EE UU tiene dos sustentos en su estrategia regional: Israel y Arabia Saudita.
M.H.: Suscribiste un llamado a la solidaridad con el pueblo palestino junto a otros integrantes y descendientes de la comunidad judía ¿qué te motivó?
C.K.: Ver lo que ocurre en Gaza, ese salvajismo corriente, de asesinato de niños, un lugar transformado en una cárcel a cielo abierto mientras Cisjordania es usurpada. Y el nuevo gobierno que reemplazó a Netanyahu ya debutó con las mismas incursiones.
Siempre nos impacta mucho lo que pasa en Palestina pero creo que deberíamos situar esa tragedia en el escenario más general de Medio Oriente de las últimas décadas. Es una región desangrada por el sufrimiento de los refugiados. En Afganistán 12 millones de civiles sin hogares, en Irak murieron 500.000 niños, en Siria la mitad de la población ha sido desplazada, en Sudán 3 millones de refugiados y en Yemen no hay refugiados porque son todos masacrados.
Hay cuatro Estados que fueron demolidos con pretextos inverosímiles. En Afganistán dijeron que querían capturar a los inexistentes responsables de los atentados a las Torres gemelas, en Irak inventaron la existencia de armas de destrucción masiva que nunca hallaron, en Libia solventaron mercenarios para derrocar a Kadafi y todavía se están peleando por el botín. En Sudán demonizaron al presidente para dividir al país y apoderarse del sur. Siempre con teorías que estigmatizan a los árabes como pueblos primitivos embarcados en conflictos religiosos que les impiden modernizarse y con esos estereotipos que identifican al islamismo con el terrorismo, cuando en realidad toda la región padece la desgracia de concentrar el intento estadounidense de recuperar dominación imperial.
Y EE UU se concentra en Medio Oriente por tres razones obvias. La primera es que ahí se localizan las mayores reservas energéticas del mundo y el manejo del petróleo es indispensable hoy para sostener la hegemonía del dólar. Segundo, es la región de guerras permanentes, es el principal campo de negocios del complejo militar industrial. Arabia saudita es el principal comprador de armas, el garante de la primacía del Pentágono e Israel se ha convertido en el nuevo pilar del capitalismo digital militar y, tercero, Medio Oriente es la gran zona en disputa con competidores globales, con Rusia, China, ahí se consolida la supervisión de los subordinados socios europeos.
Por lo tanto, es completamente falsa esta idea de que EE UU se retira de Medio Oriente, es una creencia tan ingenua como suponer que cumple un rol secundario. EE UU persigue en Medio Oriente un propósito de rediseño general comparable con el que hicieron Francia e Inglaterra a principios de siglo XX. Trata de recuperar primacía remodelando países. Por eso en tan poco tiempo fueron liquidados Iraq, Siria y Libia y ahora está en juego lo que ocurrirá con los países más grandes. Por lo tanto, la tragedia de los palestinos en Medio Oriente se inscribe en este cuadro general de intento estadounidense de recuperar en forma terrorífica su primacía imperial en el mundo.
En la actualidad las comunidades judías del mundo no afrontan ningún peligro
M.H.: Quiero volver al llamamiento que suscribiste porque creo importante aclarar un aspecto que vos y otros compañeros señalan allí, esa distinción entre Judaísmo/ Estado de Israel y Sionismo. Digo esto porque cada vez que alguien levanta una voz, como lo han hecho ustedes, en contra de esta agresión, este verdadero genocidio que se lleva adelante contra el pueblo palestino, pasó con el diputado Giordano un mes atrás, reciben el mote de “antisemita”.
C.K.: Es algo habitual. Es tratar de recrear temores ancestrales con acusaciones de antisemitismo emitidas sin ton ni son que están divorciadas de la realidad contemporánea y se supone que hay un gran acoso universal sobre los judíos que se contrarrestaría con Israel haciendo exhibiciones de brutalidad militar.
La verdad es que en la actualidad las comunidades judías del mundo no afrontan ningún peligro y esa eventual aparición de amenaza antisemita no quedaría atemperada con el asesinato de niños en Gaza, más bien, los que venimos con raíces en las tradiciones y los valores de la cultura judía estamos siempre conmovidos por las masacres que perpetra el Estado de Israel porque destruyen los fundamentos humanistas de un legado judío milenario, proclive a la hermandad de los pueblos.
Y ahí viene lo que señalás, tenemos que distinguir esa errónea identificación. El judaísmo es una religión, una cultura, una tradición de un pueblo diseminado por muchos países. Israel es una nación surgida de la partición de un territorio, pero al cabo de 50/60 años constituye una nación con derechos nacionales tan legítimos como cualquier otro país. Y el sionismo es la ideología colonialista que se forjó para desplazar a los habitantes originales de Palestina y continúa justificando esa expropiación con extravagantes teorías de exclusiva pertenencia a esa zona a los inmigrantes judíos.
Por lo tanto, es indispensable esta distinción y la crítica al anti sionismo no implica adoptar actitudes anti judías o anti israelíes. Al contrario, es encontrar un punto de hermandad con el pueblo palestino que encabeza una resistencia heroica emparentada con las de otros pueblos de Medio Oriente.
M.H.: Quiero volver a tu análisis geopolítico anterior, porque se han producido dos cambios importantes, uno en la conducción del Estado de Israel, luego de 16 años ha sido desplazado Netanyahu por Naftalí Bennett y en Irán la elección de Ebrahim Raisi como nuevo presidente, aunque creo que es importante señalar que en este último país hubo una muy baja participación de la población, solo el 48% y de los votos emitidos el 2% fueron nulos. De hecho es la participación más baja desde el año 1979 cuando se creó la República islámica de Irán. Estos dos hechos ¿qué reflexión te merecen?
EE UU tiene dos sustentos en su estrategia regional: Israel y Arabia Saudita
C.K.: En Israel los cambios son secundarios en relación a la estrategia sionista para la región. Cayó un derechista y fue sustituido por otro derechista cuyas primeras medidas fueron reiniciar la agresión y el bombardeo de los palestinos.
Israel cumple una función coimperial en Medio Oriente. Afianzó sus asentamientos en Cisjordania, integró el Golán, logra junto a EE UU situar la capital en Jerusalén para reafirmar el expansionismo y no olvidemos que es el único país con armas nucleares en la región. EE UU tiene dos sustentos en su estrategia regional: Israel y Arabia Saudita.
El caso de Israel es clave pero el de Arabia Saudita no es menor, por eso EE UU apoya el mando del reino que ahora tiene Salmán bin Abdulaziz con un inusitado salvajismo como se vio en el descuartizamiento del opositor Khashoggi en la embajada de Turquía. Y EE UU apuntala todas las atrocidades que cometen los terroristas yihadistas que fabricó a principios de los 80 en Afganistán pero que tienen su base de operaciones en Arabia Saudita.
Y aunque los yihadistas tengan varios mandantes y a veces choquen con EE UU siempre vuelven a ser reclutados por ellos de forma indirecta. EE UU trabaja claramente con Israel y con Arabia Saudita y aunque descargue más responsabilidades en estos dos aliados no pierde el control de la dirección del proceso en Medio Oriente y no se resigna a cumplir un papel menor. Esto para apuntar los cañones contra Irán.
Y ahí viene el segundo tema, que es el que mencionás, en Irán tampoco parece haber habido un giro significativo, es un país que está acosado desde hace décadas por EE UU para obligarlo a renunciar a su carta nuclear, es el único instrumento al que apunta Irán para evitar que le pase lo mismo que le ocurrió a Siria, a Libia, a Afganistán y a Irak. Si tenés una defensa nuclear, como se demostró en Corea del Norte, hacés vacilar a EE UU.
Pero ahí hay un dilema que enfrenta Biden que es, si volverá a la línea de Trump de reforzar la alianza con los sauditas e Israel con mayor acoso a Irán o intentará más una línea Obama, de acuerdo con Irán para acomodar todos los dardos militares en el Mar de China.
El problema que tiene EE UU es que Irán no es su único dilema, tiene un problema fuerte con Turquía que está embarcada en una actitud de gran autonomía con campañas militares externas para consolidar su poder interno con aventuras de todo tipo. Así como acosa a Irán, EE UU quisiera tener un títere en Turquía, por eso intentó un golpe en 2016 para desplazar a Erdogán que no era confiable y que sigue fluctuando, un día está con uno y otro día con otro. Y EE UU esto no lo maneja bien.
El tercer problema que tiene EE UU es con los propios sauditas, porque hay una teocracia medieval con un rey embarcado en todo tipo de guerras propias, en Yemen, tensión con Qatar, intento de golpe de Estado en el Líbano. Y esta autonomía de los saudí Salman puede llegar a ser inmanejable para EE UU. Pero no tienen opción. EE UU no puede retirarse. En Medio Oriente se juega todo el proceso de reconstitución del imperialismo estadounidense y, sobre todo, el control del petróleo que es clave para detener a China.
El problema de EE UU desde hace varios años es que fracasa. Necesita recapturar el control pleno de Medio Oriente y no lo logra. Destruye países, demuele enemigos, pero no sale airoso. En Afganistán está en un pantano después de 16 años de guerra, no encuentra la salida y va a intentar usar a los yihadistas contra los talibanes. En Irak fracasó el ensayo colonial y el vencedor final fue Irán, EE UU se está replegando, en Libia no se sabe bien quién maneja el petróleo, las compañías europeas salieron bien paradas, hay contratos con Rusia, con China, con Turquía. En Siria jugó varias cartas pero en general perdió más de lo que ganó y en toda la región los competidores globales están avanzando. Rusia regresó como actor central en Siria y en Afganistán está repitiendo lo que sucedió hace años con la URSS y un dato no menor es que Paquistán, un país manejado históricamente por EE UU, ahora se dio vuelta y se está asociando con China. Es decir, Estados Unidos está en problemas agudos porque, pese a la necesidad de recuperar poder imperial en Medio Oriente, todos los ensayos que hace no le dan resultado.
Y te diría además, que en esta región hay un problema de resistencia popular operando que también afecta la dominación estadounidense. No olvidemos que todo lo que están haciendo es porque hace diez años hubo una primavera árabe, rebeliones masivas, que constituyen el principal problema para la dominación imperial.
Si los pueblos se levantan no hay forma de manejar el petróleo y hacer guerras para desagotar los excedentes militares, por eso hay una tragedia en Medio Oriente, porque es la única región donde no hubo ninguna democratización ni siquiera disfrazada. Es como una especie de región sometida a una excepción despótica total. Ni siquiera los cambios que tuvimos en América Latina o que hubo en Europa del Este. En Medio Oriente no tolera nada, sostiene los viejos regímenes tribales, monárquicos o dinásticos y cada vez que un régimen de origen nacionalista, pero que se volvió autoritario y represivo intenta algún tipo de autonomía nacionalista recibe una contraofensiva de guerras y palos brutales.
Es una región donde EE UU no tiene margen. Ahí está el petróleo, hay guerras, es una zona geoestratégica definitiva, ahí no hay concesiones. Egipto, por ejemplo, fue el centro de la primavera árabe, un gobierno de Morsi que intentó una moderación, y EE UU dijo que no, dictadura con 60.000 encarcelados y torturados en los últimos años. EE UU controla el Canal de Suez y no permite un Egipto independiente.
En Siria lo mismo, hubo una rebelión popular y EE UU no intervino directamente después de lo ocurrido en Irak pero monitoreó todos los operativos para sepultar el levantamiento popular. Al único lugar que le dio un respiro fue a Túnez. Hubo una pequeña democratización y la razón es muy sencilla, ahí no hay materias primas, no hay petróleo, no hay bases militares, no es un lugar estratégico apetecido por las potencias y la excepción confirma la regla. En el resto del mundo árabe impera el terror.