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Entrevista con el académico Tariq Ramadán sobre las crecientes protestas en Oriente Próximo y Norte de África

«Lo que es irreversible en el mundo árabe es la revolución intelectual, la conciencia de que podemos deshacernos de los dictadores»

Fuentes: Jaidaliya

Mientras se expanden por todo Oriente Próximo y Norte de África las protestas anti estadounidenses nos acompaña aquí Tariq Ramadan, profesor de Estudios Islámicos Contemporáneos en la Universidad de Oxford y profesor visitante en la Facultad de Estudios Islámicos de Qatar. Ramadán está considerado como uno de los intelectuales musulmanes más relevantes de Europa y […]

Mientras se expanden por todo Oriente Próximo y Norte de África las protestas anti estadounidenses nos acompaña aquí Tariq Ramadan, profesor de Estudios Islámicos Contemporáneos en la Universidad de Oxford y profesor visitante en la Facultad de Estudios Islámicos de Qatar. Ramadán está considerado como uno de los intelectuales musulmanes más relevantes de Europa y ha sido reconocido por la revista Time como uno de los innovadores más importantes del siglo XXI. Durante muchos años el ex presidente George W. Bush le prohibió la entrada a Estados Unidos. En 2004, Ramadan había aceptado un trabajo como profesor titular de la Universidad de Notre Dame, pero nueve días antes de su prevista llegada, el gobierno de Bush revocó su visa invocando una disposición de la Ley Patriota de Estados Unidos. Se le prohibió entrar a Estados Unidos por otros seis años. Ramadán es autor de varios libros, entre ellos Reforma Radical: Ética islámica y liberación y, más recientemente, El Islam y el despertar árabe.

Transcripción

JUAN GONZÁLEZ (JG): Para hablar más sobre las protestas en todo Oriente Próximo, nos acompaña Tariq Ramadan, profesor de Estudios Islámicos Contemporáneos en la Universidad de Oxford y profesor visitante en la Facultad de Estudios Islámicos de Qatar. Está considerado como uno de los intelectuales musulmanes más relevantes de Europa y ha sido reconocido por la revista Time como uno de los innovadores más importantes del siglo XXI. Durante muchos años el ex presidente George W. Bush le prohibió la entrada a Estados Unidos. En 2004, Ramadán había aceptado un trabajo como profesor titular de la Universidad de Notre Dame, pero nueve días antes de su prevista llegada, el gobierno de Bush revocó su visa invocando una disposición de la Ley Patriota de Estados Unidos. Se le prohibió entrar a Estados Unidos por otros seis años.

AMY GOODMAN (AG): Tariq Ramadán es autor de varios libros, entre ellos Reforma Radical: Ética islámica y liberación y, más recientemente, El Islam y el despertar árabe. Le damos la bienvenida a Democracy Now!, profesor Ramadán.

TARIQ RAMADAN (TR): Gracias, gracias. Gracias por su invitación.

AG: Bien, ¿puede hablarnos sobre lo último que está ocurriendo en este momento, empezando por Libia con el asesinato del embajador estadonuidense y las protestas que están teniendo lugar en todo el mundo árabe? Nos acabamos de enterar de lo que está pasando en Yemen, de las protestas en Saná ante la embajada de Estados Unidos, en la de El Cairo…

TR: Mire, es un momento muy, muy difícil y muy sensible, por muchas razones; porque, ya sabe, estábamos justo conmemorando o, al menos recordando después de 11 años el 11-S aquí, en este país [Estados Unidos]. Y lo que ha ocurrido, como tú indicabas, tiene dos escenarios. Uno, hay que decir que lo que pasó en Libia no tenía, de hecho, relación en un principio con la película, sino que estaba conectado con el asesinato de Abu Yahya al-Libi en junio, y que fue planeado.

AG: Explique quién era.

TR: Era uno de los dirigentes de al-Qaida asesinado en junio. Y la cuestión es que la gente decía que habría represalias, y eligieron la misma fecha del 11-S. Así que pudiera ser que esta conexión fuera, de hecho, utilizada como el símbolo al mismo tiempo que recordábamos lo ocurrido en Estados Unidos. Añádase a ello que detrás de la película hay mucha gente, y que es muy importante comprobar quién está detrás. ¿Qué es lo que quieren exactamente? Han utilizado exactamente el mismo símbolo, once años más tarde, justo antes de las elecciones, para presionar al presidente, también, Barack Obama, y a Estados Unidos en algo que, al publicar la película, crea una presión psicológica de la que se espera que produzca reacciones. Es una provocación. Y creo que lo que importa aquí es, en primer lugar, condenar lo sucedido, el asesinato del embajador y lo que está pasando en las embajadas de los países de mayoría musulmana, para empezar, pero igualmente, entender que hay gente detrás de la escena que está jugando con símbolos, con la política emocional, y empujando hacia algo que produzca un choque.

Y lo segundo que tenemos que decir -y esto es importante, ya que hablabas de Muhammad Morsi y la gente, de los islamistas en países de mayoría musulmana- es que uno de los principales desafíos en el mundo musulmán de hoy, en los países de mayoría musulmana, en el mundo árabe, va a ser la credibilidad religiosa. ¿Cómo reaccionar ante lo que se ha dicho sobre el Islam? Al tocar al profeta del Islam, la reacción debe ser: ¿quién va a ser su guardián? Hoy en día podemos ver cómo los Hermanos Musulmanes se encuentran en una situación en la que los salafistas y después los literalistas están presionando. Estuvieron en Libia, estuvieron en Egipto, están ahora en Yemen. Así que en todas partes el salafismo presiona diciendo: «Somos los guardianes y resistimos cualquier tipo de relación con Occidente o cualquier provocación que venga de Occidente». Internamente, la situación es inquietante. Ahora, en Túnez, en Libia, en Siria, en Egipto, el enfrentamiento entre los literalistas y los islamistas o los reformistas va a formar parte de lo que tenemos que tratar con respecto al futuro de este país.

JG: Resulta interesante que en el incidente de ayer en Libia, parece ser ahora, a juzgar por algunas informaciones que se están publicando, que se produjeron dos incidentes muy separados. Hubo una protesta masiva que tuvo lugar a principios de la tarde en respuesta a la película, y luego hubo un ataque militar mucho más coordinado que se produjo más tarde, de noche, en el propio consulado. Y al parecer, es posible que los atacantes supieran que el embajador estaba en Bengasi, cuando normalmente no estaba allí. Por lo tanto, es evidente que esto parece haber sido más lo que algunos llaman una represalia al gobierno de Estados Unidos por su apoyo, su ayuda militar, a todo tipo de combatientes contra Gadafi en Libia, incluidos los islamistas extremistas.

TR: Sí, creo que este es un punto muy justo. Ya sabes, incluso tras el proceso de democratización, está bastante claro que Estados Unidos no está bien visto en todos los países de mayoría musulmana, Egipto, Libia, incluso en Túnez, a pesar de que ahora hay una especie de intento por parte de los islamistas de que se les reconozca como demócratas que están gobernando, ya sabes, en Túnez y en Egipto. Pero el sentimiento popular es muy, muy negativo. Por lo tanto, lo sucedido en Libia está claramente relacionado con el papel de Estados Unidos cuando se trata de lidiar con terroristas, de lidiar con las facciones en Libia. Esto es algo que está ahí, y es claramente una mala percepción, una percepción negativa. La cuestión es cómo va a evolucionar cuando la gente está tratando de lidiar con las emociones y empujando en esta dirección. Así que aquí es donde la referencia islámica de tal modo va a situarse en dos frentes. En primer lugar, lo que tenemos dentro de la tradición suní es este choque entre los literalistas y todas las otras tendencias, y el movimiento salafista, que está actuando mucho sobre el terreno y utilizando el sentimiento popular para actuar contra Occidente.

AG: La gente puede no saber lo que quiere decir con literalistas y el movimiento salafista.

TR: Sí, eso es un punto muy importante. Hay que definir eso, porque, ya sabes, Salafi es un concepto muy amplio en el Islam. Lo que tenemos ahora es, por ejemplo, el Partido Nur de Egipto o los Salafi en Túnez, que son gente a la que, de hecho, muy a menudo llamamos wahabíes, porque siguen la escuela de pensamiento y de derecho saudí. Son literalistas en el sentido de que es o blanco o negro, hacen una interpretación muy estrecha de las fuentes textuales. Durante décadas, supimos que estaban allí pero no estaban involucrados en la política. Lo que resulta completamente nuevo para todos nosotros desde los últimos tres años es que ahora estén dentro de la arena política y en el juego democrático. Hace un año, la gente del Partido Nur, antes incluso de que creasen un partido, sostenía que la democracia no era islámica. Y de repente, en ocho meses, entran en el juego político y consiguen un 24%, lo que significa que se trata de un poder político. Y tienen algunas credenciales, y están jugando con esto. La percepción en Occidente es, ¡oh!, son los mismos que los Hermanos Musulmanes. En realidad, no lo son. Incluso apoyaron al candidato que salió de los Hermanos Musulmanes para poner a la Hermandad Musulmana en una situación muy difícil. Y cuentan con respaldo y apoyo financiero, ya sabes, con apoyo de organizaciones que proceden de Arabia Saudí, de Qatar, incluso; organizaciones que les están apoyando financieramente. Y ahora están en Túnez. Cuando estuve en Túnez hablando con el presidente, me dijo: «No sabíamos nada de esa gente antes. ¿Cómo es que en menos de seis meses están ahí, y presionando?» Es para hacer que todo el proceso de democratización sea inestable sobre la base del referente islámico.

Por eso es que, como musulmanes y como estudiosos e intelectuales musulmanes, tenemos que ser muy claros sobre lo que es aceptable y lo que significa esa diversidad aceptada en el Islam, y lo que ocurrió ayer, y antes de ayer, es completamente anti islámico, opera en contra de nuestros principios; porque ahora se está produciendo una conexión entre algunos literalistas y extremistas violentos que quieren matar, que quieren obtener el apoyo popular. El populismo está en todas partes. Tenemos populismo religioso en los países de mayoría musulmana al igual que tenemos populismo en Estados Unidos. La reacción de Mitt Romney al decir: «Oh, usted no tiene que pedir perdón, usted primero tiene que ser claro sobre el hecho de que se trata de nuestros valores», es jugar con los símbolos. No se trata más que de poner a Barack Obama en una situación en la que tenga que condenar lo que pasó primero y celebrar los valores estadounidenses. Creo que es difícil.

JG: Bueno, en su libro, El Islam y el despertar árabe, se centra en realidad en la complejidad de este enorme movimiento que se ha desarrollado y que se escapa a la mayoría de observadores de aquí en Occidente. Sobre todo se centra en la cuestión de si es un error considerar que lo que está ocurriendo son verdaderas revoluciones o si se trata más bien de levantamientos o movimientos populares que, sí, expresan las ansias del pueblo por la libertad, pero que ya están siendo manipuladas y, hasta cierto punto, hay intentos de controlarlos desde todas partes, no sólo desde Occidente sino desde grupos políticos religiosos y de otros tipos dentro del propio Islam.

TR: Sí, me alegro mucho de que diga usted que «están siendo manipulados» o que intentan manipularlos desde muchas partes, no solo desde Occidente. Lo que defiendo en el libro, después de haber estudiado el asunto en su conjunto antes de que se nos dijera que esto no se sabía, que la gente no era consciente, que se trataba de blogueros y ciber-disidentes, es que eso es totalmente erróneo en los dos casos. Incluso los presidentes Mubarak y Ben Ali sabían que había gente que estaba recibiendo formación. Eso por un lado. Lo que es irreversible en el mundo árabe es esta revolución intelectual, la conciencia de que podemos deshacernos de los dictadores. Esos es así, y la gente tiene ese sentimiento y ese poder político. Sienten que lo pueden hacer, y sigue estando allí. Al mismo tiempo, no sabemos qué va a ocurrir. Decir «Oh, revoluciones y primavera árabe» y -ya sabes, lo que defiendo es ser prudentes con el optimismo para empezar nuestro análisis y evaluar lo que está ocurriendo.

La percepción en el mundo árabe actual es que de lo que se trata es que hay laicistas contra islamistas, y eso es todo. De modo que los laicos son los progresistas, y los islamistas son reaccionarios, conservadores. Esta percepción es errónea. No sólo procede de Occidente, por cierto, se da incluso en los países de mayoría musulmana. En Túnez, es en esto donde el debate es muy superficial en el posicionamiento ideológico. Tenemos que llegar a las verdaderas cuestiones sobre qué tipo de política social, que tipo de Estado. No es suficiente que se nos diga que es un Estado civil con referente islámico. Tenemos que saber de qué referente islámico se trata, porque es allí precisamente donde los salafistas están diciendo que referente islámico significa que no se puede decir lo que se está diciendo sobre el profeta, por ejemplo, que no se le puede ridiculizar, y que quien lo haga será juzgado o encausado. Así que no tenemos una idea clara de todos estos retos. Y cuando se trata de justicia social, cuando se trata de corrupción, cuando se trata del papel del ejército, hablando ahora de Muhammad Morsi que representa a Egipto, debemos ser mucho más cautelosos con el papel que el ejército está jugando en Egipto, un papel muy importante entre bastidores.

AG: Sobre el presidente Morsi, quisiera retomar los comentarios del presidente Obama sobre Egipto. Los realizó el miércoles durante una entrevista con José Díaz-Balart, de Telemundo. Obama afirmó que no considera al nuevo gobierno egipcio dirigido por los Hermanos Musulmanes como un aliado. Algunos extractos de la entrevista emitida por primera vez anoche en MSNBC:

«[…] José Díaz-Balart: ¿Consideraría usted al actual régimen egipcio un aliado de Estados Unidos?

Presidente B. Obama: Mire, no creo que debamos considerarlo un aliado, pero no lo consideramos como un enemigo. Se trata de un nuevo gobierno que está intentando hallar su vía. Ha sido democráticamente elegido. Creo que vamos a tener que ver cómo responde a este incidente, cómo responde, por ejemplo, al mantenimiento del tratado de paz en -con Israel. Hasta ahora al menos, lo que hemos visto es que en algunos casos ha dicho lo correcto y ha dado los pasos correctos; en otros, su respuesta ante varios sucesos puede que no se alinee con nuestros intereses. Yo creo que se trata aún de un trabajo en progreso. Pero ciertamente, en esta situación, lo que esperamos es que den respuesta a nuestra insistencia de que nuestra embajada esté protegida, de que nuestro personal esté protegido. Y si llevan a cabo acciones que indiquen que no está asumiendo esas responsabilidades, como el resto de países está haciendo donde tenemos embajadas, creo que será un gran problema».

AG: Así que el presidente Obama dice que al gobierno egipcio no se le considera un aliado pero tampoco nuestro enemigo. NBC sostiene que las contundentes palabras de Obama podrían marcar una brecha en las relaciones de Estados Unidos con Egipto, que ha sido pro estadounidense de manera sistemática desde [la época del] difunto presidente Anwar el-Sadat.

TR: Sí, bueno se trata de una declaración muy inteligente y diplomática. Creo que no puede decir más que eso por dos razones. Primera, si dijera que el Egipto de los hermanos Musulmanes es un aliado, aquí [en Estados Unidos] le destruirían; la oposición diría, «¿Cómo puedes decir que los islamistas son tus aliados cuando esa gente es la misma que Hamas y Hamas está en contra de Israel?» Así que dice: «Estamos a la espera y viendo; intentamos negociar».

Al mismo tiempo, debemos saber que el gobierno estadounidense está muy involucrado con el Ejército egipcio. Y cuando hablamos del Ejército egipcio, no solo nos referimos al poder político; hablamos de poder económico. Y en este debate, lo que digo en el libro, que para mí es muy importante, es que no se subestimen las razones económicas de todo lo que está ocurriendo allí, porque está China, está Rusia, y hay nuevos actores en la región que nos ayudan a entender la situación desde otros ángulos.

Por otra parte, [Obama] dice en referencia a los Hermanos Musulmanes, que «estamos hablando»; sabemos que han estado en contacto con los Hermanos Musulmanes durante años intentando comprender cuál es su posición y cuál es su visión. Y si tuviera que decir ahora…

AG: Su abuelo, el fundador de los Hermanos Musulmanes…

TR: Sí, sí, sí. A lo que me estoy refiriendo es a que sobre su posición respecto a los Hermanos Musulmanes, lo que dice es que esperemos y veamos, y que sabemos que tuvieron relaciones con ellos. Los Hermanos Musulmanes perderían su credibilidad si [Obama] dijera «son nuestros aliados». Porque los Hermanos Musulmanes deben percibirse como no demasiado pro-occidentales y no demasiado próximos a la actual administración de Obama. Desde bastidores, hay aciertas preguntas que debemos hacer a los Hermanos Musulmanes relacionadas con las opciones económicas y las opciones del FMI, directamente del Banco Mundial. Así que creo que en otras cuestiones, económicas y políticas, está claro que por el momento hay un acuerdo entre el gobierno estadounidense y los Hermanos Musulmanes para tratar de hallar una vía de entenderse el uno con el otro y para intentar hallar soluciones. Por eso yo soy crítico con lo que está ocurriendo con los Hermanos Musulmanes, no por la faceta política sino por la elección económica.

JG: Quisiera preguntarle sobre los imperativos económicos en otra batalla del despertar árabe, en Libia. En su libro hace un relato magistral de las operaciones encubiertas de Francia y Estados Unidos en el único levantamiento popular en el que ambas intervinieron directamente. ¿Podría hablarnos de ello y del papel de Francia como acaparadora del mercado petrolero libio antes de la intervención occidental incluso?

TR: Sí. Si estudiamos los hechos anteriores y lo que estaba ocurriendo en Libia, la reacción de Rusia y China en Siria debe comprenderse a la luz de lo que ocurrió allí, porque perdieron sus intereses económicos y su acceso a los recursos petrolíferos en Libia por lo ocurrido. La resolución de Naciones Unidas, ya sabe, la resolución sobre la Zona de exclusión aérea, fue interpretada como un permiso para que la OTAN interviniera allí. En realidad, no fue por el bien de los libios. Fue por intereses estratégicos y para asegurarse sus propios intereses. Barak Obama no podía participar por muchas razones: porque afrontaba una crisis interna, y porque ya estaban los frentes iraquí y afgano. Era imposible añadir otro más. Así que hubo un acuerdo con Francia. Francia se involucró. Incluso había, ya sabe, nuevos embajadores de Exteriores, como [inaudible]. Se desplazó hasta allí y fue, como saben, la figura que asistió a Francia para encontrar [inaudible] y para crear ese Consejo Nacional de Transición. Pero eso no se hizo por el bien de la democratización de Libia. Ha quedado bastante claro ahora que los intereses económicos y el acceso a los recursos se han asegurado entre cuatro países. El primero es Estados Unidos, además de Francia, Gran Bretaña y Qatar, que están igualmente involucrados en todo el asunto. Así que tenemos que ser menos inocentes sobre todo lo ocurrido y manejar la situación, país por país, y comprender que existen retos y alianzas entre bambalinas muy relevantes en estos momentos.

Hay algo que quiero decir respecto al debate sobre los islamistas -lo abordo en el libro-; tenemos que ocuparnos de los islamistas sobre el terreno, ver qué es lo que van a hacer. ¿Se acuerdan de lo que se decía hace diez años sobre Erdogan de que iba a transformar el país y convertirlo en islamista, un nuevo Irán? Eso no va a ocurrir.

AG: Erdogán, el dirigente turco.

TR: El dirigente turco. Tenemos que ocuparnos de ellos y ver lo que van a hacer. Pero hay algo que está claro: Estados Unidos o los países occidentales no tienen ningún problema con los islamistas siempre que sean capitalistas neoliberales y promuevan ese orden económico. Y el mejor ejemplo lo constituyen las petromonarquías. Las petromonarquías no quieren democracia. Sostienen que la democracia no existe en el Islam. Pero están dentro del sistema económico, así que la cuestión […]

AG: ¿Cuáles son las petromonarquías? ¿Qué países?

TR: Las petromonarquías son Arabia Saudí, Qatar, incluso Bahréin; ha habido protestas en Bahréin y ha habido tortura y represión. No se ha cubierto informativamente. Y nadie se ha referido al gobierno; se ha traducido como enfrentamientos entre suníes y chiíes. Es incorrecto. Hay una clara ausencia de democracia en ese país. Hay que rechazar que nos digan que el Islam es en sí mismo un problema -que es exactamente lo que Barack Obama dijo ayer. Si están con nosotros, protegiendo nuestros intereses, trataremos con ellos; si no, los combatiremos.

AG: ¿Y el papel de Al-Yasira en la información sobre el mundo árabe?

TR: Sí, hablo de esto en el libro diciendo que es bastante […] se ha de ver cómo están manejando todo esto, presionando en Egipto, en Túnez, silenciando lo de Bahréin, vaya que es selectiva…

JG: Y presionando en Libia también…

TR: Exacto. Por supuesto, mandaron incluso armas y gente. Ya saben, Al-Yasira que se percibe a sí misma como contraria a Fox News Channel, tiene que ser cuestionada en sus intenciones. Y ahora sabemos -ya saben que los árabes y la gente del mundo árabe apoyan mucho a Al-Yasira y la consideran como una fuente creíble de información. Ahora la gente la cuestiona mucho más. Cuando estuve en Túnez decía «¿Qué es lo que quieren exactamente? ¿Por quién optan? ¿Qué quieren?» Y algo que está conectado con el gobierno. Así que creo que en todo esto jugó un papel positivo en Egipto al empujar a la gente. Pero tenemos que fijarnos en lo político, en todo el escenario y en toda la región para comprender que hay que hacer muchas más preguntas sobre cuáles son las intenciones desde fuera, es decir, sobre el hecho de apoyar ciertos levantamientos y olvidarse de otros…

AG: ¿Cómo por ejemplo?

TR: Bahréin, por ejemplo, como decía; y silenciar por ejemplo lo que estaba ocurriendo en Libia, lo que está sucediendo también en Iraq, y el hecho de alimentar ese sentimiento de «cuidado, Al-Qaida está allí, los terroristas…». Eso, ya se sabe, alimenta también una mentalidad. Es como si estuviera haciendo el trabajo de «alerta, el terrorismo está a la vuelta de la esquina» y creo que eso debe ser cuestionado.

AG: Una comparación de cómo Estados Unidos ha tratado la situación de Siria y la de Bahréin.

TR: Bien, creo que no las están tratando. Están respaldando silenciosamente lo que los saudíes están haciendo en Bahréin, que es apoyar al régimen actual. Nada de lo que ocurra hoy en día en las petromonarquías pondrá en riesgo a Estados Unidos ni a sus intereses petrolíferos en la zona.

En Siria,-y por esto digo que no todo está bajo control- a toda la gente que ha dicho «todo es obra de Estados Unidos; es una conspiración» yo les digo que no es así. En Siria, durante ocho meses el presidente Barack Obama y los gobiernos europeos esperaban que Bashar al-Asad reformara el régimen desde dentro y resultó que la gente fue más valiente. No querían que al-Asad se quedara. Así que intentaron encontrar oposición y gente con la que pudieran tratar, porque tenían dos problemas: la fuerza directiva de la oposición en Siria era también los Hermanos Musulmanes e izquierdistas que no apoyaban demasiado a los estadounidenses. Así que intentaron encontrar a gente con la que pudieran tratar. Eso llevó ocho meses. Ahora quieren cambiar el gobierno pero es como si estuvieran haciendo frente a Rusia y a China y ambos se han puesto de acuerdo en no estar de acuerdo en lo que hacer.

Y, de hecho, la inestable situación siria podría ser de interés para ambas partes. Y el inestable Oriente Próximo, en estos tiempos en que la gente trata de encontrar su camino hacia la democracia, podría ser interesante por muchas razones -por las armas que se venden, por los nuevos intereses geoestratégicos que hay que proteger, y por algo de lo que no estamos hablando, que es el conflicto israelí-palestino. El pueblo al que hemos perdido de vista en todos estos debates es el palestino. Hay manifestaciones en Palestina, en Cisjordania. Nadie está informando sobre esto. Es como si ya no existieran. Y se trata, de hecho, de un asunto medular. E Israel guarda silencio. Lo único que escuchamos de él fue que Mubarak debía permanecer porque si no iban a venir los islamistas, y luego los Hermanos Musulmanes, y después de eso, nada. Es como si Israel no estuviera interviniendo en toda la carrera. Y creo que es erróneo.

Añádase a esto una segunda cuestión que es muy relevante para Estados Unidos pero también para los países europeos: los nuevos actores. Me refiero a los países del BRIC -Brasil, India, China, Turquía, Sudáfrica, Indonesia incluso, y Rusia- que son ahora nuevos actores. En los últimos ocho años, China ha multiplicado por siete su presencia económica y su penetración en Oriente Próximo y Norte de África. Y si esto es lo que ocurre en términos económicos y hay un desplazamiento hacia el Este, la relación entre estos países e Israel es completamente diferente de la de Estados Unidos. Ello significa que los desafíos van a ser diferentes, porque China no apoya a Israel en la forma en que lo hace Estados Unidos. Así que tenemos que tener todos estos factores en consideración. En el libro intento analizar todo esto diciendo que hay que ser prudente, pero todavía hay espacio para el optimismo porque la gente ahora hace frente a los retos. Lo que me gustaría saber, sabiendo que en los países de mayoría musulmana no se puede prescindir del Islam, que no se puede prescindir de su cultura, es en qué modo van a volver a ese referente islámico para hallar el modo de abordar los verdaderos retos y no las cuestiones políticas superficiales.

Fuente: http://www.jadaliyya.com/pages/index/7352/democracy-now-interview-with-islamic-scholar-tariq