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Los huracanes en EEUU: Un pretexto para ensayar la ley marcial

Fuentes: Rebelión

Immanuel Wallerstein* y muchos otros se equivocan en su análisis del por qué el gobierno federal de EEUU tardó tanto en reaccionar a la emergencia civil producida por los recientes huracanes en el sur del país. No fue por indiferencia, ni por incompetencia, desorganización, pereza, o racismo, sino porque le tomó algún tiempo poner en […]

Immanuel Wallerstein* y muchos otros se equivocan en su análisis del por qué el gobierno federal de EEUU tardó tanto en reaccionar a la emergencia civil producida por los recientes huracanes en el sur del país. No fue por indiferencia, ni por incompetencia, desorganización, pereza, o racismo, sino porque le tomó algún tiempo poner en marcha un plan de utilizar los desastres naturales como pretexto para ejercicios militares de control de masas y represión contra el mismo pueblo estadounidense, quizás en expectativa de una posible derrota del partido de la guerra en las próximas elecciones presidenciales, o de una rebelión más pronta de la populación contra la política de empobrecimiento de grandes sectores de ella. Como muchos ciudadanos, el señor Wallerstein no quiere reconocer que los globalizadores – eufemismo para «imperialistas» – son apátridos, y que utilizarán las mismas tácticas contra el pueblo estadounidense que han usado y están usando contra América Latina, Africa, ex-Yugoslavia, y donde sea que haya oposición al colonialismo económico. Pero la hora de la desilusión del pueblo de EEUU se avecina.

A la pregunta de un periodista si le tardó varios días a la Guardia Nacional intervenir en Nueva Orleans a causa de las dificultades logísticas en juntar una gran fuerza, el Teniente General H. Steven Blum, Jefe del Buro de la Guardia Nacional en Nueva Orleans, contestó: «Eso no es solamente justo sino preciso… Tomamos el tiempo de construir una fuerza preponderante.»** Cerca de 65.000 efectivos militares fueron desplegados en la área siniestrada, convirtiendo Nueva Orleans en zona de guerra. La ciudad ha estado, de facto, bajo ley marcial.

Igual que en sus otros teatros de guerra, el ejército rechazó cualquier intervención o ayuda civil, protegiendo así su hegemonía. En el programa televisiva «Meet the Press» (Encontrar a la Prensa) de la cadena NBC, Aaron Broussard, Presidente de la Parroquia de Jefferson, Louisiana, declaró llorando que agentes de FEMA (Administración Federal de Gerencia de Emergencias, encargado por Bush de ocuparse de la situación en Louisiana después del huracán Katrina) «cortaron todas nuestras líneas de comunicación» y que el jefe de policía del lugar tuvo que reconectarlas y apostar guardias para que las tropas federales no volvieran a hacer lo mismo. Broussard dijo que FEMA saboteó todo intento de asistencia, bloqueando por ejemplo la oferta de los Guardacostas de suministrar combustible para generadores y deteniendo camiones de agua enviados por empresas privadas.

Denise Bottcher, la Secretaria de Prensa de la Gobernadora de Louisiana, Kathleen Blanco, ha acusado FEMA de impedir la ayuda ofrecida por el alcalde de Chicago y el gobernador de Nuevo México. La oficina de la Senadora federal Mary Landrieu dijo que FEMA obstruyó el Servicio Federal de Bosques, que quería usar aviones cisternas para combatir los incendios provocados por Katrina, y demoró la llegada de trenes enviados para evacuar gente de Nueva Orleans. Hay informes diciendo que la Cruz Roja fue impedida de ir a la ciudad, y que el gobierno federal rehusó el desembarque de alimentos, agua, y medicina que llegaron a Nueva Orleans en más de cien barcos privados que trataron de socorrer a la populación.

Al ejército le hacía falta asegurarse la continuación del «estado de emergencia» – y que ninguna agencia civil la mitigara – hasta su llegada en fuerza para controlarlo. El General Gary Jones, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta de la Guardia Nacional de Louisiana, dijo «Esta será una operativa de combate para tomar control de esta ciudad.» Y sencillamente, las operaciones militares no permiten la intervención ajena.

Cabe señalar que FEMA fue creada en los años ochenta por, entre otros operativos clandestinos, el equipo de Oliver North, el infame oficial de inteligencia del ejército estadounidense que organizó la venta ilegal de armas a Irán para poder suministrar armas a La Contra, los paramilitares que trataron de derrocar a los sandinistas en Nicaragua y que fueron involucrados en el tráfico de drogas entre Centroamérica y USA, lo que culminó en el escándalo de Irán-Contra en el Congreso de USA. FEMA no fue creada para emergencias naturales sino para la supervivencia del gobierno federal en caso de ataque, creando por ello ciudades subterráneas, y para la represión autóctona, creando por ella campos de concentración desparramados por todo el país***.

Cabe también señalar que la empresa privada paramilitar Blackwater U.S.A. – que mantiene la instalación privada de entrenamiento militar más grande de EEUU y es la principal fuerza mercenaria en Irak – se empleaba en patrullar las calles de Nueva Orleans, y que los contratos para la «reconstrucción» de la ciudad (la propiedad inmobiliaria será vendida a empresas, no devuelta a sus dueños particulares) han sido otorgados a Halliburton y Bechtel, las dos corporaciones relacionadas con el gobierno de USA que están encargadas de la reconstrucción de Iraq y otros países que el ejército de USA ha destrozado.

Caida en desgracia la FEMA por su manejo ineficaz e inhumano durante el desastre del huracán Katrina, Bush pasó el mando, frente al nuevo huracán Rita, directamente al ejército en su carácter del Comando Norte. El Comando Norte fue creado – como lo fue también el Comando Sur, que se ocupará del control militar de América del Sur – en principios de los años noventa para ocuparse del control militar de América del Norte incluyendo EEUU. El 24 de septiembre, Bush se reunió con el Comando Norte en su cuartel general en la base aérea Peterson de Colorado Springs, Colorado. Intervinieron el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, el Secretario del Departamento de Seguridad de la Patria, Michael Chertoff, y el Director de FEMA, Vice-Almirante Thad Allen. Allí, el gobierno de Bush y el ejército planearon la operación militar de respuesta a Rita, que incluye un National Response Plan (Plan de Respuesta Nacional ), o NRP, que se extiende en el tiempo mucho más allá del período de la emergencia que puede ser provocada por Rita y abarca todo el país.**** Después que el huracán Rita pasó por Texas, 1.000 soldados marinos desembocaron en la costa del estado. Además, «el Comando Norte tenía en espera seis barcos navales y veintiseis helicópteros…»*****, toda una fuerza de ocupación.

La prensa estadounidense ha divulgado recientemente que el Pentágono ha desarrollado su primer plan de guerra para operaciones internas dentro de EEUU, en el cual un «ataque terrorista» disparará la imposición de ley marcial en ciudades, regiones, o el país entero. Pero la denegación de alimentos, agua, y medios para salvar a los miles de damnificados de Louisiana, Mississippi, y Texas, sólo para preparar un ejercicio militar, es un crimen contra el pueblo americano.

* «La política de la indiferencia», Brecha, 23 de septiembre 2005.

** Citado en «New Orleans Becomes a War Zone. A Dress Rehearsal for Martial Law? (Nueva Orleans se convierte en zona de guerra. ¿Ensayo general de ley marcial?), de Bill Van Auken. 8 de septiembre 2005. http://www.wsws.org/articles/2005/sep2005/nola-s08.shtml

*** Revelado en las audiencias Iran-Contra de 1987 en el Congreso de EEUU, y posteriormente difundido por el diario Miami Herald el 5 de julio del mismo año.

**** «El Plan de Respuesta Nacional es efectivo cuando promulgado, con un proceso de implementación durante el primer año…» http://www.dhs.gov/interweb/assetlibrary/NRPbaseplan.pdf

***** London Times, 24 September 2005