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La resaca pacifista de Obama con Palestina y su séquito de diplomáticos franceses

Fuentes: Rebelión

A partir del domingo 15/01/17 se celebra en París una conferencia internacional de 70 países «por la paz» en Palestina. Este evento falsario es el brindis de despedida de Obama usando a Francia como intermediario. La reciente resolución 2334 del CS ONU contra Israel -permitida por USA- también forma parte de esta resaca pacifista con […]

A partir del domingo 15/01/17 se celebra en París una conferencia internacional de 70 países «por la paz» en Palestina.

Este evento falsario es el brindis de despedida de Obama usando a Francia como intermediario.
La reciente resolución 2334 del CS ONU contra Israel -permitida por USA- también forma parte de esta resaca pacifista con Palestina del Nobel de la Paz Obama tras la borrachera criminal de su mandato en el que ha regalado a Israel una ayuda militar récord en la historia con 40 mil millones $ y ha sido el presidente USA que ha superado a sus antecesores (Bush, Clinton, Bush, Reagan, Carter) en países atacados y bombas diarias arrojadas.
A raíz de esta «conferencia de paz», una comparsa de diplomáticos franceses ha firmado un impostor artículo en Le Monde a favor del éxito de esta conferencia en la solución de «los dos estados» y pidiendo a Francia que reconozca el estado de Palestina.

En dieciséis párrafos, sólo un par de frases son aceptables: «vemos difícil cómo podrá Israel escapar al peligro de sanciones» y «una situación de Apartheid que ya existe sobre el terreno«. Estas dos ideas, que deberían haber sido el núcleo de un escrito que realmente defendiera los Derechos Humanos, son una anécdota en la infinita retórica fracasada de estos diplomáticos franceses.

El artículo no sólo está lleno de esa narrativa cadáver sobre «dos estados», «acuerdo de Paz» (no explican cuáles son los dos ejércitos contendientes), «reconocer un estado palestino creíble», etc.

Hay contradicciones afirmando una cosa y lo contrario en distintos párrafos (yo pensaba que unos experimentados diplomáticos tendrían más capacidad), afirmaciones ofensivas y, lo peor de todo, omisiones trascendentales que son las que únicamente conducirían a una Paz con Justicia en Palestina.

En una frase aberrante, en un párrafo son capaces de afirmar que un estado único es ilusorio ya que «un Estado judío no puede abandonar su carácter nacional y religioso impregnado de la historia bíblica» y más adelante contradecirse diciendo que «Ni la ley del más fuerte ni el mesianismo religioso pueden ser considerados como fundadores de los derechos territoriales de Israel«. Son capaces de firmar en la primera frase una perversión intelectual y después la contraria con tal de actuar de palmeros de Obama.

Pero consiguen superarse y alcanzar la incoherencia en una misma frase: «La experiencia muestra que un Estado único conduciría a una situación de Apartheid que existe ampliamente sobre el terreno«. ¿En qué quedamos? ¿Una sociedad se puede encaminar hacia el Apartheid o ya está instalada en él?

Respecto a las afirmaciones ofensivas, intentando obviar que todo el texto lo es, por ejemplo la condescendiente «para los palestinos no hay nada peor que no tener un Estado«. Patriarcales diplomáticos franceses -no firma ninguna mujer-, les reto a que homenajeen a su colonialista antecesor François Georges-Picot y, como hace cien años, detallen en un mapa cuáles serían las fronteras de ese estado palestino.

Eurocéntricos diplomáticos franceses, claro que hay muchas cosas peores, con Estado o sin él: por ejemplo las agresiones y masacres del ejército francés a la población civil de Mali, Libia, Siria o Iraq. O a la de Yemen con las armas francesas vendidas a Arabia Saudí. ¿Qué inmunidad estatal protege a los seres humanos de esos países para no seguir siendo masacrados por Francia? ¿qué protección estatal tienen los yemeníes frente a las armas francesas de Arabia Saudí?

Y en Palestina, sin su Estado o con su Estado, también hay cosas peores por el régimen de Israel: las masacres a miles de civiles alternando con el genocidio progresivo de la limpieza étnica cotidiana. No sólo en Cisjordania y Gaza, incluso dentro de Israel a la marginada población palestina-israelí.

Hay muchas más afirmaciones ofensivas. Sólo destacaré una más: «Todos estamos comprometidos con el destino de Israel«. No, ni yo ni millones de personas dignas en el mundo estamos comprometidas con el destino de Israel. Un estado colonial de reemplazo de población nativa por otra extranjera, creado por la intolerancia europea de los últimos siglos con la población judía para que los palestinos pagasen nuestra factura, y fundado en la falacia del «pueblo judío» tan falsa como el «pueblo cristiano» o el «pueblo ateo».

Para acabar, sus omisiones. Precisamente omitiendo aquello que alumbra el camino para una auténtica Paz con Justicia en Palestina y eligiendo mantener la oscuridad sobre lo que no les interesa iluminar.

Como diplomáticos su obligación debería ser defender la legalidad internacional y no ser cómplices en la impunidad de su vulneración. Hay decenas de resoluciones de la ONU incumplidas por Israel. Hay una sentencia del Tribunal de La Haya incumplida por Israel. Existe un Convenio de Ginebra incumplido por Israel. Toda una enciclopedia de legislación humanitaria es incumplida por Israel. Quizá los incumplimientos a la legalidad internacional son tan descomunales que no les cabían en el texto y por eso los omitieron.

Se lo voy a poner fácil para que su artículo no se convierta en un inmenso tratado y voy a elegir sólo una resolución de la ONU para que obliguen a Israel a cumplirla: la número 194, del derecho de los 6 millones de refugiados palestinos en el exilio a volver a su hogar en la ciudad o aldea de la que fueron expulsados (exista o no exista hoy esa aldea) y a ser compensados. Con sólo esta me conformo. Al fin y al cabo es lo que en su día se aplicó a los refugiados de otros éxodos (II Guerra Mundial, Yugoslavia, Ruanda), y supongo que hoy desean a los refugiados de Siria: su retorno. Pues bien, los palestinos tienen incluso una resolución de la ONU, se la recuerdo por si la habían olvidado: la 194. Sólo se debe exigir su cumplimiento a Israel, y si no accede, les emplazo a que Francia aplique lo mismo que hace a países que no cumplen la legalidad de la ONU: imponer sanciones, desinvertir y boicotear. En este caso a Israel. Nosotros le llamamos BDS.

Ustedes mismos lo dicen: «vemos difícil cómo podrá Israel escapar al peligro de sanciones«. Yo les exijo que cumplan con su código deontológico como diplomáticos: defiendan el cumplimiento de la legalidad internacional con todos los instrumentos no violentos a su alcance.

Se supone que ese es su trabajo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.