El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha condenado las políticas represivas que practica la monarquía saudí contra la población femenina del país (unos quince millones de mujeres), ya que estas no pueden ni casarse con el hombre que aman, ni tener pasaporte, ni viajar al extranjero etc., sin permiso del varón, ya que […]
El Consejo de los Derechos Humanos de la ONU condenó, con el apoyo de 36 países, la política represiva que ejerce la monarquía saudí sobre la población femenina del país (unos 15 millones de mujeres) y el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, que fue ejecutado en Estambul el pasado mes de octubre.
En un texto claro y contundente, publicado el pasado jueves, el Consejo exige «la libertad de todas las feministas encarceladas y de los defensores de los DDHH privados de libertad».
El organismo omite toda crítica a Occidente y EEUU, cuya ética brilla por su ausencia y prioriza hacer negocios con ese reino medieval, sin atreverse a presionar al Gobierno de Riad para que ponga fin al estado de semi esclavitud que padecen las saudíes.
«Estamos preocupados por las leyes y normativas, sancionadas con la excusa de mantener la seguridad en Arabia Saudí, que se están utilizando contra individuos que defienden pacíficamente sus derechos (humanos y la libertad)», señala la denuncia que fue leída por el embajador islandés ante la ONU en Ginebra, Harald Aspelund.
En la condena a Arabia Saudí, algo insólito hasta ahora, se cita el nombre de diez feministas que han sido encarceladas, entre ellas a Loujain al Hathloul, Eman al Nafyan y Aziza al Yusef, que fueron detenidas en mayo de 2018, un mes antes de que la monarquía del petróleo concediese a las mujeres el «derecho a conducir».
La valiente advertencia a Arabia Saudí (país «un millón de veces mejor» que Venezuela «porque es sumiso y generoso con sus amigos»), provocó el enfado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ya ha amenazado con sacar a EEUU del Consejo de DDHH de la ONU alegando que es «una organización anti israelí que es utilizada por Nicolás Maduro, China e Irán para hacer propaganda a su favor».
Donald Trump, quien se pavonea de su amistad con el líder norcoreano Kim Jong Un, no tiene reparos en tratar con líderes de «manos rojas», como el gobernante de facto de Arabia Saudí, el príncipe Mohamed bin Salman, quien sigue masacrando a la población civil de Yemen (actualmente en guerra) que no se inclina ante el Gobierno de Riad.
Arabia Saudí es uno de los peores países del mundo para las mujeres, incluyendo a las de la familia real. Existe un régimen de tutela masculina mediante el cual la esposa, la hija o la hermana deben obedecer al varón, so pena de recibir un castigo proporcional a la desobediencia cometida. Ha habido casos de mujeres que han sido decapitadas en público tras ser halladas culpables de haber cometido adulterio. Viajar al extranjero lo tienen prohibido, a no ser que su tutor firme un documento autorizándolo.
Respecto al asesinato del periodista Jamal Khashoggi, -quien fue descuartizado en el Consulado de Arabia Saudí en Estambul cuando iba a pedir unos documentos para casarse con su novia-, recientemente informó la cadena de televisión catarí de Al Yazera, tras investigar su caso durante meses, que hay evidencias de que «el cuerpo (del disidente) fue troceado y se mezcló con carne de vaca o cordero para hacer una barbacoa» en el jardín de la casa del cónsul saudí.
La fuente agregó que «tras camuflar el olor de carne humana con carne animal» (los vecinos «olieron a barbacoa»), los restos fueron incinerados en un horno que tiene el diplomático y que se hizo para que alcanzara los mil grados, temperatura que se utiliza en los crematorios.
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