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La oposición libanesa hoy: una historia de crisis perpetuas

Fuentes: Viento Sur

El movimiento antisistema libanés creció como reacción a las numerosas crisis del régimen pero las disputas internas, su limitado alcance y la falta de estrategia siguen obstaculizando un proyecto político sostenible.

El 15 de mayo del año pasado Líbano celebró sus primeras elecciones parlamentarias generales tras el levantamiento del 17 de octubre de 2019. Como resultado, el movimiento antisistema obtuvo 13 escaños en un resultado sin precedentes entre las fuerzas no sectarias.

Hizbolá y sus aliados perdieron la mayoría, los diputados que antes constituían el bloque tradicional del «14 de marzo» dejaron de ser una entidad coherente y la población esperaba nuevas figuras.

Sin embargo, la mayoría de los diputados de la oposición no han sido capaces de presentar desde entonces un programa o discurso coherente. En concreto, los trece diputados del llamado ‘Bloque del Cambio’ no consiguieron ponerse de acuerdo sobre a quién apoyar para la presidencia tras el fin del mandato de Michel Aoun.

Algunos incluso llegaron a apoyar a figuras propias del establishment como Michel Mouawad, quien había mantenido vínculos muy próximos con poderosas instituciones financieras que bloquearon un plan de rescate económico.

La falta de cohesión política de la oposición electa no es más que una muestra de la crisis general a la que se enfrenta el movimiento progresista no sectario del país. Además, la emigración se ha hecho realidad para buena parte de los activistas y organizadores políticos libaneses. En general, la sensación de la mayoría es de cansancio, decepción y desencanto.

Pero explicar los elementos de esta crisis y los métodos a través de los cuales puede resolverse requiere ir más allá del momento actual.

En 2011, las trascendentales manifestaciones que inspiraron la Primavera Árabe fortalecieron los planteamientos a favor de un país laico y desencadenaron la formación e institucionalización progresiva de diversos partidos y organizaciones alternativas. Aquí arrancó el éxito y el fracaso, y en esto hay que tener en cuenta también las acciones que llevaron a cabo los implicados.

Crecimiento acumulado desde 2011

La revolución del 17 de octubre en Líbano fue producto de diversas condiciones en conflicto entre las que se incluyen las iniciativas de unos pocos miles de activistas que venían integrando la comunidad laica del país a lo largo de los años.

Tras los polarizadores sucesos del 7 de mayo de 2008 en los que se enfrentaron milicianos pro y anti Hizbolá entre Beirut y Monte Líbano, empezó a tomar forma una renovada conciencia opositora contra el sistema sectario y los partidos que participaban en sus contradicciones y contiendas.

El movimiento antisistema libanés creció aparentemente como reacción a numerosas crisis del régimen, desde las protestas que pedían la caída del régimen sectario en 2011 hasta las marchas que rechazaban una prórroga del mandato parlamentario en 2013 y las manifestaciones más multitudinarias en respuesta a la crisis de la basura en 2015.

Posteriormente, un frente opositor más organizado acudió a las urnas en las elecciones municipales de Beirut de 2016, en las del sindicato de ingenieros de 2017 y en las parlamentarias de 2018. A pesar de haber perdido en cifras absolutas se estaba avanzando.

En medios estudiantiles, los Clubs Laicos de diversas universidades, que se venían enfrentando electoralmente a los partidos sectarios desde 2008, consiguieron importantes victorias en instituciones privadas clave a pesar de las inmensas limitaciones de la Universidad pública libanesa.

Paralelamente, entre 2015 y 2022 también aparecieron y se desarrollaron diversas organizaciones y espacios populares de tendencia feminista de izquierdas enfocados prioritariamente en los grupos marginados y con una agenda económica progresista. Por otro lado, la cuestión de cómo abordar y analizar el papel de las armas de Hizbolá siguió siendo causa de debate.

El levantamiento del 17 de octubre, que dio crédito a la capacidad organizativa y al micro-liderazgo de varios rostros de esta diversa comunidad laica, cambió la ecuación y el discurso planteado desde 2008 se convirtió progresivamente en la corriente dominante.

Logros limitados frente a enormes retos

A pesar de los retos evidentes, el movimiento no sectario desempeñó un papel crucial al crear una tercera vía. Además, al contar con un bloque parlamentario de 13 miembros contribuyeron a bloquear la capacidad de Hizbolá y sus aliados para mantener la mayoría parlamentaria.

En los últimos tres años Líbano se ha enfrentado a enormes retos debido a la pandemia de la Covid-19, al colapso de la moneda, la hiperinflación, la explosión del puerto de Beirut, el incremento de la represión y la violencia política, y la emigración. Este último factor ha afectado severamente a buena parte de la juventud y de la mano de obra profesional del país en su capacidad de movilización sobre el terreno.

En medio de estas dificultades las fuerzas laicas y alternativas consiguieron avances importantes aunque inestables en las elecciones estudiantiles, sindicales y parlamentarias.

Sus representantes electos en estas instituciones demostraron asimismo más seriedad a la hora de plantear cuestiones importantes para la población, como la lucha por una sanidad y una educación asequibles, la oposición a las maniobras de los propietarios de los bancos para bloquear un plan de rescate económico y una política fiscal sólida, y el inicio de un debate sobre el futuro del sistema político sectario del país.

A efectos prácticos, desempeñaron un papel sustancial al organizar equipos de rescate ante la incapacidad del Estado para gestionar las secuelas de la explosión del puerto en 2020. Similares iniciativas, con financiación de diversa índole, contribuyeron a la creación de una economía de servicios paralela.

Y lo que es más importante, la participación activa en muchos de estos grupos, proyectos y citas electorales creó una nueva comunidad de activistas que alcanzaron experiencia política basada en la acción y adquirieron las herramientas básicas para tratar con el poder, así como influencia, estrategia y organización de base.

Muchas startups pero pocos proyectos políticos sostenibles

Se consiguió mucho pero muchas iniciativas las promovieron y gestionaron individuos concretos y su círculo directo de activistas. En el proceso se formaron muy pocos marcos sostenibles. Por el contrario, algunas organizaciones de la oposición adoptaron la forma de startups con una trayectoria mucho menos ambiciosa en términos de cohesión ideológica y capacidad financiera y material.

En este sentido, hay un claro contraste entre Líbano y otros casos de la región. Aunque los partidos tradicionales no sectarios de Líbano, como el Partido Comunista Libanés y el Bloque Nacional, siguen desempeñando un papel, carecen claramente de la base popular que se da en movimientos como el Partido Comunista Iraquí. En Sudán, los sindicatos profesionales ya existentes desempeñaron un papel destacado en la organización de la disidencia, a diferencia de los sindicatos alternativos de reciente creación en Líbano que han hecho frente a enormes problemas de continuidad.

Además, en lugar de reclutar, movilizar y debatir activamente con nuevos grupos sociales, estas startups han venido compitiendo por absorber una mayor cuota entre la misma multitud de activistas no sectarios. En consecuencia, la formación de listas durante las pasadas elecciones puso de manifiesto la existencia de posiciones rivales entre las distintas startups activistas, cada una de las cuales tenía su candidato estrella y sus prioridades casi personalistas. Estas prioridades dificultaron la propuesta de políticas concretas y la formación de alianzas que pusieran en jaque la configuración neoliberal del régimen.

Aunque se han dado muestras de avances en los relativamente nuevos partidos políticos progresistas y en los movimientos populares de cierta tradición, las disputas internas, el alcance limitado y la mala estrategia siguen siendo un obstáculo.

Ciudadanos de un Estado, partido de la oposición liderado por el economista Charbel Nahhas y creado en 2016, puso en marcha un ambicioso plan para presentarse en casi todos los distritos en las elecciones bajo la bandera de un proyecto político-económico integral. Sin embargo, la incapacidad de la dirección del partido para conseguir resultados favorables y mediar en cuestiones estructurales internas ha provocado recientemente muchas dimisiones públicas.

Por otra parte, movimientos de izquierda más flexibles y horizontales, como la Red Mada, que integra más de 15 organizaciones laicas dirigidas por jóvenes de diversos espacios, plantean cuestiones legítimas sobre las deficiencias de la falta de liderazgo en los movimientos juveniles, dada la magnitud tanto de los obstáculos como de los ambiciosos objetivos políticos planteados.

La búsqueda de liderazgo y madurez política

Es crucial situar los éxitos y los fracasos de la oposición libanesa como producto de las decisiones, las estrategias y el trabajo de sus principales dirigentes y participantes. Por eso la solución a la crisis actual entre los nuevos movimientos progresistas y democráticos de Líbano tiene muchos paralelismos con sus homólogos de otros países árabes tras los levantamientos de 2011. Lo más importante es que los intelectuales no pueden permanecer al margen como críticos discursivos; su participación en el desarrollo estratégico de los proyectos políticos y económicos del movimiento y para desarrollar la teoría del cambio es crucial.

En otras palabras, los procesos transformadores requieren empoderamiento, liderazgo y acción. En la fase inicial del levantamiento la ausencia de liderazgo se celebró tácticamente pero los organizadores pronto se dieron cuenta de que producía una situación perjudicial en la que las voces estridentes se hacían con el control, y la falta de estructura impedía la toma de decisiones y una estrategia sólida.

Para acabar, las startups políticas no pueden competir eternamente. Hay momentos históricos que exigen la unificación de las fuerzas que comparten objetivos similares en pos de la creación de partidos políticos sólidos y ambiciosos.

The New Arab, Traducción para viento sur: Loles Oliván Hijós

Fuente: https://vientosur.info/la-oposicion-libanesa-hoy-una-historia-de-crisis-perpetuas/