Traducido del portugués por Caridad García, del Equipo de Traductores de Cubadebate y Rebelión.
Un terrorista en los Estados Unidos obtuvo la libertad, posiblemente por presión de la Casa Blanca. Se trata de Luis Posada Carriles. Él abandonó la cárcel después que su abogado pagó una fianza de 350 mil dólares. Carriles es comprobadamente un asesino, ex agente de la CIA condenado a prisión en Venezuela por el atentado en que un avión civil cubano explotó en pleno vuelo en Barbados provocando 73 muertes.
Posada Carriles, que se fugó de una cárcel en Venezuela en 1985 con la ayuda de agentes de la CIA, participó activamente en la Operación Cóndor y después de la fuga también participó en la organización de otros actos terroristas, incluso en Cuba, en 1997, en un hotel de La Habana donde resultó muerto un joven turista italiano, Fabio Di Celmo.
Los Estados Unidos ya se habían negado a deportar a Posada Carriles a Venezuela, donde debería estar cumpliendo pena de prisión. La justicia estadounidense sólo tuvo en cuenta el hecho de que él entró ilegalmente en la Florida en el 2005, ignorando el resto de los actos que él practicó en varios países.
Carriles también participó en operaciones financiadas por la CIA contra la revolución sandinista en Nicaragua en los años 80, junto a figuras que trabajan o trabajaron en los gobiernos de Bush, padre e hijo, como Otto Reich, el coronel Oliver North, John Negroponte y otros horrendas figuras del género.
En el 2000, preparó un atentado contra Fidel Castro en Ciudad de Panamá, específicamente en una universidad, donde estuvo a punto de provocar una tragedia si el plan no hubiese sido descubierto a tiempo. Hecho prisionero antes de accionar las bombas de alto poder explosivo, Carriles acabó por ser beneficiado por una amnistía concedida al término de la gestión de la Presidenta Mireya Moscoso. Poco antes de ser beneficiado, el entonces Secretario de Estado Collin Powell estuvo por allá pidiendo o exigiendo que Moscoso liberase al terrorista. La ex Presidenta siguió al pie de la letra…
Posada Carriles, además de haber trabajado en la CIA actuando en América Latina, formó parte de los cuadros del Ejército estadounidense. George Bush, padre e hijo, tienen vínculos con el mencionado criminal. La liberación de un terrorista como Posada Carriles demuestra que la lucha contra el terrorismo tiene una gran dosis de hipocresía. ¿Cómo explicar tamaña condescendencia con un ciudadano que cometió varios crímenes contra la humanidad?
Periodistas latinoamericanos adoptan posiciones
La Federación de Periodistas Latinoamericanos (Felpap) fue una de las entidades que protestó contra la liberación de Posada Carriles y exhortó a los comunicadores de todo el mundo a rechazar la medida, así como a exigir que la gran prensa internacional no sea cómplice con el silencio o la minimización de ese grave hecho.
Vamos a ver de que forma los medios de comunicación conservadores brasileños responden al llamamiento. Divulgar la decisión de la Justicia estadounidense y mostrar el interés de la Casa Blanca en liberar a un notorio asesino debe ser obligación de los medios de comunicación. En la práctica, el silencio significa transigir con el esquema de protección a un terrorista. Y, en un último análisis, seguir las normas de la Casa Blanca.
Ahora, el gobierno de Venezuela pretende pedir a la Organización de Naciones Unidas (ONU) que evalúe si los Estados Unidos violaron resoluciones internacionales contra el terrorismo en el caso de Luis Posada Carriles. Según el abogado José Pertierra, Venezuela presentará junto a otros países una petición al Consejo de Seguridad acusando a Washington de violar la resolución 1373. Además, esta resolución fue promovida por Estados Unidos y sus aliados y dispone que «cualquiera que participó en el financiamiento, planificación, preparación o promovió actos terroristas debe ser llevado ante la Justicia».
Se espera que el gobierno brasileño se mantenga junto a Venezuela en esta justa demanda. También se espera, vale siempre repetir, que los medios de comunicación conservadores no omitan la información o la elaboren de forma tergiversada.
Correa defiende la democratización de los medios de comunicación
En Ecuador, su Presidente, Rafael Correa, inmediatamente después de haber dado una demostración concreta de su gran popularidad al obtener más del 70% de los votos en el referendo que aprobó una Asamblea Constituyente, para desesperación de la derecha, declaró que es necesario regular el funcionamiento de los medios de comunicación y democratizar su propiedad mediante normas que deberán debatirse en la Asamblea Constituyente. Correa fue más lejos al añadir que es necesario democratizar los medios de comunicación para que ellos «no sólo respondan a intereses minoritarios o privados».
Como reconoció el propio Correa, esto no deja de ser una tarea difícil pero hay formas de regular la actividad. El Presidente mencionó la idea de prohibir que los propietarios de los medios de comunicación también posean instituciones financieras. Y fue aún más categórico al cuestionar los límites de la actuación de las empresas de comunicación en Ecuador. «Más que la libertad de prensa, hay libertad de empresa. Hay empresas de comunicación que no cumplen con su deber de informar y entonces dirigen a la ciudadanía en función de sus intereses. Eso no se puede permitir», alertó el Presidente de Ecuador.
No es necesario tener una bola de cristal para prever la intensificación de los editoriales y materiales tendenciosos de los medios de comunicación conservadores contra el gobierno de Ecuador. Incluso vale hasta una bolsa de apuestas sobre cual diario de la gran prensa de Rio ó São Paulo atacará primero a Correa en los próximos días o semanas. En términos de la América Latina es cada vez más evidente el esquema de los medios de comunicación conservadores de intentar convencer a la opinión pública de que existen serias divergencias entre Brasil, Bolivia y Venezuela. Se trata de la vieja táctica de dividir para gobernar, que sólo interesa a Washington. Pueden creer que esta «división» será aún más «grave» con el pasar del tiempo y en la medida en que los gobiernos progresistas ganen aún más apoyo popular.
Cultura del miedo y de la violencia
Aún en los Estados Unidos, la edición 2007 de la «barbarie desarrollada» impuso récord en materia de violencia con 33 muertos, superando a Tiros en Colombine, la excelente cinta de Michael Moore. A propósito, exactamente cinco años después de Colombine, un tirador conmemoró la fecha matando a uno y suicidándose en la Nasa.
Los medios de comunicación conservadores convocaron a los académicos de los papers para analizar de forma sofisticada lo que ocurrió en una universidad por espacio de dos horas, cuando se sabe que el culto a la violencia, ya sea en Iraq o en los Estados Unidos, es la principal causa de esta nueva tragedia. Cuando las tropas estadounidenses de ocupación matan a un número incalculable de iraquíes en un instante, el hecho es visto como una rutina y ni siquiera se buscan las causas que originan la matanza. Pero cuando algún neurótico o sicótico, prototipo de una sociedad enferma que cultiva la violencia, ataca causando muertes, ahí el mundo se viene abajo.
Pero, si fuese en Iraq, donde de grano en grano Bush y la industria armamentista se llenan el buche, todo estaría dentro de la normalidad. Y, de este modo, los bolsillos de los industriales de la muerte se van enriqueciendo con la cultura del miedo, cultura ésta que, dicho sea de paso, se está desarrollando en varias partes del mundo, incluso en estas tierras brasileñas…
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Mário Augusto Jakobskind es periodista y escritor. Fue colaborador de los diarios alternativos Pasquim y Versus, reportero de Folha de São Paulo (1975 a 1981) y corresponsal de la Radio Centenaria de Montevideo, además de editor de Internacional de la Tribuna de la Prensa (1989 a 2004) y editor en portugués de la revista cubana Prisma (1988 a 1989). Actualmente es corresponsal del seminario uruguayo Brecha y miembro del consejo editorial de Brasil de Fato. Es autor, entre otros, de los libros América Que Não Está na Mídia (Adia, 2006), Dossiê Tim Lopes – Fantástico/Ibope (Europa, 2004), a Hora do Terceiro Mundo (Achiamê, 1982), América Latina – Histórias de Dominação e Libertação (Papirus, 1985) y Cuba – apesar do bloqueio, um repórter carioca em Cuba (Ato Editorial, 1986).
Originalmente en: http: /www.fazendomedia.com/jako