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Lluvia de malas noticias para el Pentágono

Fuentes: IPS

Al igual que la resistencia iraquí, las malas noticias sobre Iraq resurgieron y se instalaron en una publicación del propio Departamento de Defensa de Estados Unidos, tras desaparecer por un breve lapso después de las elecciones del 30 de enero en ese país del Golfo

Las principales notas de las últimas ediciones de Early Bird, una recopilación diaria de unos 50 artículos de prensa que circula entre la burocracia de seguridad nacional estadounidense, se refieren a Iraq. Y no en tono optimista, precisamente.

El primer artículo de la edición del lunes, extractado del diario USA Today y titulado «Encuesta: Estados Unidos pierde la paciencia con Iraq», cita el último sondeo de la empresa Gallup, según el cual casi 60 por ciento del público estadounidense es partidario de una retirada parcial o completa de las tropas de su país, que invadieron Iraq en marzo de 2003.

El segundo artículo fue publicado en The Philadelphia Inquirer bajo el tíulo «Oficiales militares no pueden acabar con la insurgencia».

La nota comienza diciendo: «Un creciente número de altos militares estadounidenses en Iraq concluye que no hay una solución militar de largo plazo para una insurgencia que ha matado a miles de iraquíes y más de 1.300 soldados estadounidenses en los últimos dos años».

En contra de la confiada afirmación del vicepresidente Dick Cheney, hace dos semanas, de que la insurgencia iraquí estaba «en sus últimos estertores», un oficial citado en el artículo que supervisa el entrenamiento de los soldados iraquís comentó lo fácil que es para la resistencia reponer sus fuerzas.

«No podemos acabar con ellos. Matamos uno y creamos tres», dijo.

La tercera nota de Early Bird, del New York Times, parece dirigida a aumentar la tensión creada en la primera. El trabajo de las tropas en el terreno «podría llevar años», dice el título.

Un texto que sigue al artículo destaca que generales que hace cuatro meses predecían el retiro de 140.000 soldados para fines de este año, dicen ahora que «podría llevar dos años, quizá más».

Ese mensaje es optimista en comparación con la nota principal de la edición de Early Bird del 10 de junio, titulada «Construyendo el ejército iraquí: Misión improbable», coescrita por Anthony Shadid, el único hablante fluido de árabe en los principales medios de prensa estadounidenses.

El artículo de casi 3.000 palabras, publicado en The Washington Post, hace referencia a la enorme distancia política y cultural que separa a los soldados estadounidenses de los árabes sunitas con los que deben trabajar en el norte de Iraq, donde la resistencia es más fuerte.

Uno de los autores de la nota estuvo «empotrado» en la tropa estadounidense, mientras que Shadid estuvo en una unidad iraquí durante tres días.

Además de documentar el sentimiento generalizado de desconfianza y desprecio mutuos, así como el equipamiento, la protección y la tecnología inmensamente superiores de los soldados estadounidenses, el artículo relata incidentes de insubordinación de la unidad iraquí.

«La investigación reveló diferencias fundamentales, quizá irreconciliables, acerca de todo, desde la renuencia de soldados musulmanes a registrar mezquitas y hogares hasta cuestiones cotidianas básicas», dice el artículo.

«Desde el terreno, puedo decir con certeza que (los soldados iraquíes) no estarán listos antes de que me vaya», declaró el teniente Kenrick Cato al Washington Post. «Y sé que regresaré a Iraq, probablemente en tres o cuatro años. Tampoco creo que estén listos para entonces», agregó.

Como se refleja la última encuesta de Gallup, éstas y otras historias han afectado la opinión pública estadounidense que, tras un breve brote de entusiasmo después de las elecciones de enero, se ha vuelto cada vez más pesimista desde febrero.

De hecho, la semana pasada, otra encuesta realizada por The Washington Post y ABC News reveló que, por primera vez desde el comienzo de la guerra, más de la mitad de los ciudadanos creen que la invasión de Iraq no aumentó la seguridad de Estados Unidos, y casi 40 por ciento describieron la situación en ese país del Golfo como análoga a la de la guerra de Vietnam (1960-1975).

«El constante flujo de noticias negativas desde Iraq debilita el apoyo a las operaciones militares estadounidenses en ese país», advirtió Andy Kohout, director del Centro de Investigaciones Pew para la Gente y la Prensa, que realizó su propio sondeo.

El Centro Pew halló que un récord de 46 por ciento de los estadounidenses es partidario de la retirada de Iraq, aunque no distingue entre repliegue parcial y completo, como la encuesta de Gallup.

El miedo a que Iraq se convierta en un nuevo Vietnam también ganó a 35 por ciento del público, según el Centro Pew. Otro 47 por ciento cree que Estados Unidos todavía puede estabilizar la situación.

Stephen Kull, del Programa de Actitudes sobre Política Internacional de la Universidad de Maryland, cree que las últimas encuestas no indican que el gobierno de George W. Bush pueda verse obligado a retirarse, en parte porque ningún líder creíble ha presentado un plan alternativo.

Sin embargo, «los últimos datos sí crean un problema político para el presidente, porque afectan su propia popularidad», agregó.