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Universidad israelí acoge a coronel vinculada a crímenes de guerra

Los ataques a los civiles de Gaza autorizados por una jurista militar

Fuentes: Global Research(Rebelión

Traducido del inglés por S. Seguí

El gobierno israelí ha actuado con celeridad para ahogar las protestas por el nombramiento de la principal asesora jurídica del Ejército, especializada en Derecho Internacional, para un puesto docente en la Universidad de Tel Aviv. Se considera que la coronel Pnina Sharvit-Baruch ha proporcionado cobertura jurídica a los crímenes de guerra cometidos durante la reciente ofensiva de Gaza.

Funcionarios gubernamentales temen que las recientes revelaciones de la prensa relativas a la coronel Sharvit-Baruch pueden servir a los grupos de derechos humanos que intentan llevar a juicio a personal militar israelí en el extranjero.

Este mes, un juez español ha abierto una investigación por los crímenes de guerra israelíes en Gaza con arreglo a la legislación española en materia de jurisdicción universal, y un fiscal de la Corte Internacional de Justicia de La Haya está estudiando la petición de un grupo palestino para imputar a los comandantes militares israelíes.

Entretanto, la indignación -a la vista de los vínculos estrechos existentes entre el ejército y las universidades israelíes- potencia la campaña iniciada en Europa y Estados Unidos para imponer a Israel un boicoteo académico, afirman algunos activistas.

La decisión de la Universidad de Tel Aviv de contratar a la coronel Sharvit-Baruch para impartir la asignatura de Derecho Internacional ha provocado las protestas del personal universitario, después de conocerse los detalles de la planificación militar de la ofensiva de Gaza que ha hecho públicos la prensa local.

El número de muertos en la operación fue de más de 1.300, la mayoría civiles, y miles de personas más resultaron heridas.

Según los críticos citados por el diario Ha’aretz, la coronel Sharvit-Baruch y su equipo manipularon la interpretación establecida del derecho Internacional con el fin de ampliar las operaciones militares y permitir atacar objetivos civiles.

El principal valedor de la protesta es Haim Ganz, profesor de Derecho, que ha calificado el enfoque de la coronel de «jurisprudencia perversa que permite los asesinatos en masa.» En una carta a la universidad, el profesor Ganz afirma que «presenta su protesta moral contra un estado de cosas que permite que la persona que autorizó estas acciones enseñe las leyes de la guerra.»

La semana pasada, el primer ministro, Ehud Olmert, amenazó con poner fin a la financiación gubernamental de la Facultad de Derecho si ésta no procedía al nombramiento de la coronel Sharvit-Baruch. El presidente de la universidad, Zvi Galil, telefoneó a la secretaría del primer ministro para tranquilizar al gobierno, y afirmó que los puntos de vista del profesor Ganz no eran compartidos por la mayoría del personal docente. Otros académicos han cerrado filas en apoyo a la coronel, y acusan a sus críticos de desencadenar una campaña maccarthysta contra ella.

Según los medios de comunicación israelíes, la coronel aprobó personalmente la primera oleada de bombardeos aéreos que tuvo como objetivo una ceremonia de graduación de nuevos policías, y en la que mataron al menos a 40 cadetes.

Aunque según el derecho internacional las fuerzas de policía tienen el estatuto de personal civil, y están por lo tanto protegidas de represalias militares, se afirma que la coronel Sharvit-Baruch revisó su dictamen sobre la legalidad del ataque durante los muchos meses de planificación.

Además, se afirma también que relajó las reglas de enfrentamiento y aprobó la demolición masiva de viviendas y la destrucción de tierras de cultivo, además de aprobar el uso de armas incendiarias, como el fósforo blanco, en zonas densamente pobladas.

Asimismo, la coronel proporcionó justificación legal a los ataques contra edificios en los que se sabía que se encontraban civiles, a condición de haberlos avisado para que saliesen. Escuelas, mezquitas y una universidad fueron algunos de los edificios civiles bombardeados por el ejército israelí durante la operación, que duró 22 días.

Sus decisiones han sido ampliamente criticadas por las organizaciones internacionales de derechos humanos y por los expertos en derecho internacional del propio Israel.

El profesor Yuval Shani, que enseña Derecho Público Internacional en la Universidad Hebrea de Jerusalén, calificó de «flexible» la interpretación de las reglas por la coronel. En relación con el ataque a los cadetes de policía, afirmó: «Si seguimos la línea de razonamiento de la coronel, no hay mucha diferencia entre los cadetes y los reservistas israelíes, o incluso los jóvenes de 16 años que van a ser incorporados a filas por Israel dentro de dos años.»

El predecesor de Sharvit-Baruch, Daniel Reisner, ha señalado que el equipo de la coronel ha ampliado el significado establecido del Derecho Internacional. El principio operativo de este ejército, afirmó, es: «Si haces algo durante un plazo de tiempo suficientemente largo, el mundo acabará por aceptarlo.»

La doctora Orna Ben-Naftali, decana de la Facultad de Derecho del Instituto Superior de Gestión, en Rishon Letzion, ha afirmado que el comportamiento del ejército en Gaza ha puesto en bancarrota el derecho internacional. «Se ha creado una situación en la que la mayoría de varones adultos de Gaza y la mayoría de los edificios pueden ser tratados como objetivos legítimos. Han puesto el derecho cabeza abajo.»

Pero, a pesar de la protesta en la Universidad de Tel Aviv, la mayor parte de la academia israelí ha apoyado el nombramiento de la coronel Sharvit-Baruch, afirma Daphna Golan, directora de programas del Minerva Center for Human Rights, de la Universidad Hebrea. «Tengo la impresión de que incluso el profesor Ganz ha sido intimidado hasta el silencio por la reacción.»

En opinión de la doctora Golan, este episodio pone en evidencia la íntima relación existente entre el ejército y la universidad en Israel, así como la dependencia de las universidades de la financiación proveniente del ejército.

Asimismo, señala que hay muchos programas especiales diseñados de modo que el personal militar y de seguridad se hallan en situación favorable para conseguir una licenciatura por la vía rápida.

«La mayor parte de los profesores de los departamentos de Oriente Próximo de las universidades de Israel -los expertos en árabes– que van a modelar la percepción de la próxima generación, son reclutados en el ejército o en los servicios de seguridad, añade.

Omar Barghouti, coordinador de la Campaña palestina para el boicoteo académico y cultural de Israel, ha señalado que el cargo otorgado a la coronel Sharvit-Baruch es una indicación más de los vínculos orgánicos entre las instituciones israelíes y el ejército de este país.

«Esto añade un militar más a la ya larga lista de criminales de guerra que andan sueltos por las universidades israelíes, enseñando el odio, el racismo y el guerrerismo con total impunidad,» añade. Y señala también que crece la demanda de un boicot académico, tras la ofensiva de Gaza.

La Universidad Al Quds, con campus en Jerusalén Este y Cisjordania, cortó sus contactos con las universidades israelíes la pasada semana. Era la última de las universidades palestinas que mantenía estos vínculos.

Al mismo tiempo, un grupo de profesores estadounidenses anunció que estaban en campaña para conseguir el boicoteo académico de Israel. Es la primera vez que una demanda de este tipo se produce en Estados Unidos.

Según Barghouti, un cambio de tendencia sin precedentes de la opinión pública está impulsando nuevas campañas en países como Australia, España, Suecia, Canadá, Suráfrica y Nueva Zelanda.

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=viewArticle&code=COO20090209&articleId=12226

Jonathan Cook es periodista británico residente en Nazaret y colaborador habitual de Global Research. Acaba de publicar el libro Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair, Zed Books 2008.

S. Seguí pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate.

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar el nombre del autor y el del traductor, y la fuente.