Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
La pasada semana, se acusó al Ministro de Hacienda israelí de intentar desviar la atención de las políticas discriminatorias seguidas por su gobierno respecto a las familias árabes del país, mayoritariamente inmersas en la pobreza, culpando de sus dificultades económicas a lo que describió como la oposición de la sociedad árabe a que las mujeres trabajen.
Un reciente informe del Instituto Nacional de Seguros de Israel clasificaba como pobres a la mitad de las familias árabes en Israel, frente a sólo el 14% de las familias judías.
Yuval Steinitz, Ministro de Hacienda, dijo este mes en una conferencia sobre discriminación laboral que el fracaso de las mujeres árabes para integrarse en la fuerza de trabajo estaba perjudicando a la economía israelí. La tasa de mujeres árabes que trabaja es del 18%, y de ellas sólo la mitad a tiempo completo, comparadas con al menos el 55% de las mujeres judías.
Atribuyó la baja tasa de empleo a «obstáculos culturales, estructuras tradicionales y a la creencia de que las mujeres árabes tienen que quedarse en sus ciudades natales», añadiendo que esas restricciones eran características de todas las sociedades árabes.
Pero los investigadores y los grupos que trabajan con las mujeres señalaron que la tasa de empleo de las mujeres árabes en Israel es menor que la registrada en casi todos los lugares del mundo árabe, incluyendo esos puntos negros para el empleo femenino que son Arabia Saudí y Omán.
«La mayoría de las mujeres árabes quieren trabajar, y entre ellas hay un gran número de licenciadas, pero el gobierno se ha negado a eliminar los muchos y serios obstáculos colocados en su camino», dijo Sawsan Shuja de Mujeres Contra la Violencia, una organización con sede en Nazaret.
Esa valoración se apoyaba en una investigación que este mes revelaba que el 83% de los hombres de negocios en las principales profesiones -incluyendo los sectores dedicados a la publicidad, el derecho, la banca, contabilidad y los medios- habían admitido ser contrarios a contratar a licenciados árabes, fueran hombres o mujeres.
Yusef Yabarin, urbanista de la Universidad Técnica Technion, en Haifa, que ha dirigido una de las más amplias investigaciones sobre el empleo de las mujeres árabes en Israel, dijo que los problemas a que se enfrentaban las mujeres árabes eran únicos.
«En Israel, han afrontar una doble discriminación: porque son mujeres y porque son árabes», dijo.
«La media en el mundo árabe [de empleo femenino] es de alrededor de un 40%. Sólo las mujeres en Gaza, Cisjordania e Iraq -donde se dan circunstancias excepcionales- tienen tasas más bajas de empleo que las mujeres árabes en Israel. Hay que explicar el por qué de esa brecha y las respuestas no están donde el ministro las está buscando».
Manifestó que hay una amplia gama de factores que mantienen a las mujeres árabes en una situación de atraso, muchos de ellos como consecuencia de las políticas discriminatorias de los sucesivos gobiernos que impiden que la minoría árabe, compuesta por 1,3 millones de personas y que representa la quinta parte de la población israelí, se beneficie del desarrollo económico.
Dichos factores incluyen: extendida discriminación en las políticas de contratación tanto por parte de empleadores privados como del gobierno; falta de interés para crear zonas industriales y fábricas en las comunidades árabes; grave carencia de servicios de atención infantil subvencionados por el Estado en comparación con las comunidades judías; falta de transporte público en las zonas árabes que impide que las mujeres puedan llegar a sus lugares de trabajo y carencia de cursos de formación dirigidos a las mujeres árabes.
Según un estudio de Mujeres Contra la Violencia, el 40% de las mujeres árabes licenciadas no puede encontrar trabajo.
Cuando se le entrevistó, el Sr. Yabarin dijo que el 78% de las mujeres sin empleo culpaban de su situación a la falta de oportunidades de empleo.
Maali Abu Rumi, de 24 años, de la ciudad de Tamra, al norte de Israel, lleva buscando un empleo de trabajadora social desde que terminó sus estudios hace dos años. Dijo que los institutos árabes, que cuentan con muy escasa financiación, y la minoría árabe de Israel no contaban con los equivalentes a las instituciones y fundaciones de asistencia social financiadas por judíos ricos de ultramar que ofrecían trabajo a muchos trabajadores sociales judíos.
«La mayoría de los judíos con los que estudié han encontrado trabajo, sin embargo muy pocos de los árabes de mi curso están empleados», dijo. «Cuando te llega algún trabajo, normalmente es a tiempo parcial y hay docenas de solicitudes».
El Centro de Planificación Alternativa, una organización árabe que estudia el uso de la tierra en Israel, informó en 2007 que sólo el 3,5% de las zonas industriales del país se situaban en comunidades árabes. Los pequeños negocios que resultan más atractivos, los talleres de reparación de coches o de alfombras, ofrecen pocas oportunidades para las mujeres.
«El sector privado israelí está casi completamente cerrado a las mujeres árabes debido a las prácticas discriminatorias de los patrones que prefieren emplear judíos», dijo el Sr. Yabarin. Añadió que el gobierno no facilitaba oportunidades: entre quienes trabajaban para el gobierno, menos del 2% eran mujeres árabes, a pesar de las repetidas promesas de los ministros de aumentar el reclutamiento entre los árabes.
La Sra. Shuja dijo: «La administración pública es el mayor empleador, pero muchos de sus puestos de trabajo están en el centro del país, en Tel Aviv o Jerusalén, lo que implica tener que hacer un largo recorrido desde el norte, que es donde vive la mayoría de los ciudadanos árabes».
Señaló que no había autobuses regulares desde Nazaret, la mayor ciudad árabe en el país, a Jerusalén. «La situación del transporte es incluso peor en los pueblos donde viven mayoritariamente las mujeres árabes».
Además, dijo, la mayoría no puede desplazarse largas distancias para encontrar trabajo debido a la escasez de instalaciones de guardería para cuidar a los niños. El gobierno sólo ha establecido 25 centros de día para niños en etapa preescolar en las comunidades árabes frente a los 1.600 que funcionan por todo el país. La Sra. Shuja criticó también al ministerio de industria y comercio, diciendo que, aunque había invertido fuertes cantidades en la formación de las mujeres judías, sólo el 6% de las mujeres árabes estaban asistiendo a los cursos, en su mayoría cursos de corte y confección y secretariado.
El Sr. Yabarin dijo que también los hombres árabes se enfrentaban a una discriminación masiva pero que encontraban trabajo porque satisfacían una necesidad de la economía haciendo los trabajos duros manuales que la mayor parte de los judíos se niegan a realizar, teniendo que viajar a largas distancias para trabajar en la construcción. «Sencillamente, las mujeres no tienen esa opción», dijo. «No pueden hacer ese tipo de trabajo y necesitan quedarse cerca de sus comunidades porque tienen responsabilidades en el hogar».
Fuente: http://www.thenational.ae/apps/pbcs.dll/article?AID=/20091130/FOREIGN/711299906/1042