“Asesinar o herir palestinos debería ser tan fácil como pedir una pizza. Era la lógica de la app desarrollada en 2020 por el Ejército israelí que permitía a un comandante sobre el terreno enviar, a través de un dispositivo electrónico, los datos de un objetivo a las tropas que luego neutralizarían rápidamente a ese palestino. Oren Matzliach, el coronel que estaba trabajando en el proyecto, le contó a la web Israel Defense que el ataque sería ‘como pedir un libro en Amazon o una pizza a una pizzeria utilizando tu smarphone’. Esta clase de deshumanización es el resultado inevitable de una ocupación indefinida. También es un bien de exportación.» -Antony Loewenstein, El laboratorio palestino. Cómo Israel exporta al mundo la tecnología de la ocupación.
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El genocidio que perpetra impunemente Israel en Gaza viene acompañado o, mejor, es producto de un grado aberrante de odio y deshumanización, compartido por la mayor parte de los habitantes de Israel. Al respecto quedan miles de testimonios visuales en los que los ocupantes y colonialistas se ufanan, con unas dosis extremas de sadismo, del dolor y sufrimiento de los palestinos y se deleitan sin rubor por la destrucción que producen las bombas lanzadas contra el territorio palestino. Solo un ejemplo es suficiente. La Ministra de Igualdad Social (sic) y Asuntos de Mujeres de Israel, May Golam, dijo en el Parlamento el 23 de febrero: “Estoy personalmente orgullosa de las ruinas de Gaza y de que cada bebe, incluso dentro de 80 años, cuente a sus nietos lo que hicieron los judíos”. Días antes, en un programa de televisión, justificó el genocidio de Gaza diciendo que “quería ver cadáveres” y, pese a que “algunas almas frágiles están explicando que la mayoría de los residentes de Gaza son población civil no implicada, por lo que no debemos hacerles daño. Nada de eso. Tenemos que destruirlos hasta la médula”[1].
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No solo es la deshumanización de los palestinos, hay quienes en Israel proclaman que no existen. En efecto, la Ministra de Asentamientos y Misiones Nacionales de Israel, Orit Strook, aseguró el 22 de febrero: “Toda persona civilizada del mundo sabe que está tierra es nuestra, es para el pueblo israelí y sólo para nosotros. Toda persona educada en el mundo sabe que fuimos desplazados de ella (la tierra de Palestina), y aprendimos a lo largo de los años en la diáspora y nuestros enemigos y aquellos que nos odian también sabían que regresaríamos. Nunca habrá un Estado palestino en la tierra de Israel». Esta colonialista, que vive en un asentamiento ilegal en Cisjordania señaló que un Estado palestino sería una «amenaza existencial» para Israel y la «paz y el orden del mundo entero». Y por eso, «La gran mayoría del pueblo de Israel se opone al establecimiento del Estado palestino»[2]. Esta negación es de vieja data entre los círculos sionistas, pues Golda Meir sostuvo que los palestinos no existían. Y con eso reviven el negacionismo colonialista europeo que siempre aseguró que los territorios estaban vacíos, allí no vivía nadie, y los “blancos” tenían derecho a civilizarlos mediante la incorporación brutal a sus dominios.
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Las imágenes del genocidio se cuentan por miles, son las que muestran la magnitud del crimen de lesa humanidad en marcha. Pero existen también las imágenes de los genocidas, lo cual representa un cambio en la historia de las guerras, porque, aunque antes los criminales pudieran hacer ostentación de sus crímenes (mostrando, por ejemplo, como se hacía en Estados Unidos el número de orejas o cabelleras cortadas a los pueblos indígenas), eso no se podía efectuar de una forma tan masiva y directa y, mucho menos que fuera transmitida en forma inmediata y difundida al instante por las redes virtuales. Ahora, los genocidas no tienen ningún inconveniente en matar, torturar, masacrar a la luz del día y por ello ponen a circular las imágenes con sus crímenes, lo que revela su decadencia moral y su nivel de deshumanización. Se ha hecho normal ver a militares de Israel, hombres y mujeres por igual, burlándose de los palestinos, bailando sobre sus ruinas, alegrándose por la destrucción de sus escuelas y universidades, ultrajándolos y torturándolos sin ningún remordimiento. Estas imágenes, videos y fotografías, son una prueba de la sevicia con la que los ocupantes sionistas humillan a los palestinos y una evidencia gráfica e imperecedera de la barbarie colonialista y capitalista en el siglo XXI que, por supuesto, interpela a toda la humanidad sufriente.
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Los palestinos, todos, incluyendo a sus niños y mujeres, o no existen o han sido reducidos a la condición de animales, peor que los domésticos, que deben ser eliminados, extirpados de la faz de la tierra, como lo proclama el genocida en jefe, el Führer del nazi-sionismo Benjamin Netanyahu, con la plena aceptación de Estados Unidos, La Unión Europea y gran parte de las corruptas cupulas dominantes de los países árabes.
En ese contexto, se acumulan miles de prácticas genocidas por parte de habitantes de Israel, empezando por los militares. Entre ellas se encuentra una selfi bastante “humanitaria”. Fue hecha por un grupo de mujeres-soldados de Israel, cuyo macabro telón de fondo son las ruinas que dejan los bombardeos y cañonazos en las que esas mismas mujeres son responsables. Las soldados posan sonrientes con las ruinas de decorado que adorna la foto. Mientras las militares se hacían la selfi fueron, a su vez, fotografiadas por Tsafrir Abayov. De manera inmediata la foto fue enviada a las redes sociales por Emilio Morenatti, jefe de fotografía de la Agencia de Noticias Associated Press, quien solo atinó a decir: “Esta foto…” y más abajo agregó que en las ruinas de Gaza un grupo de mujeres soldados de Israel se hacían una selfi.
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Esta infame selfi es expresión de la crueldad, porque en medio de la destrucción y muerte que producen los militares de Israel, no hay ningún sentimiento de empatía o de compasión con los que sufren, sino una alegría sádica de parte de los que generan sufrimiento y dolor. Las mujeres-soldados posan cual sí fueran modelos que se fotografían antes del desfile en una pasarela, solo que en esta ocasión la pasarela es de muerte y desolación, es la Gaza ultrajada, bombardeada, martirizada. Es una selfi pornográfica, porque en ella se exalta la muerte y destrucción y quienes la tomaron, y luego la enviaron a sus amigos por sus teléfonos celulares, se regocijan a si mismas por el espectáculo dantesco que se encuentra al fondo. Esas mujeres, sin experimentar la más mínima muestra de vergüenza, se alegran por la destrucción de la infraestructura de Gaza, que se ve claramente, y también se regocijan por lo que no se percibe en la foto, que está oculto a pocos metros y cubierto por los escombros: cadáveres de niños, mujeres, ancianos, jóvenes…
Es un documento gráfico de barbarie genocida que caracteriza a la mayor parte de los habitantes de Israel, de sus gobernantes y de sus fuerzas armadas. El genocidio en Gaza pone de presente a donde está llegando la podredumbre moral de Israel y la “Comunidad internacional” de delincuentes. Indica que hemos llegado al límite de un proceso de descivilización, en el que no se trata de ocultar, ni siquiera de disimular el odio y la deshumanización, sino que se sonríe ante la muerte y los asesinatos que causan las mismas que aparecen en la selfi. Lo que sí queda claro, es que hechos como el de esta selfi, demuestran que el odio elimina lo que pudiera quedar de humanidad a los israelitas. No aparece ninguna imagen de los que han sido asesinados, perseguidos y expulsados de sus casas como si nunca hubieran existido y en su lugar están los asesinos con luminosas selfis para distribuir entre amigos. Estos se limitan a decir “Me gusta” y agregar algo de este estilo: “que foto tan original has hecho, debes estar feliz, porque tu fuerte personalidad muestra de todo lo que eres capaz”. “Quisiera estar en tu lugar y gozar y disfrutar con la gloriosa destrucción y dolor que causamos, lo que nos enorgullece”.
Podría pensarse que esto que decimos es exagerado. Lamentablemente, en realidad es poco frente a lo que acontece, en términos de odio y deshumanización por los sionistas, en la Palestina histórica. Miles de escenas lo confirman. Entre ellas aquellas en las que aparecen soldados ante una cámara en la que dicen frente a una puerta, como si fuera un gran chiste, «por qué no hay educación en Gaza», antes de mostrar que de una universidad solo queda esa puerta y un pedazo de pared. En otro video, aparece un soldado de Israel mojando presuntamente en manteca de cerdo unas balas, y donde puede leerse este anuncio: «Exterminando a las cucarachas, a las ratas de Hamás. Comparte esta belleza»[3].
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La selfi comentada y los videos que difunden las tropas de Israel forman parte de lo que puede llamarse militarismo digital con la que se impulsa la movilización patriótica de los israelitas con mensajes racistas y, aparentemente, cómicos, en los cuales los palestinos son animales o seres subhumanos a los que se puede matar y torturar, como si se estuviera realizando algo grandioso y digno de ser aplaudido y difundido por las redes antisociales. Son, al mismo tiempo, una muestra de la mentalidad colonialista y genocida, con los rasgos que caracterizan a los sociópatas y psicópatas de que está repleto Israel[4].
La selfi expresa el individualismo, vanidad y egolatría. A la hora de hacerla no interesa lo que ha ocurrido, sino quien ha estado allí en el lugar del crimen, algo que es banalizado, como si fuera una cosa sin importancia, porque no interesan los otros sino el yo narcisista. A las soldados de Israel, si nunca le incumben los palestinos ‒considerados como cucarachas o ratas a las que hay que aplastar‒ que les va a importar que estén muertos, triturados por las ruinas de los edificios. Eso no puede afear la “belleza” de la selfi en la que ellas aparecen sonrientes, como si de una fiesta vinieran y no fueran protagonistas de un genocidio contra un pueblo inerme.
En las selfis la realidad externa prácticamente desaparece, esta es un simple pretexto, puesto que lo que interesa es el sujeto que aparece en primer plano. En el caso comentado, la Gaza destruida es un dato menor para quienes se toman la selfi, salvo que adquiere relieve para presumir que se hizo una foto nunca pensada y cuya audiencia instantánea bate récords entre los genocidas de Israel, al expresar visualmente sus propios sentimientos de odio, de racismo, de pretendida superioridad y, sobre todo, su deseo de participar directamente en los crímenes, si es que ya no lo han hecho.
Se han alcanzado tales umbrales de barbarie que se hacen fotos, videos y selfis con la finalidad de presumir en las redes sociales de ser coparticipe, en vivo y en directo, en un genocidio. Ni siquiera los nazis hicieron algo de este estilo y de una manera tan cínica, porque ellos siempre ocultaron el genocidio que estaban llevando a cabo durante la Segunda Guerra Mundial e incluso intentaron borrar las huellas que los delataran, aunque eso no lo hayan podido hacer plenamente.
Si la Asociación Americana de Psiquiatría de los Estados Unidos ha calificado la toma excesiva de selfis como un trastorno mental, a ese trastorno agreguemos el desquiciamiento genocida de los soldados y de la sociedad de Israel que, además, se creen portadores de una misión civilizatoria a la europea y piensan que los crímenes que realizan son producto de una pretendida superioridad moral que, además, les debe conferir un reconocimiento universal. En eso no se equivocan del todo, porque, el genocidio en marcha le muestra a la conciencia moral de gran parte de la humanidad hasta dónde llega el odio visceral y criminal de los colonialistas de Israel, en su pretensión de exterminar hasta el último palestino y borrar su historia y su cultura.
NOTAS:
[1]. https://www.aa.com.tr/es/mundo/ministra-de-israel-asegura-estar-orgullosa-de-la-destrucci%C3%B3n-de-gaza/3145390
[2]. https://www.ain.com.ar/news-20816-Ministra-israel%C3%AD-de-Asentamientos-no-existe-un-pueblo-palestino
[3]. Ver: https://www.epe.es/es/internacional/20240124/soldados-israelies-jactan-redes-destruccion-97217662
[4]. Para una muestra parcial ver: Aric Toler et al., “Lo que revelan los videos de soldados israelíes: burlas y destrucción”, New York Times, febrero 8 de 2024. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2024/02/08/espanol/videos-soldados-israel-gaza.html
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