Roger Mateos (Barcelona, 1977) es periodista de la agencia EFE en Barcelona. Ha publicado reportajes sobre las actividades clandestinas de PCE (m-l) y el FRAP. Es autor de El país del presidente eterno. Crónica de un viaje a Corea del Norte y Soldados del gol. Fútbol, patria y líder en Corea del Norte. Ha coescrito […]
Roger Mateos (Barcelona, 1977) es periodista de la agencia EFE en Barcelona. Ha publicado reportajes sobre las actividades clandestinas de PCE (m-l) y el FRAP. Es autor de El país del presidente eterno. Crónica de un viaje a Corea del Norte y Soldados del gol. Fútbol, patria y líder en Corea del Norte.
Ha coescrito con Jelena Prokopljevic, Corea del Norte, utopía de hormigón. Arquitectura y urbanismo al servicio de una ideología.
Nuestra conversación se centra en su último libro editado hasta el momento. Ha sido publicado por Anagrama en su colección «Crónicas»
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Nos habíamos quedado en este punto. ¿Qué explicación tiene que una persona como Cipriano Martos tuviera una evolución tan rápida y, por decirlo de algún modo, tan radical, tan al borde del abismo? De campesino pobre, transformado en obrero explotado y muy mal pagado, a militante de un grupo armado de orientación marxista-leninista, primero maoísta y luego albanesa. ¿No había mucho de irracionalidad e irrealismo político en esa formación?
Esa es otra de las preguntas que me planteo al iniciar la investigación. ¿Por qué un muchacho como él, sin ningún bagaje político ni cultural, se introduce en la organización marxista-leninista más combativa del antifranquismo y se entrega a una militancia clandestina llena de sacrificios personales? La respuesta la encuentro en Sabadell, ciudad a la que emigró en 1969. Fue allí donde descubrió todo un mundo para él deslumbrante de reivindicación obrera y vecinal. En el barrio de Ca n’Oriac, donde residía, el PCE (ml) estaba arraigando con cierta energía. Su etapa en Sabadell es de las más interesantes de su biografía.
¿Ese arraigo del PCE(ml) al que alude pudo tener que ver con las condiciones en que vivían los trabajadores recién llegados a Cataluña en Ca n’Oriac? ¿Fueron muy duras?
El Sabadell obrero hervía de activismo político. En los barrios periféricos aparecidos con el desarrollismo, las condiciones de vida de los inmigrantes procedentes de zonas más depauperadas de España solían ser muy deficientes. El PCE (ml) era simplemente una más de las organizaciones en expansión en esos ambientes, pero con sus acciones callejeras, ya fueran pintadas, siembra de octavillas o manifestaciones relámpago en vía pública, consiguió hacerse visible y generar desasosiego entre las autoridades locales.
Usted describe con mucho detalle y emoción el viaje de sus familiares a Reus, para verle. ¿Nos lo explica brevemente? ¿Qué paso aquella noche? ¿Qué pudieron sentir todas aquellas personas? ¿Sus padres fueron conscientes de su muerte-asesinato?
Es una de las escenas que más me impactó conocer. Por eso esta secuencia es la que da inicio al libro. Para resumirlo brevemente: la familia no fue alertada ni de la detención ni de la hospitalización de Cipriano en Reus, solo fue avisada una vez muerto, y entonces su madre y dos de sus hermanos emprendieron un viaje relámpago de Huétor Tájar a Reus en una sola noche, pero cuando llegaron al hospital para ver el cadáver, antes de que fuera trasladado al cementerio, fueron repelidos violentamente por dos agentes que al parecer tenían órdenes de no dejar que nadie se acercara al cuerpo de Cipriano. Fue dramático. La familia quedó en estado de shock.
Pero pudieron ver finalmente el cadáver de su hijo, de su hermano…
No pudieron ver el cuerpo de Cipriano. En el hospital vieron cómo alguien se llevaba un bulto que, según sospecharon luego, podía ser el cadáver amortajado de Cipriano. Cuando se dirigieron al cementerio para averiguar si ya lo habían trasladado allí para darle sepultura, se llevaron el último mazazo: el entierro ya había tenido lugar, lo habían arrojado secretamente, sin la presencia de nadie de la familia, a una fosa común del cementerio. Su deseo de llevarse los restos mortales de Cipriano al sur se estrelló contra los planes del régimen para sepultar urgentemente el caso en el olvido.
Los cuerpos de seguridad del Estado, concretamente la Guardia Civil, no quedan muy bien parados en su libro. ¿No exagera más de la cuenta? ¿Tan duros eran con los detenidos, con los combatientes que «caían en sus manos»?
Los testimonios que he encontrado y que explican cómo actuaron esos días algunos agentes en ese cuartel son demoledores. Su relato es aterrador.
La narración que nos ha regalado tiene, en muchos momentos, parecido con un novela de misterio, con una novela policíaca incluso. ¿Está buscado explícitamente ese registro? ¿Ha pretendido atrapar al lector de esa forma?
Como lector, adoro los libros que combinan el rigor periodístico (que considero innegociable) con el estilo ameno de quien utiliza las herramientas narrativas de la novela. Eso es lo que he pretendido, narrar unos hechos con el máximo rigor periodístico e historiográfico posible, pero sin recurrir al ensayo tradicional, sino basándome en una estructura más personal.
¿Queda mucho por aclarar de la muerte de Cipriano Martos? ¿Ve probable que se pueda avanzar en la aclaración de esos puntos oscuros?
Sigue siendo una historia con interrogantes por resolver. El caso está ahora en manos de la jueza argentina que lo instruye. Pero es evidente que, mientras se siga esgrimiendo la ley de amnistía de 1977 como freno a cualquier investigación judicial, será complicado esclarecer completamente los hechos.
¿Una jueza argentina que lo instruye? ¿Por qué argentina?
La jueza María Romilda Servini de Cubría asumió la macroquerella por crímenes del franquismo presentada en 2010, inspirándose en el principio de justicia universal. El caso Cipriano Martos se unió a la macroquerella en 2014.
¿Por qué muchas personas recordamos el asesinato de Manuel Fernández Márquez, el de Salvador Puig Antich, el de los cinco luchadores antifasicstas asesinados el 27 de septiembre de 1975, por ejemplo, y muy poca gente recuerda la muerte de Martos? Yo mismo que suelo estar interesado en estos temas y que fui militante en aquellos años del PCE (ml) no recordaba lo sucedido hasta que he tenido noticias de su libro.
Porque fueron muertes ocurridas a la luz pública. En el caso de Puig Antich y el de los fusilados del 27 de septiembre de 1975, el régimen incluso proyectó esas ejecuciones como represalias vengativas, como puñetazos sobre la mesa después de encajar algunos golpes sangrientos. En cambio, la muerte de Cipriano Martos se gestó en la penumbra de un cuartel, no hubo intención ejemplarizante a nivel público, fue una monstruosidad ocurrida en secreto. Y las autoridades franquistas quisieron taparla, probablemente para evitarse reacciones en la calle y en el extranjero.
¿Para quién ha escrito este libro? ¿En qué y quiénes ha pensando fundamentalmente mientras lo escribía?
Aunque pueda sonar raro, diría que fundamentalmente lo he escrito para mí mismo. Me sentiría muy honrado si el libro pudiera contribuir a que el caso Cipriano Martos saliese del olvido y me alegraría por su familia y por las personas que han dedicado tantos esfuerzos a nutrir de argumentos la querella argentina. Pero cuando decidí lanzarme a investigar esta historia lo hice porque periodísticamente me atraía muchísimo. La búsqueda de datos, documentos y testimonios ha sido apasionante. Y no hay nada mejor para un periodista que poder descifrar los interrogantes de un caso hasta ahora silenciado.
Martos está enterrado en el cementerio de Reus. Una lápida sobre su fosa lo recuerda. ¿Qué dice esa lápida? ¿Quiénes la pusieron?
Mando adjunta una fotografía de la lápida, colocada por militantes del PCE (ml).
En algunos momentos, usted valora de forma muy crítica la línea política y las finalidades del FRAP y del PCE (ml). No le faltan razones. ¿Por qué entonces tuvo un relativo poder de atracción sobre jóvenes trabajadores y universitarios de aquellos años? Yo mismo, como le decía, soy uno de ellos. ¿Qué piensan de esos años los ex militantes con los que usted se ha entrevistado?
El PCE (ml) y el FRAP llegaron a tener un peso significativo dentro de la oposición antifranquista en los años previos a la muerte de Franco. El hecho de aparecer como una de las organizaciones más beligerantes contra el dictador, reivindicar su «pureza» ideológica frente a quienes estaban dispuestos a pactar una transición tranquila y mostrarse especialmente combativa en la calle, en las universidades y en los centros de trabajo hizo que muchos antifranquistas se sintieran atraídos. Hoy, encuentro exmilitantes que miran al pasado de muy distinta manera, desde aquellos que abjuran de todas las consignas que un día abrazaron hasta los que siguen defendiendo el mismo credo, pasando por toda la gama de opiniones matizadas que quedan entre medio.
Todas aquellas luchas, todos aquellos sacrificios, toda aquella entrega, todo aquel sufrimiento, aquellas muertes, ¿sirvieron para algo en su opinión?
Es obvio que ninguno de sus objetivos políticos se cumplió: ni el pueblo español se sumó a una «guerra popular» contra el fascismo, ni triunfó la revolución, ni se reinstauró la república. Ahora bien, es difícil saber en qué medida pudo influir la presión que ejercía el PCE (ml) y el FRAP en la evolución política que experimentó España.
Una pregunta fuera de guión. Usted también ha escrito sobre la República de Corea. ¿De dónde su interés por este país tan menospreciado? ¿Qué opina de la actual aproximación de las dos Coreas? ¿Mérito de Trump para un Premio Nobel de la Paz? Muchas preguntas en una, lo sé.
El régimen de Corea del Norte es el caso contemporáneo más extremo de ideologización de toda una sociedad, glorificación de sus líderes y aislamiento comunicativo con el exterior. Más allá de que el régimen norcoreano pueda causarme escalofríos, periodísticamente su interés es indudable. El deshielo entre las dos Coreas es probablemente la noticia internacional más formidable del año. Es extraordinario que en menos de un año se haya pasado de la amenaza de una guerra nuclear a un escenario de paz, al que han contribuido muchos otros actores al margen de Trump. Solo espero que esos pasos de gigante hacia la paz no se vean truncados en los próximos meses.
¿Quiere añadir algo más?
Creo que no. Muchas gracias por su entrevista.
Gracias a usted por su generosidad, su tiempo y su magnífico libro, un libro que conmueve y toca hondamente en muchas de sus páginas.
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Nota de edición:
Primera parte de entrevista a Roger Mateos sobre Caso Cipriano Martos. Vida y muerte de un militante antifranquista (I). «Cipriano Martos fue torturado, apaleado, ultrajado. El relato de algunos testigos es estremecedor» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=248030
Fuente: El Viejo Topo, julio-agosto de 2018