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Hoy entregarán en la Casa Blanca cien mil firmas contra la guerra en Iraq

Los arrestos no frenan a las pacifistas de EEUU

Fuentes: IPS

El arresto de Cindy Sheehan y otras tres activistas en Nueva York no impedirá a las organizaciones antibélicas que representan entregar este miércoles, Día Internacional de la Mujer, 100.000 firmas contra la guerra en Iraq a la Casa Blanca.

La organización de derechos humanos Global Exchange y la feminista Codepink planean entregar las firmas en la sede de la presidencia estadounidense en Washington y en embajadas de ese país en todo el mundo, en compañía de cinco madres y esposas de iraquíes muertos en la guerra.

Las cuatro activistas fueron arrestadas por la policía de Nueva York luego brindar una conferencia de prensa en la sede de la ONU, junto con la delegación de mujeres iraquíes, que pretendían entrevistarse con la representación estadounidense en el foro mundial.

Sheehan perdió a un hijo, soldado estadounidense, en la guerra en Iraq. Su detención, dos días antes del Día Internacional de la Mujer, es la tercera que sufre desde que comenzó sus protestas contra la invasión del país del Golfo a manos de una coalición encabezada por Estados Unidos.

Las otras detenidas son Medea Benjamin, codirectora de Codepink y de Global Exchange, la clériga protestante Patricia Ackerman y Missy Beattie, de Gold Star Families for Peace, grupo integrado por familiares de soldados estadounidenses muertos en Iraq al que también pertenece Sheehan.

Sheehan y Benjamin acababan de ofrecer una conferencia de prensa fuera del recinto de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), donde se unieron a una delegación de mujeres iraquíes que también reclaman el fin de la ocupación estadounidense.

El mismo lunes, según diversos testimonios, la representación de Estados Unidos en la ONU se había negado a reunirse con las cinco iraquíes, que se encuentran de gira por el país norteamericano invitadas por Global Exchange y Codeping.

Sheehan y sus compañeras se negaron a abandonar un espacio cercano a la sede de la ONU sin entrevistarse con algún funcionario de la misión estadounidense, lo cual fue, según la policía, la causa de los arrestos.

«Estoy escandalizada de que la misión de Estados Unidos no haya enviado a alguien a reunirse con una delegación de mujeres cuyas vidas y familias fueron sacudidas por esta guerra destructiva e inmoral», dijo a IPS la coronel del ejército estadounidense retirada y ex diplomática Ann Wright.

Wright, quien participó en la protesta en la sede de la ONU junto con las activistas estadounidenses e iraquíes, aseguró haber sido físicamente atacada por funcionarios de seguridad durante los arrestos.

La declaración del 8 de marzo reza: «Nosotras, las mujeres de Estados Unidos, Iraq y el mundo entero, hemos tenido suficiente de la guerra sin sentido en Iraq y del cruel ataque a civiles en todo el mundo. Hemos enterrado a muchos de nuestros seres queridos. Hemos visto demasiadas vidas segadas para siempre»».

«Éste no es el mundo que queremos para nosotros o para nuestros hijos», prosigue. «Con fuego en nuestro vientre y amor en nuestros corazones, las mujeres nos estamos levantando –cruzando fronteras– para unirnos y demandar un fin al derramamiento de sangre y la destrucción».

Poco antes de los arrestos del lunes, en una conferencia de prensa que ofrecieron dentro del edificio del foro mundial, las activistas de ambos países urgieron al Consejo de Seguridad a reclamar la retirada de las tropas extranjeras de Iraq.

La delegación iraquí y la estadounidense acusaron al Departamento (ministerio) de Defensa de Estados Unidos de provocar gran parte de la violencia en Iraq, y demandaron el reemplazo de las tropas estadounidenses por una fuerza de paz de la ONU.

Al mismo tiempo, advirtieron que la eventual fuerza de paz debería excluir a todos los países que participaron en la invasión iniciada en marzo de 2003.

«¿Qué felicidad trajeron a Iraq?», preguntó la iraquí Fail Al Araji, en diálogo con IPS durante la protesta, refiriéndose a la coalición invasora. «Nos trajeron muerte y destrucción. Hablan de reconstrucción. ¿Qué reconstrucción? No hay agua, electricidad ni seguridad en Iraq. Deberían irse.»

La farmacéutica Entisar Mohammmad Ariabi, integrante de la delegación iraquí, dijo que cada mes mueren unas 1.600 personas en los hospitales de Bagdad a causa de la violencia.

«Cuando entro a los hospitales donde trabajo, veo niños sin brazos, sin ojos», afirmó Ariabi, que no pudo contener las lágrimas durante varios pasajes de su participación en la conferencia de prensa.

«La ocupación destrozó nuestro país. Convirtieron nuestro país en una prisión. ¡Y llaman a eso liberación!», se lamentó. «Nosotros les decimos: gracias por esta liberación, pero, por favor, váyanse.»

Por su parte, Sheehan se solidarizó con las iraquíes y acusó al gobierno de Estados Unidos de crímenes contra la humanidad.

«Es hora de que la ONU haga algo», dijo a la prensa poco antes de ser arrestada. «Deben hacer algo para que dejen de matar a nuestros niños.»

La delegación iraquí también demandó a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU una investigación sobre las acusaciones de torturas y abusos a manos de la coalición militar internacional liderada por Estados Unidos y de la policía de Iraq.

Al mismo tiempo, manifestó su preocupación por el deterioro de las condiciones de vida de las mujeres iraquíes, por lo que reclamaron a la ONU que ordene la implementación de la resolución del Consejo de Seguridad que ordena la participación femenina en los esfuerzos de paz.

Benjamin informó que el Departamento de Estado (cancillería) negó la visa de ingreso a otras dos iraquíes para integrarse a la delegación, cuyos esposos e hijos fueron muertos al parecer a manos de fuerzas estadounidenses, con el argumento de que no tenían familiares en su país.

Anwar Kadhim Jawad y Vivian Salim Mati «no lograron eliminar la presunción de que pretendían emigrar» a Estados Unidos, indicó la activista.

«Esto es realmente repugnante», dijo Benjamin a IPS. «Estas mujeres no tienen deseo alguno de permanecer en Estados Unidos. Tuvimos muchas dificultades para convencerlas de que vinieran.»

«Si los estadounidenses escucharan sus historias, la imagen que se hacen de la guerra en Iraq sería totalmente diferente», agregó Jodie Evans, activista de Codepink. «Supongo que es por eso que el Departamento de Estado no quiere que vengan.»

El esposo de Jawad y tres de sus hijos murieron por balas disparadas desde un puesto de control estadounidense. Sobrevivió al ataque una hija de 14 años. Jawad estaba entonces embarazada. El gobierno de Estados Unidos intentó compensar su pérdida entregándole 11.000 dólares.

Por su parte, Mati sobrevivió a las heridas que sufrió en el ataque de un tanque estadounidense contra el vehículo en que su familia intentaba huir de Bagdad en 2003. Su esposo y tres de sus hijos murieron.

Hasta la semana pasada, más de 2.300 estadounidenses murieron en hechos de violencia desde el inicio de la guerra, informó el Pentágono.

La publicación médica británica The Lancet calculó el año pasado que la guerra se había cobrado la vida de 100.000 civiles iraquíes.