba un pensamiento nuevo y creativo entre la generación joven y estaba ansioso por seguir aprendiendo. Lo que más me atrajo fue su discurso civil hacia el público israelí, su apoyo a un solo Estado democrático en la Palestina histórica donde los árabes palestinos, incluidos los refugiados, y los judíos israelíes pueden vivir juntos como iguales, es parte de sus convicciones políticas.
El segundo factor es el respaldo de Hamás y otras facciones en Gaza a la Marcha del Retorno. Esto indica un cambio en el pensamiento político de estas organizaciones, que podría resonar en la sociedad palestina y en todo el mundo. El apoyo inmediato de Hamás a la idea de la Marcha estuvo en parte motivado por las graves crisis humanitarias y políticas que enfrentan el movimiento y la población total de Gaza. Estas incluyen tensiones internas crecientes y presiones externas, agravadas por la implacable agresión israelí, el antagonismo de los gobiernos occidentales y los regímenes árabes, y las últimas sanciones impuestas por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, que han añadido un insulto a la herida.