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Los bellacos en movilización permanente

Fuentes: Rebelión

Se impone el recuerdo de las personas fallecidos en Lorca. Dolor por sus muertes y el dolor de sus familiares, ánimo y la máxima solidaridad y apoyo por parte de todos, al mismo tiempo que pensamos en otros seísmos, en otros desastres que llamamos naturales, en otras situaciones desgarradoras y en los millones y millones […]


Se impone el recuerdo de las personas fallecidos en Lorca. Dolor por sus muertes y el dolor de sus familiares, ánimo y la máxima solidaridad y apoyo por parte de todos, al mismo tiempo que pensamos en otros seísmos, en otros desastres que llamamos naturales, en otras situaciones desgarradoras y en los millones y millones de personas que se ven afectadas. También los próximos 14 y 15 de mayo podemos y debemos tener un recuerdo para todos ellos.

Durante esos dos días, el 14 en Barcelona, a las 11 horas en Plaza Catalunya, en otras ciudades y poblaciones el 15, la ciudadanía está convocada para manifestar su desacuerdo no sólo contra los recortes practicados y anunciados en ámbitos tan sensibles socialmente, especialmente para personas en situaciones poco favorables, como la educación o la sanidad, sino contra la insustantiva democracia aparente que se nos va imponiendo poco a poco, la clara inculcación de nuestros derechos sociales más básicos, y, más en general, contra este escenario de manipulación, de explotación desbrindada y de continuo aumento de privilegios por parte de un minoritario y privilegiado sector de la población que habla, si es el caso, de crisis mientras contemplan felices de haberse conocido partidos de tenis en el Club de Ibidem de Barcelona (o de Madrid o Valencia).

Las razones para la indignación, la rebeldía y la movilización se acumulan. El archivo que las contiene está lleno, desbordado, como las piscinas en «nuestras» centrales nucleares. No es una exageración que muchas voces documentadas hablen del grave peligro que acecha a nuestro muy insuficiente Estado de Bienestar al que, sin duda, hemos idealizado más de lo razonable en ocasiones. Que la sanidad pública se deteriore aún más por políticas que favorecen intereses privados y la educación, que exigíamos de calidad y al alcance de todos, sufra recortes de calado y profesores y maestros sufran a un tiempo un empeoramiento de sus condiciones laborales, no es ninguna broma ni una situación provisional que enseguida será rectificada. Que todo ello se haga con la excusa del déficit público, mucho menor en importancia que el déficit privado, y mucho menor que el que de otros países de nuestro entorno (Italia por ejemplo), y de la disminución de ingresos del estado o de la Generalitat al tiempo que se eliminan impuestos sucesorios de grandes y poderosas familias y se reduce el porcentaje fiscal de ciudadanos con sueldos superiores a 120.000 euros no sólo es un escándalo que no debemos admitir sino una neta agresión a derechos sociales muy básicos. Están tan seguros de su poder incuestionado que se atreven con todo.

En la que es una novela imprescindible para todo lector/a de sensibilidad de izquierda, Komatsu PC-340 , su autor, Javier Mestre, ha recordado muy oportunamente una cita de Platón de la Apología de Sócrates : «O tú, hombre de Atenas y buen amigo, ciudadano de la polis más grande y renombrada por su intelectualidad y su poderío, ¿no te avergüenzas de estar obsesionado por aumentar al máximo tus riquezas y, con ello, tu fama y honores, y de descuidar la sabiduría y la grandeza de tu espíritu, sin preocuparte de engrandecerlas?». Pues no, no se avergüenzan, están y permanecerán en ello; la sabiduría y el espíritu les importa menos que un pimiento o una mazorca. Sólo la movilización masiva de la ciudadanía les puede hacer dudar de lo que ellos consideran un axioma histórico-económico: el mundo, España más en concreto, es un cortijo y ellos son sus propietarios. Y nada más, y nada menos: lo que quieran y cómo quieran; a ellos nadie les tose.

Por lo demás, que el presidente de un gobierno que dice cultivar una tradición de igualdad, solidaridad y reformas sociales, arropado por aplausos y gritos de acuerdo de miles de militantes que dicen ser socialistas y no estar sordos ni cegados, insulte a millones de ciudadanos acusándoles de mentir como bellacos por decir y pensar una verdad de Perogrullo que ningún Agamenón, y mucho menos ningún porquero podría poner en cuestión, como es la neta disminución de las partidas sociales de nuestro muy insuficiente Estado de bienestar sólo merece una respuesta además de la inmediata indignación que podamos sentir: participación con mayor energía, convicción y entusiasmo si cabe en las manifestaciones de este fin de semana mientras gritamos bien alto: «Quienes mienten como bellacos no somos nosotros, sino gobernantes que han claudicado y que permiten que España esté de hecho gobernada por un puñado de corporaciones y multinacionales insaciables obsesionadas por aumentar al máximo sus riquezas a costa de quien sea, acabando con lo que sea y excusándose en los falaces tecnicismos de siempre».

¡A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo y anunciar algo nuevo: democracia real con justicia, libertad, trabajo digno e igualdad para todos y todas!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.