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La raída verdad de la Operación Alfombra Mágica

Fuentes: Haaretz

Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.

Israel recuerda la inmigración de 50.000 judíos yemenitas como un milagro, pero un nuevo libro afirma que la misión fue tanto una tragedia como una farsa.

La historia de la inmigración yemenita se ha relatado intencionalmente como un encantador cuento de hadas con el fin de ocultar que en realidad no fue así en absoluto, explica la autora.

En la memoria colectiva de Israel, la aliá (ascensión a Jerusalén para los creyentes, N. de T.) de Yemen, se recuerda como un rescate a través del cual se sacó a los judíos de la opresión para reimplantarlos en la segura Tierra de Israel.

La «Operación Alfombra Mágica», como se conoce, anunció la primera ola de inmigración judía desde todo el mundo musulmán. La visión convencional sostiene que desde junio 1949 hasta septiembre 1950, cerca de 50.000 judíos yemeníes se trasladaron por el espacio y el tiempo desde la atrasada nación del Yemen al moderno y avanzado Estado de Israel. En la leyenda y la tradición, la Operación Alfombra Mágica fue un viaje maravilloso hacia la redención, pero según un nuevo libro, este símbolo es tan hueco y está tan idealizado como un cuento de hadas.

En The Exodus of the Yemenite Jews − A Failed Operation and a Formative Myth (El éxodo de los judíos del Yemen, una operación fallida y la formación de un mito), publicado por Resling, la doctora Esther Meir-Glitzenstein revela como se organizó en realidad esa mítica y renombrada operación de rescate y describe la pesada carga de las expectativas vertidas sobre el pueblo que decía rescatar.

La historia de la inmigración yemenita se modeló intencionalmente como un cuento de hadas encantador con el fin de ocultar que en realidad no fue así en absoluto, explica Meir-Glitzenstein, profesora de la Universidad Ben Gurión del Negev.

Por lo menos 700.000 judíos llegaron a Israel durante los primeros años del Estado. Lo que hizo singular a la aliá de Yemen, única entre las primeras oleadas de la inmigración, fue el número de muertos, dice esta profesora.

«Los inmigrantes yemenitas llegaron hambrientos y enfermos al campo de tránsito establecido para ellos en la ciudad portuaria yemení de Adén, después de haber caminado cientos de kilómetros», dice ella. Pero el campo no contaba con las instalaciones adecuadas para su cuidado.

Cerca de 700 emigrantes judíos murieron en el campamento y fueron enterrados en un cementerio adyacente. Otros 150, carentes de lo más básico para la travesía, murieron entre la frontera del Protectorado de Adén, controlada por los británicos, y el Yemen del Norte.

Luego, cuando los inmigrantes llegaron a Israel, las muertes continuaron. La tasa de mortalidad infantil posterior a la llegada fue alta. Mientras los hacedores del mito de la Operación Alfombra Mágica atribuían estas tragedias a la difícil situación en el Yemen, el libro revela que las muertes fueron en realidad el resultado de una gestión desastrosa. Los refugiados murieron, según Meir-Glitzenstein, debido a una planificación incompetente, a la apatía y al abandono.

 

¿Quién fue responsable de esta tragedia?

«El éxodo de los judíos de Yemen se planificó con la colaboración del imán de Yemen, que controlaba Yemen del Norte, de las autoridades británicas en Aden, el Estado de Israel, la Agencia Judía y la American Jewish Joint Distribution Committee. Cada parte jugó un papel en la tragedia», dice Meir-Glitzenstein. «El imán, que se benefició enormemente de la propiedad y los impuestos confiscatorios con que se gravaba a la comunidad judía, no movió un dedo para ayudar a sus súbditos, que estaban desesperadamente necesitados de ella. Los británicos tampoco ayudaron».

Pero la mayor parte de la culpa recae en el Comité Conjunto de Distribución, dice Meir-Glitzenstein.

Desde el momento en que las labores de rescate comenzaron, sostiene, el Comité tomó el control y, consecuentemente, falló en toda la tarea.

Un puente aéreo programado no llegó a tiempo. No tenían suficientes albergues, ni alimentos ni medicinas para los judíos desplazados. Tal vez lo más flagrante, dice Meir-Glitzenstein, es que el JDC abandonó a miles de ellos en el árido desierto que se extiende por toda la frontera norte de Yemen y Adén.

En cuanto a la ayuda que llegó era demasiado poca y demasiado tarde.

Sin embargo, la JDC no es el único partido culpable. «El gobierno israelí accedió a que el JDC manejara la operación», dice Meir-Glitzenstein. «Eso significa que ellos, también, comparten parte de la culpa de esta tragedia».

¿Cómo se convirtió ese fiasco en un mito fundamental vinculado a las ideas religiosas de salvación y redención nacional?

Debido a la propaganda clásica, dice Meir-Glitzenstein.

«En medio de la aliá de Yemen, los dirigentes de la JDC enviaron un comunicado de prensa a los medios describiendo la Operación Alfombra Mágica como una exitosa operación de rescate que llevó a los judíos de Yemen de regreso a su patria ancestral», dice la doctora. ¿Y el alto precio pagado por los inmigrantes? Convenientemente dejado de lado. Tampoco se mencionaron los errores en la ejecución ni las promesas incumplidas.

«Los organizadores de la misión se presentaron como salvadores», dice Meir-Glitzenstein. «El éxodo masivo de los judíos yemenitas se explicó en términos de un despertar mesiánico entre una comunidad religiosa que pasó de 2.000 años en el anhelo de redención. El mito religioso-mesiánico continuó más tarde con las sucesivas oleadas de inmigración de países musulmanes».

¿Hay una conspiración de silencio alrededor de este asunto?

De alguna manera es así, dice Meir-Glitzenstein. Según su investigación, tres comités diferentes de la Knesset examinaron la operación. Allí descubrieron que algunos de los israelíes ubicados en Adén, incluidos los altos empleados de JDC, participaron en el mercado negro de contrabando. Ellos sabían del sufrimiento de los inmigrantes, pero no les importó. Algunos operadores fueron tan lejos que llegaron a golpear a los peregrinos con palos y a robarles las pocas pertenencias que habían logrado llevar con ellos.

Como respuesta a las preguntas de la Knesset, el JDC reemplazó a sus representantes en Adén. «Pero ningún miembro del personal de JDC fue acusado en su momento», dice Meir-Glitzenstein.

Y no es que los abusos fueran un secreto. «Mucha gente fuera del Comité sabía lo que estaba pasando, entre ellos el primer ministro David Ben-Gurion y otros ministros del gobierno», dice ella. «Todo el mundo guardó silencio. Tal vez querían proteger al Estado de Israel, que era tan nuevo, y tal vez estaban preocupados por la reputación del JDC, que jugó un papel importante en llevar judíos a Israel y ayudarles a instalarse».

¿Cómo afectó la narrativa de la aliá de los judíos de Yemen en su integración en la sociedad israelí?

Aproximadamente 30.000 inmigrantes enfermos y maltratados llegaron de Yemen, pero los israelíes, dice Meir-Glitzenstein, tenían la impresión de que había que echar la culpa a las condiciones en que vivían en Yemen.

Entre los enfermos había 3.000 niños en estado grave. Israel no estaba equipado para proporcionar el tratamiento.

Y después de todo eso, la sociedad israelí, que estaba bajo la impronta de que había salvado a estos inmigrantes trayéndolos a un lugar mejor esperaba gratitud.

Hasta hoy, en Israel nadie entiende el precio que estos inmigrantes pagaron», dice Meir-Glitzenstein. «No hay un solo monumento en Israel dedicado a los que murieron en la travesía desde Yemen. Han sido borrados tanto de la memoria histórica como de la conciencia pública».

 

Fuente original: http://www.haaretz.com/culture/books/the-frayed-truth-of-operation-magic-carpet-1.432991