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La muerte en Blanes y la irresponsabilidad de la política catalana

Fuentes: Rebelión

El suceso de Blanes pone al desnudo la irresponsabilidad sobre la que se está desarrollando la política catalana. El lunes en La Vanguardia Sergi Pàmies criticaba con razón el rictus de sonrisa extraña (impostada) del Conseller de Sanitat, Comín, y su incalificable burla a la realidad afirmando, en la entrevista dominical de TV3, que el […]


El suceso de Blanes pone al desnudo la irresponsabilidad sobre la que se está desarrollando la política catalana. El lunes en La Vanguardia Sergi Pàmies criticaba con razón el rictus de sonrisa extraña (impostada) del Conseller de Sanitat, Comín, y su incalificable burla a la realidad afirmando, en la entrevista dominical de TV3, que el sistema sanitario no está colapsado, solo desbordado. ¿Sólo eso? El mismo domingo murió una niña de 8 horas en el Hospital Comarcal de Blanes, en circunstancias de escándalo tales que han obligado al gobierno de la Generalitat a abrir un expediente informativo, e incluso se anuncia una investigación del Defensor del Poble. La directora general de organización del Departamento de Salud de la Generalitat, Núria Rams, el departamento responsable de ese informe, pero en última instancia responsable del suceso, ha añadido al juego de sonrisas de su Conseller que las propias, de suficiencia incluso de altanería, y ha añadido también la frase inadecuada, que ya no es una burla objetiva sino una expresión intolerable ante la muerte de la niña: se investigará si ha habido fallo «si es que ha habido alguna cosa que ha fallado». Pues sí señor Conseller, sí señora Directora General, hay algo más que desbordamiento y ha habido «alguna cosa que ha fallado».

Ha fallado, está fallando con resultados menos visibles día sí y día también, el sistema público sanitario catalán, del que tanto nos enorgullecíamos y que va camino de convertirse en un servicio excelente… de prescripción de ibuprofeno. Espero que la indignación que siento, ante el hecho y ante la respuesta dada por el gobierno, no me haga caer en la demagogia, no puedo ni quiero competir en ese terreno con el discurso nacional-populista. Esa respuesta se ha apresurado ya a avanzar todos los atenuantes del caso por lo que se refiere al sistema y su gestor -el gobierno-, sugerir todos los agravantes (¿se hizo el diagnóstico correcto? ¿la burocracia hospitalaria actuó bien? ¿los facultativos del centro estuvieron adecuadamente al caso?) e invocar el gran atenuante de la fatalidad. Es el conocido recurso de la culpa la tuvo el maquinista, como en el metro de Valencia, como en el tren de Galicia, donde el diseño de las curvas o de la alta velocidad parece que no fue ningún factor.

En esto Cataluña no es diferente, parece. Y no puedo dejar de pensar en el trato que los gestores públicos han dado al homicidio de dos Guardias Forestales días antes de la muerte de la niña y a este último suceso. El caso de los Guardias han promovido reuniones gubernamentales ampliamente publicitadas para examinar que falla en el sistema y sugerencias oficiosas, oficiales y mediáticas de que alguna cosa ha fallado, aparte de la actuación individual del homicida; el de la niña todo, lo contrario hay apresuramiento en exonerar al sistema y las políticas públicas y en situar el foco sobre el fallo humano o la fatalidad.

Sea cual hayan sido los comportamientos personales -que no parecen que hayan sido de desidia por parte del personal sanitario- en la muerte de la niña el factor determinante ha sido la deficiencia del sistema de atención sanitaria, deficiencia que en este caso existe desde hace tiempo pero que se ha agravado desde que en 2011 el gobierno «de los mejores» -así se calificó a sí mismo- de Artur Mas emprendió una brutal política de recortes, muy particularmente en sanidad, que su sucesor el gobierno de Junts per Si no ha rectificado, al revés, ni se ha planteado rectificar hasta ahora que se sepa.

La deficiencia grave es que desde su inauguración el Hospital Comarcal de Blanes carece de servicio pediátrico de urgencias; la información que ahora se nos facilita es que la niña tuvo la atención de un pediatra, pero eso no es un servicio. El Hospital de La Selva tiene pediatra, pero no permite ingresos de pediatría; los niños que vayan a él están condenados a la espera del pasillo. El servicio de urgencias pediátrico más cercano está en Calella, y tampoco ahí es completo de manera que solo hay una UCI pediátrica «en la demarcación» en Girona. Si un niño de Tossa de Mar tiene un ataque de asma -cosa no tan infrecuente- que sus padres no se entretengan en ir al Hospital Comarcal, que cojan el coche y corran a Calella, o mejor a Girona… si tienen coche y disponiéndose a pasar un rato de angustia extrema conduciéndolo a toda velocidad, con la angustia de tener al lado un niño que se está ahogando (esta fue una experiencia propia). Así estamos…desde 1993.

Confiar la atención de urgencia a los padres o a un servicio de dos ambulancias pediátricas para toda Cataluña es un despropósito. Un servicio tan exiguo solo se justifica en situaciones excepcionales, pero la situación de La Selva -y me temo que de otras comarcas de Cataluña- no es lamentablemente de «excepción» sino de norma, de norma manifiestamente insuficiente, no corregida en casi veinticinco años. Y no encontremos consuelo en la autocomplacencia de que en Cataluña hay esas dos ambulancias, cosa que no ocurre en el resto de España. Señora Rams, alguna cosa está fallando. La cuestión fundamental no es si la ambulancia llegó en cuatro, como denunció CCOO, o en dos horas y pico como responde la Dirección General; la cuestión fundamental es que la niña, con un cuadro importante que rápidamente se agravó, no pudo ser atendida, más allá de la consulta de pasillo, no pudo ser ingresada y no pudo ser salvada porque el sistema no lo hizo posible.

Desde octubre de 2011, la deficiencia del servicio no sólo no se ha corregido sino todo lo contrario. Los recortes han deteriorado la cadena de asistencia pública en la comarca al ser anulado el horario nocturno de los CAP de Tossa, Lloret, Blanes, Tordera y otros municipios para ahorra gasto; aunque tras la protesta de los ayuntamientos y de determinadas fuerzas vivas durante la temporada turística de verano el horario se prolonga hasta la doce de la noche (mejor no hacer comentarios en detalle). Eso significa que el insuficiente Hospital Comarcal está por la noche permanentemente al borde del…desbordamiento. La cadena de asistencia pública se quiebra desde el inicio y repercute en otros servicios, en este caso privados: dado que la medicación más importante que dispensan las farmacias requieren receta médica y los CAPs están cerrados fuera del horario laboral, si tienes un problema tendrás que buscarte un médico privado que te haga la receta pertinente.

Si ese grave retroceso del sistema es ya de juzgado de guardia, casi de tribunal popular, la continuidad de tal situación a cargo del gobierno de Junts pel Sí, que sus apoyos parlamentarios en esta cuestión no han exigido modificar, clama al cielo. Pretenden que en la Ítaca a la que nos llevaran se resolverán todos los males; pero antes de llegar, como la travesía puede ser larga o pesada no estaría de más resolver las vías de agua del barco en el que nos llevan. No puedo admitir de ninguna de las maneras que el Sr. Comín no haya hecho un plan de recuperación ya de la sanidad pública y empezado a aplicarlo en los puntos negros del servicio, como el de la comarca de La Selva (seguro que hay otros en otras). No puedo entender que se discutan partidas exóticas del próximo presupuesto de la Generalitat y no se haya incluido un plan de rectificación de los recortes sanitarios. Tampoco puedo admitirlo. Y no puedo admitir que la CUP venda por un plato lentejas -con chorizo- el apoyo a unos presupuestos que son ya inaceptables desde una política… de centro-izquierda (véase de estado del bienestar). Las exigencias fiscales sobre segundas residencias, las tasas sobre bebidas azucaradas, la ampliación de las plazas de enseñantes que hagan posible el recorte horario de una hora… todo eso parecen arbitrios de galería y corporativos en ausencia de un plan serio, público y públicamente expuesto, de retrocesión de las políticas de recortes y fomento de la sustitución de servicios públicos por privados.

Comín tendría que dimitir por vergüenza; la señora Rams tendría que repasar cien veces el vídeo de su indignante aparición en TV3; Junqueras tendría que rehacer los presupuestos, para que en primer término sean para gobernar mejor, aunque solo sea un poco mejor, y así demostrar que efectivamente si algún día tienen todo el poder pueden llegar también a gobernar bien. Y la CUP, hoy mismo, tendría que romper con un gobierno y unas fuerzas políticas que mantienen ese desaguisado en la sanidad pública, por mucho que compartan la dudosa épica de viaje improbable a Ítaca. Si la CUP quiere ser lo que dice que cambie el rumbo y enfile hacia Icaria.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.