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Los metales detectados en el cabello de los niños palestinos de Gaza indican la existencia de contaminación medioambiental

Fuentes: New Weapons Committee

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Muchos de los niños palestinos que siguen viviendo en condiciones precarias a ras del suelo en Gaza tras los bombardeos israelíes de la «Operación Plomo Fundido», presentan concentraciones de metales inusualmente elevadas en el cabello, lo que indica una contaminación medioambiental que puede dañar su crecimiento y salud debido a la exposición crónica a la misma. Este es el resultado de un estudio piloto dirigido por el Grupo de Investigación sobre Nuevas Armas (NWRG, por sus siglas en inglés), un comité independiente de científicos y expertos que tienen su sede en Italia y que estudian el uso de armas no convencionales y sus efectos a medio plazo en la población que vive en las zonas donde se produce una situación de guerra.

Esta investigación es continuación de una anterior, publicada por NRWG el 17 de diciembre del pasado año [http://www.rebelion.org/noticia.php?id=97253], por la cual el grupo informaba de la presencia de metales tóxicos en las zonas aledañas a los cráteres producidos por los bombardeos. Esas pruebas encontraron concentraciones anormales de metales tóxicos en dichos cráteres, indicando una posible contaminación del suelo que, combinada con las precarias condiciones de vida, especialmente en los campos de refugiados, podría provocar exposición cutánea, por inhalación y a través de los alimentos.

Con el nuevo estudio, el grupo se fijó el objetivo de verificar si las gentes de Gaza están actualmente contaminadas. El resultado es alarmante: aunque la cantidad excesiva de metales sea sólo dos o tres veces más alta que la encontrada en los cabellos sometidos a control, esos niveles pueden ser patógenos en situaciones de exposición crónica.

El estudio, que ha durado varios meses, analizó la presencia en el cabello de 33 metales mediante ICP/MS (un tipo de espectrometría de masas altamente sensible). El cabello es un buen indicador de presencia de contaminación y la Agencia para la Protección Medioambiental y la Agencia Internacional de la Energía Atómica recomiendan la investigación de la contaminación medioambiental a través de ese análisis.

NWRG examinó muestras de cabello de 95 personas que residen en zonas que fueron intensamente bombardeadas (como informó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente basándose en mapas de satélite), en su inmensa mayoría niños. En esa muestra había también siete mujeres embarazadas y cuatro heridos de los bombardeos. Los resultados han establecido que la distribución de contaminantes con metales en los tres lugares donde se realizaron las pruebas: Beit Hanun, Gaza-Zaitun y Laly Beith, es superior a la media y más del doble en 60 de las 95 personas que participaron en las pruebas.

En varias de las muestras se identificaron metales tóxicos o carcinógenos como cromo, cadmio, cobalto, tungsteno y uranio, mientras que en uno de los individuos heridos se midieron niveles inusualmente altos de plomo. En 39 de los examinados, la presencia simultánea de más metales y/o la presencia de metales carcinógenos han impulsado a los investigadores a recomendarles otros análisis y pruebas.

El problema ahora, explica la profesora Paola Manduca, es cómo eliminar las fuentes de contaminación: «La identificación de sujetos que presentan una carga alta confirmada y persistente de metales exige el traslado de las personas que viven expuestas a ese riesgo. Este último es el enfoque terapéutico favorito, en vista de la falta de pruebas sobre la eficacia y seguridad del tratamiento mediante quelación, sobre todo en los niños. Esta medida presenta serias dificultades en la situación actual de Gaza, donde la construcción y traslado de estructuras dañadas es difícil cuando no imposible, y representa realmente la mayor responsabilidad de aquellos que deberían remediar, en virtud del derecho internacional, los daños causados a las poblaciones civiles».

El estudio ha sido realizado por Mario Barbieri, CNR, y Maurizio Barbieri, Profesor de Geoquímica Medioambiental en la Universidad de La Sapienza de Roma y director del laboratorio ICP/MS, donde se llevó a cabo el análisis, junto con Paola Manduca, genetista. El estudio fue posible gracias a la cooperación sobre el terreno con la asociación Gazella, ONLUS [organización no lucrativa de utilidad social].

Para una consulta detallada de los análisis realizados, véanse los anejos sobre el estudio publicados en:

http://www.newweapons.org/?q=node/112

Contactos:

Fabio De Ponte

Tel. 347.9422957

Email: [email protected]

Página en Internet: www.newweapons.org

Fuente:

http://www.newweapons.org/files/comunicato_nwrg_20100317_eng.pdf