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Lehendakari por narices

Fuentes: Rebelión

Al PSOE le ha ido mal el 1 de marzo. Ha perdido las dos elecciones en las que participaba. En Galicia lo han desalojado del gobierno. En Euskadi, no sólo no ha superado en votos al PNV, como esperaba, sino que ha quedado muy por debajo; y eso a pesar de jugar en un tablero […]

Al PSOE le ha ido mal el 1 de marzo. Ha perdido las dos elecciones en las que participaba. En Galicia lo han desalojado del gobierno. En Euskadi, no sólo no ha superado en votos al PNV, como esperaba, sino que ha quedado muy por debajo; y eso a pesar de jugar en un tablero manipulado a su conveniencia. Tragar el sapo gallego es más fácil vendiendo lo ocurrido en Euskadi como un éxito y a ello se ha aprestado el aparato de propaganda del PSOE y sus adláteres mediáticos. La misma noche electoral López cantó victoria y lanzó su órdago; posteriormente ha dejado bien claro que «se siente legitimado» para ser lehendakari. Da la impresión de que le apetece tanto que no es consciente del coste, que no se percata de que importa poco lo legitimado que se sienta. La realidad a día de hoy es que va a ser lehendakari, quiera o no quiera. Porque no depende de su voluntad. El mal resultado y la pésima gestión de lo acontecido desde la noche del domingo le condenan a esa paradójica situación: lehendakari por narices.

Si al PSE se le ocurriera renunciar a la presidencia, el resto de legislatura de Zapatero se convertiría en un auténtico infierno mediático, con un desgaste que, añadido al ocasionado por una crisis más dura y duradera de lo deseable, puede terminar en tragedia. Esa primera decisión, pues, está más en manos del PP (que ya ha anunciado su veredicto), que en las de López. Pero, lo que es más importante, las que vengan después también. El chantaje va a ser permanente, vocinglero y mediático, más preocupado por utilizar el terrorismo y el antinacionalismo como armas políticas en su beneficio, que por la acción de gobierno; y todo para servir al interés del PP en Madrid, que no es otro que desalojar a Zapatero de la Moncloa. Un papelón el que tiene por delante Patxi López: ser el peón de una estrategia para que el PSOE pierda el poder. Y, como digo, lo mejor de todo es que no puede elegir. Es un títere cuyos hilos son manejados, de momento, por Basagoiti. Que haya o no consejeros del PP es lo de menos. El primer peaje ya está sobre la mesa: la Diputación de Álava. Vendrán más. Y López tendrá que tragar y otorgar. ¿Quién es entonces el verdadero ganador de la elecciones del 1 de marzo? Por no mencionar la posibilidad de que necesite el voto de UPyD, la formación que, como es sabido, defiende con más ahínco el régimen fiscal vasco.

A ello hay que añadir los malabarismos que debe hacer el PSOE (tampoco le costará mucho, habida cuenta de la buena dotación de cinismo con que parece contar esa organización), para cohonestar los argumentos ahora empleados con los aplicados, por ejemplo, en Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía o Navarra, claramente opuestos a aquéllos.

Sea casualidad (un capricho de la historia) o algo buscado, el caso es que el PSOE se ha convertido en el magma que la derecha precisa para auparse a los gobiernos. Experimentó en Cantabria y ha seguido por territorio de misión, Euskadi y Navarra, dando lugar a monstruos producto del sueño de la razón de Pepe Blanco (está claro que el incienso coloca y ocasiona daños permanentes): PPSE (PP-PSE, en sus primeros balcuceos) y UPSN (UPN-PSN, ya talludito). Veremos qué sigue. Diría que está configurando una especie de Frente Nacional (español, por supuesto), si no fuera porque las apetencias diferenciadoras de sus socios cántabros y navarros lo asemejan más a una confederación de derechas autónomas…