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Las guerras bíblicas de Israel «en legítima defensa»: el mito de los «siete frentes de guerra»

Fuentes: Rebelión

Los altos cargos israelíes siguen repitiendo que Israel está luchando en múltiples frentes. Lo cierto es que Israel prefiere luchar en múltiples frentes. Las dos afirmaciones son esencialmente diferentes.

Recientemente el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu llegó incluso a afirmar que su país está luchando en siete frentes de guerra diferentes, todos ellos movidos por el objetivo de «defendernos contra […] la barbarie».

En un discurso de principios de octubre Netanyahu dijo que estas guerras supuestamente defensivas se están librando para proteger «a la civilización de quienes intentan imponer una era oscura de fanatismo a todos nosotros».

No habrá necesidad de rebatir las diatribas de Netanyahu. Debería ser obvio que ni el genocidio se clasifica como legítima defensa ni proteger la civilización humana incluye quemar vivas a las personas, como fue el caso de Sha’ban Al-Dalou, que fue asesinado espeluznantemente junto a su familia en el reciente bombardeo del Hospital de los Mártires de al-Aqsa en Deir al-Balah.

Pero ¿se está obligando a Israel a luchar en siete frentes ?

Según Netanyahu, pero también según otros altos cargos del gobierno y militares, los frentes son Irán, Gaza, Líbano, Yemen y grupos de Siria, Irak y Cisjordania.

Aunque los combates principales solo están teniendo lugar en Gaza y Líbano, la postura oficial israelí se empeña en exagerar la cantidad de frentes de guerra para seguir capitalizando el generoso apoyo militar y político estadounidense y occidental. Más guerras para Israel también se traducen en más dinero.

Por supuesto que Israel ahora lucha en dos guerras. Una guerra de exterminio y genocidio contra el pueblo de Gaza que ha asesinado y herido a más de 150000 personas a lo largo de un año. También hay una guerra en Cisjordania, que se lleva a cabo con el objetivo exacto de contener todas las formas de resistencia, de modo que Israel pueda acelerar su proyecto colonial de asentamiento en los territorios ocupados.

Lo anterior no es una deducción, sino una declaración de hecho basada en las propias políticas declaradas de Netanyahu. En una rueda de prensa el pasado enero dijo: «Israel debe tener el control de la seguridad en todo el territorio al oeste del Jordán». Para ser más precisos dijo que «entre el mar y el Jordán solo existirá soberanía israelí». «Control de la seguridad» es un eufemismo israelí para expansión territorial.

En una entrevista del canal del servicio público europeo Arte el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, afirmó que Israel se expandiría «poco a poco» para finalmente abarcar todos los territorios palestinos, junto a Jordania, Líbano, Egipto y otros países árabes. Añadió que «está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco».

Las profecías religiosas son especialmente peligrosas cuando las abrazan políticos extremistas trastornados que disponen de influencia política y poder militar para llevarlas a cabo. Netanyahu es un miembro destacado de ese grupo. Ya ha justificado su genocidio en Gaza y sus guerras en todas partes por medio de textos religiosos en los que ve a su ejército como a los Israelitas luchando contra los Amalecitas.

Estos sentimientos religiosos son comunes en los discursos políticos de Israel a lo largo de la historia, pero se han vuelto fundamentales en los últimos años bajo la sucesión de gobiernos de ultraderecha creados principalmente por Netanyahu. Consideran la guerra de Gaza una oportunidad para hacer realidad lo que Smotrich, el entonces vicepresidente de la  Knesset, llamó en 2017 «plan decisivo de Israel».

El plan de Smotrich, cuyo nombre es irónicamente «Una esperanza», se centra sobre todo en la anexión de toda Cisjordania, a la que tanto él como Netanyahu y otros denominan «Judea y Samaria». El plan implica «imponer la soberanía en toda Judea y Samaria», e imponer «simultáneamente colonias», así como «fundar ciudades y pueblos» con el objetivo de «crear una realidad clara e irreversible sobre el terreno».

El plan de Smotrich, que se está llevando a cabo ahora que es uno de los dos miembros más influyentes del gobierno de Netanyahu (el otro es Itamar Ben-Gvir) se preparó años antes de la actual guerra de Gaza y desde entonces se está llevando a cabo «poco a poco», según admite él mismo.

Israel puede pretender que está luchando en siete o en setenta frentes. También se puede autoasignar el papel de salvador de las civilizaciones. Pero la verdad no se puede ocultar, especialmente cuando son los propios israelíes quienes están revelando sus siniestras intenciones.

Incluso la actual guerra en Líbano, que los líderes israelíes y sus patrocinadores estadounidenses han calificado de guerra defensiva, está siendo promocionada ahora por algunos políticos israelíes y sus simpatizantes de derecha como otra guerra expansionista o, más precisamente, como la lucha por el «Gran Israel».

Hay una diferencia entre un país que lucha una guerra defensiva en múltiples frentes y otro que lucha por su expansión colonial, por la hegemonía regional y por el dominio militar movido por profecías religiosas. Quienes, como Israel, han elegido el último camino no pueden afirmar actuar en defensa propia.

La Cruz Roja Internacional expone en su web que la «legítima defensa en el derecho internacional se refiere al derecho inherente de un Estado a usar la fuerza como respuesta a un ataque armado». Esta definición no es aplicable a un Estado que es a su vez un ocupante militar que, por lo tanto, está en un estado activo de hostilidad y de uso ilegal de la violencia.

Sin embargo, a Netanyahu y a Smotrich les preocupan muy poco el derecho humanitaria o internacional. Les mueven siniestras agendas expansionistas. Si tienen éxito, sin duda seguirán más guerras mortíferas. La comunidad internacional debe hacer cuanto pueda para garantizar su fracaso.

Ramzy Baroud es periodista y el editor de The Palestine Chronicle. Es autor de cinco libros. Su último libro es These Chains Will Be Broken: Palestinian Stories of Struggle and Defiance in Israeli Prisons (Clarity Press, Atlanta). El Dr. Baroud es investigador senior no residente en el Center for Islam and Global Affairs (CIGA), Istanbul Zaim University (IZU). Su web es www.ramzybaroud.net

Texto original https://www.counterpunch.org/2024/10/25/israels-biblical-wars-of-self-defense-the-myth-of-the-seven-war-fronts/, traducido por Andrés Manuel Pérez Vadillo.