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La necesidad de una estrategia internacional en defensa de los presos palestinos

Fuentes: Ufree Network

Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez

Los presos políticos, sus familias y su causa y sus afanes gozan de apoyo generalizado en la sociedad palestina. Puede haber palestinos que no se hayan sumado jamás a una campaña de boicot o realizado acciones para romper el sitio de Gaza, pero suelen manifestarse en favor de los derechos de los detenidos y contribuyen a apoyar a sus familias. La liberación de todos los presos es un elemento en el que coinciden todas las facciones políticas palestinas. Los partidos rivales tienen por norma reclamar y celebrar el regreso de los miembros encarcelados grupos no tan afines. El preso político Ameer Majoul sostiene que la posición oficial de la OLP sobre los presos es «una receta para retrasar y aplazar la liberación de los presos indefinidamente».

Además, afirma que «marginar la cuestión del conjunto de la agenda palestina global» no refleja este sentimiento avasallador.

Por desgracia, lo mismo se puede decir del movimiento global de solidaridad con los palestinos y su lucha. Ese movimiento internacional considera con demasiada frecuencia que esa preocupación central del movimiento palestino por los presos es una ocurrencia de última hora sin demasiada trascendencia, si es que siquiera lo ha mencionado.

La movilización masiva de los detenidos, como la huelga de hambre del mes de octubre en cuyo momento culminante participaron 3.000 personas (y encendió el apoyo de la sociedad palestina), no recibió más que una reducida cantidad de reacciones del exterior. Las penurias cotidianas que sufren los presos concretos tampoco despiertan apenas atención, como la actual huelga de hambre de Khader Adnan, retenido administrativamente.

¿Por qué es tan importante todo esto? Aparte del principio básico de solidaridad, que respalda las prioridades del pueblo al que apoyamos, estos presos nos recuerdan a nosotros y al mundo entero «el derecho, y la obligación» de los palestinos a combatir la ocupación, la colonización y la expulsión utilizando todos los medios de lucha posibles», según palabras de Majoul.

Su perseverancia a uno y otro lado de los muros de las cárceles atestigua que Palestina no necesita ni nuestra caridad ni nuestra simpatía, sino que merece nuestra solidaridad en su lucha de liberación.

La «internacionalización» del apoyo a los presos que Majoul defiende podría renovar el enfoque del movimiento de solidaridad con esta línea de acción palestina. Aunque el sistema de apartheid israelí incluye demasiadas injusticias apabullantes como para poder contarlas, los presos representan también una fuerza estimulante y radicalizadora cuya mera existencia pone en duda toda tentativa de despolitizar su lucha o reducirla a un asunto humanitario. Un movimiento de solidaridad bien organizado, enérgico y de ámbito mundial también les ofrecería a ellos el muy necesario respaldo político, así como a las familias y comunidades que se movilizan regularmente en su defensa.

Muchas organizaciones, tanto palestinas como internacionales, trabajan para formar a la opinión pública mundial en estos asuntos. Addameer, la Campaña para Liberar a Ahmad Saadat, Defence for Children International, la International Campaign for Releasing the Abducted Members of Parliament, Samidoun, Sumoud y Ufree Netkork, así como medios de comunicación como Electronic Intifada o Middle East Monitor, generan dosis inmensas de información muy cualificada. Pero aunque la información es un requisito necesario, es en última instancia de la movilización de la que nace la conciencia pública y el cambio político.

Sacar provecho y utilidad de la información (forjar una campaña global para liberar a los presos palestinos) requerirá una estrategia para ensamblar estas organizaciones y ampliar sus actividades, al tiempo que comprometerse con redes de solidaridad de mayor alcance. Majoul propone la creación de un Comité de Coordinación Nacional, similar al Comité Nacional de Boicot, Retirada de Inversiones y Sanciones (BDS, Boycott, Divestment, and Sanctions), que coordine estos esfuerzos. Mientras tanto, los activistas de los movimientos de solidaridad internacionales pueden y deben responder a la actual «firmeza, rebeldía y lucha» de Palestina y sus presos.

En ciudades como Nueva York o Islamabad se podrían reproducir, a escala semejante o más modesta, movilizaciones populares recurrentes como las del Día de los Presos Palestinos (17 de abril) o la ocupación semanal del Comité Internacional de Cruz Roja de Gaza. (Por supuesto, Gaza carece de instituciones sionistas explícitas, que podrían ser objetivos más explícitos en otros lugares.) Las redes de reacción rápida podrían responder a las detenciones, la represión y la resistencia protestando ante las embajadas, consulados y misiones israelíes, así como ante los gobiernos y las organizaciones internacionales extranjeras que colaboran con Israel.

La lucha de los prisioneros también puede reforzar campañas ya existentes. Se solapa claramente con las tres exigencias del movimiento BDS: fin de la ocupación y colonización (incluyendo las detenciones), igualdad plena entre ciudadanos árabes y palestinos (tanto en cuestiones judiciales y penitenciarias como en todas las demás) y derecho de retorno de los refugiados palestinos (como los expulsados de sus hogares tras ser puestos en libertad de la cárcel).

Los organizadores de la campaña BDS se han fijado como blanco especuladores con la situación penitenciaria como G4S, JC Bamford Excavators, la Asociación Médica Israelí o el Grupo Volvo. Los grupos contra la ocupación, como el movimiento Free Gaza o Viva Palestina, también podrían resaltar que el aparato penitenciario israelí es una parte fundamental del sistema de apartheid militarizado que combaten, concebido explícitamente para aplastar la resistencia legítima.

En todos los frentes , el núcleo central del trabajo debería ser adoptar una actitud más activa. Muchos activistas solidarios se quejan de la desproporcionada atención que ofrecen los medios de comunicación a Gilad Shalit y su familia, pero muy pocos se han tomado el tiempo necesario para investigar cuáles son las redes globales que se han creado para apoyarlos, o para aprender las numerosas enseñanzas que pueden brindar. En última instancia, prestar a los presos palestinos una solidaridad relevante y significativa exigirá la creación de un movimiento similar que se concentre en exponer que su vida y su lucha son temas insoslayables para todo aquel que quiera mantener una conversación bien informada sobre Palestina.

El gobierno israelí controla a la sociedad más militarizada del mundo, que no se puede sostener sin la represión generalizada vigente, desde con los muros de separación hasta en las celdas de aislamiento. Los presos son un ejemplo del rostro más desagradable de este sistema de apartheid del siglo XXI, al tiempo que nos ofrecen un atisbo de la sociedad descolonizada que inevitablemente lo sustituirá. Su lucha ocupa un lugar central del movimiento general en favor de una Palestina libre. Todos los que nos sumamos a su lucha deberíamos reconocer su liderazgo, valorar su sacrificio y ofrecerles todo nuestro apoyo.

Fuente: http://ufree-p.net/Details.aspx?Type_ID=1&Rotator_ID=111