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Entrevista a Francisco Báez Baquet sobre la industria criminal del amianto (y II)

«Los posicionamientos de Rusia y e India, igual que los de otros países, no constituyen ninguna sorpresa. Año tras año siguen haciendo lo mismo»

Fuentes: Rebelión

Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado […]

Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado y destacado su obra. 

*** 

Nos habíamos quedado en esto. ¿En qué anda usted metido en estos momentos? ¿Libros, artículos, investigación? 

 Ultimo la preparación de un nuevo libro electrónico sobre la «conspiración de silencio» habida, en todo lo relativo a los efectos nocivos de todos los tipos de amianto. Se trata de una puesta al día de los datos y de las fuentes manejadas, recabando censar de forma más exhaustiva a todas las evidencias ya disponibles sobre dicho asunto, al tiempo que sigo reteniendo todos los datos y resultados de investigaciones, que ya fueron abordados en su día en mis anteriores escritos. Algunas de las «novedades» ahora sí consideradas, resultan ser remarcadamente bizarras. 

¿Me estoy olvidando de algo especialmente importante de lo que ha ocurrido últimamente?  

 Bueno, como últimas novedades surgidas recientemente, yo citaría a algunas cuestiones. Por ejemplo: se publicó la segunda parte del reportaje de «New Matilda», acerca del espionaje sufrido durante años por destacados miembros del activismo anti-amianto. En su momento, ya pude ofrecer una traducción al castellano, de dicha primera parte, poniéndola a disposición de mis habituales corresponsales hispanohablantes, que son muchos. Me gustaría poder hacer también lo mismo para con la segunda parte ya publicada, pero de momento solamente es un mero deseo, hasta que no pueda llegar a poder ocuparme de dicha cuestión.

Así podríamos citar también otras diversas cuestiones, como, por ejemplo, la utilización de amianto proyectado (tan peligroso, por tratarse de borra de asbesto, es decir, amianto friable de origen, no por friabilidad sobrevenida), en la fabricación de piscinas, etc. 

Una más, de las últimas. El siguiente proyecto de ley fue presentado por el parlamento vasco en el congreso de los diputados: http://www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/Congreso/Iniciativas?_piref73_2148295_73_1335437_1335437.next_page=/wc/servidorCGI&CMD=VERLST&BASE=IW12&FMT=INITXDSS.fmt&DOCS=1-1&DOCORDER=FIFO&OPDEF=ADJ&QUERY=%28125%2F000009*.NDOC.%29 El gobierno Rajoy la rechazó. ¿Sabe usted por qué? ¿Qué razones esgrimieron esta vez?

 Ahora tienen la excusa perfecta para no hacer nada: «No hay dinero. No se puede comprometer ninguna medida que presuponga incremento del gasto recogido en los Presupuestos. Hay que cumplir con nuestros compromisos de reducción del déficit público»… 

También de usted: Convenio de Rotterdam. http://www.lavanguardia.com/vida/20170502/422229211548/denuncian-asbesto-se-usara-indefinidamente-si-no-hay-control-internacional.html http://www.losandes.com.ar/article/exigen-a-todos-los-paises-que-prohiban-el-amianto-en-la-construccion-porque-produce-cancer ¿De qué convenio hablamos? ¿Cuándo se ha celebrado?

 Esto no es nuevo. El Convenio de Rotterdam, es aquel por el que los países que lo suscriben quedan obligados, en sus exportaciones, a recabar una autorización expresa por parte de los países receptores de determinados productos peligrosos, incluidos en una relación aprobada por una mayoría cualificada de esas naciones adheridas, que en la práctica se traduce en que pueda haber una exigua minoría de bloqueo.

Es lo que ha venido sucediendo en el caso del crisotilo o amianto blanco, en las sucesivas convenciones anuales, en las cuales los países que son grandes productores o grandes consumidores del mismo, bastan para configurar esa minoría de bloqueo.

Al haber abandonado Canadá la minería del asbesto, y al propio tiempo, haber insinuado reiteradamente que en sucesivas oportunidades se abstendría ya de seguir apoyando la exclusión del susodicho mineral en la lista, ello ha hecho albergar la esperanza de que por fin se alcanzaría la inclusión.

Pero eso es utópico, si los países pro-crisotilo consiguen incorporaciones «de refresco». Cada nación supone un voto, con independencia de su peso poblacional o territorial.

Un pequeño archipiélago de islotes perdidos en medio del océano, en donde el amianto prácticamente nunca llegó jamás, y donde tampoco cabe presuponer que, por lo menos durante mucho tiempo todavía, no llegará a ser importado, y sin embargo, de improviso su representante, en una maniobra «digna de toda sospecha», viene a alinearse con el susodicho grupo de bloqueo.

Si con motivo de la venta y cambio de uso de los terrenos en donde estuvo situada la extinguida fábrica de «Uralita» en Bellavista, ya se dijo «que por donde ahora circulan trenes, antes circularon maletines», aquí estaríamos también ante una situación sobre la que cabría también pronunciarse en términos parecidos.

Lo de ahora es una situación que, año tras año, con ligeras variantes, se sigue reiterando, pese al tufo pestilente que tales escenarios puedan mostrar.

Vertidos ilegales en Toledo. ¿Qué sigue pasando en Toledo? ¿Nos lo recuerda por favor?

Pues, sencillamente, que más de una década después de que se clausurara la fábrica de productos de amianto-cemento de la extinta empresa «Ibertubo», todavía subsiste el vertido ilegal de decenas de miles de toneladas de residuos generados por la susodicha empresa, y abandonados en terrenos tanto públicos como de propiedad privada, a unos 300 metros de viviendas en donde residen 23.000 personas. Al parecer, las distintas administraciones públicas concernidas por el problema, tratan de que sean las demás las que asuman la eliminación de los residuos, y sus correspondientes gastos. Algo, en suma, sumamente bochornoso y que posiblemente podría llegar incluso a resultar delictivo, si subsiste este clamoroso incumplimiento de los más elementales requisitos preventivos.

Denuncian a seis países por impedir calificar asbesto como sustancia peligrosa www.lavanguardia.com Primeras líneas de la información: «El asbesto, un producto químico cancerígeno, no formará parte de la clasificación de sustancias peligrosas del Convenio de Rotterdam debido a veto que han impuesto India, Rusia, Kirguizistán, Kazajistán, Siria y Zimbabue en la Conferencia de los Estados Partes de este tratado que se celebra en Ginebra….» ¿Cómo se entiende una cosa así? ¿Rusia, India oponiéndose a algo tan básico, tan esencial? ¿No tienen en cuenta sus gobiernos la salud de la población?  

 La cuestión ya la tenemos abordada en otra de anteriores preguntas. Los posicionamientos de Rusia y de India, así como los algunos otros más de los países mencionados, no constituyen ninguna sorpresa. Año tras año, siguen haciendo lo mismo.

Interesante reutilización del material radiológico procedente de estudios de cardiología: Araki T, Yanagawa M, Sun FJ, Dupuis J, Nishino M, Yamada Y, Washko GR, Christiani DC, Tomiyama N, O’Connor GT, Hunninghake GM, Hatabu H. Pleural abnormalities in the Framingham Heart Study: prevalence and CT image features. Occup Environ Med. 2017 May 3. pii: oemed-2016-104178. doi: 10.1136/oemed-2016-104178. [Epub ahead of print] Resumen en inglés: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28468931 ¿Nos lo explica? ¿Dónde reside el interés?  

 Se trata de que las imágenes radiológicas realizadas en el curso de estudios de cardiología, tengan un segundo uso y utilidad, al rastrear en ellas la tasa de patologías pleurales asbesto-relacionadas, como es el caso de las placas pleurales, el engrosamiento pleural difuso, los derrames pleurales, las atelectasias, las adherencias, las obliteraciones o el mesotelioma pleural, y prácticamente casi sin ningún coste adicional, puesto que lo principal ya está hecho. Ello permite profundizar en el reconocimiento de estos signos o síntomas patológicos, en poblaciones que en principio, y salvo que se pudiera llegar a demostrar lo contrario, parece ser que corresponden a personas que no han estado expuestas al asbesto, ni laboral, ni medioambientalmente. Eventualmente, todo eso puede conducir al reconocimiento de exposiciones, laborales o no, que inicialmente no estaban reconocidas, lo cual, evidentemente, sería muy importante.

Una carta y su respuesta: «Bonjour Voici notre dernière édition d’Alerte Amiante en PDF. Vos critiques et suggestions pour d’autres sujets à aborder dans nos prochaines éditions seront appréciées! Dans notre prochaine édition de juin, nous comptons aborder la question des femmes, victimes elles-mêmes de l’amiante ou endurant la maladie ou de la mort d’un de ses proches. Nous accueillerons très volontiers vos contributions ou témoignages. Avec mes meilleures salutations François Iselin (CAOVA)

Su respuesta: Gracias, François. Aludo ahora a mi trabajo: Amianto y Género / «Rebelión». 10-03-2015 / http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196300  

¿Amianto, género? ¿Nos recuerdas las coordenadas cenrales del asunto?

 Se trataba de un artículo mío, en el que pasaba una revisión a la relación existente entre patologías asbesto-relacionadas y la exposición de las mujeres; por ejemplo, aludiendo al caso del mesotelioma en embarazadas, en el que lo que están en juego son dos vidas: la de la propia afectada, y la de su hijo en gestación. Un repaso de la bibliografía existente, y de otras fuentes, permiten hacerse una idea general del asunto, en sus múltiples facetas (lavado de la ropa de trabajo, en el domicilio, mesotelioma familiar, trabajo femenino en minas y factorías, etc., etc.).

Ya ha sido suficiente por hoy. Muchas gracias por tu generosidad. Me olvidaba: ¡feliz cumpleaños! ¿Cuántos ha cumplido si no es indiscreción? ¿Me permite una pregunta alejada del tema del amianto? ¿Qué sentido va teniendo su vida si me permite una pregunta así? Incluso más en general, desde su edad y experiencia, ¿cómo concibe la vida humana

Imagino que de alguna forma se ha debido de deslizar algún malentendido en nuestro diálogo, porque mi cumpleaños lo tengo en el 10 de agosto. En el último, hace ya algo más de 9 meses, cumplí 79 años, así que el próximo, dentro de algo menos de 3 meses, corresponderá a los 80.

Lo siento, ¡qué torpeza la mía! 

Me pregunta sobre el sentido de mi vida. Creo que eso deberían de ser más bien los demás los que lo señalaran. En más de uno de mis empeños, inicialmente me vi impulsado por la mera presión social de las circunstancias, aunque, una vez tomada una decisión, siempre he procurado ser coherente.

Y lo ha sido. ¡Y de qué manera! 

Ingresé en la empresa Uralita, en el año 1962. Hasta el año 1969 no tuve casual conocimiento de los efectos cancerígenos del amianto. Traté de alertar a mis compañeros de representación sindical, varios años después, pero hasta que mi aviso no quedó confirmado por los textos que nos llegaron desde los compañeros de Getafe y de Cerdanyola, no se emprendió actividad reivindicativa alguna sobre dicho asunto, en los años 1976-77. Ahí hubo primero una labor previa, que no se exteriorizaba.

En Uralita permanecí hasta el año 1985, en el que pasé a trabajar en una empresa del mismo Grupo, en la que no se utilizaba el amianto. Previamente, yo había difundido por Televisión Española los datos, tomados de la tesis doctoral del médico de empresa de la fábrica de Sevilla, correspondientes a la tasa de mortalidad por enfermedades asbesto-relacionadas, de los trabajadores de dicha factoría.

Desde 1977, mi actividad cotidiana incluye la adquisición diaria de algún nuevo conocimiento acerca del amianto y de sus efectos nocivos, procurando que se traduzcan en herramientas reivindicativas, conforme a como las circunstancias lo han ido permitiendo y propiciando.

Teoría y práctica decíamos hace tiempo. 

En cuanto al sentido que la vida pueda tener para mí, en sentido general, creo que cualquier meta que desborde, de algún modo, a lo meramente humano en nuestro hogar como especie, es utópica. El Universo es algo cuya verdadera magnitud, tanto espacial como temporal, quizás algunos no terminan de asimilar, o al menos así parece. Cualquer afán de voluntario protagonismo humano, a esa escala, parece ridículo. Solamente tiene sentido tratar de modificar aquello que podamos controlar, siquiera sea mínimamente, y además, con suma prudencia.

Mil gracias querido amigo. Le volveré a molestar más pronto que tarde.

No molesta. A su disposición.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.