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Entrevista a Unzalu Salterain, coordinador de EHNE Bizkaia, sindicato agrario cuyo objetivo es la agroecología y la soberanía alimentaria

«La política agraria del mercado libre ha fracasado: ya no hay alimentación barata para el consumidor»

Fuentes: El Salto

En Bizkaia no hay latifundistas ni señoritos. Hay una orografía llena de montes y valles que dejan poco espacio para bancales, huertas y fondos inversión. La tierra heredada es muchas veces una losa que hernia la espalda y, desde los municipios, aún no se ha perdido del todo el cordón umbilical que une la mesa con el campo: los mercados agrícolas son sagrados, excepto para los inspectores de la Seguridad Social. 

Los sindicatos agrarios de Bizkaia, EHNE y ENBA, llevarán a cabo el viernes 9 de febrero una movilización conjunta bajo tres ejes unitarios: el cese inmediato de las negociaciones de los acuerdos de libre comercio, la necesidad de que los precios de los alimentos incluyan los costes de producción y la simplificación de la burocracia. Tres columnas de tractores llegarán a Bilbao desde Karrantza-Margen Izquierda, Busturialdea-Mungia-Txorierri y Durangaldea-Lea Artibai para desfilar a primera hora por la Gran Vía, hasta llegar a las 11h al Arenal. Allí celebrarán un mercado con cuartos de cordero a 20 euros, para protestar contra el acuerdo de libre comercio con Nueva Zelanda. Piden una moratoria para que el cordero de la otra punta del planeta no eche por el suelo los precios de este animal, para que se respete la producción local y para no contaminar el mundo. Unzalu Salterain es el coordinador de EHNE Bizkaia, su objetivo es la agroecología y la soberanía alimentaria.

En el Eroski, y también en la verdulería de mi calle, las manzanas rojas son de Chile, y no lo soporto. Para comprar unas que venga de Larrabetzu o Derio tengo que ir al mercado, específicamente a los puestos de los baserritarras. Uno de vuestros ejes son los acuerdos de libre comercio. ¿Por qué?

Pedimos una moratoria en todos los acuerdos de libre comercio que se están firmando. No es aceptable que se firmen sin analizar sus impactos en la producción local. Estamos hablando de, por ejemplo, la ratificación del nuevo acuerdo con Nueva Zelanda, que permitirá la importación de cordero y leche.

¿Importaremos leche de Nueva Zelanda, después de habernos cargado la ganadería de vacas lecheras tirando por el suelo el precio del litro durante los últimos 20 años? 

Europa importará leche de Nueva Zelanda y exportará otro tipo de productos, que no tienen por qué ser alimentarios. Esta lógica carece de sentido. Los alimentos viajan de punta a punta del mundo, haciendo dumping y destruyendo la economía de la zona y, lo más grave, tienen un gran impacto en la crisis climática. 

Como las manzanas que detesto.

Los sistemas globales no funcionan: agotan al planeta y al sector, y lo que no se dice es que la consumidora acaba pagando muchísimo por los productos. Hay que relocalizar los sistemas alimentarios y la Unión Europea lo plantea en la estrategia conocida como ‘De la granja a la mesa’ y la Agenda 30. 

¿De qué hablamos cuando hablamos de libre comercio y de la PAC?

La PAC ha estado dirigida durante muchos años por la Organización Mundial del Comercio. La OMC aún tiene muchos tentáculos en la PAC, pero la estrategia ‘De la granja a la mesa’ es contraria a los tratados de libre comercio. Eso plantea dos debates: hay una parte de la izquierda que ha dicho que ‘De la granja a la mesa’ no es aceptable. Nosotros hemos dicho: vamos a fijarnos en qué ingredientes incluye y qué nos aportan en la producción alimentaria de Euskal Herria. Entendemos que el impacto será bestialmente positivo, que plantea virar hacia la agroecología, porque exige una disminución del uso de pesticidas, fertilizantes y antibióticos, algo que cambia absolutamente el modelo, pasando de uno industrial a otro con menos inputs. Además, dibuja un horizonte a 10 años en el que el 25% del territorio debe ser de producción ecológica. Consideramos que todo eso es suficiente, ya que podemos iniciar una transición muy profunda. La estrategia ‘De la granja a la mesa’ desactiva los tratados de libre comercio, por eso los agricultores neoliberales y conservadores están en su contra.

¿Hay algún pero?

Estados Unidos lo tiene clarísimo: con estas exigencias no podrá exportar a Europa carne hormonada, por eso trata de liderar el mercado de la carne sintética, donde también se han metido de lleno los fondos de inversión. Desde EHNE entendemos que ‘De la granja a la mesa’ no es perfecto, pero los procesos perfectos no existen y tienen contradicciones en cada etapa. Lo que debemos medir es si ‘De la granja a la mesa’ nos acerca a nuestro objetivo de la agroecología. Por ello desde EHNE decimos que estamos de acuerdo con estas estrategias, pero los mecanismos que la UE pone en marcha para hacer la transición no funcionan, también por la burocracia que implican.

En todas las protestas del campo se reclama “menos burocratización”. ¿Puedes explicar qué es el cuaderno digital de explotación?

Es el registro digital de toda actividad. Es un proceso que se suma a toda la burocracia que ya tienes que hacer, en un sector bastante envejecido y con una brecha digital evidente, por lo que el cuaderno genera rechazo y no es eficaz. Parece que la UE está dispuesta a revisarlo.

Burocracia para los agricultores y libre mercado para las empresas.

Sí, otra cuestión básica de los acuerdos de libre mercado es que la regulación del mercado es absolutamente liberal, con grandes multinacionales y fondos de inversión que están invirtiendo en alimentación, creando procesos de especulación. El cereal para los ganaderos, por ejemplo, está por las nubes porque desde la bolsa de Chicago está desorbitando los precios. Tiene que haber mecanismos de control para el mercado. Esas subidas a las que estamos asistiendo son absolutamente especulativas y repercuten en el precio de los alimentos que paga el consumidor. Y no olvidemos que la inflación de ahora es fruto, en gran medida, de la especulación. 

Pasemos al tercer eje de vuestra tabla reivindicativa: los precios. Pedro Sánchez dijo ayer en el Congreso que se compromete a “fortalecer” la Ley de la Cadena Alimentaria. Los observatorios dependen de las comunidades autónomas. ¿Tenemos observatorio en la CAV?

Sí, lo tenemos. Pero además de observar, los observatorios tienen que hacer algo y los gobiernos deben poner mecanismos para que actúen de oficio frente a las infracciones, no solo cuando hay denuncia. Y esta misma lógica de la Ley de la Cadena Alimentaria del Estado español debe plantearse en el marco europeo: con legislaciones que planteen que no se puede vender a pérdidas, venga el producto de donde venga. Esto también es regular el mercado. Y, sin embargo, en estos últimos 30 años de política agraria del mercado libre, aunque hayan puesto ayudas, ha fracasado, tanto para el productor como para el consumidor. Ya que no hay alimentación barata para el consumidor. Los únicos que obtienen beneficios son quienes están entre el productor y el consumidor: las multinacionales y la agroindustria.

Sin embargo, indicas que aprecias un cambio en la UE.

Hay que resaltar que la Vía Campesina de Europa, en la Comisión Europea, está abriendo canales de interlocución para abordar estos temas y esto es muy importante. No vamos a ver cambios en dos días, pero es importante que el proceso empiece. 

Recientemente, ha saltado a la prensa que inspectores de la Seguridad Social se han pasado por los mercados vascos y han aplicado, como mínimo, una docena de sanciones a baserritarras jubilados que venden lo que cultivan en casa. 

Nos parece absolutamente inaceptable que se aplique de oficio y con miles de euros de multa, cuando hasta ahora hemos interpretado que la actividad era legal, siempre y cuando los ingresos no superaran el SMI. Nos parece absolutamente alucinante que la Seguridad Social vaya a por personas jubiladas seguramente con pensiones inferiores a 700 euros al mes, cuando vemos que en los consejos de administración de las grandes empresas hay jubilados cobrando miles y miles de euros cada mes.

La instrumentalización de la extrema derecha de las protestas en el campo, ¿qué?

Es clara: las movilizaciones del 6 de febrero están instrumentalizadas y, en parte, organizadas por la derecha. No solo por partidos políticos, sino por lobis de la agroindustria y de las empresas fitosanitarias, que son los que están abanderando las peticiones de la disminución del uso de plaguicidas, colocándose contra la estrategia ‘De la granja a la mesa’. Estos ‘promotores’ están haciendo una utilización indebida del sector agrario, beneficiando a la gran industria, porque detrás de todo está esa gente. Y el rechazo que han planteado a los sindicatos agrarios es claro. ¿Y por qué? Porque la interlocución con el Gobierno debe ser con nosotros, por ley es así. De ahí que traten de instrumentalizar las protestas.

En Bizkaia no la ha habido.

Hemos conseguido que no ocurra y los dos sindicatos agrarios que tenemos representación hemos acordado tres ejes de acción y una salida unitaria. En el proceso no ha habido intereses corporativistas, como los hay en otras provincias y comunidades autónomas. A la calle está saliendo mucha gente con elementos en común, como la falta de precios, pero no debemos olvidar que los intereses son distintos. No hay más que mirar a Francia: hay gente con muchas hectáreas, como el presidente del sindicato agrario mayoritario en Francia, FNSA, una persona muy conocida e inversor en bolsa. Está metido en el meollo de la especulación. En el Estado hemos salido todos a la calle, sí, pero no todos reivindicamos lo mismo.

En mi opinión, esta instrumentalización trata de opacar la línea divisoria entre señoritos y labradores, al menos en el Estado español.

Efectivamente. Están intentando meter a todo el mundo en el mismo saco: terratenientes legitimándose y utilizando a gente que vive de lo que produce, sin tener en cuenta que los grandes productores son los grandes explotadores de los temporeros inmigrantes, como en Peralta de Nafarroa. Nosotros, aquí en Bizkaia, siempre estaremos más con los temporeros que con los terratenientes. 

Von der Leyen retiró el martes su proyecto para reducir los pesticidas en la UE para, supuestamente, contentar las protestas del campo. ¿Estás más contento?

Ha retirado un proyecto de ley, pero no ha especificado del todo. Da a entender que retira la obligatoriedad por ley de bajar los pesticidas. Si es así, es el camino equivocado. Es necesario articular y rebajar el uso de pesticidas, fitosanitarios y fertilizantes para 2030 un 50%. Todo lo que no sea eso, es mala noticia para nosotros. Ahora bien, el proyecto de ley no era muy de agrado incluso para una organización como la nuestra.

¿Por qué?

La UE tiene prohibido la utilización de hormonas para la producción de leche de vaca, antibióticos para el engorde del ganado e, históricamente, ha planteado que toda la leche y carne que entre de fuera cumpla esos parámetros que se exigen a los productores europeos. Pero esa ley no planteaba reciprocidad. Y debe reconocerla.

Volviendo al tema de las manzanas rojas y perfectas de mi calle, una vez hablé con un trabajador de los que hacen tratos comerciales para las distribuidoras. Decía, con razón, que como consumidores queremos manzanas rojas, perfectas y de tamaño uniforme. ¿Cuánta pedagogía necesitamos las consumidoras?

Muchísimos años. Para que las consumidoras quieran manzanas rojas brillantes iguales, la industria ha pasado décadas acostumbrando a la gente para que desee eso. Ahora ni siquiera se conoce a la manzana de Errezil y otras variedades autóctonas. Esas son las verdaderamente buenas, las que aguantan meses. Pero no se trata de ridiculizar a la consumidora, sino de sensibilizar, de explicar mucho y bien. 

En tu comarca existe un movimiento fantástico que impulsa el producto de km 0 en los comedores escolares, esos sitios que desmanteló el Gobierno vasco para instaurar el menú de cátering.

Efectivamente. Los centros de enseñanza son clave. Debemos recuperar la conexión entre la producción y la urbe. Y esa conexión se hace a través de la alimentación. Cuando eso se rompe, aparecen las grietas que tenemos. La compra pública de alimentos no vamos a cambiar de noche a la mañana, pero si en 5 años ponemos como objetivo que el 40% se producto local y dentro de 7, el 60%, eso tendrá un efecto tractor en la parte productora, que demandaría más producción local y daría más seguridad a los que quieran instalarse. Y así debe ser, porque este planeta no aguanta este ritmo y desde la alimentación podemos contribuir a pararlo.

Una de mis iniciativas municipales preferidas, bien sea en Mallabia, Zarautz o Bilbao, son las huertas municipales. En las últimas elecciones municipales te presentaste por EH Bildu en tu pueblo, Abadiño, donde ahora eres concejal. ¿Qué ha pasado con las huertas?

Estaban al lado del río y había riesgo de que el agua se llevara la tierra. Ha habido que hacer limpieza y asegurar taludes. Cuando se termine la acometida, las huertas volverán y se ampliarán. Para nosotros el cultivo de la tierra es clave. El otro día llevé a mi hijo al instituto de Rekalde, en Bilbao, a jugar un partido de deporte escolar, y vi cómo habían instalado jardineras por todos los lados y los chavales cultivaban productos hortícolas. Esa pequeña pedagogía me parece muy importante. Están rodeados de asfalto, pero ahí tienen sus jardineras. Me alegró ver que el mensaje con el que tanto tiempo llevamos insistiendo esté calando. Los chavales que cultivan lechugas y que comen en el comedor son los consumidores de mañana.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/agricultura/politica-agraria-mercado-libre-ha-fracasado-no-hay-alimentacion-barata-consumidor