El Kurdistán tiene una superficie mayor que España y una población que casi llega a los cuarenta millones de habitantes. Los kurdos son un país sin Estado, llevan más de un siglo en lucha y a expensas de los designios internacionales. Ven negados sus derechos básicos, creando una situación inaceptable y que debe ser solucionado […]
El Kurdistán tiene una superficie mayor que España y una población que casi llega a los cuarenta millones de habitantes. Los kurdos son un país sin Estado, llevan más de un siglo en lucha y a expensas de los designios internacionales. Ven negados sus derechos básicos, creando una situación inaceptable y que debe ser solucionado cuanto antes.
Tres son los grandes problemas del Oriente Medio, el problema palestino, la cuestión kurda y la autodeterminación de los baluchis del Baluchistán.
El sentido nacional o la llamada cuestión kurda comienzan a tomar cuerpo a lo largo del siglo XIX, con la llegada de las ideas liberales que se extendían por toda Europa, lo que provoca que los kurdos comiencen a enfrentarse al poder central de Estambul.
Tras la caída del Imperio Otomano, las potencias occidentales prometen la creación del Estado del Kurdistán, como compensación por la lucha que tuvieron junto a franceses e ingleses en la Iº Guerra Mundial contra los turcos. Se firmó el Tratado de Sevrés en 1920 que les garantizaba el Estado kurdo.
Sin embargo, la consolidación de la revolución bolchevique y la creciente importancia del petróleo de Oriente Medio, hacen que no se cumpla la promesa a los kurdos y en cambio se aprueba el Tratado de Lausana (1923), en el cual se reconoce el Estado de Turquía, apoyando al general Kemal Attaturk para que haga de tapón frente al expansionismo soviético.
Esto significa que el Kurdistán queda repartido entre Siria con más de un millón de kurdos, Iraq con cinco millones, Irán con más de siete millones y Turquía con quince. Al mismo tiempo se crean comunidades kurdas en Georgia, Armenia y Azerbaiyán, produciéndose una diáspora por todo el mundo de más de tres millones de kurdos.
La comunidad kurda en Turquía representa el 20% de la población del país. El poder turco ha ejercido una persecución sistemática y racista. Ha hecho del Kurdistán una región subdesarrollada y alejada de toda modernidad, pues no ha invertido nada para favorecer su desarrollo.
El Kurdistán turco tiene el 70% de las reservas hídricas turcas, cuestión muy importante y que son usadas para producir electricidad para el país y para generar regadíos en otras zonas, sometiendo a esta región a la máxima pobreza y a un futuro sin esperanza.
Las infraestructuras al igual que la industria y el comercio son inexistentes. El desempleo alcanza el 50% de la población y la tasa de analfabetismo es la más alta de toda Turquía. Tres millones de kurdos han sido forzados a abandonar sus pueblos y el 40% de sus escuelas están cerradas. En los últimos treinta años de guerra en el Kurdistán turco se han producido más de 35.000 muertos
Los kurdos iraquíes son más de cinco millones de habitantes, es la única región del actual Iraq que puede considerarse tranquila, lo que ha llevado a una explosión económica muy importante en contraste con el resto del país.
En los tiempos de Sadam existían dos partidos kurdos el PDK y la UPK que no sólo se enfrentaban a los iraquíes, sino que eran frecuentes los enfrentamientos entre ellos. Prácticamente desde la guerra del Golfo promovida por Bush padre, en el Kurdistán se ha movido como una región autónoma, que ha provocado un fuerte desarrollo económico y de infraestructuras. Los kurdos iraquíes han hecho un modelo de Estado que tiene sus símbolos de soberanía, una constitución, un código legal, un parlamento, himno, bandera, lengua, moneda, canales de televisión y un ejército propio los famosos peshmergas.
El Iraq kurdo posee una gran capacidad de producción petrolera, y en su subsuelo hay unos 36 millones de barriles de reserva. Está pendiente la situación de la ciudad Kirkuk, que tiene más de un millón de habitantes pero que sobre todo produce 800.000 barriles de petróleo diarios, un tercio de la total la iraquí. Además posee esta zona unas inmensas reservas de agua y también es el depósito de sulfuro más grande del planeta, sustancia muy empleada en la elaboración de gases venenosos de uso militar.
La crisis kurda se debe a que Turquía acusa al PKK de continuos ataques a su país desde territorio iraquí. Esta es la versión oficial. La realidad es bien distinta y esta en la aprobación por parte del Senado norteamericano, en septiembre, de un proyecto que propone establecer el sistema federal en Iraq, con la creación de tres mini Estados, los kurdos en el norte con el 20% de la población, los sunitas del centro con el 25% de la población y el 55% restante para los chíes del sur. Todo bajo el paraguas del gobierno de Bagdad que solo se encargaría de las fronteras y de administrar los recursos del país.
Esta propuesta norteamericana intenta buscar una salida digna de los norteamericanos al desastre iraquí que ellos crearon, en vez de una retirada unilateral que significaría una huida humillante. Pero esta alternativa no es asumida por Turquía y por ninguno de los países de la zona.
El conflicto con el PKK y los turcos tiene ya muchos años. Desde 1991, las incursiones turcas han sido habituales y constantes y han contado con el consentimiento de Estados Unidos. El gobierno islamista turco de Erdogan sufre fuertes presiones por parte de la opinión pública y los poderes fácticos.
La apuesta militar turca va acompañada de una fuerte represión contra la población kurda en Turquía, produciéndose una exaltación del nacionalismo turco más reaccionario y rancio. Cuando las cosas van bien para el Kurdistán, Turquía siempre interviene militarmente.
El pánico turco al renacimiento de un Estado kurdo que pueda ser referencia para el resto de los kurdos, hace que actué de forma militar siempre. En este tema kurdo no está sola Turquía pues cuenta con el apoyo de Siria e Irán. Incluso Arabia Saudita apoya a Turquía con tal de impedir la federalización de Iraq, ya que haría aumentar la influencia de los chíes iraníes.
Turquía y el resto de los Estados implicado en la cuestión kurda junto con la comunidad internacional deben de reconocer el derecho de autodeterminación del Kurdistán. Sería conveniente la celebración de una conferencia internacional que intente dar una salida a la cuestión del Kurdistán, con un cese de hostilidades y la liberación de presos. La negociación política y la justicia que los kurdos piden y reclaman, es la única salida al conflicto.