Recomiendo:
0

Elecciones en Líbano; habla Jamal Fakhoury, del Partido Social Nacionalista Sirio

«La resistencia no tiene intención de sustituir al Estado»

Fuentes: Gara

Liderado por los chiíes de Hizbulah y los cristianos maronitas de la Corriente Patriótica Libanesa, el Bloque del 8 de Marzo, defensor de la resistencia frente a Israel, podría hacerse con el Gobierno de Líbano. Dentro de esta corriente se encuentran formaciones seculares como el Partido Social Nacionalista Sirio, que defiende la creación de una […]

Liderado por los chiíes de Hizbulah y los cristianos maronitas de la Corriente Patriótica Libanesa, el Bloque del 8 de Marzo, defensor de la resistencia frente a Israel, podría hacerse con el Gobierno de Líbano. Dentro de esta corriente se encuentran formaciones seculares como el Partido Social Nacionalista Sirio, que defiende la creación de una Gran Siria formada por los territorios de Siria, Líbano, Jordania, Irak, Palestina, Chipre, la provincia de Hatai en Turquía y la península del Sinaí en Egipto.

Tanto el Bloque del 14 de Marzo (actualmente en el poder y apoyados por las potencias occidentales) como el del 8 de Marzo han planteado estas elecciones como un punto de inflexión para el país, ¿cuál es la importancia de estos comicios?

Líbano ha sido siempre un laboratorio donde potencias externas experimentan sus proyectos, porque es un resumen de toda la región. Desde 2005 la situación política ha retrocedido. Hay más injerencias extranjeras y la corrupción es generalizada, a causa de determinados grupos libaneses que van de la mano de personas que disponen de una fortuna colosal y que se apoyan en Arabia Saudí y otras potencias de la región. Además, la Justicia está al servicio del Ejecutivo y de sus intereses políticos, como lo demuestra el encarcelamiento durante cuatro años de cuatro oficiales acusados de participación directa en el asesinato de Rafic Hariri, algo que ha rechazado el Tribunal Internacional, que ha terminado por liberarlos.

La cuestión de las injerencias extranjeras es uno de los argumentos esgrimidos por la actual mayoría para tratar de mantener el gobierno, y se acusa al bloque de la oposición de dejar el país en manos de Irán.

No hay un solo libanés que acepte un régimen iraní. Nos acogemos a nuestro nacionalismo, a nuestro arabismo. Si no hemos querido que Siria nos gobierne directamente, ¿aceptaremos que lo haga Irán? Esto es algo que defiende incluso Hizbulah, que tiene lazos religiosos muy fuertes. Ningún país árabe aceptará que Irán maneje sus asuntos interiores, ni siquiera los chiíes. No obstante, sentimos una estima por el actual régimen iraní, ya que cerró la embajada israelí e instauró en su lugar una sede diplomática palestina. Partidos como el Movimiento Futuro (Saad Hariri) no han dejado de agitar el confesionalismo como medio de polarización del pueblo libanés, pero ni Hizbulah ni el resto de formaciones políticas aliadas con ellos tienen la intención de hacer un régimen confesional. Eso es algo impensable. Éste es un país en el que hay dos religiones y 18 confesiones distintas. La nuestra es una alianza política, no confesional, que busca reforzar la unidad libanesa, porque este país está siempre bajo la amenaza de Israel. Nuestro espacio aéreo es continuamente violado por su aviación, así como la zona marítima. A su vez, existe una ocupación militar de las granjas de Shebaa y algunos recursos acuíferos en el sur del país sobre los que Israel tiene intenciones muy claras.

Siguiendo con la cuestión de las injerencias externas, EEUU sí que ha tratado de condicionar el voto de los libaneses con la visita la semana pasada de su vicepresidente, Joseph Biden.

Los delegados franceses y americanos eran omnipresentes en Líbano y dirigían la política del país hasta el 7 de mayo del pasado año. Todavía continúan camuflados. La visita de Biden fue muy parcial, solamente se encontró con las facciones que les son afines y amenazó a la población de Líbano asegurando que las ayudas dependen de las consecuencias de estas elecciones. Aquí hemos escuchado desolados estas declaraciones y también las de dirigentes israelíes como Ehud Barak, que ha llamado directamente a votar por el 14 de Marzo. Lo que los israelíes quieren es que el poder libanés que surja de estas elecciones tenga un único objetivo: destruir la resistencia, para lo que utilizan todos los medios: políticos, diplomáticos o militares.

El desarme de la resistencia, y más concretamente de Hizbulah, es una de las exigencias de ciertos sectores internacionales. ¿Qué consecuencias tendría en el país un gobierno que tratase de seguir esta línea?

Esto llevaría al país a un desastre, a una guerra civil que no podemos saber cuándo terminará ni qué precio tendrán que pagar los libaneses. Por suerte, Hizbulah tiene muy claro que su fuerza no está dirigida a objetivos interiores, sino a la resistencia, a proteger a los habitantes del sur de otra posible invasión israelí, porque el Ejército libanés no tiene los medios para hacerlo. No hay otra fórmula para proteger a las gentes del sur de la agresión israelí. Además, la resistencia libanesa tiene que hacer frente al proyecto israelí de transferir a los palestinos de los territorios del 48 con el pretexto del carácter judío del estado de Israel, un estado teocrático y racista que tiene intención de expulsar a los palestinos por miedo a su crecimiento demográfico. Sin la resistencia palestina o libanesa no se podría hacer frente a este proyecto racista. Es necesario que el sistema político libanés esté en armonía con la necesidad de mantener la resistencia contra el proyecto israelí, pero no ésta no tiene la intención de sustituir al estado y sus instituciones.

Hasta ahora, el país ha estado gobernado por un Ejecutivo de unidad nacional y algunas formaciones ya han apostado por continuar con esta fórmula, ¿son partidarios de un gobierno que reúna a los dos bloques?

Estaremos dispuestos a tomar parte en cualquier fórmula de colaboración nacional entre las diferentes fuerzas libanesas que estén dispuestos a mantener el equilibrio interno y a reforzar al país frente a la amenaza israelí, por lo que somos favorables a un Gobierno de unidad porque el país lo necesita. Y si hay que hacer sacrificios, los haremos en favor de la unidad del país y la paz, para que Líbano pueda hacer frente a ese enemigo que es una amenaza constante contra el país.