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Baltimore

Los beisbolistas toman un descanso y saludan la lucha por la justicia

Fuentes: Rebelión

Los afrodescendientes, junto con los migrantes pobres provenientes de todos los continentes (y entre quienes destacan los latinos), la clase obrera, los nuevos proletarios del sector servicios, y muchos jóvenes estadounidenses, protagonizan actualmente una jornada histórica, equivalente a las grandes movilizaciones de los sesentas por los derechos civiles. Los medios hegemónicos, esa máquina de la […]

Los afrodescendientes, junto con los migrantes pobres provenientes de todos los continentes (y entre quienes destacan los latinos), la clase obrera, los nuevos proletarios del sector servicios, y muchos jóvenes estadounidenses, protagonizan actualmente una jornada histórica, equivalente a las grandes movilizaciones de los sesentas por los derechos civiles. Los medios hegemónicos, esa máquina de la pseudo-conciencia, nos inducen a ver el mundo «con el rabillo del ojo», pero, en está ocasión vale la pena tomarse el tiempo necesario para ser testigos de un acontecimiento extraordinario.

100 personas han ganado juicios contra abusos policiacos en Baltimore

Freddie Gray no murió en el anonimato en un callejón oscuro, según la nota de Ta Nehini Coates, «Nonviolence as Compliance» (The Atlantic, 27/abril/15), el joven perdió la vida bajo la custodia de quienes deben proteger «la ley y el orden» y sobre todo cuidar la vida de los ciudadanos. ¿Qué fue lo que ocurrió? Freddie Gray entabló contacto visual con un oficial de policía, éste último le ordenó detenerse, Freddie por alguna razón desconocida echó a correr. Los oficiales lo alcanzaron, lo sometieron, le encontraron e incautaron una navaja de fuelle y lo introdujeron por su propio pie en un vehículo: una hora después estaba muerto, con la espalda quebrada. Una semana después al concluir su funeral, hubo gigantescas manifestaciones pacíficas. A partir de aquí las versiones discrepan respecto a si fue la policía o fueron grupos de adolescentes, pero el hecho es que la rabia ante la impunidad estalló espectaculares zacapelas por todo Baltimore. El gobernador de Maryland declaró el estado de emergencia y llamó a la guardia civil. La alcaldesa de la ciudad instauró el toque de queda. Al estallar los disturbios los políticos profesionales y los medios hegemónicos, llamaron a la no violencia, pero señala, Ta Nehini Coates, apelan al bando equivocado, pues el llamado a la no violencia deberían dirigirlo a la policía: en los últimos cuatro años 100 personas han ganado juicios contra abusos policiacos en Baltimore.

El arresto del maestro de Obama

La tibieza de Obama respecto a este tema tiene un origen preciso. En julio de 2009, el prestigiado profesor de Harvard, de origen afroamericano, Henri Louis Gates olvidó las llaves de su casa. Cuando intentaba forzar la puerta arribó al lugar el sargento James Crowley, Henrie Louis Gates demostró que era su casa, pero al cuestionar la precipitación del policía, el oficial lo arrestó por «faltas a la autoridad», y lo condujo a una estación de policía. Al enterarse de lo ocurrido a su profesor de Harvard, Barak Obama dijo que el policía había actuado estúpidamente; al día siguiente la poderosa federación de sindicatos estatales de la policía le preguntó en un desplegado al Presidente si quería o no que los policías hicieran su trabajo; Obama reculó y manifestó su respeto a la federación de sindicatos estatales de policía y reconoció que «había hecho afirmaciones obtusas»; Para salir del paso Obama planteó que el malentendido podría haberse resuelto hablando, por lo cual invitó al destacado intelectual afroamericano y al policía, a tomar una cervecita en la Casa Blanca; la prensa hizo toda clase de bromas al respecto y nominó la ocurrencia presidencial como la «cumbre de la cerveza». El caricaturista Tom Holes insinuó en su cartón «Tree Hundred Million Beers» que considerando, la crisis económica y las tensiones internacionales, una cervecita no nos caería mal a todos. Durante la cumbre el sargento Crowly nunca esbozo algo parecido a una sonrisa.

Cierran las universidades, pero la clase de historia está en la calle

Para Levin Watherby, en Baltimore’s Day Off, (The Atlantic 28 abril 15) el cierre de las universidades durante las protestas ha sido muy polémica. Algunos consideran que las universidades eran el único santuario en el que los jóvenes podían reunirse, deliberar y coordinarse con los jóvenes de afuera. Otros, señala la nota, aplaudieron la medida porque desactivó polos de organización de nuevas protestas. La maestra Leah Eliza Balter, considera sin ambages que las protestas por la muerte de Freddie Gray constituyen la lucha por los derechos civiles en el siglo XXI y son equivalentes a las grandes movilizaciones de los sesentas en el sur profundo. Los alumnos vienen a la universidad a tomar clases de historia, pero ahorita las clases de historia están en las calles, y quizá incluso algo mejor en las plazas no solo se observa la historia, sino que uno forma parte de ella.

Los beisbolistas toman un descanso y saludan la lucha por la justicia

El jefe de la oficina de los Orioles de Baltimore, John Angelos señaló en una entrevista radiofónica que si bien considera que las causas justas se defienden mejor mediante la no-violencia, y que el orden se establece solito cuando existe justicia y se castigan a los responsables de un crimen aunque sean policías, el hecho, es que la verdadera violencia no viene de los que están quemando coches, sino de aquellos que han desmantelado la industria estadounidense y la han mandado a los países en vías de desarrollo en dónde pagan salarios de hambre. La depauperización masiva y la pérdida de vigencia de los derechos civiles han generado un enorme descontento popular, frente al cual, el gobierno estadounidense ha respondido con una creciente militarización, pretendiendo lograr el control social por vía militar. Hay cosas mucho más importantes, señaló el funcionario de los Orioles, que la suspensión de un partido de beisbol, en el estadio Camden Yards, nuestro foco de atención debe estar en que el gobierno norteamericano deje de infligir sufrimiento a los pobres.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.