Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El camino a la guerra está pavimentado con mil mentiras. Una nueva falacia se ha lanzado en el camino hacia la guerra de Siria, cuando se anunció que EE.UU. y Turquía crearán una «zona de seguridad» dentro de Siria, supuestamente dirigida contra el Estado Islámico (EI).
Esta «zona de seguridad» supone una importante escalada bélica, pero fue descrita en tonos suaves por los medios y casi sonó adorable. Sin embargo, en realidad una «zona de seguridad» es una «zona de exclusión aérea», lo que significa que una nación planifica implementar la superioridad aérea militar dentro de las fronteras de otra nación. Hace tiempo la comunidad internacional y el personal militar estadounidense la consideran un importante acto de guerra. En una zona de guerra un área es «asegurada» mediante la destrucción de cualquiera cosa en ella o alrededor de ella que pueda parece amenazante.
Turquía ha estado demandando a Obama esta zona de exclusión aérea desde que comenzó la guerra siria. Se ha discutido durante todo el conflicto e incluso en los últimos meses, aunque el objetivo proyectado fue siempre el Gobierno sirio.
Y repentinamente la zona de exclusión aérea se va a imponer -exactamente donde siempre la quiso Turquía- pero se etiqueta como una zona de seguridad «anti-EI», en lugar de su nombre apropiado: zona de seguridad «anti-kurda y anti-Gobierno sirio».
Los medios estadounidenses se tragaron el cambio de nombre sin pestañear, pero numerosos medios de comunicación internacionales sabían perfectamente que era otra cosa.
International Business Times informó de que «[el acuerdo sobre la zona de seguridad]… podría marcar el fin del [presidente sirio] Asad…»
Y The Middle East Eye informó:
«… [la zona de seguridad] marca un gran adelanto para Turquía en su enfrentamiento con el Gobierno de Bashar al-Asad en Siria. Si se establece la zona de exclusión aérea será un duro golpe para Asad y sus partidarios».
Incluso algunos medios de comunicación estadounidenses reconocieron que el objetivo primordial del aliado de Obama en la zona de seguridad, Turquía, era derrotar a los combatientes kurdos y al Gobierno sirio, cuando han sido ambos los combatientes más efectivos contra el EI.
El cambio del régimen sirio es también el objetivo de las tropas terrestres que llenarán el vacío dejado por el EI, a los que The New York Times calificó de «insurgentes sirios relativamente moderados», un eufemismo que lo dice todo.
The New York Times confirmó los objetivos de los aliados en la zona de seguridad:
«… los turcos y los insurgentes sirios consideran que su prioridad es la derrota del presidente Bashar al-Asad de Siria…»
Si el Gobierno sirio no fuera el objetivo de la zona de seguridad, las tropas del Gobierno sirio serían las que controlarían la zona de seguridad después del EI, como hicieron antes del EI. Y si el cambio de régimen no fuera el objetivo se habría consultado al Gobierno sirio y se habría coordinado con él el ataque contra el EI, ya que Siria libra un duro combate contra el EI en la misma región en la que se está estableciendo la zona de seguridad.
Estos pasos no se emprendieron porque el plan de «zona de seguridad» va mucho más lejos que el EI.
Obama no ha detallado quiénes son los combatientes «relativamente moderados» que controlarán la zona de seguridad, pero es fácil predecirlo. Basta con observar los rebeldes sirios en el terreno, que son combatientes efectivos y controlan territorio cercano.
El grupo más poderoso que no pertenece al EI en la región se rebautizó recientemente «Ejército de la conquista» un grupo de extremistas islámicos dirigidos por Jabhat al-Nusra -la filial oficial de al-Qaida- y el grupo Ahrar al-Sham, cuyo líder declaró previamente que su grupo era «la verdadera al-Qaida». El Ejército de la conquista se coordina activamente con Turquía y Arabia Saudí e incluye también combatientes entrenados por EE.UU.
Estos grupos comparten la ideología y las tácticas del EI. La única diferencia es su disposición a trabajar con EE.UU. y Turquía. Es muy probable que una vez que se inicie la operación «zona de seguridad» muchos soldados del EI simplemente cambien de chaquetas y se unan a Jabhat al-Nusra, ya que no existe una diferencia de principios.
Obama sabe que las fuerzas extranjeras en el terreno que controlen la «zona de seguridad» apuntan al Gobierno sirio; en consecuencia los aviones militares de EE.UU. actuarán como una fuerza aérea de facto para al-Qaida contra el Gobierno sirio.
Por lo tanto, un enfrentamiento militar directo con el Gobierno sirio es inevitable. El presidente sirio Asad ya está atacando al EI en el área que la alianza EE.UU.-Turquía quiere «asegurar» mediante su operación militar coordinada. Los cazas sirios terminarán por ser atacados, ya que el objetivo es permitir a los grupos extremistas una «zona de seguridad» para continuar sus ataques contra el Gobierno sirio una vez que se haya terminado con el EI.
Este peligro también es reconocido por The New York Times:
«Sea cual sea el objetivo, el plan [zona de seguridad] acercará más que nunca los aviones estadounidenses y aliados a áreas bombardeadas regularmente por la aviación siria, provocando la pregunta de qué harán si los aviones de guerra sirios atacan a sus socios [«rebeldes relativamente moderados»] en el terreno».
La respuesta es obvia: los cazas estadounidenses y turcos se enfrentarán a los aviones sirios, ampliando y profundizando la guerra hasta que se haya completado el objetivo propuesto de cambio de régimen.
Es exactamente como se desarrollaron los eventos en Libia cuando EE.UU. y la OTAN dirigieron una «zona de exclusión aérea» supuestamente creada para permitir un «corredor humanitario» pero que rápidamente creció hasta completar su verdadero objetivo: cambio de régimen y asesinato del presidente de Libia. Ese épico crimen de guerra todavía es celebrado por Obama e Hillary Clinton como una «victoria» mientras los libios se ahogan en el Mediterráneo para escapar de su país, otrora moderno y ahora aniquilado.
Si el objetivo de Obama en Siria fuera realmente la derrota del EI esta se podría lograr en cualquier momento, en cuestión de semanas. Simplemente bastaría un esfuerzo serio y coordinado con los aliados regionales de EE.UU., así como la coordinación con los no aliados que ya combaten contra el EI: Siria, Irán e Hizbulá.
Si Turquía, Arabia Saudí, Israel y Jordania participaran en la lucha contra el EI, este se vería rápidamente privado de dinero, armas y tropas y se debilitaría enseguida. Sería el fin de la guerra.
El único motivo por el cual esto no ha ocurrido es que EE.UU. y sus aliados siempre han considerado al EI como un conveniente testaferro contra Siria, Hizbulá e Irán, para no hablar de su apoyo contra el Gobierno de Iraq, amigo de Irán.
Turquía sigue siendo el mayor obstáculo para la derrota del EI, ya que le ha estado ayudando durante años. El EI ha utilizado desde hace tiempo la frontera turca para escapar de los ataques del Gobierno sirio, buscar ayuda médica, y obtener suministros y refuerzos. El EI es tan bienvenido en de Turquía que promueve al país en los medios sociales como el centro de tránsito internacional para los yihadistas que quieren enrolarse en el EI. Los servicios de inmigración y aduanas de Turquía hacen caso omiso, tal como lo hace el control fronterizo turco.
Al hablar de la «zona de seguridad» los medios estadounidenses ignoran siempre el concepto de soberanía nacional, la base del derecho internacional. Las fronteras de los países son sagradas desde el punto de vista del derecho internacional. La única guerra justa es la guerra defensiva. Cuando un país impone una zona de exclusión aérea en otro país se violan las fronteras nacionales y se viola el derecho internacional mediante un acto de guerra.
El Gobierno de Obama conoce la dinámica mencionada, pero vuelve a arrojar al viento toda prudencia como hizo en 2013, durante los preparativos para su abortada campaña de bombardeo contra el Gobierno sirio.
Una zona de exclusión aérea estadounidense-turca profundizará una guerra que ya es regional: Irán e Hizbulá ya han aumentado el apoyo directo al Gobierno sirio. Mientras los militares de Turquía y EE.UU. entran al espacio bélico por primera vez, el enfrentamiento es inevitable. El enfrentamiento está planificado.
Shamus Cooke es trabajador del servicio social, sindicalista, y escribe para Workers Action. Contacto: [email protected]
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article42531.htm